De un gobierno y de un congreso
corruptos, que bailan al ritmo que les imponen los patrones y dueños de éste
país, no podemos esperar ninguna buena reforma, ni laboral, ni educacional, ni
de ningún tipo. Eso lo sabemos los explotados y excluidos, pero hemos sido lentos
en combatir la reforma laboral; éste nuevo atentado a nuestros derechos
En el último tiempo,
desde el ‘otro’ país -aquel de los grupos mantenedores y reformadores del sistema
de dominación y explotación, de la derecha económica y política-, se ha anunciado
un sinfín de cambios al trucho proyecto de reforma laboral emprendida por el
gobierno de la Nueva Mayoría (NM). En un juego político que más parece una
comedia, el gobierno propone un limitado ajuste a su maneado proyecto y, a
continuación, la derecha se lo cercena, dejando al conjunto de aquella propuesta
peor que antes y así sucesivamente; cuento corto, el esperpento oficial apenas
se puede mantener en pie, llegando a ser incluso peor que el plan laboral impuesto
a sangre y fuego bajo la dictadura cívico-militar y que hoy está plenamente
vigente.
En un contexto donde está políticamente
sobrerrepresentada y más que tolerada por sus supuestos contrincantes, no
resulta extraño que la derecha practique descaradamente la política del tejo
pasado, jugándose a fondo para que nada venga a trastocar las bases del sistema
capitalista que fuera reformulado durante la dictadura. Por su parte, el grupo
de mantenedores del sistema de dominación, que es lo que en realidad es la NM, prosigue
su práctica gatopardista.
El
sainete de la reforma laboral-patronal
A fines de abril pasado, la rémora dictatorial denominada Tribunal Constitucional (TC) emitió su decisión sobre el requerimiento presentado por diputados y senadores de la derecha en contra de cuatro
aspectos de la reformita de marras, declarando
inconstitucional, entre otras materias, la titularidad sindical.
Ahora, ¡ojo!, tal titularidad –entendida como la no concurrencia en pie de igualdad en el
mismo espacio entre el sindicato y el denominado grupo negociador- y aunque no
lo creamos, siendo un problema acuciante para el sindicalismo en Chile, no
requiere para su solución de una nueva constitución. Requiere –vaya sorpresa-
de la sola y propia decisión del gobierno –el mismo que hace gárgaras con la
titularidad sindical todos los días. Y es la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa –una buena amante de las políticas
del gobierno en materia laboral- la que se encarga de levantar una leyenda: “es
necesaria un cambio de la constitución para ello”; ¡Na’ que ver!
También se pedía declarar inconstitucional
la extensión de beneficios a los trabajadores no sindicalizados. En este punto,
el TC acogió la petición parcialmente, solo declarando inconstitucional el
extender los beneficios a los nuevos afiliados al sindicato.
Con o sin grupos negociadores, los
trabajadores chilenos seguirán en la más absoluta debilidad mientras no
negocien por rama y no exista derecho de huelga efectiva. Ambas cosas –dicho
sea de paso- no se consagran en la reforma de la NM ni por asomo: no hay más
que negociación en la empresa, y la huelga será con “adecuaciones necesarias”
–la que solo en el mundo jurídico “paralelo” de la ministra del trabajo Rincón
no es reemplazo en la huelga.
Durante junio pasado, la NM se dio tres vueltas
en torno a su reformita laboral-patronal: 1°, dejó fuera de todo interés la titularidad sindical y sus cofrades del congreso acordaron
suspender la tramitación del veto presidencial; 2°, el 17, debido a la decisión
del TC y al no lograr apoyo de la oposición para aprobar una reforma
constitucional que permitiera revertir el fallo adverso del tribunal en
relación a este proyecto, Bachelet decidió vetar parcialmente la iniciativa. En
esa oportunidad, el oficioso ministro Díaz juró que pese a todo los
trabajadores contarían con “huelga efectiva, piso para la negociación, más
información para el ejercicio de sus derechos colectivos y con una extensión
pactada de beneficios”; 3°, el 22 de dicho mes, el senado aprobó finalmente aquel veto que terminó por suprimir
los pocos beneficios de dicha propuesta laboral, dejándolo en condiciones de
ser revisado por el omnipotente y consentido TC -el ariete de la derecha para
embestir cualquier cambio que tibiamente ponga en riesgo las bases del sistema-,
para posteriormente ser promulgado por Bachelet.
En esta última votación, con los votos de
los parlamentarios del bloque oficialista y la abstención de sus pares de la
oposición, se respaldó la iniciativa presidencial que ya había sido despelucada
frente al TC.
¿Y cuál
es la dura de la reforma laboral?
En rigor, en todo esto de la reforma
laboral –y en general, en todas las reformitas llevadas adelante por la NM- no existe
voluntad política alguna de llevarla hasta sus últimas consecuencias por parte
de un gobierno al que – por si alguien se le olvida- la CUT y su presidenta
comprometieron “entusiastamente” sus votos.
De parte de la NM, no cabe esperar voluntad
política y responsabilidad para con los trabajadores y sus derechos colectivos.
No lo hicieron antes, cuando sus muchachos conformaban la Concertación, ni
ahora que se hacen llamar ‘Nueva’ ‘Mayoría’, pero gobiernan igual para la misma
minoría.
En esta hora, en que es urgente defendernos
de un duro manotazo a los escasos derechos que nos van quedando a los/as
explotados/as de éste país, sólo podemos confiar en las fuerzas del conjunto de
los trabajadores, potenciados estos por su franja más radicalizada, y exigiéndoles
un mayor protagonismo y liderazgo al sindicalismo verdaderamente clasista.
Debemos sumar a más y más sectores afectados por la ya penca situación laboral,
llevando adelante una lucha amplia y efectiva en contra de nuestros poderosos,
pero charlatanes enemigos: la bola de corruptos de la NM, el empresariado coimero
y la derecha venial. Por cierto que debemos buscar aliados entre los frentes sociales
hoy movilizados: los estudiantes, los pobladores, aquellos que luchan contra la
destrucción de nuestros entornos y formas de vida.
Nuestro llamado es a que juntos, los
pueblos y los/as trabajadores/as de Chile, avancemos por la senda de la lucha
clasista y sin cuartel contra nuestro enemigo común, lucha que abarca la
demanda por una situación laboral que dignifique y dé respuesta efectiva a la demanda
por una vida mejor para millones de explotados/as y sus familias. Recobran así importancia
los ejemplos heroicos de Rodrigo Cisterna, de Juan Pablo Jiménez, de Marco
Cuadra y de Nelson Quichillao; de todos/as aquellos/as que han luchado sin
transar en estos 26 años de democracia gorila.
¡Ningún Acuerdo o Reforma a
Espaldas
de los Pueblos y l@s Trabajador@s!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán
Libres!
Colectivo Acción Directa CAD -Equipo
Sindical
Julio 13 de 2016
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