“NO HAY PRIMERA SIN SEGUNDA”
Por
Nelson Villagra Garrido[1]
Domingo,
28 de junio de 2015
………………………………………….
En este mi blog,
usted puede leer el epígrafe[2]
bajo mi foto. Son unos versos del maestro Merardo que muestran desde hace
tiempo mi preocupación por el medioambiente.
Los medios
oficiales de comunicación, hasta hace dos, tres o quizás cuatro décadas,
propiciaban el desprestigio de las organizaciones ecológicas y de quienes
individualmente mostrábamos preocupación por el descuido del medioambiente.
Hoy, es tan
evidente no ya el descuido sino la destrucción del medioambiente, que hasta los
medios políticos e industriales más conservadores han tenido que ceder, al
menos en el discurso, ante la dramática realidad.
Y decir
dramática, quizás actualmente sea una expresión mesurada, porque en realidad
nos queda poco tiempo para evitar la tragedia.
De los más de
siete mil millones de seres humanos que habitamos hoy día el planeta, hay que
agregar las variadísimas y numerosas especies animales, porque todos
modificamos el medioambiente.
Sin embargo les
especialistas nos vienen repitiendo una y otra vez sistemáticamente, desde hace
por lo menos 40 años, tanto a través de informes oficiales como extraoficiales,
que la actividad humana tiene la mayor incidencia en el deterioro de la
Naturaleza. Y en dicha actividad, la industrial, además de una serie de
adelantos tecnológicos, ocupan el primer lugar.
Pero esa
conclusión no exime en absoluto nuestra responsabilidad individual, antes por
el contrario, ésta se ha hecho mayor dado el crecimiento de la población
terráquea y su desarrollo tan desigual y caótico.
Cada uno de
nosotros, desde los adultos hasta los niños nos vemos alterados por una oferta
desmedida del consumo, que por un lado crea traumáticas frustraciones en
quienes no acceden a él, y por la otra, aumenta el volumen de deshechos de
quienes caen en la redes del consumismo.
Pensaba detallar
la ayuda individual que podemos prestar al medioambiente desde la cocina de nuestro
hogar; desde el baño; desde el transporte; desde las playas, desde los juegos
infantiles...
Esa ayuda puede
ser un parche, sí, parches curita para un enfermo que ha ingresado a la UCI
(Unidad de Cuidados Intensivos). Es probable. Pero si el parche lo ponemos los
más de siete mil millones de habitantes, nuestro Globo Azul continuará siendo
capaz de filtrar los rayos ultravioletas, evitando que muramos achicharrados
como hormigas bajo la lupa.
Siendo cada uno
de nosotros consecuentes con nuestra responsabilidad individual, tendremos más
derecho aún de exigir organizadamente a nuestros gobiernos, a nuestras
industrias, a los organismos internacionales que sean consecuentes a su vez con
su discurso.
Entre muchos
informes de especialistas de los últimos años, apareció recientemente la
Encíclica del Papa Francisco “Laudato si” (Alabado seas), referido
principalmente a nuestra grave situación ecológica. Hay que reconocer que dicha
Encíclica no tiene desperdicio.
Sobre todo,
debido al tema. Está dirigida a moros y cristianos, ateos, herejes y
sacrílegos. Todos vivimos en este Globo azul.
Más de alguien
podría comentar “si lo escribió el Papa, es un asunto de los cristianos, más
precisamente, de los católicos”.
No dejaría de tener alguna razón, debido a que
los católicos, según sus cifras son más de mil millones. Deberían haber estado
a la vanguardia de los ecologistas en estos dos mil años, podría decir ese
crítico. Aunque tendría que reconocer también que a través de los siglos, de
las filas católicas se han destacado numerosas personalidades defensoras del
medio ambiente. Pero no es ese el problema a discutir hoy en día.
¿A menos que
quisiéramos de esa manera esquivar la responsabilidad individual que nos cabe a
cada uno de nosotros, habitantes de este mundo?
Católicos y no
católicos, creyentes y no creyentes participan en la riqueza y la pobreza,
participan en todos los gobiernos, en la política e industria nacionales e
internacionales.
Y ellos y cada
uno de nosotros, sabemos sobradamente desde hace tiempo que si no cambiamos
nuestro modo de vida, si no modificamos nuestro afán absurdo de lucro y de
consumo, nuestro afán absurdo de crecimiento y “progreso” sin fin, el enfermo
que tenemos en la UCI se nos muere, por falta de oxígeno y exceso de metano.
Amiga –en sentido
genérico-, te invito a que no olvides tu parche individual diariamente. Así
tendrás mayor voluntad y derecho a exigirle a tus autoridades que pasen del
discurso al hecho.
[2]
Muchísimas son las cosas/que nuestra madre Natura/hace con mucha ternura./
Más aún, las hace hermosas./Por lo mismo, es tan celosa/ de nuestra eterna inconsciencia,/
que hasta pierde la paciencia/con tanta locura humana,/
y en su lenguaje proclama/su furia, con inclemencias.
(del Maestro Merardo)
Más aún, las hace hermosas./Por lo mismo, es tan celosa/ de nuestra eterna inconsciencia,/
que hasta pierde la paciencia/con tanta locura humana,/
y en su lenguaje proclama/su furia, con inclemencias.
(del Maestro Merardo)
No hay comentarios :
Publicar un comentario