HOMENAJE
A QUIENES LO DIERON TODO POR CHILE, LA DEMOCRACIA Y EL SOCIALISMO
En
Junio de 1975 fue secuestrada y hecha desaparecer la Dirección Clandestina del
Partido Socialista de Chile, encabezada por el obrero portuario y ex dirigente
de la CUT Exequiel Ponce Vicencio, quien hasta al 11 de Septiembre de 1973 fue
Encargado Nacional de Frente Interno, tercero en jerarquía en el PS.
También
formaban parte de esa Dirección el ex
dirigente de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, ex Secretario
General de la FECH, Secretario General
de la Juventud Socialista, Coordinador de las Juventudes de la Unidad Popular y
Diputado por Valdivia al momento del golpe cívico militar, el Doctor Carlos
Lorca Tobar, así como el más joven de la Comisión Política del PS, destacado
intelectual y jefe político, Ricardo
Lagos Salinas.
Detenidos
desaparecidos hasta hoy, junto a ellos corrieron la misma suerte sus enlaces
Carolina Wiff, Michelle Peña, Mireya Rodríguez, Sara Donoso y Rosa Solís.
Han
pasado 40 años, 23 de ellos bajo gobiernos democráticos, y aún se desconoce el
destino final de esa Dirección Secuestrada, no se ha sancionado a los culpables
de este crimen de lesa humanidad y sus casos son desconocidos para la mayoría
de los chilenos, como el de miles de víctimas de la violencia terrorista del
estado chileno en su fase dictatorial,
así como de la indiferencia y desidia de quienes parecen ignorar y
soslayan que no se construye un orden democrático sólido sobre la base de la
impunidad y el olvido.
Antes
y después de los secuestros de Junio de 1975 numerosos militantes y dirigentes
del Partido Socialista fueron asesinados o hechos desaparecer, entre ellos
Arnoldo Camú, Víctor Zerega y Ariel Mancilla, todos miembros de esa heroica
Primera Dirección Clandestina, así como Alejandro Parada y Octavio Boettiger,
activos colaboradores de la misma.
Hoy,
en Junio del 2015, a cuarenta años de su secuestro por la dictadura, se alistan
a lo largo de Chile numerosos actos de Homenaje en recuerdo de los integrantes
de esa Dirección Interior.
El
martes 23, en el Liceo 1 de Hombres de
Iquique, donde estudió Víctor Zerega Ponce, se descubrirá una placa en su
honor. Ese mismo día habrá una romería al Monumento a los Desaparecidos y
Ejecutados en Valparaíso en recuerdo de
Exequiel Ponce Vicencio, Hijo Ilustre de la V Región, y también de Víctor, cuyo
cadáver fue arrojado a la Playa Los Lilenes, en Concón. En esa misma fecha, en
Concepción, en la Intendencia de la VIII Región, se rendirá un Homenaje a
Ricardo Lagos Salinas.
El
jueves 25 de Julio a las 19 horas, en el Auditorio René Zorrilla de la UTEM, en
calle Dieciocho 390, habrá un gran acto político cultural en Homenaje al
conjunto de integrantes de la Dirección Secuestrada y asesinada y a sus
colaboradores.
El
viernes 3 de Julio en la Municipalidad de Valdivia se rendirá un Homenaje al
Doctor Carlos Lorca, único Diputado detenido desaparecido hasta hoy, pese
esfuerzos de décadas de familiares y amigos por conocer su destino.
El
Centro de Formación Memoria y Futuro impulsa y alienta estos actos, en cuya
organización destaca la presencia de quienes fueron compañeros de generación de
nuestros héroes, de aquellos que vibraron con el proceso revolucionario de la
UP encabezado por Salvador Allende y con
el aporte entusiasta de los jóvenes del Chile de hoy, que se ha moldeado
por las movilizaciones estudiantiles del
2006 y más aún con las de 2011, que han cuestionado el modelo de democracia limitada y de capitalismo
salvaje instaurado por la dictadura y
atenuado en democracia, contra el cual se rebeló el Partido Socialista bajo
la Dirección por Ponce, Lagos y Lorca.
