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miércoles, 3 de enero de 2018

POR EL CRIMEN DEL CRO. MIGUEL ENRIQUEZ AÑADEN OTRA DECADA DE CARCEL AL GENOCIDA KRASSNOFF


El compañero Miguel Enríquez Espinosa, líder del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, cayó el 5 de octubre de 1974 en desigual combate contra un impresionante cerco de fuerzas combinadas de FF.AA. y de orden, el que incluyó tanquetas y un helicóptero. Le acompañaban su compañera, Carmen Castillo (embarazada), Humberto Sotomayor y José Bordas. La tropa de sicarios era dirigida por el criminal Krassnoff Martchenko, que acumula a la fecha más de 400 años de presidio por sus delitos de lesa humanidad

Este miércoles 3, el poder judicial dio a conocer que el ministro en visita extraordinaria para causas para violaciones a los DD.HH. de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, condenó a tres chacales de la nefasta Dirección de Inteligencia Nacional DINA (verdadera Gestapo de la dictadura cívico-militar) por su responsabilidad en el delito de homicidio calificado del dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR MIGUEL ENRÍQUEZ ESPINOSA. Tal ilícito fue perpetrado el 5 de octubre de 1974, en la calle Santa Fe 725 de la comuna de San Miguel, en Santiago.

En su resolución, el ministro Carroza condenó al funestamente célebre Miguel Krassnoff Martchenko (alias ‘Caballo Loco’) a la pena de 10 años y un día en calidad de autor del delito descrito, pena que se agrega a continuación de las que ya cumple en el penal-hostal de Punta Peuco. 

En tanto, Teresa del Carmen Osorio Navarro y Rodolfo Concha Rodríguez fueron condenados como cómplices a 3 años y un día cada uno, pero el juez –muy injustamente- les otorgó el beneficio de la libertad vigilada. Además, en lo que implica otro desacierto, el peligroso dino César Manríquez Bravo resultó absuelto, pese a las varias pruebas que lo incriminan en ésta causa. 

En la etapa de investigación, el ministro en visita logró determinar los siguientes hechos:

El genocida Krassnoff durante la reconstitución de escena
del crimen de Miguel, julio de 2016
"El día 5 de octubre de 1974, cuando Miguel Enríquez Espinosa se encontraba en la vivienda que era utilizada como casa de seguridad dada su condición de clandestinidad, en la calle Santa Fe N° 725, en la comuna de San Miguel, junto a su pareja Carmen Castillo Echeverría y otros dos integrantes del MIR, José Bordas Paz y Humberto Sotomayor Salas, cerca de las 13:00 horas, agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), sin contar con un respaldo justificativo, se apersonaron en el lugar, lo acordonaron y desplegaron un numeroso contingente de dicha organización y de Carabineros en toda la manzana, toda vez que seguimientos le permitieron ubicar el domicilio donde residía Enríquez temporalmente, y sin exhortarlos previamente a entregarse para ser detenidos, iniciaron una ofensiva armada contra los moradores del inmueble, que lleva a éstos a responder desde el interior, aunque en el curso de la refriega se percatan de la imposibilidad de hacerles frente, debido al número de agentes que utilizaban los servicios de seguridad y al poderío de las armas empleadas, y resuelven huir por las techumbres de las casas colindantes, cuestión que logran Sotomayor Salas y Bordas Paz, pero no así Enríquez Espinosa, quien es herido e intenta previamente, antes de tomar la misma decisión, asegurar la suerte de su compañera Carmen Castillo Echeverría, quien se encontraba embarazada y herida, pero luego cuando lo hace es sorprendido por los agentes que se encontraban cubriendo la calle lateral, quienes le disparan y es abatido en el patio de un inmueble vecino".

La verdad del enfrentamiento del 5 de octubre de 1974

Si bien el ministro Carroza expone antecedentes variados y contrastados por diversas fuentes respecto de la muerte de Miguel, la verdad es que el líder del MIR se enfrentó sin bajar la guardia y hasta morir frente a sus enemigos, puesto que le asistía la certeza que de caer en las garras de las fuerzas dictatoriales igualmente sería asesinado.

