Traducción de “Will ASEAN Economic
Community Sustain Political Stress?”
Por Vladimir Terehov*
Diciembre 11, 2015
La firma de un
acuerdo mutuo, que estipula el establecimiento de la Comunidad Económica de la
ASEAN al 31 de diciembre de 2015, es visto como el resultado más significativo de
una serie de foros organizados por la ASEAN -una
asociación que reúne a 10 países del Sudeste Asiático.
Este
movimiento finiquita, oficialmente, la decisión acordada en una de las últimas
cumbres de la ASEAN, donde se declaró que existía una necesidad imperiosa por
dar vida a una asociación de los países de Asia y del sudeste asiático (la
cual, en primera instancia, se esperaba que fuera casi una unión). A dicha asociación
le fue asignada como misión facilitar la convergencia económica y
socio-cultural de los países miembros, contribuyendo además a la estabilización
de la situación política y la mejora de la seguridad en esta subregión. Un mercado
único, regulado de conformidad con principios unificados, es lo que se está
creando y debe funcionar en el marco de la Comunidad Económica de la ASEAN.
La
Comunidad Económica de la ASEAN no es de ningún modo una organización creada
"desde cero". El proceso de integración política y sociocultural de sus
países integrantes, en el formato bilateral, tiene una larga historia. No
obstante, el reciente juego político mundial, cuya realidad fue tomando forma
en el momento de establecerse formalmente la asociación (y, por lo tanto, aquella
todavía era bastante vaga), a mediados de la década pasada, vino a tomar las riendas
de un proceso de integración más o menos importante.
Tal
realidad es la que básicamente arrasó con las esperanzas de los dirigentes de
la ASEAN (las que eran muy elevadas hace diez años), acerca de que la
asociación pudiera convertirse en un núcleo regional y mundial de poder
político y económico. Esto era un resultado bastante previsible desde que en
los últimos tiempos la Unión Europea se enfrentara a los mismos desafíos (con
algunas reservas materiales). Y es esta misma realidad la que continúa bloqueando
el camino hacia el funcionamiento eficaz de la Comunidad Económica de la ASEAN
como tal.
Desde
esta perspectiva, el título del artículo publicado en el medio chino Global Times, “La ASEAN no debe ser un
campo de batalla para el comercio”, que versa sobre el tema de la
creación de una nueva asociación económica, parece una observación freudiana.
Y,
como dicen, no hay nada que discutir sobre el caso. Por supuesto, no debe
convertirse en un campo de batalla, pero la realidad demuestra lo contrario, y
el artículo da cuenta de una serie de signos que demuestran claramente el
comportamiento competitivo de las principales potencias del Sudeste Asiático.
Incluso,
si dejamos de lado (por el momento) a un importante motivo en la lucha como es la
importancia estratégica de esta subregión (que quedó claramente demostrada
durante las dos guerras mundiales del siglo pasado), la sólo mención del PIB
acumulado (sin
considerar el PPP) de los países de la ASEAN (equivalente
a 2,4 billones de dólares en 2013) sería suficiente para explicar por qué
las cosas se están desarrollando en esta dirección.
En
función del tamaño de su PIB, la mentada Asociación se ubica entre países como
Gran Bretaña, Francia, India y Rusia. Y ello, combinado con el rápido
crecimiento del mercado del sudeste asiático, enardece la lucha entre los
candidatos que compiten por llamar la atención de los miembros de la ASEAN. Por
supuesto, sólo aquellos con un cierto nivel de potencial financiero y
tecnológico pueden albergar la esperanza de ser preseleccionados.
Parece
que China y Japón, los dos principales participantes en el juego político
desplegado en el sudeste de Asia y la cuenca del Pacífico (con los EE.UU. como
el tercer núcleo de poder), son los principales inversionistas potenciales que
están dispuestos a financiar estos proyectos.
China
está planeando participar en el recientemente creado Banco de Inversión en Infraestructura
de Asia y Japón, la Agencia de Cooperación Internacional japonesa, y su control
del Banco Asiático de Desarrollo le servirá para cumplir con esta misión.
Cada
país tiene la intención de emitir créditos de inversión por un total de US$ 10
mil millones dentro de los próximos cinco años para financiar proyectos de
infraestructura en los países del Sudeste Asiático. Ambos Estados anunciaron su
decisión durante los foros celebrados por la Asociación.
