Nada
dice sobre los resultados de las elecciones generales del PS, celebradas éste domingo
26, la página oficial de ese partido[1]. Y quizá ello sea porque
aún les depara alguna sorpresa la votación de los regionales. Después, vendrá
la resolución final, cuando los 112 apóstoles del comité central definan a
mediados de mayo, entre tiras y aflojas, al futuro o futura presidente; será la
hora del tironeo y el cuoteo de las famosas tendencias. ¿Y las bases, qué
pintan en todo esto?
Este lunes, luego del recuento de una elección
realizada a dos bandas, se supo que Isabel Allende se impuso a Escalona con una
mayoría individual importante. De esto, algunos sectores interesados del PS
indujeron una consecuencia de mediano plazo: la hija apática de Allende resurge
como una eventual carta presidencial[2] frente a
la ya gastada y quemada Bachelet.
Escalona
iba a la pelea a la cabeza de la corriente denominada Nueva Izquierda (que alguna
vez fue un sector de ‘centro-izquierda’ dentro del partido) y se le sumó,
aunque tímidamente, la Renovación Socialista. Isabel Allende, que todo indica
que se convertirá en la primera presidenta mujer en la historia de ese partido,
logró unificar tras de sí a todas las demás tendencias; mega, .
Cuando
todavía se estaban contando los votos, la noche del domingo, Allende se
proclamaba vencedora. A Escalona y su equipo les costó reconocer el triunfo de
su contendora y recién lo vinieron a hacer la tarde del lunes. Estos últimos,
aun se defienden frente a la acusación de haber comportado con sus
planteamientos una disensión estratégica del ‘socialismo’ con la figura de
Bachelet. Un “dilema artificial”, así definen Escalona y sus boys la postura que
ellos dicen que falsamente se les atribuyó. Para esa supuesta maquinación se
habrían prestado El Mercurio[3], La
Tercera, el ‘Guatón’ Solari (hoy a cargo de TVN)[4], y un
largo etc.
Llamó
la atención la cantidad de votantes. Los cerca de 25 mil militantes que llegaron
a expresar su preferencia, pareciera indicar una especie de confrontación
profunda en el PS, de esas de antaño, como entre revolucionarios y reformistas;
entre anticapitalistas y favorecedores del capital; entre los socialistas a la
‘chilena’ y los eurorenovados; etc.
Pero,
no, no había tal contradicción vital y político-estratégica en las filas del
que fuera el partido de los socialistas de Chile. Antes bien, nos parece que es
cierta la artificial diferenciación entre un bacheletismo acérrimo de Allende y
la virtual disensión de Escalona. Era como una mise-en-scène preparada ex
profeso entre ambas listas para dar ánimo a un ‘Todos con Isabel, Todos Contra
Camilo’. Luego, vendría una catarsis de antigüedades y de figuras asociadas a
un pasado que se cree superado, de un renovarse dentro de la ya extrema
renovación reinante, para poder llegar a decir: ¡Adiós Concertación, Bienvenida
Nueva-Nueva Mayoría!
Pero,
¿es que acaso Escalona-Allende, ambos o cada uno por separado, significarán un
impulso por cambiar las bases económicas del inicuo, concentrador y
discriminador modelo económico actual? ¿Vendrán ellos a ponerse al lado de los
que hoy luchan en Chile por la renacionalización de los recursos naturales, por
No + AFP, por Salud y Educación gratis y de excelencia, por viviendas dignas,
por un mejor futuro para los jóvenes y los viejos de este país, por respuesta a
las demandas del pueblo Mapuche y por verdad y justicia en todos los casos de
DDHH? ¿Liderarán un proceso político-social que nos libere de esta democracia
de pacotilla, de baja intensidad y se pondrán a la cabeza de la construcción
del único poder que asegurará el Socialismo en Chile: el Poder Popular?
En
una palabra, Isabel Allende y Camilo Escalona no son socialistas ni
revolucionarios. Otro sí, la que seguramente se convertirá en presidenta del
PS, digámoslo, no le llega ni a los talones a su digno padre o a su hermana
Tati.
Pero
todo esto que decimos no es nuevo ni producto de alguna epifanía. Son
cuestionamientos que todo buen/a militante del que fuera el partido socialista
de Chile debiera hacerse. Ya es hora que se saquen la venda de los ojos y los
tapones de los oídos para que caigan en cuenta que Bachelet no es socialista,
que Escalona y la Allende no son socialistas, que el partido que lleva el
nombre de socialista no es socialista. Ya es tiempo que dejen de comprarse ese
cuento de la ‘compañera’ Bachelet; de encopetados funcionarios que mascullan la
Marsella Socialista y colocan el bracito medio de lado, con vergüenza; de
avivados como Rossi, Ominami[5] (y a su
aprovechado hijo), Esteban Maturana, el apitutado Jorrat, Hernán Rivera[6], y un lamentable
etc.
Lo
que todo buen/a militante del que fuera el partido socialista de Chile debe
preguntarse, con un ánimo revolucionario, es como un lote de sanguijuelas y
aprovechados funcionarios a pago de las tristemente célebres SQM, Penta y Caval
se hicieron del partido en que militaran hombres y mujeres dignos, como
Salvador Allende, Arnoldo Camú, Carlos Lorca, los Palestro, Elmo Catalán,
Exequiel Ponce, Ricardo Lagos (el bueno), la Negra Lazo, y tant@s otr@s
identificables inequívocamente como socialistas. Y ¡por favor!, háganlo rápido
antes que la historia les pase la cuenta.
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
Colectivo Acción Directa –Chile
Abril 29 de 2015
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