"Allende era un verdadero
socialista. Sí. No como ahora que hay falsos socialistas en Chile" –Evo Morales, presidente de Bolivia
“... socialistas enfundados en Armani,
que huelen a Hugo Boss, que observan su puntualidad en un Rolex, que van al
Starbucks, que se les ve haciendo presencia en los últimos enclaves del
"new snob" chileno, cumbre guachaca, lollapalooza, festival de viña
y, pa´más cacha, enredándose con minas de la farandulilla... ♫
ALLENDE!, SACÚDETE
EN TU CRIPTA!, THEY ARE SUDAMERICAN FUCKERS! ♫” –Un chileno indignado en FB de El Ciudadano
A muchos nos parece, aquí y en el exterior,
que el Partido Socialista hace rato que dejó de ser socialista, tal como lo fuera en tiempos de Allende, los Palestro, Elmo Catalán, Carlos Lorca, Arnoldo Camú, Exequiel
Ponce, la Tati Allende y tant@s otr@s identificables inequívocamente como
socialistas.
Para afirmar que la camorra
que se adueñara del nombre y la representación política del PS tiene diferencias
abismantes con lo que fuera el verdadero Partido Socialista de Chile y sus
luchas, fundado un 19 de abril de 1933, les queremos pedir que observen el siguiente trabajo del maestro Julio
César Jobet acerca de las conclusiones del histórico XXII Congreso del PSCH,
celebrado en Chillán en 1967, para que puedan sacar sus propias cuentas
respecto a la disparidad ética, política, doctrinaria, estratégica y de clase
entre los actuales ‘sociolistos’ y el Partido Socialista de verdad.
VIGESIMO
SEGUNDO CONGRESO GENERAL ORDINARIO DEL
PARTIDO
SOCIALISTA DE CHILE, CHILLAN[1].
24, 25 y 26 de Noviembre 1967
En:
Julio César
Jobet, Historia del Partido Socialista de
Chile
Se
celebró en Chillán los días 24, 25 y 26
de noviembre de 1967. Asistieron 115 delegados con derecho a voz y voto, en
representación de 15.000 militantes activos (la masa partidaria era de unos
50.000 miembros; y entre ambos congresos, Linares-Chillán, ingresaron 9.200
simpatizantes) y un número similar de delegados fraternales con derecho a
voz. Se hicieron representar con dos delegados
los gobiernos comunistas de la URSS, Alemania Oriental, Rumania y Yugoslavia: y
con un delegado el Partido Baas Arabe Socialista, de Siria; y el Partido
Socialista de Uruguay. El congreso
designó Comisario General a la senadora María Elena Carrera, quien había presidido
la Comisión Organizadora; y designó cuatro comisiones de trabajo: de política
nacional, de política internacional, de organización y de frente de masas
(sindical, campesino, pobladores, escritores y artistas).
La
Comisión de Política Nacional aprobó dos votos: uno de posición general, con una
previa y extensa fundamentación teórica; y otro de abstención combativa en la
elección complementaria para elegir un senador
en las provincias de Bío-Bío, Malleco y Cautín. El FRAP consideró la petición de apoyo al
personero radical, abogado Alberto Baltra, representante de la corriente
izquierdista del radicalismo. El PC y el Partido Social Demócrata le otorgaron
su amplio respaldo; el PS no se sumó a esa actitud de sus aliados, y el
Congreso de Chillán resolvió la abstención, en vista de no ser posible a esa
altura inscribir un candidato propio. El texto de la resolución aprobada en
sesión plenaria del Congreso General es éste:
El
Congreso General del Partido Socialista estima que: el desenlace de la próxima elección
extraordinaria por Bío-Bío, Malleco y Cautín, no contribuye en manera alguna a
la solución de los problemas que afectan al pueblo chileno, piensa que los intentos que, a pretexto suyo, se están
realizando para resucitar una combinación política radical-socialista-comunista
son profundamente perjudiciales para el desarrollo y maduración de la Izquierda
Chilena.
