Prólogo al libro Canción de Entresiglos
del revolucionario Guillermo Rodríguez
Andrés Figueroa
Cornejo
Aquí me quedo
¿Quieres
saber cómo se agrupan los átomos rebeldes? La libertad y su legión. La
convicción, la idea en acción y con sentido, la trama profunda e insurgente. La
dinámica amorosa abriéndose brecha en medio de la noche. Las traiciones y sus
ejecutores; la ejecución brillante contra los traidores.
Canción
de Entresiglos es
un guion cinematográfico, un fresco de época, una narración prendida del
realismo social, una novela de tesis e historicidad relampagueante, la escalada
esperanzadora y el espanto y los fuegos.
Como
existe la literatura de los pocos que mandan, también existe la letra dura y la
centella de las y los tantos convocados a desintegrar la infamia. Toda opresión
organiza su desenlace. Toda opresión en Chile y más allá, adquiere formas
nuevas, y formas nuevas adquiere su resistencia y promesa de superación.
Las
palabras reunidas por Guillermo Rodríguez toman fuerte el corazón y la cabeza
hermana de su corazón. Le hablan a usted, a los de antes que no se han ido, a
quienes enhebran tercamente y ahora lo único que ofrece sentido al amor, a la
vida y a la muerte: el combate viejo frente a la sumisión.
No
se trata sólo de un relato de historias cruzadas que convergen rítmicamente; de
un libro de preguntas actualizadas o respuestas redescubiertas. Si la verdad es
la realidad y la realidad es dialéctica y concreta, entonces Canción de
Entresiglos es una versión realista, verdadera, de las y los
protagonistas sin nombre que, como un destello en las sombras, sabotean el
orden del poder. Con incertidumbre, dudas que arden, críticas y autocríticas.
¿Puede ser de otro modo desde que la primera persona, esa conciencia remota de
la humanidad en la noche de los tiempos se plantó inéditamente frente al primer
amo de la comunidad y balbuceó un No?
El
último medio siglo de Chile, de pueblos combinados, de mestizaje, transita
mediante personajes sometidos a transformaciones dolorosas y felices,
complejas, abruptas, cruciales.
Ante
todo, la mujer. Independientemente de su generación, la mujer. Espuma y
armadura; sabiduría y audacia; vanguardia, cumbre y regazo. Decisiva y
decidora. Palabra y acto. Potencia práctica resuelta en libertadora.
Sin
embargo, en las páginas venideras no hay caricaturas. No existen estereotipos
ni maquetas. Los acontecimientos funcionan justificando plenamente las acciones
de los personajes, y los personajes se conducen estructurando coherentemente
los acontecimientos. Adoptando la forma de una obra musical clásica, los
movimientos del relato están formulados secuencialmente como Preludio, Tocata,
Intermezzo, Sonata y Fuga. A ratos parece una trama fílmica, la propuesta
óptima para un largometraje.
Quien
no esté familiarizado con el mundo de la historia reciente de la izquierda
chilena, es posible que pierda algunos guiños directos respecto de hechos y
sujetos provenientes de la realidad política. Guillermo Rodríguez no es
únicamente un conocedor y actor exhaustivo de la política chilena, y en
particular, de la izquierda revolucionaria, sus rupturas, interdictos,
debacles, patologías y valores. Sabe bien del comportamiento de la minoría
enemiga de los intereses organizados de los pueblos. Esto es, sabe muy bien que
el poder es capaz de recurrir a todos los medios a su alcance, precautoriamente
o como reacción ante las iniciativas populares, para intentar aniquilar a la
disidencia consecuente o latente. Aquí se funde realidad y ficción de manera
pedagógica. Las lecciones son claras para las y los luchadores sociales: jamás
subestimar al enemigo y, a la vez, en los asuntos de este mundo no hay destino,
determinismos de ninguna especie, ni fórmulas, ni imposibles. Asimismo, y
venido de la propia historia política chilena, no será la cuadratura
institucional impuesta por la opresión el lugar privilegiado donde los pueblos
librarán sus luchas estratégicas. Pero ello no significa la condena de los
empeños insurrectos a una suerte de resistencia eterna.
