Es
ésta una traducción de una crónica aparecida hoy en The New York Times. A pesar
del sesgo pro capital financiero del medio estadounidense, creemos que es una buena
oportunidad para apreciar la percepción que tienen en la potencia imperial
acerca de los casos de corrupción y abusos cometidos en Chile y otros países de
Latinoamérica
Traducción de: “Chile Joins Other Latin American Nations
Shaken by Scandal”
De Simon Romero
CHILE SE UNE A OTRAS NACIONES DE AMÉRICA
LATINA SACUDIDAS POR EL ESCÁNDALO
SANTIAGO de Chile
- Los escándalos están sacudiendo uno tras otro los gobiernos este año en
América Latina: la misteriosa muerte de un fiscal en la Argentina[2];
el derrocamiento del primer ministro del Perú en una operación de espionaje
interno[3];
las revelaciones de un vasto plan de sobornos[4]
de la empresa nacional del petróleo brasileña.
Se pensó durante mucho
tiempo que Chile[5]
estaba por encima de tales convulsiones, dada su reputación como uno de los
menos corruptos[6]
de la región. Pero una serie de impresionantes escándalos está colocando al
establishment político aquí en un estado de conmoción; de repente, se
acrecientan las dudas acerca de un país que ha sido uno de los favoritos de las
instituciones financieras internacionales y quedan expuestas al desprecio
figuras de todo el espectro ideológico.
La más prominente
de quienes son objeto de las críticas es la Presidenta Michelle Bachelet[7],
pediatra de 63 años, quien volvió[8]
a la presidencia en el año 2014 sobre la base de una plataforma de alivio de la
desigualdad. En las últimas semanas, su hijo ha sido acusado de utilizar su
influencia durante su campaña para conseguir un préstamo para adquirir terrenos,
los que reportaron millones de dólares en ganancias en el espacio de unas pocas
semanas.
Sin embargo, la
oposición conservadora también se encuentra bajo fuego[9],
después de las detenciones en marzo de los ejecutivos de uno de los más grandes
grupos financieros de Chile bajo los cargos de fraude fiscal, cohecho y
blanqueo de dinero. Los fiscales dicen que los cargos se originan de un plan
ilegal para financiar a la Unión Demócrata Independiente [UDI –n del CAD], un
partido de derecha.
Contribuye a extender
la indignación por la corrupción aquí una gigantesca empresa minera, controlada
por Julio Ponce Lerou [SQM –n del CAD], ex yerno del dictador chileno Augusto
Pinochet, quien se encuentra envuelto en una investigación sobre pagos
cuestionables[10]
a una gran variedad de personalidades de la política, mayormente de la derecha,
pero también a figuras del gobierno y a legisladores de la coalición de centristas
e izquierdistas de la Sra. Bachelet.
"Todas estas
revelaciones al mismo tiempo están arrojando el sistema a un estado de
shock", dijo Pablo Collada, el director de Ciudadano inteligente[11],
una organización que promueve la transparencia en la política. "Es como si
nos hubiésemos dado cuenta que esto es un pantano y cada uno tiene un pie en el
barro."
La sensación de
desconcierto ha sido especialmente grave para el caso de la Sra. Bachelet,
quien terminó su primer mandato como presidente en 2010 con altos índices de
aprobación, habiendo protegido al país de una aguda caída durante la crisis
financiera global. Antes de su regreso a la presidencia, el año pasado, tomó un
cargo mundial[12]
como encargada de los derechos de las mujeres de las Naciones Unidas.
El miércoles, la Sra.
Bachelet dijo a la prensa que lamentaba la aparición de una "cultura de la
desconfianza" a raíz de los escándalos.
Sin embargo, insistió
en que las instituciones de Chile estaban haciendo su trabajo de investigación
de figuras públicas, incluidas aquellas de su propia familia, al mismo tiempo
que ponía en claro que no tenía planes de renunciar a su cargo.
"Nunca he
considerado renunciar", señaló, agregando que tal acción significaría una
"ruptura institucional."
La Sra. Bachelet
dijo que, como casi todo el mundo, había tomado conocimiento de las relaciones
comerciales de su hijo Sebastián Dávalos a través de las noticias, en febrero
pasado, cuando fue acusado de tratar de conseguir un préstamo por US$10
millones con la ayuda de uno de los hombres más ricos de Chile, Andrónico
Luksic.
El banco que controla
la familia del Sr. Luksic concedió el préstamo un día después de que la Sra.
Bachelet fuese re-electa, en diciembre de 2013, proporcionando el dinero a una
empresa parcialmente propiedad de la nuera de la Sra. Bachelet, de acuerdo a los
investigadores. La compañía utilizó el préstamo para comprar tierras que fueron
traspasadas de un sopetón semanas más tarde, en un trato que produjo una
ganancia estimada en varios millones de dólares.
