Traducción de
“Tipping Point in Ukraine”,
de William Boardman*,
publicado en
Dissident Voice,[1]
A Ucrania la tritura la guerra bajo el alto
al fuego, sin que se avizore un camino hacia la paz
Casi
todo lo referido a Ucrania es turbio y poco fiable en estos días, inclusive
antes que se tome en consideración alguna de las intromisiones por parte de
potencias externas que juegan descuidadamente con sus peones eslavos. Vistos en
sus más oscuras facetas, los acontecimientos de los últimos 20 meses (y de los
pasados 20 años) reflejan una mortal espiral Este-Oeste que se está acelerando,
y de la cual ninguna de las partes comprometidas muestra algún deseo de desengancharse.
La
guerra civil[2]
en el este de Ucrania ha proseguido irregularmente desde septiembre, cuando las
partes firmaron un alto el fuego conocido como el Acuerdo de Minsk. El cese del fuego ha sido a menudo más honrado en
la violación que en la observancia, pero, en general, ha dado lugar a bastante
menos derramamiento de sangre, especialmente entre los civiles, que en los seis
meses anteriores de combates. En la primavera de 2014, el nivel de las muertes
se intensificó, a instancias de los Estados Unidos, cuando el recién instalado
gobierno golpista en Kiev eligió atacar en vez de negociar con las auto-proclamadas
Repúblicas Populares de Donetsk y de Luhansk (ahora se sumó el auto-proclamado
estado federativo de Novorossiya). Hasta
el momento, sólo la República de Osetia del Sur ha reconocido a estas “repúblicas”
ucranianas como países independientes. A su vez, sólo Rusia, Nicaragua,
Venezuela y Nauru reconocen a Osetia del Sur, que declaró su independencia de
Georgia en 1990, pero reafirmada sólo en 2008, con la ayuda de la intervención
rusa.
En
comparación, la muy pequeña República de Kosovo[3], que
declaró su independencia de Serbia en 2008, rápidamente aseguró su independencia
gracias a la intervención militar norteamericana y de la OTAN, demostrándose
con ello la política de doble rasero aplicada por la comunidad internacional a
las cuestiones de la "integridad territorial" y de la "soberanía".
La sin litoral Kosovo, con una población cercana a los 1,8 millones de
personas, es ahora reconocida por 108 países miembros de las Naciones Unidas[4],
incluyendo los EE.UU., Canadá, la mayor parte de Europa, Arabia Saudita,
Afganistán y Yemen.
Durante
el verano de 2014, los militares de Ucrania capturaron gran parte del
territorio de las repúblicas de Donetsk y Luhansk y otras zonas en poder de
estas, pero a un costo considerable para la población civil. Se estima que 2,8
millones de personas de origen ruso han emigrado de Ucrania a Rusia durante el
año pasado. El avance del ejército ucraniano fue detenido gracias al apoyo
militar ruso a las repúblicas mencionadas, sostén que Rusia niega entregarles,
al igual que los EE.UU. y otros países de la OTAN niegan el apoyo que le han
brindado a Ucrania. Las dos Repúblicas tienen ahora unos 3 millones de personas
y tienen acceso al Mar Negro a lo largo de su frontera meridional.
¿Alguien realmente
quiere una solución en Ucrania?
Antes
de la aún pendiente reunión internacional de alto nivel en Kazajstán, cada lado
reclama que el otro viola crecientemente el alto al fuego con disparos de armas
pequeñas, de mortero y con ataques con cohetes en los últimos días. Un anónimo
reportero de AP ha informado que vio cohetes ucranianos disparados a las posiciones
de los separatistas. Ahora que Ucrania y las potencias extranjeras han
desechado las conversaciones de paz, el gobierno ucraniano ha alegado que un
cohete separatista mató a diez civiles en un autobús en el aeropuerto de
Donetsk, un campo de batalla clave desde hace meses. Sin confirmar, este
informe es algo que crédulamente han informado Reuters[5] y el New
York Times[6], entre
otros, mientras que Los Angeles Times[7] aguarda
una verificación independiente. [Este es uno de los memes del conflicto ucraniano,
un crimen de guerra en que cada lado culpa al otro, mientras la gente del exterior
cree que la verdad es lo que respalde su sesgo político; otra versión,[8] de la
misma historia, se desarrolló parecidamente en octubre]
Ucrania
inició el 15 de enero las conversaciones de paz sólo para tener efectivamente
la oportunidad de escabullirse. La secuencia de los acontecimientos, contradictoria
en sí misma, parece haber ido así: el Presidente ucraniano Petro Poroshenko, el
oligarca multimillonario del chocolate, anunció a finales de diciembre que se
reuniría el 15 de enero en Astana, la capital de Kazajstán, con el Presidente
francés Francois Hollande[9] y el
Presidente ruso Vladimir Putin, así como con la Canciller Angela Merkel. Hasta
el 10 de enero, estos países aún no confirmaban la reunión. Mientras tanto,
Merkel se reunió con el Primer Ministro de Ucrania Arseniy Yatsenyuk, el ‘chico
americano’ en Ucrania, y luego arrojaron dudas sobre si el encuentro del 15 de
enero se efectuaría, o si habría alguna otra tertulia para continuar trabajando
porque al fin Ucrania colapse en un Estado fallido.
