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domingo, 13 de diciembre de 2015

ARGENTINA: CON MACRI PROSIGUE EL ‘EMPATE DE DEBILIDADES’


El Partido Revolucionario de los Trabajadores PRT de Argentina ante la actual coyuntura política en el país

EL PRT OPINA – 07/12/15 - NACIONAL


Tal vez sea hora…

Hace años venimos sosteniendo que, en la etapa actual, el capitalismo se encuentra bajo el predominio del capital financiero y que el fascismo es la expresión política que se corresponde a ese predominio. Si tenemos en cuenta que la última dictadura militar fue la forma que tomó en el país el encaramamiento del sector especulativo del capital, que todavía mantiene su posición, podemos ver que los siguientes gobiernos, sin excepción, han sido continuadores de una línea que se ha mantenido durante todos estos años. A nuestra clase, luego de la masacre dirigida hacia su vanguardia política y social, se la ha intentado aplacar por todos los medios para que no represente ningún obstáculo a los lineamientos político-económicos de la clase dominante, orientados a mantener y maximizar sus ganancias. Después del año 2001, luego de la movilización de amplios sectores del campo popular que, de forma espontánea y no organizada, salieron a las calles a enfrentarse al feroz ajuste que venían soportando los trabajadores y el pueblo, la situación llegó a un “empate de debilidades” entre las dos clases existentes y de esa situación todavía no hemos salido. Es necesaria esta breve introducción para intentar analizar lo más objetivamente posible la actual situación que estamos atravesando.

Sorprendió la forma en que el resultado de las elecciones presidenciales fue asumido rápidamente por el candidato perdedor, afirmando que lo hacía para evitar un “derramamiento de sangre”. Y nos quedó alta intriga sobre a qué se refería Scioli con semejante aseveración. Más allá del resultado, las elecciones han sido, como siempre, una maniobra de la burguesía para arrastrarnos hacia su terreno dentro del empate que mencionamos en el párrafo anterior. Fue sorprendente para propios y extraños el alto acatamiento electoral, si tenemos en cuenta los números de abstención en los comicios de los años anteriores. Eso sí, nada es casual. La clase dominante, no sin cierta habilidad y valiéndose de sus medios de comunicación y, como nunca, de las redes sociales, supo aprovechar la “grieta” existente entre los posibles votantes de ambos candidatos, SUS candidatos [en nuestro número anterior se analizaron cuáles eran las diferencias entre uno y otro].


El ganador, Macri, pudo aprovechar el legítimo descontento de las masas que supo ganarse el gobierno peronista durante sus tres mandatos consecutivos. Doce años en que trabajadores y pueblo vimos perjudicadas nuestras condiciones de vida. Más allá de las tibias reformas realizadas (que no cambiaron sustancialmente nuestra situación), como la ley de medios, la ley de matrimonio igualitario y las “estatizaciones” de sectores de la economía, el gobierno no pudo retener los votos de los que se creía dueño. 

La ceguera de la saliente Cristina Kirchner no sirvió de mucho para poder observar el hartazgo de las masas que reclamaban por cuestiones como la inseguridad y la corrupción, y hasta de formas como las cadenas nacionales, el personalismo, el autoritarismo, la verborragia innecesaria de varios funcionarios, etc. De todas maneras, debemos dejar en claro que el Partido Justicialista ha cumplido para la burguesía el rol para el que fue creado: el de ser una expresión política conciliatoria de clases que ha logrado, nuevamente, someter a las masas del pueblo y el proletariado a los intereses de la clase dominante.

Debemos, necesariamente, analizar de forma crítica esta amplia participación popular en las elecciones, sumado a una amplia masa de militantes o simpatizantes volcados a las calles. En primer lugar, de acuerdo con lo que venimos sosteniendo, vemos que primó el interés de los dirigentes peronistas por sobre los intereses de las bases. En segundo lugar, debemos hacer hincapié en la discusión y autocrítica que debemos hacernos por no haber sabido o no haber podido guiar la discusión política para salir de la disputa interburguesa que nos llevó a una contienda entre pobres, sin darle prioridad a nuestros intereses populares. Como parte del pueblo trabajador debemos plantear este problema como un eje fundamental por resolver, ya que es a partir de su solución que podremos encontrar la senda de la unidad. A pesar de ello, consideramos enriquecedor y un avance para la juventud oficialista, el haber hecho la experiencia de salir a la calle a discutir y plantearle a su vecino, a su amigo, a su compañero de trabajo, a un desconocido, a quien sea, su posición y defenderla, a pesar de no contar con el firme apoyo político y estructural de su dirigencia, animándose a cuestionarla y sobrepasarla, sin demasiados elementos ni herramientas que se salieran del libreto acotado que caracterizó la etapa del oficialismo que se va. Así como la lucha de clases se da de forma general, en la sociedad tiene, también, su correlato adentro de un movimiento tan amplio y heterogéneo como es el peronismo. Bien o mal es una experiencia interesante que puede enriquecer a esos jóvenes y que tarde o temprano puede llegar a favorecer el momento en que podamos encontrar el camino que nos lleve a no buscar al enemigo entre nosotros, sino allí donde realmente está: en la burguesía representada por patrones, burócratas sindicales traidores, políticos burgueses, en fin, en quienes nos explotan y sus lacayos representantes.