Los
primeros signos de rivalidad
entre Japón y China por el derecho a llevar a cabo proyectos de infraestructura
se han manifestado en Indonesia, un importante país miembro de la ASEAN, en el
curso de la licitación celebrada por el gobierno indonesio para el contrato que
cubrirá la construcción de 150 kilómetros de un ferrocarril de alta velocidad,
el que conectará Jakarta y Bandung, las dos ciudades más grandes de la isla de
Java.
El
costo del proyecto se estima en US$ 5.5 mil millones. Pero hay sólidas razones
para creer que el contratista seleccionado podría también ser empleado para la
construcción de otros segmentos de este ferrocarril, la longitud total del cual
se espera alcance los 750 km. Esta suposición se deriva de los ambiciosos
planes de desarrollo industrial y de infraestructura del país, elaborado por el
Presidente de Indonesia, Joko Widodo.
Por
lo tanto, el proyecto por el que se afanaban estos dos competidores (Japón y la
República Popular de China) era realmente lucrativo. Basándose en los
resultados de la licitación, el gobierno de Indonesia anunció el 16 de octubre
que China, que había propuesto un mejor plan de financiamiento, había ganado el
derecho a llevar a cabo el proyecto.
Esta
noticia vino a caer como un rayo sobre la parte japonesa, ya que suponían que el
contrato para la construcción del proyecto ferroviario de alta velocidad (y había
razones para estar seguros de ello) era un hecho consumado.
Sin
embargo, es imposible trazar una línea de separación entre los objetivos
económicos y políticos detrás de la lucha por la influencia en el sudeste de
Asia en que las principales potencias están involucradas.
Desde
esta perspectiva, las observaciones formuladas sobre los resultados de la
última ronda de foros organizados por la ASEAN, que exploran la temática de la
intensificación de los intentos del eje EE.UU.-Japón por involucrar a otros
países de la Asociación en su propósito de aislar a China, parecen bastante
interesantes. El periódico japonés Sunkey
Shimbun expresó su opinión sobre el particular, la que fue publicada el 22
de noviembre. Un día después, un artículo titulado “El movimiento
de Tokio para cercar a China no conducirá a ninguna parte” apareció en
el medio chino Global Times.
El
artículo, parece digno de mención porque hace la observación de que las
perspectivas de ese cerco son todavía más sombrías cuando se las compara con
las perspectivas de la especulada disolución de la alianza de Estados Unidos y
Japón. Lo que resulta interesante aquí es que esta declaración refuerza
(implícitamente) la observación hecha en las publicaciones de NEO (hace referencia a la revista online
New Eastern
Outlook -nota del CAD), sobre que China estaría mejor (con ciertas
reservas) si los EE.UU.
mantuviera su presencia en Asia, en lugar de lavarse las manos respecto de
los problemas en el continente.
El
autor del artículo publicado en la prensa china argumenta que los "planes
de cercado" son ilusorios, porque la mayoría de los países miembros de la
ASEAN no tienen disputas territoriales con China. Y eso significa que no tendrían
ningún motivo digno de valor para poner del lado de los oponentes a China de
cara a la intensificación de la tensión entre la principal potencia regional
(China) y la alianza estadounidense-japonesa.
Sin
comprometernos con el análisis de la cuestión de si está justificado o no dar
relevancia al tema del cerco estratégico sobre China, podemos, una vez más, enfatizar
que los temas freudianos están presentes en el mismo hecho de la existencia de la
mentada polémica chino-japonesa. Sugerencias indirectas, "casuales", están
siendo actualmente proclamadas, acerca de que la lucha entre las principales
potencias mundiales para lograr influir en el Sudeste Asiático se está endureciendo.
Los
resultados de los recientes foros organizados por la ASEAN, así como las
circunstancias en que ellos fueron obtenidos, demuestran que tales temores no
son infundados. Y es difícil predecir si la recientemente creada Comunidad
Económica de la ASEAN será capaz de pasar la "Prueba de la presión"
en el “campo estirado y tenso” creado por China, Japón y EE.UU. en el Sudeste
Asiático, o bien no.
*Vladimir Terekhov es el encargado de investigación
del Centro de Estudios de Asia y el Medio Oriente en el Instituto Ruso de
Investigación Estratégica. Exclusivamente para la revista "New Eastern Outlook”
Equipo Internacional – CAD CHILE
Diciembre 11 de 2015
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