En HispanTV
En la escuela Rural
de Ayotzinapa, Guerrero, México, todavía los reclaman con vida
Hace
poco más de un año, policías municipales de la localidad de Iguala, los
“levantaron” cuando realizaban una protesta, para reivindicar los asesinatos
del Gobierno de Díaz Ordaz, en 1968. Tal vez, porque el sistema monopólico de
comunicación mexicano, con Televisa a la cabeza, garantiza impunidad
mediática a sus políticos de laboratorio, incluyendo al presidente de la República.
En
la otra esquina, los periodistas que no pertenecen a éstos imperios de la
comunicación, “Los muertos de hambre”, según palabras de Alfredo Jalife, están
fuera de esto. Pueden morir, como los 43 comunicadores asesinados en
2015 en Latinoamérica, 14 de los cuales son mexicanos.
Mexicanos
son, también, los 43 muertos de Zamora Michoacán, donde tras un
enfrentamiento armado de tres horas, en el mes de mayo, murió un uniformado y
42 civiles, calificados como “presuntos delincuentes”. Nadie reclama por ellos.
Sin
embargo, a coro, un grupo de políticos conservadores de relevancia
internacional, entre los que se encuentran ex presidentes, cierran el año,
pidiendo la liberación del golpista venezolano, de ultra derecha, Leopoldo
López. Sin reparar en las 43 víctimas fatales que provocó su
levantamiento violento en Venezuela, durante el 2014, que denominó “La Salida”.
Con francotiradores a sueldo, capaces de crear el caos, ya ensayado en 2002 en
Puente LLaguno. Caracas. Muertes, que le valieron una condena de 13 años.
Pero
sin duda, el hecho que paralizó nuevamente al mundo frente a las
pantallas, fueron los atentados de París. Luego del ataque de falsa bandera en
la revista Charlie Hebdo, que había sido comprada por el grupo Rothschild días
antes. El mundo volvió a escuchar los llamados del terror en un volumen
adecuado, para que las ondas sonoras le recuerden a su sistema nervioso
que deben relacionarse el Islam y los atentados. Encapuchados empecinados
en olvidar pasaportes relucientes de nacionalidad siria, se cargaron a
cientos, y todos “fueron Francia”. Ciudadanos asustados, dóciles a la
pérdida de derechos y garantías individuales y a una apresurada
declaración de guerra, de Hollande contra Siria.
Pocas
horas después, un nuevo ataque con dos explosiones en el sur de Beirut, se
cobró nuevamente, la vida de 43. Pero nadie fue El Líbano. Pues, no es
lo mismo que Daesh reivindique un atentado en la capital francesa, que en un
bastión de la resistencia anti sionista, donde opera Hezbolá. O, al menos,
no tiene el mismo impacto para la prensa, empecinada en montar un batalla
mediática medieval, donde moros y cristianos, ofrendan sus vidas, por la media
luna o la cruz.
Otro
ejemplo, son los 43 musulmanes Chiíes que murieron, en mayo,
en el primer atentado de Daesh en Paquistán, cuando hombres armados desde una
motocicleta, abrieron fuego contra familias que circulaban en ómnibus hacia una
Mezquita, entre los que había 16 mujeres.
Similar
al caso atentado del grupo Boko Haram, en Gubio, en el noreste de Nigeria,
donde hombres con armas de grueso calibre abrieron fuego contra la población
chiita, del estado de Borno, causando, una vez más, 43 muertos.
Cuatro
decenas y tres unidades de hombres y mujeres sin vida, que son ignorados
en distintas latitudes, muertos por balas y explosiones, que no son útiles a
las campañas de desinformación e islamofobia que los tanques de pensamiento
occidentales, han decidido encarar en los últimos años.
Como
tampoco son útiles, los 43 gendarmes muertos en Argentina, en la primera
semana de presidencia del conservador, Mauricio Macri, cuando su ómnibus cayó
desde un puente, por un aparente desperfecto mecánico. Cuerpos que evidencian,
su ruta hacia Jujuy, en la frontera con Bolivia, donde se encuentra un
movimiento político de fuerte presencia social. El Ejecutivo federal,
planificaba una posible represión, ante medias del Gobierno estatal que
perjudican a las clases populares.
Del
otro lado, hay otros 43 muertos que ocupan miles de títulos en todo el mundo.
Son las víctimas de un supuesto bombardeo de aviones rusos, en Siria, en su
combate contra Daesh. La fuente de esta noticia, que es tomada por todas
las agencias de noticias occidentales, es el Observatorio Sirio de Derechos
Humanos (OSDH). Cuando investigamos, como trabaja esta organización
no gubernamental, que es la fuente de la mayoría de la noticas que provienen de
la invasión mercenaria que llega hasta Damasco, que algunos llaman guerra, y
que en todos sus enfoques posiciona al presidente Bashar Al Asad como un dictador,
nos encontramos con que tal Observatorio, no existe. Sólo hay un
exiliado, llamado a Abdel Rahman en la ciudad de Coventry en el Reino
Unido, que desde su pequeña casa de dos habitaciones, publica información
falsa, para que las agencias puedan recostarse en esa fuente.
Todos
los otros grupos de 43 víctimas, que son reales, no ocupan hoy el
espacio que 43 posibles, falsas víctimas de un supuesto bombardeo ruso,
ocupa en la prensa occidental.
43
Víctimas, que en Venezuela, México, Argentina, El Líbano, Paquistán, o Nigeria,
se convierten en estadísticas frías. Frente al angustioso
relato de ciudadanos que viven una triple amenaza, de los terroristas de
Daesh, del Gobierno sirio y ahora de las supuestas bombas rusas que caen del
cielo, como en el Guernica de Picasso. Información que es utilizada o no, con
un claro objetivo, trazado hace años, que es la necesidad de obtener materia
prima, para que la “comunidad internacional” justifique el más grande
ataque a escala planetario contra el pueblo sirio. El resto, son papeles
pintados, o 43 muertos.
Escrito por Sebastián Salgado.
Domingo 27 de diciembre de 2015, 11:28
Equipo Internacional – CAD CHILE
Diciembre 29 de 2015
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