Junto
a la convicción antipatriarcal, el ecosocialismo, el internacionalismo de los
de abajo, la crítica al relato posmoderno y a los manuales atemporales de cómo
hacer revoluciones; la novela integra virtuosamente la voluntad independentista
del pueblo nación mapuche.
Una
obra que ofrece preguntas es mucho más actual y eficaz que otra que arriesga
las mismas respuestas que no nos han permitido emanciparnos.
Ante
la transformación del ser en tener, y del tener en parecer; ante la
espectacularización de la mercancía y su topografía y ordenamiento
monumentalizado, ante las nuevas y las viejas formas de la alienación y del
disciplinamiento social, la novela de Guillermo postula un ‘otro lugar’; un
tiempo-espacio donde la lucha social y sus individualidades sí, efectivamente,
le salen al paso a la continuidad pasiva de la reproducción de las relaciones
sociales capitalistas.
Frente
al miedo a la libertad anclada en la república del silencio mediante las
estrategias del poder producidas premeditadamente por la falsa consciencia, por
la comodidad del embotamiento fatalista y contemplativo, por la naturalización
incuestionable del enlace amo / esclavo, Canción de Entresiglos rebate,
recrea las posibilidades de su derrumbe, nos dice en distintos momentos que la
vida está en otra parte.
Contra
toda ilusión, el relato no fetichiza a la juventud como el sujeto puro y
exclusivo que superará las opresiones realmente existentes. Las generaciones
diversas se condicionan mutuamente para la transformación necesaria. La hebra
contradictoria de la historia se desenvuelve, colaborándose tras un objetivo
que demanda el concurso del devenir ampliado de todo un pueblo.
Aquí
me quedo. Con las y los de abajo y sus intereses reprimidos por los pocos que
mandan. Con las debilidades nuestras y con nuestras luces. Con la incertidumbre
y las preguntas por resolver en la práctica que se vuelve teoría y nuevamente
práctica. Aquí me quedo. En la risa con sentido y en el dolor profundo que el
combate cotidiano frente al capital provoca que un día sea distinto que el
otro. Aquí me quedo. Tan lejos de la institucionalidad y sus ficciones, y tan
cerca de la promesa de la creación de las fuerzas propias blindadas con
proyecto y proyección, con ejército rebelde, mestizo y popular, con la
imaginación política que jamás se resigna a un orden de cosas cuyos límites ya
muestran hace tanto su dentadura podrida e inhumana y que hoy por hoy, sin
exageraciones apocalípticas, amenaza por segundo la supervivencia de las
especies y del planeta.
En la foto, Guillermo Rodríguez, gentileza de Marucela Ramírez
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Por la
libertad de Mauricio Hernández Norambuena: Las armas de la solidaridad
Andrés Figueroa
Cornejo
Charles
Dickens
La
Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y Sociales reúne a distintas
organizaciones del territorio popular organizado. No se trata de una entidad
uniforme políticamente. De ahí su riqueza, amplitud y potencias.
En el marco de la campaña por la Vida y la Libertad del ex combatiente antifascista chileno y ex miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), Mauricio Hernández Norambuena, prisionero desde hace más de 15 años en Brasil en una cárcel de alta seguridad y bajo un régimen especialmente cruel de sometimiento penal, se pronunciaron diversas entidades que hoy conforman la Coordinadora de DDHH y Sociales.
