Nota CAD: A raíz de la bulla levantada por un eventual apoyo a la candidatura del derechista-empresario Piñera por parte del BM, desfavoreciendo en su ranking a la economía chilena del último lustro, digamos que desde siempre las instituciones financieras internacionales han discriminado en favor de gobiernos de derecha y dictaduras, tanto en sus acciones como en el otorgamiento de créditos. ¿O alguien creía que las IFI, los “cancerberos del dólar” al decir del Che, eran neutrales, objetivas? De muestra, un botón
“El apoyo del Banco Mundial y del
FMI a las dictaduras”
Después
de la segunda guerra mundial, en un número creciente de países del Tercer Mundo
las políticas aplicadas volvían la espalda a las viejas potencias coloniales.
Esta orientación se encontró con la firme oposición de los gobiernos de los
grandes países capitalistas industrializados, que ejercían y ejercen una
influencia decisiva sobre el Banco Mundial y el FMI.
Los proyectos del Banco tenían un fuerte contenido político: se debía poner un
dique al desarrollo de movimientos que cuestionasen la dominación ejercida por
las grandes potencias capitalistas. La prohibición de tener en cuenta las
consideraciones «políticas» y «no económicas» en las operaciones del Banco, una
de las más importantes condiciones de sus estatutos, ha sido sistemáticamente
soslayada. La parcialidad política de
las instituciones de Bretton Woods ha quedado demostrada por el apoyo
financiero brindado a dictaduras, en particular las que han asolado a Chile,
Brasil, Nicaragua, Congo-Kinshasa y Rumanía.
Vientos de fronda
anticolonial y antiimperialista en el Tercer Mundo
Después de 1955, el espíritu de la Conferencia
de Bandung |1| Indonesia) sobrevolaba gran parte del planeta. Era la
continuación de la derrota francesa en Indochina (1954) y precedía la
nacionalización del canal de Suez por Nasser (1956). Luego vendrían la
revolución cubana (1959) y la argelina (1954-1962), el relanzamiento de la
lucha de emancipación de Vietnam. En un parte creciente del Tercer Mundo, las
políticas aplicadas volvían la espalda a las antiguas potencias coloniales. Se
notaba una tendencia a la sustitución de importaciones y al desarrollo de
políticas volcadas al mercado interno. Esta orientación encontró la firme
oposición de los gobiernos de los grandes países capitalistas industrializados,
que tenían y tienen una influencia decisiva sobre el Banco Mundial y el FMI. Irrumpió una ola
de regímenes nacionalistas burgueses que seguían políticas populares (Nasser en
Egipto, Nehru en la India, Perón en Argentina, Goulart en Brasil, Sukarno en
Indonesia, Nkrumah en Ghana, etc.) y de gobiernos con orientación
explícitamente socialista (Cuba, China popular).
En este marco, los proyectos del Banco
Mundial tenían un fuerte contenido político: poner un dique al desarrollo de movimientos
que cuestionasen la dominación ejercida por las grandes potencias capitalistas.
Poder de intervención del
Banco Mundial en las economías nacionales
Desde los años 50, el Banco tejió una red
de influencias que le sería de gran utilidad más tarde. Uno de sus objetivos
fue promover la demanda de sus servicios en el Tercer Mundo. La influencia que
tenía en ese momento provenía en gran parte de las redes de agencias que había
establecido en los Estados que se constituirían en sus clientes y, al mismo
tiempo, sus deudores. El Banco llevó a cabo una verdadera política de
influencias para mantener su red de préstamos.
A partir de la década de 1950, uno de los
primeros objetivos del Banco fue la «construcción de instituciones», que con
frecuencia adoptó la forma de creación de agencias paragubernamentales dentro
del país cliente. |2| Estas agencias se fundaron de tal manera que fuesen
financieramente independientes de sus gobiernos y estuvieran fuera del control
de las instituciones políticas locales, en especial de los parlamentos
nacionales. Constituyeron enlaces naturales del Banco, al que le debían mucho,
comenzando por su existencia, y en ciertos casos su financiación.
