Luego del
asesinato de dos hombres negros a manos de la policía yanqui, se vino una
violenta respuesta por parte de otro hombre negro, harto del desangramiento
casi cotidiano de su gente. Pero, entonces, esta reacción se pasa a considerar ‘terrorista’,
no así el genocidio cometido por la racista fuerza policial en contra de negros
e hispanos desde hace mucho tiempo
Este martes 5, un hombre negro perdió la
vida a manos de la Policía en Luisiana (Estados Unidos). Se llamaba Alton Sterling.
A
Sterling, de 37 años, los policías le dispararon varias veces en el pecho y la espalda a las
puertas de una tienda en la localidad de Baton Rouge, donde solía vender
discos. Murió al poco tiempo y un testigo grabó un vídeo del mortal tiroteo.
Sterling
pasaba a formar parte de la extensa lista de hombres y mujeres negros
asesinados por agentes policiales. Esta persona era hijo, hermano y padre de cinco niños. “Los individuos implicados
en su asesinato se llevaron a un hombre de quien dependían a diario cinco
criaturas”, cuenta Quinyetta McMillan, madre de uno de los hijos de Sterling.
Philando Castile y su madre |
Pero,
no pasó mucho tiempo sin que no fuera asesinado otro hombre negro. Al día
siguiente, moría de varios disparos Philando
Castile, también de piel oscura, y también a manos de la policía.
Castile,
un afroamericano de 32 años de Falcon Heights (Minnesota), falleció la noche
del miércoles abatido por los disparos efectuados por un agente de policía que
lo había detenido porque su vehículo tenía –supuestamente- un foco trasero roto.
En el vídeo, que su novia transmitió en directo, se le ve agonizar mientras el deshumanizado policía sigue apuntando su pistola y la mujer relata su versión de los hechos.
En el vídeo, que su novia transmitió en directo, se le ve agonizar mientras el deshumanizado policía sigue apuntando su pistola y la mujer relata su versión de los hechos.
Philando
Castile y Alton Sterling simplemente fueron ejecutados sumariamente, entrando a
formar parte de una estadística maldita que logró sacudir la conciencia
nacional a raíz del llamado caso Ferguson -en Missouri- hace dos años, un
incidente que provocó indignación y fuertes altercados.
Y
ahora también se produjo una gran reacción entre la comunidad afro-americana de
EE.UU. En varias ciudades de la unión miles de personas se echaron a las calles
para protestar —una vez más— en contra de la violencia policial, y la represión
racista desatada por el Estado imperial.
Entonces,
vino la reacción violenta frente a tanto abuso. Este viernes 8, un francotirador,
en medio de una manifestación contra la violencia policial en Dallas
(Texas, EEUU) - convocada en memoria de Alton Sterling y Philando Castile-, disparó
desde posiciones elevadas contra efectivos de la policía local. Cinco policías resultaron
muertos y otras ocho personas fueron heridas –siete agentes y un civil.
La
policía ya ha identificado a un sospechoso del tiroteo contra las fuerzas
represivas, Micah Xavier Johnson (25 años), que estuvo en Afganistán con el
Ejército de EE.UU. entre noviembre de 2013 y julio de 2014, según medios
locales. Johnson, un hombre negro de 25 años, también formaba parte de la
reserva del Ejército estadounidense, según ha informado la cadena NBC. La policía
le mató cuando estaba atrincherado, con el novedoso uso de un robot-bomba.
Antes de morir, Johnson habría señalado que quería matar a "policías
blancos" y negó pertenecer a algún grupo político o religioso.
La
prensa amarilla y oficial yanqui no tardó en teñir de “terrorista” la desesperada respuesta del francotirador
anti-policía.
Al
otro lado del Atlántico, en Polonia, donde se encuentra coordinando las guerras
de intervención y los sabotajes perpetrados por la OTAN, Barack Obama intento
igualar la balanza de las acciones violentas, afirmado “que todos los
estadounidenses deben estar preocupados por estos sucesos”. "Cuando
ocurren incidentes como estos, hay gente que siente que no se la trata igual a
causa del color de la piel. Esta no es una cuestión blanca, no es una cuestión
hispana, es una cuestión estadounidense", indicó el líder de la potencia
imperial en una rueda de prensa televisada desde Varsovia.
Es
decir, la cabeza del imperio, un hombre negro, intenta obviar siglos de
desigualdad y racismo que han afectado a su propia gente, inequidad que no se
resolverá sólo con buenos deseos o haciendo la vista gorda a la criminal y
terrorista muerte de personas negras e hispanas a manos de las fuerzas
policiales estadounidenses. Y todo ello en un país –en una sociedad violentísima-
donde, desde 1970, 1,45 millones de personas han muerto por o a causa de armas de fuego; es decir, una
cada 16 minutos.
Colectivo Acción Directa Chile –Equipo
Internacional
Julio 8 de 2016
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