La
incorporación del Partido Radical al
frente político que hasta ahora dirige el Frente de Acción Popular lejos de
fortalecer a la Izquierda, la debilita extraordinariamente, engendrando y
robusteciendo en ella toda suerte de ilusiones electoralistas que la
experiencia ha demostrado ser absolutamente inconducentes para desencadenar un
proceso revolucionario dirigido a la toma del poder, máxime cuando las
elecciones se realizan con el fin principal de conseguir el mayor número de
votos, aspiración que es contradictoria con el propósito de fortalecer
orgánica, ideológica y políticamente el movimiento popular.
Estos
intentos de incorporar al radicalismo al seno de la Izquierda, significan asegurar,
artificialmente, la supervivencia de un partido caduco, que no expresa social
ni ideológicamente a ninguna fuerza progresiva y que aspira a subsistir como
factor político, mediante desplazamientos oportunistas en el dispositivo político
nacional, que le permiten poner precio a su menguante poderío parlamentario y
electoral, como lo ha demostrado, hasta la sociedad, la experiencia política de
los últimos veinte años. Recuérdese la
Concentración Nacional, durante la administración de González Videla, su
cooperación interesada al gobierno de Alessandri y el papel que jugó en las
elecciones de 1964 la candidatura radical.
Es
la descomposición de los partidos Radical y Democratacristiano, y no su artificial
supervivencia, el objetivo que busca la Izquierda Revolucionaria como uno de
los medios más adecuados para ir definiendo el campo político chileno. Y
quienes están interesados en provocar este esclarecimiento no pueden otorgar al
radicalismo “patente de corso” para que,
so pretexto de una presunta posición izquierdista, alimente en el seno de la
Izquierda ilusiones reformistas y
electoreras
que, felizmente, estamos logrando superar.
En
consecuencia, el Partido Socialista promoverá, durante esa campaña electoral, un
esclarecimiento político e ideológico, a través del que se denunciará aquélla, cómo
una maniobra que pretende reconstituir la caduca combinación de Frente Popular,
es decir, la alianza con un sector de la burguesía nacional, supuestamente
progresista.
De
ahí que se requiere un esfuerzo orgánico de todo el Partido, y en particular de
la dirección nacional, de los parlamentarios y de los Comités Regionales de
Bío-Bío, Malleco y Cautín, a fin de cumplir con este propósito lo que, en
definitiva, significa la defensa de los postulantes ideológicos del Partido, su
independencia de clase, y la aplicación consecuente de la política del Frente
de Trabajadores, lo que sentará un precedente para las futuras acciones del
Partido Socialista que, insistimos, deben conducir, indefectiblemente , hacia
la toma del poder por las clases trabajadoras.
En
cuanto al voto sobre la posición política nacional del PS, su texto aprobado en
el plenario del XXII Congreso General por la unanimidad de sus integrantes,
dice así:
1.-
El Partido Socialista, como organización marxista-leninista, plantea la toma del
poder como objetivo estratégico a cumplir por esta generación, para instaurar un
Estado Revolucionario que libere a Chile de la dependencia y del retraso económico
y cultural e inicie la construcción del Socialismo.
2.-
La violencia revolucionaria es inevitable y legítima. Resulta necesariamente del
carácter represivo y armado del estado de clase. Constituye la única vía que conduce a la toma
del poder político y económico y, a su ulterior defensa y fortalecimiento.
Sólo
destruyendo el aparato burocrático y militar del estado burgués, puede
consolidarse la revolución socialista.
3.-
Las formas pacíficas o legales de lucha (reivindicativas, ideológicas, electorales,
etc.) no conducen por sí mismas al poder. El Partido Socialista las considera
como instrumentos limitados de acción, incorporados al proceso político que nos
lleva a la lucha armada.
Consecuencialmente,
las alianzas que el partido establezca sólo se justifican en la medida en que
contribuyen a la realización de los objetivos estratégicos ya precisados.
4.-
En 1957, el Partido Socialista formuló, en términos generales, la política Frente
de Trabajadores. La experiencia histórica nos permite enriquecerla en los siguientes
términos:
La
política Frente de Trabajadores propugna la unidad de acción del proletariado, campesinos,
y de clases medias pobres, bajo la dirección del primero. El Frente de
Trabajadores se ve reforzado por la incorporación de sectores estudiantiles y de
intelectuales revolucionarios la lucha política por el Socialismo.
