“Lo que
se ha anunciado como la reunión que determinará el destino del planeta tendrá
lugar en París del 30 de noviembre al 10 de diciembre”
Por Walden Bello*
El resultado de la
Conferencia de las Partes 21 (COP21) de la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) determinará si el mundo será capaz de
mantener la temperatura media promedio para el siglo XXI 2 grados centígrados
por encima de la temperatura media pre-industrial y tal vez evitar así el
desastre, o por el contrario, nos precitaremos hacia una catástrofe segura.
Mucho en juego
Hay
mucho en juego, el resultado es incierto.
COP21
debe llegar a un tratado que sustituya al Protocolo de Kioto de 1997. El
objetivo original de las negociaciones post-Kyoto, que transcurren desde hace
varios años, es producir un acuerdo vinculante que obligase a los
contaminadores climáticos a realizar profundos recortes en sus emisiones de
gases de efecto invernadero (GEI) y proporcionar los recursos para que los
países pobres puedan hacer frente a los daños ya provocados por el
calentamiento global y prevenir o limitar sus impactos más negativos. El
principio operativo ha sido el de la responsabilidad común pero diferenciada,
es decir, que aquellos que han contribuido más al volumen de gases de efecto
invernadero en la atmósfera deben llevar el peso principal de la reducción de
las emisiones de carbono y proporcionar los recursos para apoyar los esfuerzos
de los países más pobres para protegerse del calentamiento global.
Los criminales
climáticos bloquean el camino hacia un régimen eficaz
Por
desgracia, el camino hacia un régimen climático eficaz para suceder a Kyoto,
hasta el momento, está bloqueado. El primero de estos criminales climáticos es
Estados Unidos, el país que ha contribuido el mayor volumen de gases de efecto
invernadero. EE.UU. se negó a ratificar el Protocolo de Kyoto, dando un terrible
ejemplo a los demás, en particular, al gobierno del ex primer ministro Stephen
Harper, que sacó a Canadá del acuerdo el año pasado.
EE.UU.
y Canadá, sin embargo, no son los únicos malos de la película. Las llamadas
grandes economías emergentes como India y China se han sumado rápidamente a las
filas de los contaminadores del clima, al tiempo que se niegan a asumir su
responsabilidad en la agudización de la crisis climática. Si EE.UU. todavía es
el campeón por haber contribuido históricamente la mayor cantidad de gases de
efecto invernadero, China es ahora el mayor contaminador del mundo anualmente.
Mientras
se acusan unos a otros como criminales climáticos, EE.UU. y China han, de
hecho, encontrado la oposición del otro de gran utilidad, ya que les ha dado la
excusa para no consensuar recortes importantes y obligatorios en las emisiones
de GEI. De los dos, sin embargo, EE.UU. es el mayor problema, ya que, al
contrario que en Pekín, los negacionistas republicanos, o los políticos que no
creen que el cambio climático esté producido por el hombre, tienen secuestrada
la política sobre el cambio climático de Estados Unidos gracias a su control
del Congreso.
La locura de las
INDC
Como
los grandes contaminadores no están dispuestos a ceder en sus posiciones, la
CMNUCC ha dejado de exigir los recortes de GEI obligatorios de Kyoto a aceptar
las "INDCs" o Contribuciones Previstas Determinadas Nacionalmente
(INDCs). Las INDC son voluntarias. Las deciden unilateralmente los gobiernos
nacionales en vez de ser el resultado de un proceso de negociación. Su
aplicación no será objeto de seguimiento por ningún mecanismo, ni habrá
sanciones cuando un gobierno no cumpla con su objetivo.
La
sustitución de los objetivos obligatorios por las INDC no son el único
desarrollo preocupante en el proceso de la COP21 hasta París. Aunque los
estados acordaron establecer un Fondo Verde para el Clima de $ 100 mil millones
al año para apoyar los esfuerzos de los países pobres para prepararse contra el
cambio climático, las contribuciones han tardado en llegar, y sólo suman $
10.200 millones transferidos desde mayo de este año. Por otra parte, la
cantidad es insignificante en comparación con las enormes necesidades de
adaptación de los países pobres en primera línea de los desastres climáticos
como Filipinas. Además, no existen directrices sobre el destino del dinero. El
Fondo Verde para el Clima es un claro ejemplo del dicho de que el diablo está
en los detalles, o en este caso, en la falta de detalle.
Fundamentos de un
Acuerdo de París aceptable
Si
se alcanza un acuerdo post-Kioto sobre la base de las INDCs, en lugar de
profundos recortes obligatorios, y con vagas promesas de asistencia financiera
a los más necesitados, con toda
seguridad vamos camino de superar los 2 grados Celsius en todo el mundo, quizás
los 4 grados Celsius, con todas las consecuencias catastróficas implícitas,
como la elevación del nivel del mar, super-tifones, sequías prolongadas e
inundaciones masivas, que se convertirán en parte de la "nueva normalidad".
Un estudio de las INDC comprometidas hasta el momento concluye que el total no
evitará que la temperatura media global del planeta aumente 3 grados Celsius,
un grado por encima del umbral de los 2 grados Celsius.
Como
mínimo, un acuerdo climático viable debe asumir profundas reducciones
obligatorias de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de
todos los países desarrollados y las
grandes economías emergentes, y debe recoger compromisos seguros para la
financiación masiva de los países pobres que compensen el daño causado por el
calentamiento global a sus ecologías y financiar sus esfuerzos actuales y
futuros para protegerse del cambio climático. Durante las próximas dos semanas,
la sociedad civil mundial debe movilizarse para presionar a los representantes
de los gobiernos reunidos en París para producir un acuerdo post-Kyoto con
estas disposiciones esenciales.
Mejor un no acuerdo
que un mal acuerdo
Sin
estos elementos, el mundo debe rechazar un acuerdo climático en París que solo
sirva para legitimar la inacción y la irresponsabilidad, para acelerar en lugar
de hacer frente a la crisis climática.
La
sociedad civil de Filipinas debe insistir en que el gobierno Aquino no firme un
acuerdo tan peligroso como deshonesto.
Ante
la mayor amenaza para nuestro planeta, no podemos permitirnos un mal acuerdo, y
debemos decir, con el resto de la humanidad, "Mejor un no acuerdo que un
mal acuerdo".
Hacia una solución
permanente
Incluso
si se llega a un acuerdo aceptable, proporcionará sólo una solución temporal a
la crisis climática. Una solución permanente solo será posible si el mundo da
la espalda al capitalismo, un modo de producción que insaciablemente e
incesantemente transforma la naturaleza viva en mercancías muertas, provoca un
crecimiento desestabilizador, y promueve un consumo excesivo. Sin embargo, un
acuerdo climático obligatorio en París es un primer paso necesario para
alejarnos de esta situación de producción y consumo incontrolados que ha
llevado a nuestro planeta al borde del desastre.
Queremos
un planeta que sostenga la vida, no que vaya camino de la muerte por culpa de
la avaricia empresarial.
*Walden Bello era
representante de Akbayan (Partido de la Acción Ciudadana) en el Parlamento de
Filipinas y es autor o coautor de 19 libros. Los últimos son Capitalism's Last Stand?
(London: Zed, 2013) y State of Fragmentation: the Philippines in Transition
(Quezon City: Focus on the Global South and FES, 2014).
Equipo Internacional –CAD CHILE
Diciembre
3 de 2015
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