En
otras palabras: cuando el presidente de Ucrania anuncia las conversaciones de
paz, el primer ministro de Ucrania se reúne con un actor fundamental y dichas conversaciones
de paz quedan canceladas. ¿Quién está a cargo? Según la constitución de
Ucrania, ambos tienen una suerte de autoridad gubernativa. No existe un
mecanismo constitucional para resolver las tensiones entre estas instancias cuando
los titulares a cargo eligen darse cabezazos (como ocurrió anteriormente entre el
presidente Viktor Yushenko, un banquero central cuyas políticas enfurecieron
por igual a comunistas y oligarcas, y la primera ministra Yulia Tymoshenko, una
enfurecida oligarca del gas natural). Esta disfunción estructural, integrada en
la constitución ucraniana, es uno de los motivos del porqué Ucrania ha sido
incapaz de gobernarse eficazmente así misma durante más de una década, lapso en
el cual se ha convertido en una cleptocracia de clase mundial.
¿Por qué Merkel ha establecido
condiciones que ella sabe son imposibles?
Con
el objeto de establecer sus "razones" para bloquear las conversaciones
de paz, la Canciller alemana Angela Merkel[10] ha
creado una historia de portada que sonaba vagamente creíble, pero que no tiene
sentido para alguien que entienda que los términos que ella reclama, en el
mejor de los casos, serían logrados a muchos años, si fuesen factibles del
todo. Como el Times lo informó[11]:
"Merkel dejó en claro que todo el acuerdo de Minsk necesita cumplirse antes
que las sanciones de la Unión Europea en contra de Rusia puedan ser levantadas."
La elección de los norteamericanos para el liderazgo ucraniano, Yatsenyuk, hizo
eco en Merkel, pero añadieron su propia y obviamente egoísta prioridad: cierre
de la frontera entre Rusia y las Repúblicas.
El
acuerdo de Minsk refleja una propuesta de paz presentada por primera vez por
Presidente ucraniano Poroshenko, en junio de 2014. Sólo hay cuatro signatarios materiales
de dicho Acuerdo: Ucrania, Rusia y las Repúblicas de Donetsk y Luhansk. El
acuerdo se alcanzó bajo los auspicios de la Organización para la Seguridad y la
Cooperación en Europa (OSCE), el único otro signatario. Una presunción tácita del
acuerdo es que las Repúblicas de Donetsk y Luhansk serán reintegradas en
Ucrania, con todos sus derechos intactos. El acuerdo de Minsk consta de 12
puntos, sin prioridad entre ellos, cada uno de los cuales es un objetivo al que
aspiran ambas partes, aunque algunos de los elementos pueden ser logrados sólo
por un lado u otro:
-
Cese al fuego bilateral
-
Vigilancia de la OSCE del alto al fuego
-
Descentralización del poder en virtud de la ley que se aprobó por parte de
Ucrania
-
Vigilancia permanente de la OSCE de la frontera Ucrania-Rusia
-
Liberación de todos los rehenes
-
Amnistía para los separatistas, por ley que Ucrania apruebe
-
Continuar un diálogo nacional inclusivo
-
Mejorar las condiciones humanitarias de Donbass
-
Elecciones locales coherentes con la ley de Ucrania
-
Todas las partes retiran las fuerzas militares mercenarias e ilegales
-
Adopción del programa de recuperación y reconstrucción de Donbass
-
Proteger a todos los participantes en las consultas
En
efecto, el acuerdo de Minsk es un desordenado programa de 12 pasos diseñado para
ayudar a aquellas personas que, junto con sus amigos y familiares, permanezcan adictos
a estallidos descontrolados de violencia intestina. Se les llama "Ucrania-anon."
Al igual que cualquier programa de 12 pasos, los participantes suelen necesitar
el apoyo de personas cercanas a ellos, para que tengan éxito en la mejora de
sus vidas. Cuando alguien como Angela Merkel, quien se encuentra fuera del proceso
formal, se confabula con alguien que supuestamente está dentro del proceso para
socavarlo, probablemente el proceso sea saboteado. Eso parece ser lo que
sucedió, al menos en el corto plazo.
