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jueves, 30 de junio de 2016

EL PS OLVIDA A LOS CAIDOS, PERO NO SUS COMPAÑEROS


“El PS olvida a Carlos Lorca, no sus compañeros”

Por Roberto Ávila Toledo
En El Clarín –public. 26/6/16

No estoy enojado, estoy triste cuando escribo estas líneas. Hace algunos días se hizo público que la querella interpuesta por el Partido Socialista por la desaparición de Carlos Lorca y sus compañeros había sido declarada abandonada por el ministro en visita que investiga los hechos.

Llegado el momento procesal de la acusación, los querellantes particulares, en este caso los familiares y el PS, debían adherir a la acusación del Juez en contra de cinco oficiales de la DINA o presentar una acusación propia, como no se hizo ni lo uno ni lo otro el tribunal declaró abandonada la acción del PS mencionando explícitamente que la acción había sido interpuesta por Isabel Allende Bussi. El PS queda para siempre fuera del proceso.

La inactividad procesal es injustificable por cuanto la acusación del juez es una resolución que se notificó por cédula, es decir; un receptor judicial deja una copia en la oficina del abogado querellante y habitualmente en estos casos se cuidan de dejarla en manos de persona adulta de la cual recogen nombre y cédula de identidad. No pudieron dejar de enterarse de la resolución.

Pero eso no es todo, asumí en esta causa como abogado querellante en representación de un hermano de Carlos Lorca el economista Raúl Horacio Lorca. Acudí durante varias semanas seguidas a estudiar el expediente, que ya consta de más de treinta tomos y que para vergüenza de la judicatura se extiende por más de cuarenta años, 25 de ellos en democracia.

En un momento necesité comunicarme con los abogados querellantes del PS. En el Tribunal me enteré que hacía muchos años que no aparecían por allí. Tampoco había registro alguno de actuaciones en el proceso.

Advirtiendo que el ministro Miguel Vásquez actuaba con la mayor diligencia y que era presumible un cierre pronto del sumario me apersoné en el PS, París 873, y me entrevisté con la jefa de gabinete de la presidenta de la colectividad. Le dejé una carpeta (color celeste) con antecedentes y advirtiéndole que el proceso estaba abandonado y que era imperioso nombrar nuevos abogados, porque estaba el riesgo de que se declarará abandonada la acción, por último les señalé que si no había nadie me ofrecía voluntaria y gratuitamente a evitar el previsible abandono de la querella, ya no estoy por propia voluntad en el padrón del PS pero mis ideales están intactos. Nunca recibí respuesta.

Primero se pretendió dar una explicación burda, que estaban estudiando interponer recursos, de una resolución que es del 8 de marzo, pero luego la dirección del PS se excusó ante los familiares reconociendo la realidad de los hechos.

Carlos Lorca era un joven médico de menos de treinta años que lideraba la Juventud Socialista. Un intelectual riguroso de vida austera, que ganó en las parlamentarias de marzo del 73, venciendo muchas adversidades, una diputación por Valdivia. Transformó a la JS de una convergencia de grupos desordenados en una organización nacional, firme y disciplinada, cuya pantalones largos se demostraron en los trabajos voluntarios de Cabildo. Era tal la seriedad de la JS, quizás más que la del propio partido adulto, que el general Carlos Prats estableció una relación privilegiada con Lorca.

Luego del golpe militar formaba parte de la dirección clandestina del PS que encabezaba el dirigente Exequiel Ponce, junto al joven economista Ricardo Lagos Salinas, Ariel Masilla y un grupo de mujeres jóvenes y valientes como Michelle Peña, Clara Rubilar y Rosa Solís, entre otros. En junio de 1975 las inmisericordes redadas de la DINA lograron secuestrar a estos dirigentes. En Villa Grimaldi hubo grandes celebraciones por haber conseguido lo que durante casi dos años habían perseguido con entusiasmo digno de mejor causa.

Ese fervor homicida tenía causa muy concreta: Exequiel Ponce había sido jefe del frente interno del PS, el que combatió en La Moneda, el Ministerio de Obras Públicas, el SII, el Banco del Estado, Indumet, Luchetti y la Legua el 11 de septiembre. Un análisis militar de lo ocurrido deja a los militares con papeles vergonzosos, como el ataque de nervios que tuvo el entonces coronel Medina Lois cuando vio al primer militar caído. El frente interno del PS combatió con heroísmo ese día 11 de septiembre, salvo uno de sus dirigentes que se asiló tempranamente y término siendo embajador de Ricardo Lagos Escobar.

Estos compañeros lucharon en medio de las peores adversidades, el “viejo” Ponce fue arrestado mientras arrendaba una pieza en una pensión. Faltaba de todo, pero no coraje.

El PS actual los abandonó, no sus compañeros. Hay un registro histórico de su actuar en notables libros del periodista Juan Azúa y en varios artículos del historiador Edison Ortiz.

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