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viernes, 11 de diciembre de 2015

¿PODRA LA COMUNIDAD ECONOMICA DE LA ASEAN SOSTENER LA TENSION POLITICA?


Traducción de “Will ASEAN Economic Community Sustain Political Stress?”

Diciembre 11, 2015

La firma de un acuerdo mutuo, que estipula el establecimiento de la Comunidad Económica de la ASEAN al 31 de diciembre de 2015, es visto como el resultado más significativo de una serie de foros organizados por la ASEAN -una asociación que reúne a 10 países del Sudeste Asiático.

Este movimiento finiquita, oficialmente, la decisión acordada en una de las últimas cumbres de la ASEAN, donde se declaró que existía una necesidad imperiosa por dar vida a una asociación de los países de Asia y del sudeste asiático (la cual, en primera instancia, se esperaba que fuera casi una unión). A dicha asociación le fue asignada como misión facilitar la convergencia económica y socio-cultural de los países miembros, contribuyendo además a la estabilización de la situación política y la mejora de la seguridad en esta subregión. Un mercado único, regulado de conformidad con principios unificados, es lo que se está creando y debe funcionar en el marco de la Comunidad Económica de la ASEAN.

La Comunidad Económica de la ASEAN no es de ningún modo una organización creada "desde cero". El proceso de integración política y sociocultural de sus países integrantes, en el formato bilateral, tiene una larga historia. No obstante, el reciente juego político mundial, cuya realidad fue tomando forma en el momento de establecerse formalmente la asociación (y, por lo tanto, aquella todavía era bastante vaga), a mediados de la década pasada, vino a tomar las riendas de un proceso de integración más o menos importante.

Tal realidad es la que básicamente arrasó con las esperanzas de los dirigentes de la ASEAN (las que eran muy elevadas hace diez años), acerca de que la asociación pudiera convertirse en un núcleo regional y mundial de poder político y económico. Esto era un resultado bastante previsible desde que en los últimos tiempos la Unión Europea se enfrentara a los mismos desafíos (con algunas reservas materiales). Y es esta misma realidad la que continúa bloqueando el camino hacia el funcionamiento eficaz de la Comunidad Económica de la ASEAN como tal.

Desde esta perspectiva, el título del artículo publicado en el medio chino Global Times, “La ASEAN no debe ser un campo de batalla para el comercio”, que versa sobre el tema de la creación de una nueva asociación económica, parece una observación freudiana.

Y, como dicen, no hay nada que discutir sobre el caso. Por supuesto, no debe convertirse en un campo de batalla, pero la realidad demuestra lo contrario, y el artículo da cuenta de una serie de signos que demuestran claramente el comportamiento competitivo de las principales potencias del Sudeste Asiático.

Incluso, si dejamos de lado (por el momento) a un importante motivo en la lucha como es la importancia estratégica de esta subregión (que quedó claramente demostrada durante las dos guerras mundiales del siglo pasado), la sólo mención del PIB acumulado (sin considerar el PPP) de los países de la ASEAN (equivalente a 2,4 billones de dólares en 2013) sería suficiente para explicar por qué las cosas se están desarrollando en esta dirección.

En función del tamaño de su PIB, la mentada Asociación se ubica entre países como Gran Bretaña, Francia, India y Rusia. Y ello, combinado con el rápido crecimiento del mercado del sudeste asiático, enardece la lucha entre los candidatos que compiten por llamar la atención de los miembros de la ASEAN. Por supuesto, sólo aquellos con un cierto nivel de potencial financiero y tecnológico pueden albergar la esperanza de ser preseleccionados.

Parece que China y Japón, los dos principales participantes en el juego político desplegado en el sudeste de Asia y la cuenca del Pacífico (con los EE.UU. como el tercer núcleo de poder), son los principales inversionistas potenciales que están dispuestos a financiar estos proyectos.

China está planeando participar en el recientemente creado Banco de Inversión en Infraestructura de Asia y Japón, la Agencia de Cooperación Internacional japonesa, y su control del Banco Asiático de Desarrollo le servirá para cumplir con esta misión.

Cada país tiene la intención de emitir créditos de inversión por un total de US$ 10 mil millones dentro de los próximos cinco años para financiar proyectos de infraestructura en los países del Sudeste Asiático. Ambos Estados anunciaron su decisión durante los foros celebrados por la Asociación.