La creación de tales agencias ha sido una
de las estrategias más importantes del Banco Mundial para insertarse en las
políticas económicas de los países del Tercer Mundo.
Operando según sus propias reglas (con
frecuencia elaboradas siguiendo las sugerencias del Banco), plenas de
tecnócratas simpatizantes puestos y apoyados por el Banco, estas agencias
sirven para crear una fuente estable y digna de confianza para aquello que el
Banco necesita: propuestas de préstamos «viables». Proporcionan también al
Banco unas bases de poder paralelo mediante las cuales éste ha sido capaz de transformar
las economías nacionales, y de hecho, sociedades enteras, sin los
procedimientos que requieren debate y control democrático.
El Banco fundó en 1956, con un importante
apoyo financiero de la Fundación Ford y de la Fundación Rockefeller, el Instituto
de Desarrollo Económico (Economic Development Institute), que ofrece
estadías de formación de seis meses a delegados oficiales de los países
miembros. «Entre 1956 y 1971, más de 1.300 delegados oficiales pasaron el
Instituto, y cierto número de ellos ya habían alcanzado la posición de primer
ministro, o de ministro de Planificación o de Finanzas.» |3|.
Las implicaciones de esta política son
inquietantes: el estudio del International Legal Center (ILC) de Nueva
York de la actividad del Banco en Colombia entre 1949 y 1972 concluye que las
agencias autónomas establecidas por el Banco han tenido un impacto profundo
sobre la estructura política y sobre la evolución social de la región entera,
debilitando «el sistema de partidos políticos y minimizando las funciones de
los poderes legislativo y judicial».
Podemos considerar que, desde los años 60,
el Banco estableció unos mecanismos únicos y novedosos con vistas a una
intervención continua en los asuntos internos de los países deudores. Pero el
Banco niega rotundamente que tales intervenciones sean políticas: al contrario,
insiste en el hecho de que su política no tiene nada que ver con las
estructuras de poder y que los asuntos políticos y económicos son cuestiones
independientes.
La política de préstamos
del Banco Mundial está influenciada por consideraciones políticas y
geoestratégicas
El artículo IV sección 10 estipula: «El
Banco y sus responsables no interferirán en las cuestiones políticas de ningún
miembro y les está prohibido dejarse influenciar en sus decisiones por el
carácter político del miembro o miembros concernidos. Sólo las consideraciones
económicas pueden influir sobre sus decisiones y estas consideraciones serán
consideradas sin prejuicios, a fin de alcanzar los objetivos [fijados por el
Banco] estipulados en el artículo I.»
A pesar de esto, la interdicción de tener
en cuenta consideraciones «políticas» y «no económicas» en las operaciones del
Banco, una de las condiciones más importantes de sus estatutos, es burlada
sistemáticamente. Y ello desde el inicio de su existencia. Recordemos que el
Banco se negó a prestar a Francia después de la liberación mientras hubiera
comunistas en su gobierno (pocos días después de la salida de éstos del
gobierno, en mayo de 1947, el préstamo solicitado y bloqueado fue acordado).
El Banco actúa reiteradamente
contraviniendo el artículo IV de sus estatutos. En efecto, con regularidad toma
decisiones en función de consideraciones políticas. La calidad de las políticas
económicas seguidas no es el factor determinante de sus decisiones. El Banco
presta con frecuencia dinero a las autoridades de un país a pesar de la mala
calidad de su política económica y de un alto nivel de corrupción: Indonesia y
el Zaire son dos casos paradigmáticos. Precisamente, las opciones del Banco
relacionadas con países que constituyen un factor político importante, en
opinión de sus principales accionistas, en general están vinculadas a los
intereses y la orientación de éstos, comenzando por Estados Unidos.