A
40 años de su Secuestro, el legado de esta Dirección Clandestina Secuestrada y
su ejemplo de entrega y heroísmo se agiganta y conserva plena vigencia.
Pese
a los grandes cambios ocurridos en el país y el mundo luego
de la desaparición forzada de nuestra
Dirección, su concepción del proceso de
transformaciones que Chile requiere conserva, sustancialmente, plena vigencia.
En
efecto, la visión estratégica de esa Dirección se basaba en la identificación de los enemigos principales
del pueblo en esa etapa histórica: el Imperialismo yanqui, la
gran burguesía monopólica criolla y el militarismo fascista.
En
lo sustancial, esa caracterización no ha
cambiado. Aunque ciertamente con la
vuelta a la democracia, limitada por cierto, el militarismo no es una amenaza
inmediata, ésta se refleja a nivel global con el reforzamiento del poder
imperialista, su agresividad y su capacidad tecnológica y militar sin parangón
en la historia.
Asimismo,
con la gigantesca capacidad de recursos de capital y de poder acumulados por la
burguesía monopólica, cuyos grupos económicos se proyectan hoy por toda América
Latina y más allá de sus fronteras.
A
lo anterior se añade su ilimitado dominio mediático e ideológico y, en
consecuencia, de influencia política,
que incluye de hecho la cooptación o captura de parte de la intelectualidad
democrática y progresista como medio de influir en los partidos adversarios.
De
la identificación del adversario principal se deriva la definición del carácter
democrático de la revolución. En la concepción de la Dirección Interior era
relevante unir a las más amplias fuerzas sociales y políticas en torno a los
trabajadores y sus partidos en pos de un
programa democrático y, al mismo tiempo, defender la perspectiva socialista del proceso. Esto
supone la existencia de una práctica de
Unidad y Lucha, en el transcurso de la cual se busca obtener la hegemonía
dentro del movimiento democrático, a fin de ir logrando en forma progresiva la
“superación” del capitalismo en sus instituciones, prácticas y concepciones
valóricas, ganando para ello a la mayoría del país, sin ignorar que los
momentos de ruptura requieren la disposición de fuerzas suficientes en todos los planos.
Para
alcanzar este objetivo se requiere, en la lucha y de modo progresivo, la construcción de la fuerza dirigente que
supere las falencias demostradas por la
izquierda chilena en la experiencia de la Unidad Popular, en que fue incapaz de
articular el poder del Gobierno Popular y la fuerza de las masas, y de unir al pueblo tras una única estrategia que
enfrentase con éxito a sus poderosos y decididos adversarios. En la
construcción de esa vanguardia unitaria, según la Dirección Interior, el aporte
del Partido Socialista y de los demás partidos históricos de la clase trabajadora tiene un rol insustituible.
Al
Homenajear a nuestros héroes destacamos
el ejemplo moral del sacrificio consciente de sus vidas, no solo en su
enfrentamiento tan desigual a la maquinaria represiva de la dictadura
terrorista, sino a lo largo de su
dilatada trayectoria política, a pesar de su juventud.
En
los años sesenta se comprometieron con las luchas revolucionarias de América
Latina, colaborando activamente con la experiencia del Che Guevara en Bolivia
y, al mismo tiempo, contribuyeron a gestar el enorme movimiento político y de
masas que llevaría al triunfo a Salvador
Allende.
Y
en 1970 se entregaron infatigablemente a la construcción y defensa del Gobierno
Popular, durante sus gloriosos mil días, y asumieron la decisión inclaudicable
de resistir el golpe de estado en el
mismo 11 de Septiembre de 1973, con la misma consecuencia y lealtad que tuvo nuestro Compañero Presidente; una
fidelidad derivada de su visión marxista consecuente, que le daba fundamento a
su praxis, y una la lealtad emanada de
su infinito amor por Chile y por su clase trabajadora.
C.F. Memoria y Futuro
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