Postulamos
la independencia de clase del Frente de Trabajadores, considerando que la
burguesía nacional es aliada del imperialismo y de hecho es su instrumento; por
lo tanto, ha terminado por ser irreversiblemente contrarrevolucionaria. La
alianza y compromisos permanentes con ella, ha traído sólo derrotas y
postergaciones al campo de los explotados. Los acontecimientos vividos en
América Latina durante los últimos años como consecuencia directa o indirecta
de la revolución cubana han ido progresivamente continentalizando el proceso
revolucionario y desplazándolo al terreno
de la violencia, en la medida en que el imperialismo ha ido acentuando su estrategia
continental y mundial contrarrevolucionaria para oponerse a los movimientos
populares liberadores.
La
política de Frente de Trabajadores, se prolonga así, y se encuentra contenida en
la política de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, la que refleja
la nueva dimensión continental y armada que ha adquirido el proceso revolucionario
latinoamericano.
El
Frente de Acción Popular, ha constituido desde los últimos 10 años la expresión
política de la clase obrera sobre la base del entendimiento de los partidos
Socialista y Comunista de Chile.
En
las actuales condiciones chilenas y latinoamericanas, el FRAP debe adecuarse en
sus objetivos y organización a la línea general de la política de OLAS, y debe estar
destinado a convertirse en el Frente Político que una a todas las fuerzas antiimperialistas
revolucionarias que luchen consecuentemente por la revolución socialista.
5.-
La situación de Chile se caracteriza porque el equilibrio inestable de muchos años
la “coexistencia pacífica” entre las clases están llegando a su término en coincidencia
con el agudizamiento de la lucha contra el imperialismo en escala continental.
El
fracaso de la política del gobierno de Frei, que ha precipitado este proceso,
se expresa, entre otras cosas, por el estancamiento de la economía por una
inflación que se acelera, por la cesantía creciente y, últimamente, por el
propósito de imponer por la fuerza una medida tan impopular como el reajuste
inferior al alza del costo de la vida en el próximo año.
El
conjunto de las clases trabajadoras ha comenzado a reaccionar vigorosamente, con
una unidad más amplia contra la política de despojo de la burguesía y el gobierno,
y ante estas circunstancias, este último, previendo que la protesta nacional
adquiera mayores dimensiones, ha montado y sigue desarrollando un aparato
policial militar, destinado a la
represión en gran escala ¡Hay una gran crisis nacional en marcha!
Paralelamente
a la izquierdización de sectores cada vez más amplios de la población en el
seno de los partidos burgueses, radical y democratacristiano, surgen directivas
“izquierdistas”, que reflejan la inquietud en sus sectores de clase media. Por
otra parte, pese a su servilismo, se ha endurecido la conducta del imperialismo
frente al gobierno de Frei, porque este no ha aplastado, hasta ahora, al movimiento
organizado.
Además,
de hecho, el gobierno democratacristiano ha perdido el apoyo del sector empresarial
que le ayudó a llegar al poder. La gran burguesía, representada por el Partido
Nacional, las centrales patronales, etc., ha recuperado su solidez y optimismo
ante la posibilidad de convertirse en la alternativa yanqui para detener la
indulgencia revolucionaria de las masas explotadas de nuestro país.
A
todo lo anterior se suma un descontento general con evidente pérdida del apoyo popular
de que el gobierno democratacristiano gozó al comienzo de su mandato. Hay
desplazamiento hacia la izquierda que cada día abarca sectores más extensos de
la población, traducido en un descontento general, lo que nos permite concluir
que se están creando las bases reales para un cambio decisivo de las
estructuras del poder.
Se
está creando un vacío político, que el imperialismo yanqui está dispuesto a no permitir
que sea ocupado por las clases explotadas.
En
resumen, se están desgastando con extraordinaria rapidez las bases del régimen
democrático burgués, hasta ahora relativamente estables en nuestro país.