Hasta que Occidente
cese de agredir a Rusia, sus exhortaciones a la paz son un mal chiste
La
posición de Merkel, que refleja la del Primer Ministro Yatsenyuk y la de sus auspiciadores
estadounidenses, es engañosa y destructiva. Suspender el proceso de paz hasta
que el acuerdo de Minsk pueda ser realizado plenamente es, a sabiendas, prolongar
las hostilidades por un incierto número de años. Hacer que las sanciones de la
Unión Europea sobre Rusia dependan de la completa implementación del acuerdo de
Minsk, es entregar a Ucrania el derecho de veto en la UE. El acuerdo no puede
ser plenamente implementado hasta que Ucrania adopte las leyes pertinentes, y no
hay mucho para persuadir a Ucrania para que haga otra cosa que no sean sus
propias motivaciones. Si Ucrania fracasa en promulgar las leyes prometidas,
Merkel tendría que continuar con el castigo de la UE a Rusia, lo cual parece
ser el juego ya por cerca de 20 años.
Rusia
y Ucrania parecen estar en un punto de inflexión, y es de imaginar que el
delicado equilibrio de estos y de otros países afectados pudiera prolongarse por
un largo tiempo. Y otros agentes, incluidas las Naciones Unidas, podrían actuar
para contribuir a la estabilización de la región y para mejorar la economía y el
daño a los derechos humanos, los que amenazan con continuar desatendidos. Probablemente,
los EE.UU. y Europa continuarán sus políticas de deliberada desestabilización
hasta el día en que todo se desmorone y entonces Washington, apuntando con el
dedo, dirá: "Ven lo que Rusia ha hecho ahora!?"
Hay
muchas briznas[12]
agitadas en ese viento, y por ahora parece que está soplando un viento nocivo y
que no es bueno. Una muestra de esas briznas:
La
Ley de Apoyo a la Democracia ucraniana[13], de
2014, fue aprobada por ambas cámaras del Congreso por unanimidad, sin debate y
sin una votación registrada. El Presidente (Obama –N de T) promulgó la ley el
18 de diciembre. El proyecto de ley Página-17 es un modelo del ‘estilo guerra
fría’, de duplicidad que encubre una virtual declaración de guerra mundial en
la retórica de los altos principios, amenazas imaginarias y una gramática chapucera:
“Es la política de los Estados Unidos fomentar la colaboración
con el Gobierno de Ucrania en la recuperación de su soberanía e integridad
territorial para impedir al Gobierno de la Federación de Rusia que promueva la
desestabilización e invasión de Ucrania y de otros países independientes de
Europa Central y Oriental, el Cáucaso y Asia Central”
Entre
otras cosas, en el proyecto de ley autoriza al presidente a imponer siete
páginas de nuevas sanciones a Rusia, interferir en la democracia y sociedad
civil de Rusia, expandir la difusión de propaganda estadounidense en la región,
ampliar el apoyo no militar a Ucrania, e iniciar la entrega de US$350 millones
en ayuda militar a Ucrania durante los próximos tres años. La última sección
del proyecto de ley dice que no debe ser "interpretado como una
autorización para el uso de la fuerza militar."
Cuando
el presidente Obama firmó el proyecto para hacerlo ley, la Casa Blanca[14] emitió
una declaración en la que el presidente dice, en parte, con toda la debida
hipocresía y duplicidad:
“Mi Gobierno seguirá trabajando en estrecha colaboración con sus
aliados y socios en Europa y en el ámbito internacional para responder a los
acontecimientos en Ucrania, y continuaremos revisando y calibrando nuestras
sanciones para responder a las acciones de Rusia. Una vez más, instamos a Rusia
a que ponga fin a su ocupación e intento de anexión de Crimea, a que deje de
apoyar a los separatistas en el este de Ucrania, y a que cumpla las
obligaciones que firmó bajo los acuerdos de Minsk.”
*
Ucrania es un país empobrecido al borde del colapso económico. La nueva
ministra de finanzas, Natalie Jaresko[15], es una
ciudadana de los Estados Unidos que manejaba un fondo de cobertura financiero de
EEUU con base en Ucrania, que fuera acusado de uso de información privilegiada
ilegal. Ella también manejó un fondo de la CIA para apoyar movimientos "pro-democracia"
y ‘lavaron’ más de US$5 mil millones de dólares que los EE.UU. gastaron para
apoyar las protestas de Maidan, que llevaron al golpe de Kiev en febrero de 2014.
Jaresko es una gran fan de la austeridad para el pueblo en las economías con problemas.