Las decisiones del Banco y de su gemelo, el
FMI, desde 1947 hasta el desmoronamiento del bloque soviético |4| han
estado determinadas principalmente por los siguientes criterios:
- evitar que se mantengan modelos
autocentrados;
- apoyar financieramente grandes proyectos
(Banco Mundial) o políticas que permitan aumentar las exportaciones de los
principales países industrializados (FMI);
- negar la ayuda a regímenes considerados
una amenaza por el gobierno de Estados Unidos y de otros accionistas
importantes;
- tratar de modificar la política de
ciertos gobiernos de los países llamados socialistas, a fin de debilitar la
cohesión del bloque soviético. Con ese objetivo se dio ayuda económica a
Yugoslavia, que se había retirado del bloque dominado por Moscú en 1948, y a
Rumania a partir de los años 70, cuando Ceausescu manifestaba sus veleidades de
alejamiento del Comecón y del Pacto de Varsovia:
- apoyar a aliados estratégicos del bloque
capitalista occidental, de Estados Unidos en particular (por ejemplo, Indonesia
desde 1965 hasta el presente; el Zaire de Mobutu, de 1965 a 1997; las Filipinas
de Marcos, el Brasil de la dictadura desde 1964; la Nicaragua de Somoza; la
Sudáfrica del apartheid);
- intentar impedir o limitar, en la medida
de lo posible, un acercamiento de los gobiernos de los PED al bloque soviético
o a China: por ejemplo, tratar de que la India y la Indonesia de los tiempos de
Sukarno se alejaran de la URSS;
- tratar, a partir de 1980, de integrar a
China en el juego de alianzas de Estados Unidos.
Para seguir esta política, el Banco Mundial
y el FMI aplican un táctica generalizada: son más flexibles con un gobierno de
derecha (menos exigentes en términos de austeridad antipopular) si éste se
enfrenta a una fuerte oposición de izquierda que con un gobierno de izquierda
enfrentado a una fuerte oposición de derecha. Concretamente, esto significa que
estas instituciones le harán la vida difícil a un gobierno de izquierda acosado
por una oposición de derecha, para debilitarlo y favorecer el acceso de la
derecha al poder. Siguiendo la misma lógica, serán menos exigentes con un
gobierno de derecha acosado por una oposición de izquierda a fin de evitar el
acceso al poder de ésta. La ortodoxia monetaria es de geometría variable: las
variaciones dependen de factores políticos y geoestratégicos.
Algunos casos concretos —Chile, Brasil,
Nicaragua, Zaire y Rumania— ilustran lo que acabamos de adelantar: se trata, a
la vez, de decisiones del Banco y del FMI porque éstas están determinadas grosso
modo por las mismas consideraciones y sometidas a las mismas influencias.
El FMI y el Banco Mundial —y otros poderes
capitalistas—no vacilan en apoyar a una dictadura cuando lo consideran
oportuno. Los autores del Informe mundial sobre el desarrollo humano
realizado por el PNUD
(edición de 1994) lo dicen con toda claridad: «De hecho, la ayuda suministrada
por Estados Unidos durante los años 80 es inversamente proporcional al respeto
de los derechos humanos. Los donantes multilaterales tampoco parecen estar
preocupados por tales consideraciones. Parecen, en efecto, preferir los
regímenes autoritarios, ya que consideran sin pestañar que éstos favorecen la
estabilidad política y están en mejores condiciones de gestionar la economía.
Cuando Bangladesh y las Filipinas pusieron fin a la ley marcial, su proporción
en el conjunto de los préstamos del Banco Mundial disminuyó.» |5|.
