“El porfiado topo de la historia: La lucha de
clases”
“Y del mismo modo que no podemos juzgar a
un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas
épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que
explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el
conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de
producción”
- Carlos Marx, prólogo a la Contribución
a la crítica de la economía política
A propósito del
jolgorio producido después de las recientes elecciones, me permito escribir
esta nota cuyos destinatarios son las compañeras y compañeros que luchan por
las transformaciones profundas de la sociedad y que construyen fuerzas sociales
y políticas para esa perspectiva y no solo para mejoras en las condiciones de
vida bajo el actual sistema de dominación.
Vivimos
una etapa histórica a escala mundial caracterizada por el avance sostenido de
las clases dominantes, por la ofensiva del imperialismo americano hasta ayer
hegemónico que trata desesperadamente de mantener su dominio sobre la base de
su fuerza militar en pugna con las potencias capitalistas chinas y rusas
principalmente y en víspera de un nuevo ciclo de crisis económica que
arrastrará a las economías periféricas y dependientes.
En
este marco, en Latinoamérica se vive la abierta ofensiva reaccionaria e
imperial cuyo norte es ahogar la economía venezolana preparando las condiciones
para intervenir militarmente en la zona con su mas de siete gigantescas bases
militares desplegadas en Sudamérica.
Como
es de todos sabido, desde el derrocamiento del presidente Allende, Chile fue
reconvertido en todos los planos en un país entregado a los intereses de los
grupos económicos nacionales y extranjeros, poniéndose fin al llamado Estado
Benefactor, regido por leyes heredadas desde la dictadura en casi todos los planos,
con algunos reajustes realizados por los gobiernos post dictadura, todos en
beneficio del gran capital y el desarrollo de toda una gama de mecanismos de
contención de la lucha reivindicativa de las masas, incluido la represión
abierta y masiva como lo es hoy en la Araucanía.
Gobierno
tras gobierno post dictatorial, gozaron del privilegio de un movimiento de
masas atomizado, fragmentado, dividido, y del crédito que arrojaba el miedo al
regreso de formas dictatoriales de gobierno.
Gran
parte de quienes formaron parte de las generaciones que condujeron las luchas
sociales y políticas por transformar la sociedad en los años 70, renunciaron a
sus principios y formando parte de los sucesivos gobiernos concertacionistas,
se convirtieron en cómplices de todas las medidas antipopulares y contra las
clases explotadas que desde las esferas del poder se dictaban. Más aun, como
fue quedando en evidencia durante los últimos años, la corrupción, los
negociados, las prebendas y las leyes impulsadas eran cocinadas en un espurio
maridaje entre empresarios financistas de la política y sus títeres políticos,
obviamente siempre en beneficio del gran capital.
El
viejo topo de la historia, la lucha de clases, léase como la lucha directa de
los más afectados por el modelo económico, comenzó a expresarse y acelerar la
caída de las caretas y las máscaras.
Miles
de estudiantes luchando contra la educación de mercado.
Pescadores
artesanales luchando por sus demandas.
Mapuches
y otras etnias luchando por sus tierras y cultura.
El
modelo económico y político cuestionado por doquier, la indignación llegando a
las oficinas públicas al conocerse todos los robos, los negociados, la
podredumbre que azotaba a las sacrosantas instituciones nacionales. Ni jueces,
ni uniformados, ni sacerdotes escapaban a las ignominiosas prácticas, menos aún
los empresarios desnudados en sus colusiones como las farmacias, los pollos, el
papel confort, entre otras. El listado de hechos es larguísimo, incluyendo el
robo de agua, el financiamiento de los políticos por las grandes empresas, el
uso de información privilegiada para materializar pingues negocios, etc., etc.
El
país, poco antes de las elecciones estaba convulsionado por la lucha contra las
AFP, pilar del sistema financiero construido por la burguesía, dinero fresco de
todos los chilenos entregado a los grupos económicos en tanto que las pensiones
que el sistema ofrece se reducen cada día más.
La
operación política a realizar desde las clases dominantes estaba clara. Para
ello contaban con todos los medios de difusión de los cuales son dueños
absolutos. Había que hacer regresar a todo ese descontento social que se venía
expresando hacia las canaletas y mecanismos fijados por ellos mismos. Y para
ello, el montaje de un escenario donde el miedo y la polarización podrían
re-encantar a los sectores más despolitizados, como también a quienes aspiraban
desde su propia óptica política, ingresar al escenario político institucional.
Así
fue planteado el choque entre el empresario derechista que iba a quitar todas
las reformas y avances logrados, versus una izquierda o centro izquierda que
defendería y profundizaría lo logrado. Obviamente un escenario catastrofista,
que ya veremos más adelante, jugara también en contra de los sectores
reformistas y neo reformistas que lo asumieron vehementemente atacando a todo
el que sostenía la abstención como alternativa y arrastrando a los sectores más
pusilánimes de la izquierda revolucionaria y anticapitalista.