Los primeros signos de rivalidad entre Japón y China por el derecho a llevar a cabo proyectos de infraestructura se han manifestado en Indonesia, un importante país miembro de la ASEAN, en el curso de la licitación celebrada por el gobierno indonesio para el contrato que cubrirá la construcción de 150 kilómetros de un ferrocarril de alta velocidad, el que conectará Jakarta y Bandung, las dos ciudades más grandes de la isla de Java.

El costo del proyecto se estima en US$ 5.5 mil millones. Pero hay sólidas razones para creer que el contratista seleccionado podría también ser empleado para la construcción de otros segmentos de este ferrocarril, la longitud total del cual se espera alcance los 750 km. Esta suposición se deriva de los ambiciosos planes de desarrollo industrial y de infraestructura del país, elaborado por el Presidente de Indonesia, Joko Widodo.

Por lo tanto, el proyecto por el que se afanaban estos dos competidores (Japón y la República Popular de China) era realmente lucrativo. Basándose en los resultados de la licitación, el gobierno de Indonesia anunció el 16 de octubre que China, que había propuesto un mejor plan de financiamiento, había ganado el derecho a llevar a cabo el proyecto.

Esta noticia vino a caer como un rayo sobre la parte japonesa, ya que suponían que el contrato para la construcción del proyecto ferroviario de alta velocidad (y había razones para estar seguros de ello) era un hecho consumado.

Sin embargo, es imposible trazar una línea de separación entre los objetivos económicos y políticos detrás de la lucha por la influencia en el sudeste de Asia en que las principales potencias están involucradas.

Desde esta perspectiva, las observaciones formuladas sobre los resultados de la última ronda de foros organizados por la ASEAN, que exploran la temática de la intensificación de los intentos del eje EE.UU.-Japón por involucrar a otros países de la Asociación en su propósito de aislar a China, parecen bastante interesantes. El periódico japonés Sunkey Shimbun expresó su opinión sobre el particular, la que fue publicada el 22 de noviembre. Un día después, un artículo titulado “El movimiento de Tokio para cercar a China no conducirá a ninguna parte” apareció en el medio chino Global Times.

El artículo, parece digno de mención porque hace la observación de que las perspectivas de ese cerco son todavía más sombrías cuando se las compara con las perspectivas de la especulada disolución de la alianza de Estados Unidos y Japón. Lo que resulta interesante aquí es que esta declaración refuerza (implícitamente) la observación hecha en las publicaciones de NEO (hace referencia a la revista online New Eastern Outlook -nota del CAD), sobre que China estaría mejor (con ciertas reservas) si los EE.UU. mantuviera su presencia en Asia, en lugar de lavarse las manos respecto de los problemas en el continente.

El autor del artículo publicado en la prensa china argumenta que los "planes de cercado" son ilusorios, porque la mayoría de los países miembros de la ASEAN no tienen disputas territoriales con China. Y eso significa que no tendrían ningún motivo digno de valor para poner del lado de los oponentes a China de cara a la intensificación de la tensión entre la principal potencia regional (China) y la alianza estadounidense-japonesa.

Sin comprometernos con el análisis de la cuestión de si está justificado o no dar relevancia al tema del cerco estratégico sobre China, podemos, una vez más, enfatizar que los temas freudianos están presentes en el mismo hecho de la existencia de la mentada polémica chino-japonesa. Sugerencias indirectas, "casuales", están siendo actualmente proclamadas, acerca de que la lucha entre las principales potencias mundiales para lograr influir en el Sudeste Asiático se está endureciendo.

Los resultados de los recientes foros organizados por la ASEAN, así como las circunstancias en que ellos fueron obtenidos, demuestran que tales temores no son infundados. Y es difícil predecir si la recientemente creada Comunidad Económica de la ASEAN será capaz de pasar la "Prueba de la presión" en el “campo estirado y tenso” creado por China, Japón y EE.UU. en el Sudeste Asiático, o bien no.

*Vladimir Terekhov es el encargado de investigación del Centro de Estudios de Asia y el Medio Oriente en el Instituto Ruso de Investigación Estratégica. Exclusivamente para la revista "New Eastern Outlook”

Equipo Internacional – CAD CHILE

Diciembre 11 de 2015

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