“Él
tiene el derecho de pedir y nosotros tenemos la obligación de apoyarlo”
Alicia
Lira es la Presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados/as
Políticos/as de Chile (AFEP). Mientras se derrumbaba la tarde en Santiago de
Chile señaló que “como mujer que resistió la dictadura y como dirigente de DDHH
no puedo quedarme al margen de exigir, ya sea la extradición de Mauricio al país
u otra fórmula que termine con el calvario que sufre en Brasil. Más todavía,
cuando nosotros vemos en nuestro país la impunidad existente en materia de DDHH
y el trato privilegiado que reciben los victimarios de crímenes de lesa
humanidad. Adherimos a todas las demandas que considera la campaña por la
libertad de Mauricio. En la dictadura nosotras vivimos lo duro que era viajar a
ver a nuestros familiares presos políticos que estaban en regiones. Aquí
estamos frente al daño psicológico y moral tanto de Mauricio como de su
familia. Él tiene el derecho de pedir y nosotros tenemos la obligación, como
resistentes de una dictadura cívico-militar y dirigentes de DDHH, de apoyarlo.”
-No
es un misterio para nadie que tú votarás en las próximas elecciones por el candidato
presidencial de la Nueva Mayoría, Alejandro Guillier. ¿Cuál debería ser su
posición explícita respecto de la impunidad y del caso de Mauricio Hernández?
“Nosotros
le exigimos al candidato de la Nueva Mayoría que asuma las demandas históricas
de nuestro país. Aquí no llegamos a la democracia con un lápiz y un papel como
algunos quieren hacer creer a la sociedad. Aquí existió una resistencia que
adoptó todas las formas de lucha. Por eso durante la dictadura la Asamblea de
la Civilidad (componenda del llamado “centro político”) marginó al Movimiento
de Izquierda Revolucionaria (MIR) y al Partido Comunista (PC), y con la venia
de EE.UU., pactó esta democracia con la derecha y la dictadura. Y por eso hoy
le exigimos a Alejandro Guillier que se pronuncie positivamente sobre el caso
de Mauricio y sobre los compañeros que aún están en el destierro por luchar en
contra de la tiranía.”
“A
los 7 u 8 días de estar en la cárcel incomunicado, yo creo que estuve casi al
borde de la locura”
Ángel
Sanhueza pertenece a la Corporación Memoria Borgoño. Afirmó que “Nosotros
tuvimos compañeros del MIR que vivieron la misma situación que Mauricio en
Brasil hace cerca de 20 años atrás, y logramos que fueran trasladados a cumplir
sus condenas en Chile. Hoy están en libertad”.
-¿Por
qué crees que Mauricio, no?
“Tenemos
la sensación de que en Chile existe una suerte de ‘mano negra’ que impide que
una situación similar pueda ocurrir en el caso de Mauricio. Es extraño que
durante más de 15 años, y considerando que actualmente participa del gobierno
de Bachelet el Partido Comunista (tienda donde militó originalmente Mauricio),
no se haya hecho nada para cambiar las condiciones del compañero.”
Por
otra parte, Pablo Ruiz es miembro del Observatorio Internacional por el Cierre
de La Escuela de Las Américas del Ejército de los Estados Unidos (SOA Watch).
-¿Qué
hace tu formación en Chile?
“En
el país la entidad consiste en una coordinación de diversas organizaciones de
DDHH, donde destaca la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP),
que desde hace alrededor de una década realizamos acciones con el fin de que
Chile abandone el entrenamiento de militares en La Escuela de Las Américas.