La parcialidad política de
las instituciones financieras internacionales (IFI): ejemplos de apoyo
financiero a las dictaduras
Apoyo a la dictadura del
general Augusto Pinochet en Chile
Gráfico
1. Chile: Los desembolsos multilaterales
Durante el gobierno, democráticamente
electo, de Salvador Allende (1970-1973), Chile no recibió préstamos del Banco,
pero con el gobierno de Pinochet, tras el golpe militar de 1973, el país se
tornó de repente creíble. Sin embargo, ningún dirigente del Banco ni del FMI
ignoraba el carácter profundamente autoritario y dictatorial, en una palabra
criminal, del régimen pinochetista. El lazo entre la política de préstamos y el
marco geopolítico es aquí evidente. Uno de los principales colaboradores de
Robert McNamara, Mahbub ul Haq, redactó en 1976, en un memorándum, una nota muy
crítica con el título «Los errores del Banco Mundial en Chile» |6|
intentando que el Banco modificara su orientación. En ella se puede leer:
«Nosotros nos equivocamos al no apoyar los objetivos fundamentales del régimen
de Allende, ya sea en nuestros informes o bien de forma pública.» Pero Robert
McNamara decidió ignorarlo. |7|. Mahub ul Haq trató, sin éxito, de
convencer a la dirección del Banco de que suspendiera los préstamos a Pinochet
porque éste estaba «en vías de restaurar una sociedad económicamente elitista e
inestable». Añadía que la política de Pinochet «ha agravado la desigualdad de
la distribución de ingresos del país». |8|.
Apoyo a la junta militar
de Brasil que derrocó al presidente João Goulart
Gráfico
2. Brasil: Desembolsos del Banco Mundial
El régimen democrático del presidente João
Goulart fue derrocado por los militares en abril de 1964. Los préstamos del
Banco y del FMI, que habían sido suspendidos durante tres años, se reiniciaron
poco después. |9|.
Hagamos un resumen sucinto de los
acontecimientos: en 1958, el presidente brasileño Kubitschek tuvo que entablar
negociaciones con el FMI para recibir un préstamo de Estados Unidos de 300
millones de dólares. Finalmente, Kubitschek rechazó las condiciones impuestas
por el FMI y prescindió del préstamo. Esto le valió una gran popularidad.
Su sucesor, João Goulart anunció que
pondría en práctica una reforma agraria radical y que iba a proceder a la
nacionalización de las refinerías de petróleo: los militares lo derribaron. Al
día siguiente del golpe, Estado Unidos reconoció al régimen militar. Poco
después, el Banco y el FMI reanudaron la política de préstamos suspendida. Por
su parte, los militares abolieron las medidas económicas criticadas por Estados
Unidos y el FMI. Destaquemos que las instituciones financieras internacionales
consideraron que el régimen militar tomaba sanas medidas económicas (sound
economic measures), |10| aunque el PIB había bajado un 7 %
en 1965 y miles de empresas habían quebrado. El régimen organizó una fuerte
represión, prohibió las huelgas, provocó una fuerte caída del salario real,
suprimió las elecciones por sufragio directo, decretó la disolución de los
sindicatos y recurrió con regularidad a la tortura.
Desde su primer viaje, realizado en mayo de
1968, Robert McNamara se desplazó con regularidad a Brasil, donde no dejó de
entrevistarse con el gobierno de los militares. Los informes públicos del Banco
elogiaban sistemáticamente la política de la dictadura en lo concerniente a la
reducción de la desigualdad. |11| Sin embargo, en privado las discusiones
podían llegar a ser agrias. Cuando el subdirector del departamento de
Proyectos, Bernard Chadenet, declaró que la imagen del Banco se degradaría a
consecuencia del apoyo que brindaba al régimen represivo brasileño, Robert
McNamara reconoció que había una represión muy fuerte («a tremendous amount
of repression»). Pero agregó: «no es necesariamente muy diferente de lo que
ocurría bajo los gobiernos anteriores y esto no parece mucho peor que en otros
países miembros del Banco. ¿Es que Brasil es peor que Tailandia?». |12|
Unos días más tarde, McNamara insistía: «No parece que haya una posibilidad de
alternativa viable al gobierno de los generales.» |13| El Banco Mundial
comprendía muy bien que las desigualdades no disminuían y que sus préstamos a
la agricultura reforzaban a los grandes propietarios. De todos modos decidió
continuar prestando porque lo que quería absolutamente era mantener su
influencia sobre el gobierno. Empero, en este nivel tuvo un fracaso patente:
los militares demostraron una profunda desconfianza ante la voluntad del Banco
de aumentar su presencia. Por último, a finales de los años 70, aprovecharon la
profusión de préstamos de bancos privados internacionales concedidos a un tipo
de interés inferior al del Banco
Mundial.
