Compañero Luis Barra García |
“Los Compañeros no han muerto. Se fueron por el río de
la vida. Ya volverán, con nuevas fuerzas”
-Refrán de los
revolucionarios chinos
Hace 31 años, un día viernes 28 de noviembre de 1986, caen en combate
los queridos compañeros LUIS BARRA
GARCÍA (Alejo, Toño, Pepe) y JOSÉ
AMIGO LATORRE (el Malo), consecuentes y valientes camaradas de la causa del
pueblo y los trabajadores, ambos integrantes del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria MIR.
Ellos y un puñado de resistentes conformaban la
pequeña fuerza que, acatando lo aprobado por la dirección de ese movimiento
antes de su quiebre oficial en 1987, realizaba trabajo político con perspectivas
estratégicas en una vasta zona suburbana al poniente de la región
metropolitana. En cumplimiento de tales compromisos, los compañeros operaban desde
comienzos de 1985 en la localidad y ese día 28 de noviembre procedían a
desarrollar una recuperación de dineros desde la sucursal del Banco del Estado
de Peñaflor, pequeña ciudad de la zona metropolitana sur-oeste, y cuyo fin era
apuntalar el trabajo político-militar de la -a esas alturas- diezmada
organización revolucionaria.
El compromiso con el pueblo y la consecuencia
revolucionaria
Luis Barra García era médico
y tenía 44 años al momento de su caída. Nacido y criado en Concepción
(24/03/42), hizo la secundaria en el famoso Liceo Enrique Molina, donde tuvo
por compañeros a connotados dirigentes revolucionarios como Miguel Enríquez y al
gran amigo de éste Bautista Van Schouwen (en realidad, en ese curso del Molina estaba
en ciernes el proyecto revolucionario que posteriormente, en 1965, encarnaría
el MIR). Estudió medicina en la U. de Concepción, tiempo en que se acercó al
mirismo. Luego de egresar y al igual que lo hicieran muchos otros de sus compañeros,
su vocación social lo llevó a ejercer en alguna zona necesitada del país. Así
fue como el flaco se fue a servir al Hospital de Carahue, una empobrecida
localidad de la Araucanía costera, donde llegó a ser director del
establecimiento y se resistió, al igual que los demás médicos comprometidos llegados
a la zona, a acatar los paros convocados por el clasista colegio de la orden.
Al mismo tiempo, su creciente compromiso político lo impulsó a cooperar con la
creación del Consejo Comunal Campesino y a dirigir la JAP local, todo lo cual
le acarrearía la persecución y una odiosa campaña por parte de la reacción local.
El 11 de septiembre es detenido y llevado a Temuco, siendo salvajemente torturado
en el regimiento Tucapel y en la Base
Aérea de Maquehue. Gracias a presiones diversas, logra ser expulsado a Perú, desde
donde comienza un periplo latinoamericano, se hace mirista y parte luego a
Europa. Posteriormente, llegaría a Cuba, donde se prepara para acometer los
futuros combates en su patria. Su compromiso y valor lo llevan a ser uno de los
primeros retornados, a comienzos de 1978, en el marco del Plan 78.
A su ingreso al país asumió tareas partidarias
en la Comisión Militar y en la coordinación de estructuras partidarias. Ante el
colapso de la gesta guerrillera de Neltume, a mediados de 1981, la CP lo envía
a cargo de un grupo para intentar salvar a los 15 compañeros que huían del
inmenso cerco militar. Lamentablemente, poco pudieron hacer al respecto.
Compañero José Amigo Latorre |
Por su parte, José Amigo Latorre, quien también resulta muerto ese 28 de
noviembre junto al flaco Barra, tenía 34 años al momento de su caída (había
nacido el 25/01/52), era casado y tenía un hijo. A principios de los “70s, se
integra a la brigada secundaria del MIR del Liceo Darío Salas y durante la UP,
a la par que trabajaba en la industria Perlack, estudió Filosofía en la U. de
Chile. El 11 de septiembre del “73 lo encuentra resistiendo en su lugar de
trabajo, junto a los demás compañeros del Cordón Cerrillos-Maipú, del Comité
Local mirista y del FTR. En la tarde de ese aciago día, encabezando un grupo de
pobladores que integran el Comando Comunal y trabajadores del sector, intentan
sin suerte atacar la Comisaría de Maipú. Al día siguiente, es descubierto en un
campo cercano, detenido y llevado al Estadio Nacional, desde donde es liberado,
para ser detenido otra vez, en diciembre, por efectivos del SIFA. Conducido a la
AGA, logra resistir torturas y nada menos que dos meses de incomunicación.
Luego de ser sometido a un Consejo de Guerra y condenado a cadena perpetua, su
castigo le es permutado por expulsión a Inglaterra, adonde parte con su
compañera.