Sí bien un amplio sector del campo popular salió a votar al candidato de “cambiemos”, quien representa a lo más retrogrado de la sociedad, antes de comenzar su mandato, ya deja al desnudo que tal cambio sólo favorecerá a la clase dominante. Con solo detenerse a mirar los nombres que conforman su gabinete alcanza: varios representantes de monopolios extranjeros vinculados al capital financiero son los postulados a ocupar ministerios y secretarías, ineptos que se bajan antes de asumir, gerentes y dirigentes de lo más granado de la burguesía financiera, sojera, minera, etc., personajes siniestros, algunos, también vinculados directamente con la dictadura genocida. El resultado, “un estado gestionado por sus propios dueños”. ¡Nunca más al desnudo que ahora, desde la última dictadura militar! Se terminaron los ambages, maquillajes y engaña pichangas para el pueblo: ahora, sin caretas, llegan a la casa rosada sin disparar un solo tiro.

No pretendemos posicionarnos como unos iluminados que venimos a decirles a peronistas, trotskistas, populistas, maoístas, guevaristas, etc. lo que deben hacer. Pero sí, observamos y entendemos, que en los últimos 12 años de gobierno peronista no supimos ni pudimos aprovechar la coyuntura política y económica par, dejar de lado nuestros sectarismos y alcanzar un grado de unidad real que nos permita enfrentarnos a nuestro enemigo.

El poder político pertenece a la burguesía y seguirá siendo así mientras prestemos nuestra atención a proyectos políticos burgueses que vienen a solucionar sus contradicciones y no las nuestras. Porque de eso se trataron estas elecciones: de que el pueblo dirimiera entre dos proyectos burgueses, de que fuéramos los que decidiéramos por uno o por otro como si alguno de ellos fuera una solución para nosotros, cuando muchos sabíamos perfectamente que no lo eran.

De algo estamos seguros: no nos ganaron, perdimos y la razón no radica en la fuerza del enemigo, sino en nuestras propias debilidades. Nos calificaron de incorregibles, iluminados, populistas, gorilas, peronchos, zurditos, subversivos, trasnochados de café o de trinchera y cuánto epíteto han encontrado para dividirnos, calificativos que nosotros mismos repetimos garantizando con ello nuestra dispersión. Así es que continuamos más preocupados en tener razón que en encontrar la verdad; que le seguimos gambeteando a la UNIDAD; que gritamos para no escucharnos; que la sangre de nuestro pueblo se la atribuimos a banderas partidarias y no a una gesta de lo más lúcido de esta sociedad, lo más ejemplar, lo más GENEROSO. Y a lo único que llegamos es a que el desprecio contamine nuestra sangre porque la mezquindad cegó nuestra memoria y lentifica nuestras acciones. Paradójicamente, dejamos de lado las ricas experiencias de nuestro pueblo, sus capacidades para sobreponerse a las dictaduras y los traidores, su potencial para resurgir una y otra vez de cada adversidad.

Por eso, tal vez sea hora de dejar de mirarnos el ombligo; de dejar de buscar, encontrar, potenciar y agigantar las diferencias; de reconocernos como pueblo; de dar por terminado el seguir a mesías salvadores; de olvidarnos de sectarismos; de reconocernos como hermanos explotados y oprimidos, más allá de todas esas diferencias que tanto agigantamos; de permitirnos ser uno y ser muchos respetando nuestras características; de aprender de nuestros errores; de hacernos cargo de nuestras acciones y ejercer la autocrítica que nos permitirá fortalecernos; de renunciar a ser ovejas para convertirnos en hombres y mujeres con decisión propia, colectiva, potenciadora y esperanzada en nosotros mismos; de reconocer que lo que es nuestro fue ganado por nosotros y no nos fue dado por ningún bondadoso líder; de comprender que no hay conciliación posible entre explotados y explotadores; de vernos como pares; de aceptarnos distintos y pero también iguales; de reconocer nuestras experiencias y superar nuestras frustraciones; de empezar a llamar a las cosas por su nombre; de superar la soberbia y enarbolar la humildad como estandarte; de ser fraternos y mirarnos las caras reconociendo en el otro a alguien atravesado por la misma desgracia que cada uno de nosotros.

Para terminar, cerramos con una consigna que se vuelve fundamental: “mientras que la UNIDAD no sea un HECHO, la victoria será una utopía”.

¡A organizarnos y A VENCER!

PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES

www.prt-argentina.org.ar

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