*
Escrito en la Revista Nueva York de
libros del 7 de enero, el multimillonario George Soros[16] ve a
Europa y los Estados Unidos tramando hacia fracaso, no sólo por Ucrania, sino
también por Europa. Soros no objeta la opinión oficial de la "agresión
rusa" o de los "intentos por desestabilizar Ucrania" y el resto
de la línea de propaganda que sustenta las sanciones. Desafiando la sabiduría
convencional, Soros se centra más bien en la actual, inherente, desbordada, y persistente
inestabilidad surgida al mantener un estado cleptocrático:
“… la antigua Ucrania está lejos de estar muerta. Ella domina la
administración pública y la judicatura, y sigue muy presente en los sectores privados
(oligárquico y cleptocrático) de la economía. ¿Por qué debieran trabajar los
empleados estatales por prácticamente ningún salario a menos que puedan
utilizar su posición como una licencia para obtener sobornos? Y ¿cómo puede un
sector empresarial que se nutrió de la corrupción y de los sobornos funcionar
sin sus edulcorantes? Estos elementos retrógrados están bloqueados en la
batalla con los reformistas.”
En
esencia, Soros sostiene que reformar Ucrania para convertirlo en un honesto Estado
moderno que ofrece oportunidades y justicia será, al menos, tan eficaz como
respuesta a Rusia que la actual hostilidad continuada y esfuerzos poco
entusiastas en Kiev. Para lograr esto, él postula un paquete de ayuda de US$50
mil millones, en circunstancias que la UE está teniendo dificultades para
gestionar US$2 mil millones. Su punto de vista es abiertamente idealista:
“Ayudando a Ucrania, Europa puede ser capaz de recuperar los
valores y principios sobre los que la Unión Europea fue fundada originalmente.
Es por eso que estoy defendiendo tan apasionadamente que Europa necesita someterse
a un cambio de corazón. El momento de hacerlo es ahora.”
Bien
o mal, este es un visionario y el mundo de la sabiduría popular no lo está
comprando. Los Estados Unidos y la Unión Europea parecen decididos a seguir tomando
las familiares y cómodas acciones que ellos
saben fracasarán, como en los viejos tiempos.
*
Tal vez el más vívido signo que los fracasos del pasado permiten augurar los fracasos
del futuro es la aclamación del Senador John McCain para la presidencia del
Comité de Servicios Armados del Senado, donde a veces estará en condiciones de
ejercer un poder de cuasi-veto sobre la autoridad constitucional de la Casa
Blanca para conducir los asuntos exteriores. En un sensual baile de adulación
verbal en el N. Y. Times del 13 de enero, Sheryl Gay Stolberg caracteriza la
aparente incapacidad de McCain para aprender de los fracasos como propio de su
ser "salvaje". La reportera permite que McCain sea "belicoso",
pero enmarca su responsabilidad frente a la nación y al mundo como una cuestión
en que él "hará la guerra o algún arreglo con la Casa Blanca." McCain
está en camino a aumentar el gasto del Pentágono y en mantener el campo de
prisioneros de Guantánamo, y habla con abierta amargura sobre la falta del
presidente en dirigirle una llamada telefónica. Como Stolberg dice sobre
McCain: "Si por él fuera, los Estados Unidos tendrían tropas terrestres en
Siria, más tropas en Iraq y Afganistán, y un suministro continuo de armas a
Ucrania".
A
pesar de que el alto al fuego en Ucrania estaba haciendo efecto tras la firma
del acuerdo de Minsk, McCain estuvo llamando a los EEUU a armar a Ucrania[17] para
defenderse contra la "invasión rusa" que él ve como parte del
proyecto de Putin por "restablecer el antiguo imperio ruso." McCain
pidió también a los EEUU enviar “asesores” militares.
Puede
ser que el futuro no sea dominado por la lucha entre aquellos que están satisfechos
con sólo una pequeña guerra en la frontera de Rusia, y aquellos que quieren una
guerra completa porque eso es todo lo que saben. Lo veremos, sin duda. Y por
ahora, las advertencias desoídas del ex presidente soviético Mijail Gorbachov[18] siguen
cayendo en orejas sordas, y los líderes ciegos de todas las partes[19] andan a
tientas su camino en "un vórtice sin salida."
¿Cuánto
tiempo puede durar el actual equilibrio inestable?
* William M. Boardman, estadounidense, abogado
y escritor, tiene más de 40 años de experiencia en teatro, radio, televisión,
periodismo escrito y no-ficción, incluidos 20 años como juez en el poder
judicial de Vermont (EEUU). Ha recibido honores de Writers Guild of America,
Corporation for Public Broadcasting, de la revista Vermont Life, y una
nominación a los Premios Emmy de la Academia de Artes y Ciencias de la
televisión. Este artículo fue publicado por primera vez en Reader Supported
News.[20]
Equipo Internacional –CAD CHILE
Febrero 2 de 2015
[1] “Tipping Point in Ukraine?”, William Boardman, 01/02/15; en: http://dissidentvoice.org/2015/02/tipping-point-in-ukraine/
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