La
evidencia dramática de lo que hemos concluido, está dada por el carácter adquirido
por el último paro nacional organizado por la CUT. En este conflicto se desplegó el espíritu y
voluntad de combate de los trabajadores a lo largo del país, superando los
límites de una batalla con sentido estrictamente economista, en que se había
planteado las contiendas anteriores, y respondiendo con el coraje y valentía a
la represión brutal y sistemática desencadenada por el gobierno.
El
partido debe tener plena conciencia de que, en el futuro, las contiendas gremiales
se profundizan y paulatinamente serán revestidas de un sentido político más
preciso y definido, abriéndose ante las masas la cuestión del poder.
La
agudización de la lucha de clases y la tendencia del gobierno a acentuar las medidas
represivas y a cerrar progresivamente el campo de la legalidad, obligan al PS a
modificar substancialmente sus prácticas organizativas.
Es
imperativo de nuestro Partido convertirse realmente en una amplia estructura de
núcleos profundamente enraizados en la clase, rodeados de una gama de organizaciones
periféricas, y preparados para afrontar las contingencias de la ilegalidad. El
centralismo democrático y la disciplina consecuente serán convertidos en
condiciones fundamentales para el funcionamiento del Partido en el nuevo
contexto político.
El
XXII Congreso General Ordinario escuchó un extenso informe sobre la situación
internacional, elaborado por una Comisión compuesta por los dirigentes
Clodomiro Almeyda, Agustín Alvarez V.,
Julio Benítez, Carlos Morales y Edmundo Serani. El documento parte del
reconocimiento de que la posición internacional del socialismo es el aspecto
básico de su línea política. Los intentos de elaborar una línea política sobre
supuestos fundamentalmente nacionales y de construir el Socialismo en un solo
país, genera deformaciones en esa línea o en esa construcción, contrarias al
Socialismo posee un carácter internacional insoslayable, y el Socialismo podrá
realizarse como sistema de convivencia humana, en forma integral, únicamente si
se universaliza. Por otra parte, deja claramente
establecido que se ha cerrado la época de las revoluciones a medias. La
revolución sólo lo hacen las masas obreras y campesinas, con la participación de
las clases medias pobres y los intelectuales de avanzada, cumpliendo en un mismo
proceso las tareas democrático-burguesas y las socialistas, con la clase obrera
como eje del proceso, proyectada como parte de la revolución mundial.
El
PS solidarizó con todos los procesos de construcción socialista iniciados en la
URSS y Europa Oriental, en Asia y en Cuba, cuya revolución ha dado una dimensión
diferente a la lucha de clases en nuestro continente y ha demostrado la
vialidad de la violencia revolucionaria para alcanzar el poder, legando una táctica
específica: la guerrilla, y ha dejado en descubierto la impotencia de la burguesía
como fuerza progresiva y su real papel contrarrevolucionario.
Junto
con aprobar esa valiosa tesis, el Congreso emitió una serie de votos de solidaridad
con los diversos pueblos, movimientos líderes en abierta y valerosa lucha
contra el imperialismo, en defensa de los intereses de las clases trabajadoras
y del Socialismo. Al mismo tiempo, el PS
rechaza la aplicación de la política de coexistencia pacífica en América
Latina, entendida por la diplomacia soviética y por algunos partidos
comunistas, como conciliación entre las clases y como apaciguamiento en la
lucha de los pueblos del continente contra las oligarquías dominantes y el
imperialismo norteamericano.
Reproducimos
un capítulo de especial trascendencia de la tesis internacional del XXII
Congreso General Ordinario, sobre la proyección mundial y continental del Socialismo
chileno:
Al establecer su
política nacional el Partido Socialista debe partir de una realidad objetiva,
hoy más vigente que nunca: la revolución chilena se entronca indisolublemente
con el proceso continental y mundial, de la lucha de clases, como lo demuestran
los siguientes factores externos que gravitan sobre nuestro curso local.
1.-
Chile es uno de los países del mundo colonial. Su economía capitalista está, en
lo esencial, organizada en función del mercado mundial. Las tendencias económicas
internacionales afectan directamente a nuestro desenvolvimiento. Hay que
tenerlas siempre en cuenta, para definir una política nacional. Por otra parte,
no olvidemos que nuestro retraso económico y cultural se debe a nuestra condición
dependiente, es decir, a nuestra ligazón a fuerzas económicas extrañas.