El Malo también regresa en el marco del Plan 78
u Operación Retorno, para combatir a la dictadura directamente, integrando
diversos grupos operativos en la región metropolitana, desembocando sus
esfuerzos en la misma fuerza donde operaba el Pepe.
La mañana de ese 28 de noviembre
Estando en Chile, ambos compañeros lograron sortear
muchas veces al ingenio de la muerte, hasta que la garra del enemigo les dio el
zarpazo definitivo esa mañana. No obstante cumplir a cabalidad con todas las
tareas partidarias encomendadas, hacía un tiempo que los compañeros del pequeño
grupo clandestino intentaban decir lo suyo respecto del enrarecido ambiente que
se había generado al interior de la dirección del MIR, entre las fuerzas que
estaban por la salida política a la crisis de dominación, minoritaria, y
aquellos que denodadamente combatían por la salida revolucionaria a la misma,
la mayoría. Debido a la compartimentación, la clandestinidad y el trabajo de
zapa llevado a cabo por la fracción claudicante y minoritaria de la dirección
del MIR, la base operativa de los compañeros había quedado bajo la égida de estos.
Sin embargo, si bien los integrantes de la pequeña escuadra estaban convencidos
de que se requería corregir las deficiencias y enmendar el rumbo de la
organización revolucionaria, no por ello dejaban de apostar inclusive su vida
por la derrota político-militar de la dictadura y por el objetivo estratégico
de la construcción del socialismo en Chile. Ya en 1985 se había echado a andar un
proceso partidario con vistas a la realización de un congreso interno del MIR, con
el que se pretendía salvar las diferencias políticas y era en dicha instancia donde
el Pepe, el Malo y el grueso de la militancia, aspiraban a hacer sentir su
opinión sobre el quehacer y los objetivos tácticos y estratégicos del proyecto
mirista.
Pero no hubo tiempo para los compañeros. Dentro
de la estrategia de acumulación de fuerza revolucionaria suburbana reseñada más
arriba, ese día 28 de noviembre, Pepe, el Malo y un grupo de camaradas
acudieron a expropiar dinero a la sucursal del Banco del Estado de Peñaflor para
sostener la lucha antidictatorial. Allí no encontrarían mayor resistencia y
salieron ilesos con el botín, escapando en dos grupos y sendos vehículos. Los
problemas se presentaron al tratar de romper hacia el Camino a Melipilla, a la
altura de Padre Hurtado, donde uno de los autos, en que huían Pepe, Malo y
Hortensia, se cruza con una patrullera de carabineros, produciéndose un
enfrentamiento en que muere un oficial policial y queda herido mortalmente el
Malo.
Pepe y la compañera, sin posibilidad de
proseguir en el auto (el cual había caído a una zanja), llevan en vilo al Malo,
que a las poco andar cae fallecido. Un paco que vivía por el sector, sale
armado y dispara en contra de la pareja que huye, hiriendo ahora de muerte al
flaco, quien ruega y ordena a la compañera que lo deje, que llegue a la cercana
autopista y pueda tomar locomoción para romper el cerco. Hortensia, entonces,
cumple la orden, alcanza a tomar un bus, pero es detenida a las pocas cuadras.
Mientras tanto, el paco remataba vilmente a un Pepe ya inerme.
Compañeros José Amigo y Luis Barra, ¡Presentes!
El CAD quiere rendir un merecido y justo homenaje
a ambos combatientes revolucionarios. Hoy por hoy, por cierto que nos hacen
mucha, pero mucha falta compañeros como estos. Su ejemplo, al contraluz de las
pésimas prácticas de los actuales líderes de la izquierda inquieta, nos revela
que se requiere con urgencia la renovación de la franja más avanzada del
pueblo, proceso que, como siempre, lo será por parte de las generaciones más
jóvenes y aguerridas.
Los Compañeros Luis Barra García y José Amigo Latorre no se han ido. Viven aquí, en el seno del PUEBLO, creando CONCIENCIA y aportando
en el proceso de acumulación de la FUERZA SOCIAL Y MATERIAL REVOLUCIONARIA,
fuerza que le permitirá a los Pueblos, los Trabajadores, los Estudiantes, los
Explotados, a los Pobres del Campo y la Ciudad desplegar una contundente lucha en
todos los planos del enfrentamiento de clases y cuyos combates, articulados y
potenciados dentro de la estrategia de Guerra de todo el Pueblo, desemboquen en
la derrota definitiva de nuestros enemigos y opresores, edificando la Sociedad
Socialista sustentada en los órganos del Poder de los Pueblos y l@s
Trabajador@s de Chile.
¡Hasta
la Victoria Siempre, Compañeros Luis y José!
¡Sólo la
Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo
Acción Directa CAD –Chile
Noviembre 28 de 2017
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