El negocio por el
predio todavía está bajo investigación. Pero, sea lo que sea que sancione la legalidad,
el escándalo ha acentuado una permanente fuente de tensión aquí sobre la política
y los negocios chilenos: el uso de las conexiones de la elite para ejercer influencia
y obtener riquezas, avergonzando a una líder que ha hecho de la nivelación del
campo de juego un objetivo de su segundo mandato.
Son pocos los chilenos
que podrían siquiera sondear la obtención de una reunión con el Sr. Luksic para
solicitar un préstamo de tal magnitud, explicó en un mordaz editorial la revista
de negocios basada aquí AméricaEconomia.
"Ya sean de
la izquierda, el centro o la derecha, los miembros de una pequeña élite tienen el
dinero y el poder en sus manos", indicó la revista.
Después de que su
hijo renunciara a su cargo como jefe de las fundaciones de beneficencia, las que
normalmente maneja la primera dama de Chile, los índices de aprobación de la Sra.
Bachelet han caído a un 31 por ciento, el nivel más bajo registrado en
cualquiera de sus dos períodos, según Adimark, una empresa encuestadora. El
estudio de opinión pública, que implicó entrevistas a 1.258 personas, desde el
5 de marzo al 27 de marzo, tenía un margen de error de muestreo de más o menos
2 puntos porcentuales.
"La
oposición está en el suelo con sus escándalos, pero esta es una tragedia
personal para Bachelet", dijo Robert Funk, un profesor de ciencia política
en la Universidad de Chile. "Hubo un sentimiento de superioridad moral de
la Presidenta Bachelet y ahora ella luchando por recuperar la legitimidad."
Tratando de
encontrar su equilibrio, la Sra. Bachelet ha designado una comisión asesora para
que bosqueje nuevas medidas que regulen las relaciones entre las figuras de la política
y los intereses de los empresarios.
"Estos han
sido tiempos difíciles y dolorosos para mí como madre y como presidente", dijo
recientemente la Sra. Bachelet en referencia a las revelaciones sobre su hijo.
Por supuesto,
Chile está lejos de ser el único país que está haciendo frente a cuestiones de
privilegios y de la política en América Latina, o en otras partes. Haciéndose
eco de otros escándalos en la región, algunas de las prácticas expuestas en
Penta, el grupo financiero chileno cuyos ejecutivos están encarcelados, y SQM,
la empresa minera bajo investigación en relación con pagos a políticos, parecen
implicar formas ilícitas de evadir impuestos, financiar campañas e influenciar
a los políticos.
En Brasil, a sólo
tres meses de comenzar su segundo mandato, la presidenta Dilma Rousseff está
luchando por su supervivencia política[13]
así como la de Petrobras, la compañía petrolera nacional que una vez supervisó
como ministro de energía[14]
y que ha defendido a lo largo de su presidencia de los enredos de un colosal
escándalo de soborno[15].
La creciente
sensibilidad sobre la corrupción en Chile y otras partes de América Latina,
refleja el fortalecimiento de la clase media regional en este siglo, acompañado
por un decidido sentido de ciudadanía que conduce a los líderes políticos a estándares
éticos mayores. Con un crecimiento económico enlentecido en toda la región, los
ánimos se caldean.
"Durante el
período de auge, con un mayor gasto social, la corrupción no tiene la gravedad
y las consecuencias políticas que tiene cuando los tiempos son difíciles y los
gobiernos no tienen más remedio que llevar a cabo ajustes fiscales", dijo
Michael Shifter, presidente de Diálogo
Interamericano, un grupo de políticas en Washington.
Chile mantiene ventajas
importantes para limitar el alcance de la corrupción, que incluyen una vibrante
sociedad civil y un poder judicial independiente. La economía, si bien crece más
lenta que en años anteriores, aún se espera que crezca aproximadamente un 2.5
por ciento este año; una envidiable tasa para países como Argentina, Brasil y
Venezuela.
Algunos aquí también
señalan que los escándalos, aun cuando impactan Chile, todavía se encuentran en
una escala diferente de las del resto de la región. En Brasil, la Sra. Rousseff,
con un índice de aprobación del 13 por ciento, enfrenta una economía estancada
y crecientes escándalos por sobornos y fraude fiscal lo que ocasiona pérdidas por
miles de millones de dólares.
"Los
chilenos pensamos estar en medio de una crisis aguda, pero lo asemejo más a un
viaje a la sala de emergencia con algunos dolores en el pecho," dijo
Patricio Navia, cientista político chileno de la Universidad de Nueva York.
"Llegamos allí y podemos ver a Brasil padeciendo un verdadero ataque al
corazón, y el médico nos dice que tenemos sobrepeso, falta de ejercicio, que tal
vez estamos fumando demasiado."
“El mensaje del doctor",
el Sr. Navia continuó, "es que finalmente terminaremos con un ataque al
corazón en cinco años si no cambiamos nuestras procederes ahora."
Equipo Internacional –CAD CHILE
Abril 9 de 2015
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