2.-
El imperialismo opera con una estrategia global. En su desesperada tarea de hacer frente a la
revolución, unifica a las burguesías nacionales
y les dan un comando
centralizado. La respuesta lógica de los revolucionarios debe ser su unidad
internacional. En América Latina, a la OEA debemos oponerle la OLAS; al Pentágono
y al Departamento de Estado, oponerle una dirección revolucionaria continental.
La revolución Chilena está indisolublemente ligada a la revolución
latinoamericana y esta, a la mundial. La
cabal y definitiva realización de sus tareas se logrará sólo en la medida en
que se vaya derrotando internacionalmente al imperialismo y a sus aliados, y se
vaya estableciendo la planificación socialista a niveles supranacionales.
3.-
Consecuente con su definición marxista- leninista, nuestro Partido sustenta el principio
del internacionalismo proletario, que debe
expresarse en la solidaridad de la lucha mundial por derrotar al
imperialismo en todos los frentes y en la construcción de un mundo socialista integrado internacionalmente.
Creemos
que todos estos hechos no obligan a examinar con la mayor seriedad y atención
los procesos externos, para utilizarlos en el esclarecimiento y determinación
de nuestra estrategia y técnicas locales.
Por
otra parte, nuestra participación en la OSPAAAL e integración a OLAS nos pone
ante dos paralelas: ante la conflictiva situación internacional; otra práctica,
la construcción de una directiva continental y mundial para el movimiento revolucionario.
La
organización de Solidaridad con los pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL) y la Organización
Latino-Americana de Solidaridad (OLAS) son un paso hacia la formación de una
nueva directiva internacional de la revolución.
El
partido Socialista participó de las OSPAAAL y forma parte incluso del
Secretario
Ejecutivo. Igualmente contribuyó decisivamente a la creación de OLAS.
Consecuentemente,
debe participar en forma activa en el funcionamiento de esta última, tanto a
escala continental como nacional. Para el PS la OLAS es más que una mera
institución de solidaridad. Debe convertirse en una dirección de la Revolución
Latino americana y paso indispensable en el proceso de unidad mundial de los
pueblos, meta a la cual nuestro Partido tiene la obligación de contribuir. Y
cuyo primer intento lo constituye la creación de OPAAAL en el plano mundial.
Concretamente
el Partido Socialista resuelve:
1º
Reconocimiento absoluto de OSPAAAL y continuar participando en ella;
2º
Hacer suyo los acuerdos de la Primera Conferencia de la Organización Latinoamericana
de Solidaridad (OLAS);
3º
Tomar las medidas para que incorporen a su Comité Nacional todas las fuerzas
revolucionarias y antimperialistas que declararon aceptar los acuerdos y
cumplir los requisitos establecidos en la Primera Conferencia de OLAS; y
4º
Estudiar de inmediato las formas de poner en práctica las acciones efectivas de
solidaridad para con los pueblos que han tomado la vanguardia de la lucha de
liberación continental.
En
consecuencia, para que OLAS se convierta en el Estado Mayor de las fuerzas revolucionarias
del continente debe abrir un amplio debate entre los revolucionarios de América
Latina que le permita intervenir con una
visión propia de la urgente tarea de clarificación de los problemas de la lucha
de clases y a escala mundial. En esta forma OLAS podrá homogenizarse y
fortalecerse interiormente y aportar positivamente a la tarea de construir un
comando internacional unificado de los pueblos contra el imperialismo. En
cuanto a nuestro Partido debe dar el ejemplo a través de su propia discusión y
clarificación interna, proyectándola después a las otras organizaciones
revolucionarias del país. Para mejor hacer posible esta discusión entregamos
las siguientes ideas básicas:
La
Gran Tarea: posibilitar la existencia de la dirección unificada de la
revolución socialista mundial.
Señalamos
a continuación una serie de consideraciones que orientan nuestra toma de
posición en el cuadro continental y mundial:
a)
El partido Socialista se reconoce parte de las fuerzas que luchan por el socialismo
en mundo entero.
b)
El proceso mundial de la revolución socialista no puede quedar librado a la espontaneidad.