Después de haber apoyado
la dictadura de Anastasio Somoza, el Banco Mundial puso fin a los préstamos
tras la elección del sandinista Daniel Ortega a la presidencia de Nicaragua
Gráfico
3. Nicaragua: desembolsos del Banco Mundial
El clan de los Somoza se mantuvo en el
poder en Nicaragua desde los años 30, gracias a la intervención militar de
Estados Unidos; sin embargo, el 19 de junio de 1979, un poderoso movimiento
popular triunfó sobre la dictadura y provocó la huida del dictador Anastasio
Somoza. Los Somoza, detestados por el pueblo, habían acaparado una parte muy
grande de las riquezas del país y favorecieron la implantación de grandes
empresas extranjeras, sobre todo estadounidenses. Su dictadura se benefició de
numerosos préstamos del Banco Mundial. Tras el derrocamiento, ocupó el gobierno
una alianza de la oposición democrática tradicional (dirigida por jefes de
empresa) y los revolucionarios sandinistas. Éstos no ocultaban ni su simpatía
por Cuba ni su disposición a emprender ciertas reformas (reforma agraria,
nacionalización de algunas empresas extranjeras, confiscación de tierras
pertenecientes al clan Somoza, programas de alfabetización...) Washington, que
había apoyado a Somoza hasta el último momento, consideraba que este nuevo
gobierno constituía una amenaza de contagio comunista en América Central. Sin
embargo, Carter, presidente en el momento de la caída de la dictadura, no
adoptó en ese momento ninguna actitud agresiva. Pero las cosas cambiaron en
cuanto Ronald Reagan llegó a la Casa Blanca. En 1981 anunció su decisión de
desalojar a los sandinistas; apoyó financiera y militarmente una rebelión
encabezada por ex miembros de la guardia nacional («contrarrevolucionarios» o
«contras»). E incluso la aviación estadounidense minó varios puertos
nicaragüenses. Ante esta hostilidad, la política del gobierno, de mayoría
sandinista, se radicalizó. En las elecciones de 1984, desarrolladas de manera
democrática por primera vez en medio siglo, Daniel Ortega fue elegido
presidente con el 67 % de los votos. Al año siguiente, Estados Unidos decretó
un embargo comercial contra Nicaragua, que aisló al país de los inversores
extranjeros. Por su parte, el Banco Mundial cortó los préstamos a partir de la
elección de Daniel Ortega. Como he señalado en el capítulo precedente, los
sandinistas entonces intentaron activamente convencer al Banco Mundial de
reanudar los préstamos. |14|.
Incluso estaban dispuestos a aplicar un
plan de ajuste estructural
draconiano. Pero el Banco resolvió no continuar y sólo los reanudó después de
la derrota de los sandinistas en las elecciones de febrero de 1990, que dieron
la victoria a Violeta Barrios de Chamorro, candidata conservadora, apoyada por
Estados Unidos.
Apoyo a la dictadura de
Mobutu
Gráfico
4, Congo Kinshaza (Zaire bajo Mobutu): desembolsos del Banco Mundial
Ya en 1962, un informe del secretario
general de las Naciones Unidas denunciaba que Mobutu había desviado varios
millones de dólares destinados a financiar las tropas. En 1982, un apoderado
del FMI, Erwin Blumentahl, banquero alemán, ex responsable del departamento de
Asuntos Exteriores del Bundesbank, presentó un informe lapidario sobre la
gestión del Zaire de Mobutu. Advertía a los acreedores extranjeros que no
esperaran ser reembolsados mientras Mobutu siguiera en el poder.
Entre 1965 y 1981, el gobierno del Zaire
obtuvo préstamos en el exterior de unos 5.000 millones de dólares y entre 1976
y 1981, su deuda externa fue
reestructurada cuatro veces en el Club de París, por un monto de 2.250 millones
de dólares.