Así,
por obra de magia, los autores de leyes contra los trabajadores, los que han
defendido tenazmente las leyes de pesca, las leyes laborales, que han
enfrentado con represión a los estudiantes, a los deudores habitacionales, a
quienes luchan contra las AFP, etc., etc., pasaron de golpe y porrazo a
convertirse en progresistas, en sujetos con los cuales construir un frente
único para parar la lobo que se nos venía encima.
No
es mi interés analizar los resultados electorales de cada sector ni mucho
menos.
La
realidad concreta es que pasada la fiebre electoral, los que dibujaron el
escenario volverán a una realidad compleja. Una DC que va en vías de extinción
y cuyas huestes deberán decidir si se van tras el empresario o tras el
periodista. Una Nueva Mayoría que debe negociar de alguna manera con el FA para
la segunda vuelta, sacudida a su vez ambas agrupaciones por evidentes
contradicciones. ¿Sera posible que un periodista que promocionaba las AFP ahora
se comprometa a enfrentarlas? ¿Será posible que el mismo conglomerado de la
Nueva Mayoría comprometido en el negocio de la pesca, de las mineras, del agua,
de la Educación acepte cambios que reduzcan sus ganancias y privilegios? ¿Será
posible que gran cantidad de amigos que son del FA voten por el periodista para
frenar al empresario, sabiendo muy bien que han sido sus adversarios directos e
incluso contraparte desde el Estado en diversos momentos?
Es
la lucha de clases en su esplendor que derribará la opereta puesta en escena y
volverá a plantear los verdaderos problemas, desde los intereses concretos de
cada sector.
Miguel,
y ustedes saben a qué Miguel me refiero, decía que las elecciones no resuelven
los problemas, solo los plantean.
Porque
la lucha de clases no pude ser detenida por maniobras publicitarias, ni manejos
politiqueros. Tarde o temprano lo problemas de la lucha por el poder se
instalan. El gobierno de Allende avanzó mucho, hasta que llegó al punto donde
la lucha por el poder hizo que la burguesía y el imperialismo recurriera a
todas sus fuerzas para derrocarlo y aplastar al movimiento de masas,
desconociendo su propia legalidad, institucionalidad, leyes y cuanto fue
necesario en defensa de los intereses de la burguesía.
En
el marco internacional inicialmente descrito, es inimaginable que las fuerzas
de la Nueva Mayoría empujen las reivindicaciones más necesarias, como lo son la
nacionalización de las riquezas básicas, y otras similares contra el capital
financiero. Lo que definirá que no habrá nada nuevo a lo que ya hemos vivido
bajo los diferentes gobiernos de la Concertación. Prueba de ello, es que recién
terminado el espectáculo electoral de primera vuelta, el gremio de los
profesores acaba de anunciar un paro de 48 horas y su directiva pretende
movilizarse antes de la segunda vuelta para seguir presionando ¿A quién? ¿A la
misma coalición por la cual tendrán que votar en las elecciones próximas?
De
igual manera la reflexión debe ir en ese mismo sentido para todos quienes creen
que logrando reformas pequeñas o mejoras reivindicativas dentro del sistema, se
avanzará a resolver las grandes contradicciones de clase existente. Que lo diga
solamente Cataluña para mencionar una experiencia reciente, que lo digan las
guerras de baja intensidad que impulsa el imperialismo por doquier. Finalmente
la lucha de clases se dirime en términos de fuerzas reales y concretas.
Para
nosotros la izquierda revolucionaria están planteados desafíos que arrastramos
desde hace ya tres décadas. Es real que hemos avanzado en algunos lugares,
reconstruyendo fuerzas, organizando, participando activamente en distintos
escenarios. Pero en la lucha de clases reales pesamos menos que un paquete de
cabritas. Se hace cada vez más evidente la necesidad de articulación,
convergencia y construcción de procesos unitarios. La arrogancia, el
sectarismo, la falta de humildad, la dispersión de nuestras fuerzas hacen que
la alternativa revolucionaria siga en estado larvario sin despliegue real.
Finalmente
quiero expresar que esta es una reflexión personal que no representa la
síntesis que hará próximamente Trabajadores al Poder, instancia política en la
que milito. Quizás los años que ya acumulo en el cuerpo me lleven a decir que
no hay mucha novedad en esta coyuntura, es muy similar a la que vivimos cuando
el desenfreno y la algarabía estallaron porque la alegría llegaba en los años
90. Penosamente veíamos a centenares y miles de personas creyendo que la salida
del tirano traería esa alegría. Todos ustedes saben que llegaron solo otros
capataces a administrar el fundo.
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¡La lucha por los derechos de los pueblos y l@s
trabajador@s continúa!
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