Debe ser dirigido en términos globales, teniendo en cuenta que el propio
imperialismo centraliza la conducción de
las fuerzas contrarrevolucionarias.
c)
El Partido Socialista aspira a una progresiva conformación de una dirección internacional
de los socialistas revolucionarios. Es cierto que tal tarea es difícil especialmente
debido a la presión de las profundas divergencias que afectan al movimiento
revolucionario mundial. Pero es de urgencia comprenderla.
d)
Sostenemos que ningún partido, ni Estado, tiene derecho a monopolizar la dirección de los pueblos revolucionarios con un ejercicio burocrático
que sacrifique el curso de la Revolución Mundial a los intereses y necesidades de la tendencia o del Estado;
mucho menos en el actual período de discusión y enfrentamiento tendencial.
e)
Valorizamos la superior experiencia alcanzada por otros partidos o movimientos.
Queremos utilizarla positivamente, pero sin abdicar en nuestra responsabilidad
de encontrar los cambios concretos que ha de seguir la revolución chilena y
aportando nuestros propios puntos de vista frente a los problemas generales de
la lucha de clases.
f)
Reconocemos que el conocimiento y dominio de las tendencias objetivas que presiden
el acontecer histórico se logra mejor desde una perspectiva supranacional.
Por
lo tanto, una futura dirección internacional está en las mejores condiciones para
diseñar una estrategia colectiva de los pueblos. Pero la aplicación específica a las
peculiares condiciones locales es tarea que reivindicamos para cada partido o
movimiento nacional.
En
cuanto a las proposiciones de la Brigada de Escritores y Artistas Socialistas aprobadas
por la Comisión de Frente de Masa y, luego, por el Plenario, fueron las siguientes:
1º.
El Congreso del Partido Socialista estima de máxima importancia la acción de
los intelectuales chilenos en la revolución socialista.
2º.
Hace suyo el ideal del “hombre nuevo latinoamericano” expresado por el gran
humanista comandante Ernesto “Che” Guevara, y enriquecido por la experiencias
nacionales.
3º.
Acuerda vigorizar, y centralizar la acción intelectual revolucionaria a través
de su brigada de Escritores y Artistas Socialistas, y a través de la investigación
de los intelectuales en todas las fuerzas revolucionarias, en la OLAS, sin
sectarismo de ninguna especie.
4º.
Acuerda integrar la Brigada de Escritores y Artistas Socialistas, a todos los
niveles de sus organizaciones partidarias y hacer un llamado a los intelectuales
de izquierda y a la juventud a engrosar sus filas.
5º.
Acuerda denunciar y luchar contra la acción destructora de nuestra cultura, que
realiza el imperialismo norteamericano en estrecha unión con los monopolios
culturales nacionales, a través de los medios de difusión.
6º.
Acuerda la creación de la Comisión Nacional de Arte y cultura, organismo de dirección central del
Partido, el que estará ligado al trabajo permanente de la Brigada de Escritores
y Artistas Socialistas. En ese sentido
la dirección del Partido entregará los medios económicos adecuados a las necesidades
del trabajo.
7º.
Acuerda hacer un llamado a los intelectuales marxistas a integrarse a los
frentes culturales de masas, tanto en el nivel nacional como en el internacional.
8º.
Acuerda proponer al nuevo Comité Central la creación de órganos de expresión de
carácter político y cultural, que estén acordes con las necesidades históricas
de la hora, como serían la publicación de un diario o periódico, o contratación
de espacios radiales, y edición de una revista de cultura que pueda recoger y
transmitir la acción revolucionaria de los trabajadores intelectuales marxistas.
Por
la Brigada de Escritores y Artistas Socialistas: Mahfud Massis, Presidente; Mario
Ferrero, Vice-Presidente; Alfonso Jorquera, Secretario General; Walter Garib,
secretario de finanzas; Alejandro Chelén Rojas, Eduardo Taibo, Horacio Fernández,
Eduardo Molina Ventura y Mario Rojas Lobos, directores.
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