A pesar de la pésima gestión económica y el
desvío sistemático por Mobutu de una parte de los préstamos, el Banco Mundial y
el FMI no suspendieron la ayuda al régimen dictatorial. Es sorprendente
comprobar cómo aumentaron los desembolsos efectuados por el Banco después del
envío del informe Blumentahl. |15| También los del FMI, pero éstos no
figuran en el gráfico). Es evidente que las decisiones del Banco Mundial y del
FMI no están determinados principalmente por el criterio de la buena gestión
económica. El régimen de Mobutu era un aliado estratégico de Estados Unidos y
de otras potencias con influencia en el seno de las instituciones de Bretton
Woods (por ejemplo, Francia y Bélgica) mientras durara la guerra fría. A partir
de 1989-1991, con la caída del muro de Berlín, seguida más tarde por la
implosión de la Unión Soviética, el régimen de Mobutu perdió interés. Tanto más
cuando en muchos países de África (entre ellos el Zaire) se desarrollaban
conferencias nacionales que priorizaban la reivindicación democrática. Los
préstamos del Banco comenzaron a disminuir hasta cesar por completo a mediados
de los años 90.
Gráfico 5. Rumanía: desembolsos del Banco
Mundial
En 1947 Rumania se integró al bloque
soviético y en 1972, fue el primer país del bloque que se aproximó al Banco.
Ceaucescu era desde 1947 secretario general
del Partido Comunista en el poder; sin embargo, en 1980 criticó la intervención
soviética en Checoslovaquia y las tropas rumanas no intervinieron junto a las
del Pacto de Varsovia. Este distanciamiento de Moscú decidió a Washington,
mediante el Banco Mundial, a considerar la posibilidad de estrechar las
relaciones con el régimen rumano.
El Banco emprendió, en 1973, la negociación
con Bucarest del inicio de una política de préstamos, que muy pronto adquirió
un volumen apreciable. En 1980, Rumania alcanzó el octavo lugar en importancia
de la lista de prestatarios del Banco. Uno de los historiadores del Banco, Aart
van de Laar, narra una anécdota significativa que se remonta a 1973. Asistía, a
principios de dicho año, a una reunión de la dirección del Banco que tenía en
su agenda el inicio de la concesión de préstamos a Rumania. Ante la
incredulidad de ciertos dirigentes que criticaban la falta de un informe
detallado sobre el país, McNamara habría declarado que él tenía una gran
confianza en la moralidad financiera de los países socialistas en cuanto al
reembolso de la deuda. Ante lo cual uno de los vicepresidentes del Banco,
presente en la reunión, habría respondido «puede ser que el Chile de Allende no
sea aun suficientemente socialista». |16| Robert McNamara se habría
quedado helado.
La decisión del Banco no se basaba en
criterios económicos convincentes. En efecto, en primer lugar, mientras que el
Banco se había negado regularmente a prestar a un país que no hubiera saldado
antiguas deudas soberanas, comenzaba a prestar a Rumania sin que el país
hubiera llegado a poner fin a un litigio sobre viejas deudas. En segundo lugar,
lo esencial de los intercambios económicos de Rumania se realizaba dentro del
Comecon, en divisas no convertibles, ¿cómo podría reembolsar los préstamos en
divisas fuertes? En fin, Rumania se negó de entrada a proporcionar los informes
económicos requeridos por el Banco. Por consiguiente, es evidente que fueron
consideraciones políticas las que decidieron al Banco a entablar relaciones
estrechas con Ceauscescu. La cuestión era desestabilizar a la URSS y al bloque
soviético en el marco de la guerra fría manteniendo estas relaciones con
Rumania. La falta de democracia interna y la represión policial sistemática no
parecían pesar mucho en el Banco, en este caso como en otros.
Por el contrario, Rumania se convirtió en
uno de los mayores clientes del Banco, con el que se financiaban grandes
proyectos (minas de carbón a cielo abierto, centrales eléctricas térmicas)
cuyos efectos negativos en términos de contaminación son fácilmente deducibles.
Para la explotación de las minas de carbón a cielo abierto las autoridades
rumanas desplazaron poblaciones que hasta entonces se habían dedicado a la
agricultura. En otro ámbito, el Banco apoyó la política de planificación de
nacimientos, que buscaba el aumento de la natalidad.