Pero señalemos los hechos reales que se vivieron aquel trágico 5 de octubre, que acarrearon la pérdida de uno de los más valiosos líderes de la causa popular y revolucionaria en el Chile bajo dictadura.

Cerca de las 13:00 del 5 de octubre de 1974, Carmen Castillo llegó hasta la casa donde se refugiaban junto a Enríquez y Humberto ‘Tito’ Sotomayor desde hacía menos de un año, ubicada en la calle Santa Fe 725, San Miguel.

Los dirigentes del MIR, a los que acompañaba en la ocasión José Bordas Paz, el Coño Molina, quemaban documentos y tenían sus armas a la mano: autos sospechosos habían merodeado por la casa durante la mañana.

En efecto, al sector llegaron tres vehículos. En uno de ellos llevaban a Cecilia Jarpa, enlace de Miguel Enríquez, torturada y amarrada. En los otros autos iban, entre otros, Moren Brito, el teniente Miguel Krassnoff, y el agente civil Osvaldo Romo. Con el tiempo, los tres quedarían registrados entre los agentes más crueles, a pesar de que los dos primeros se intentaron siempre mostrar como meros “analistas” de la DINA. Minutos más tarde, la tropa de dinos abría un nutrido fuego contra los resistentes que se encontraban al interior de la morada de la calle Santa Fe. Sin embargo, los sicarios encontraron una dura respuesta armada desde su interior, por lo que tuvieron que solicitar refuerzos (que llegaron a las 14:00): más agentes, de la misma DINA, de carabineros, uniformados, más vehículos, una tanqueta y la participación de un helicóptero.

Pasados unos veinte minutos desde el inicio del intercambio armado, esquirlas de una granada hirieron a Carmen Castillo en varias partes del cuerpo –quien quedó seminconsciente y con una profusa hemorragia- y una alcanzó también a Miguel.

Por el aire sobrevolaba un helicóptero. El intercambio de disparos continuaba. La refriega duró casi dos horas. Cerca de las tres de la tarde, Miguel Enríquez salió de la casa para intentar subir a un muro de la casa contigua de calle San Francisco 5959. Ese fue el momento de su muerte, alcanzado por una decena de disparos.

Carmen Castillo recuerda que algunos vecinos escucharon que Miguel gritó: “¡Paren el fuego, aquí hay una mujer herida embarazada!”. Por cierto, los represores hicieron caso omiso al llamado y siguieron disparando.

De la infernal balacera sólo salvaron con vida Sotomayor y Bordas, que escaparon por el fondo de la vivienda y luego por los techos vecinos.

Carmen quedó herida tirada en el suelo dentro de la casa. Al entrar, Moren Brito la pateó. Ella no se explica por qué la dejaron tirada y no se la llevaron. Había perdido mucha sangre. La DINA y los refuerzos se retiraron. Romo se llevó un recuerdo que luego comenzó a mostrar a los prisioneros en los recintos clandestinos: el reloj de Miguel Enríquez. El “guatón” Romo fue uno de los que más robó a las víctimas que iban cayendo.

Un vecino del sector, Manuel Díaz, buscó una ambulancia y llevó a Carmen Castillo al Hospital Barros Luco; eso le salvó la vida. Desde allí la DINA la llevó a la fuerza al Hospital Militar, hasta donde llegó el mismo Manuel Contreras –jefe de la DINA- y Krassnoff.

Carmen saldría del país tiempo después rumbo a Gran Bretaña, donde nació su hijo, Miguel Ángel, que lamentablemente moriría a poco de nacer debido a las secuelas de lo acontecido a su madre aquel luctuoso día de octubre.

Su caída en combate encontraba a Miguel Enríquez muy joven, a los 30 años de edad, empeñado en una labor que había comenzado con la fundación del MIR, el 15 de agosto de 1965: hacer la revolución social en Chile, combatiendo sin cuartel a los enemigos del pueblo que se habían entronizado en el poder mediante un cruento golpe de Estado militar y que sometían al país por la fuerza y el terror.

Como lo señalara su compañera, Carmen Castillo, Miguel cayó en un “acto de resistencia del hombre libre que combate y muere”.



¡Ni Olvido Ni Perdón: Verdad, Justicia y Memoria!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!


Colectivo Acción Directa CAD –Chile
Enero 3 de 2018

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