En 1982, cuando estalló la crisis de la
deuda a escala internacional, el régimen rumano decidió imponer a la población
un tratamiento de choque. Redujo drásticamente las importaciones a fin de
obtener un superávit de divisas para reembolsar la deuda externa a marcha
forzada. Las consecuencias fueron terribles para la población, pero, como dicen
los historiadores del libro encomendado por el Banco para conmemorar su medio
siglo de existencia, «en cierto sentido, Rumania era un deudor “modelo”, al
menos desde el punto de vista de los acreedores» |17|
Conclusión
Al contrario de lo que dice la sección 10
del artículo IV de los estatutos del Banco Mundial, éste y el FMI prestaron
sistemáticamente a los Estados a fin de influenciar sus políticas. Los ejemplos
recogidos en este estudio muestran cómo los intereses políticos y estratégicos
de las grandes potencias apoyaron y ayudaron financieramente regímenes cuya
política económica no respondía a los criterios oficiales de las instituciones
financieras internacionales (IFI), y que incluso no respetaban los derechos
humanos. Por lo demás, regímenes que se consideraban hostiles a los intereses
de las grandes potencias fueron privados de los préstamos, con el pretexto de
que estos gobiernos no respetaban los criterios económicos definidos por las
IFI.
No hay que pensar que esta política de las
instituciones de Bretton Woods ha sido abandonada con el fin de la guerra fría;
continúa aplicándose hasta nuestros días: pensemos en su apoyo a la Indonesia
de Mohamed Suharto hasta su caída en 1998, al Chad de Idriss Déby hasta el día
de hoy, a Túnez bajo Ben Ali hasta su derrocamiento en 2011, a Egipto bajo
Mubarak hasta que fue depuesto en 2011, o al gobierno del mariscal Al-Sissi en
la actualidad...
Traducido por Griselda Piñero y
Raúl Quiroz y revisado por Antonio Sanabria
Notas
|1| La Conferencia de Bandung
celebrada en 1955 fue convocada por el presidente indonesio Sukarno. Fue el
punto de partida del movimiento de los no alineados. Sukarno, Tito y Nehru eran
dirigentes que encarnaban la esperanza del Tercer Mundo frente al sistema
colonial de dominación. Éste es un extracto del discurso de Sukarno en la
apertura de la Conferencia: «El hecho de que los dirigentes de los pueblos
asiáticos y africanos puedan reunirse en uno de sus propios países para
discutir y deliberar sobre sus problemas comunes constituye un nuevo punto de
partida en la historia. [...] Ningún pueblo se puede sentir libre mientras una
parte cualquiera de su patria no sea libre. Como la paz, la libertad es
indivisible. [...] Nos dicen a menudo que el colonialismo ha muerto. No nos
dejemos ilusionar, ni siquiera adormecer, con esta fórmula tramposa. Os aseguro
que el colonialismo sigue bien vivo. ¿Cómo se puede afirmar lo contrario cuando
vastas regiones de Asia y de África no son libres? [...] El colonialismo
moderno se presenta también bajo la forma del control económico, del control
intelectual y del control físico, ejercidos por un comunidad extranjera dentro
de la nación. Es un enemigo hábil y decidido que se manifiesta bajo diversas
máscaras; no suelta fácilmente su botín. En cualquier lugar, en cualquier
momento y cualquiera que sea la forma bajo la cual aparece, el colonialismo es
un mal que hay que eliminar de la superficie del mundo.» Fuente: Le Monde
diplomatique, «Les objectifs de la Conférence de Bandoeng», mayo de 1955,
p. 1)
|2| Bruce Rich cita como ejemplos de
agencias fundadas gracias al Banco Mundial: en Tailandia, la Industrial Finance
Corporation of Thailand (IFCT), el Thai Board of Investment (OBI), el National
Economic and Social Development Board (NESDB) y la Electrical Generating
Authority of Thailand (EGAT); en la India, la National Thermal Power
Corporation (NTPC), el National Coal Limited (NCL)... Ver Bruce Rich, Mortgaging the Earth, Earthscan, Londres, 1994,
pp. 13 y 4.
|3| Bruce
Rich, op. cit. p. 76. Ver también: Nicholas Stern y Francisco Ferreira,
«The World Bank as “intelectual actor”» en Devesh Kapur, John P. Lewis y
Richard Webb, The World Bank, Its First Half Century, Brookings
Institution Press, Washington D.C., 1997, vol. 2, pp. 583-585.
|4| Lo que coincide con el período
de la guerra fría.
|5| PNUD, Informe anual sobre el
desarrollo humano, 1994, p. 81.
|6| Mahbub ul Haq, «The Bank’s
mistakes in Chile», 26 de abril de 1976.
|7| Devesh Kapur et al, vol
1, p. 301.
|8| Memorándum, de Mahbub ul Haq a
Robert S. McNamara, «Chile Country Program Paper - Majority Policy Issues», 12
de julio de 1976.
|9| Para un análisis de los hechos
aquí resumidos, ver Cheryl Payer, The Debt Trap: The International Monetary
Found and the Third World, Monthly Review Press, Nueva York y Londres, pp.
143-165.
|10| En 1965, Brasil firmó un Stand-by
Agreement con el FMI, recibió nuevos créditos y su deuda externa fue
reestructurada por Estados Unidos y varios países acreedores de Europa y Japón.
Después del golpe militar los préstamos pasaron de cero a una media de 73
millones de dólares por año durante el resto de la década del 60 y llegaron a
un nivel de casi 500 millones de dólares por año a mediados de los años 70.
|11| Detalles en Devesh Kapur et
al, op. cit., vol. 1, pp. 274-282.
|12| World
Bank, «Notes on Brazil Country Program Review», 2 de diciembre de 1971, en
Devesh Kapur et al, op. cit., vol. 1, p. 276.
|13| Devesh
Kapur et al, op. cit., vol. 1, p. 27.
|14| Declaración de David Knox,
vicepresidente del Banco Mundial para Latinoamérica: «Una de mis pesadillas era
qué haríamos si los nicaragüenses comenzaban a aplicar políticas que pudiéramos
apoyar. Temía que la presión política, y no sólo la de Estados Unidos, fuese
tan fuerte que nos impidiera ayudar al país.», in Devesh Kapur et al, op.
cit., vol. 1, nota 95 y p. 1058.
|15| Los historiadores del Banco
dicen que, en 1982, «seducidos por la astucia de Mobutu y sus promesas de
reformas y por las presiones de Estados Unidos, Francia y Bélgica, el Banco se
aventuró en el Zaire con un programa de ajuste estructural ambicioso», en
Devesh Kapur et al, op. cit., vol. 1, p. 702.
|16| Aart
van de Laar, The World Bank and the Poor, Martinus Nijhoff Publishing,
Boston/La Haya/Londres, 1980, p. 40.
|17| Devesh
Kapur et al, op. cit., vol. 1, p. 702.
- Éric Toussaint es
portavoz de la red internacional del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), que contribuyó a fundar. De
formación historiador, es doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de
Lieja (ULg) y la Universidad París VIII. También es miembro del Consejo
Científico de ATTAC Francia y participó en la fundación del Consejo
Internacional del Foro Social Mundial en 2001. Último libro: Bancocracia,
Icaria Editorial, Barcelona 2015.
________________________
Nota final del CAD: 'Nico' Eyzaguirre, quien se admira mucho por el apoyo indirecto prestado por el BM en las recientes presidenciales a sectores más reaccionarios que los representados por la pútrida Nueva 'Minoría', en cuyo gobierno hace de ministro de hacienda, conoce de cerca el rol pro gran capital transnacional perpetrado por las IFI. Mal que mal, trabajó durante los "80s como consultor del FMI y luego, entre 1997-2000, se las dio de director ejecutivo del mismo.
Colectivo
Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Enero 16 de 2018
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