Hemos hablado con varios ministros de Defensa, pero ningún gobierno ha tenido
interés de retirar a los cadetes de la Escuela Militar, oficiales, soldados de
bajo rango y hasta generales de allí. Tanto los aparatos de Inteligencia de la
Dictadura militar (DINA, CNI), como los uniformados de las administraciones
civiles continúan bajo el influjo ideológico directo de los intereses de
Estados Unidos. Colombia, México, Perú y los principales aliados políticos de
EEUU, no sólo hacen negocios, sino que también mantienen la misma complicidad
militar. Ahora bien, La Escuela de Las Américas es uno de los tantos brazos
injerencistas de Estados Unidos. El Fuerte Aguayo fue financiado por el Comando
Sur. Allí se estableció un centro de entrenamiento supuestamente ‘para la paz’
en el 2012. Antiguamente el argumento que empleaba el Estado para recibir
asesoría estadounidense fue ‘el comunismo’, ‘la subversión’. Hoy los pretextos
son la ‘lucha contra el narcotráfico’, ‘las misiones de paz’, las catástrofes
naturales. De hecho, en julio de este año en Chile hubo una nueva conferencia
de ejércitos americanos donde Estados Unidos hizo de cabecera. A propósito de
la Conferencia, se hicieron ejercicios de comando en Paraguay, otros que
denunció el presidente Evo Morales en Bolivia, y de marines en las costas
chilenas. Existe una serie de entrenamientos y de ejercicios militares de los
cuales nuestro país sigue participando. Desde los DDHH, nosotros sabemos que
históricamente EEUU no es un garante de ellos. Por un lado, EEUU dice que está
comprometido con los DDHH, pero en la realidad, prácticamente no ha firmado
ninguno de los tratados del ámbito en la OEA; no ha firmado el Estatuto de
Roma; mantiene Guantánamo; y continúa ejerciendo y fomentando la tortura. Y ‘el
terrorismo’ para los EEUU son los movimientos sociales, la gente que lucha por
los cambios.”
-Hace
poco ustedes denunciaron que Chile es el segundo país que recepciona mayor
“apoyo” militar de EEUU en Latinoamérica.
“Después
de Colombia que tiene convenios y asistencia militar de los EEUU, con nueve
bases en su territorio, y donde ya conocemos los niveles de violencia estatal
en contra de los liderazgos sociales en esa nación. Entonces, que los militares
partan a ‘aprender’ a La Escuela de Las Américas no ha significado ningún
avance en materia de DDHH. Por el contrario.”
-El
monopolio de las armas es parte orgánica del Estado capitalista en Chile.
“Si
bien ahora mismo en Chile los militares no participan directamente en la
resolución de los conflictos sociales, obviamente que si tuviéramos un cambio
político importante que favoreciera a nuestro pueblo, los militares darían un
nuevo golpe de Estado. Las Fuerzas Armadas siguen siendo los garantes del
sistema socio-económico imperante.”
-Ustedes
ya tienen experiencias solidarias con Mauricio en el cuerpo…
“Cuando
todavía era presidente de Brasil Lula, él hizo una visita a Chile, y nosotros
organizamos una protesta en la población Joao Goulart, donde le realizamos un
homenaje al ex presidente brasileño cuyo gobierno fue víctima del golpe de
Estado de 1964. Los terrenos de esa población fueron precisamente donados por
Joao Goulart. Y allá fue Lula da Silva. Hicimos la manifestación por la
libertad de Mauricio, y nos llevaron presos a todos.
Yo
considero que uno de los peores errores de los gobiernos de Lula y de Dilma
Rousseff fue no colocar un freno a los sectores conservadores, tanto en el
mundo militar, como en la clase política. Ese sector es el que con más saña ha
querido a Mauricio destruido. La misma cosa pasa en Chile. Bachelet, a pesar de
ser la presidenta, se muere de miedo ante las FFAA. Podría haber destituido al
Director de Carabineros por la escandalosa corrupción que hay en esa
institución. Lo mismo podría hacer con el General Oviedo. Sin embargo, tanto en
Brasil como en Chile, los presidentes se han contenido de usar todas sus
prerrogativas para solucionar los graves problemas que sufre el pueblo. Y en el
caso del PT brasileño, donde Dilma incluso estuvo presa en dictadura, podrían,
por lo menos, haber expulsado a Mauricio y en general, mejorado las condiciones
carcelarias. La inmensa mayoría de quienes están presos en Brasil son pobres.”
-¿Y
Mauricio?
“Mauricio
fue un luchador en contra de la dictadura militar. En Europa a nuestros
compañeros en el exilio les dieron protección, visa, trabajo, los consideran
héroes, porque allá saben qué fue el nazi-fascismo. Y Pinochet representó lo
peor de la humanidad. Pero en Brasil y otros lugares ha sido difícil ese
reconocimiento. Mauricio, independientemente de que la gente esté o no de
acuerdo con él, debe tener condiciones carcelarias humanas. Él ha sido
torturado por más de 15 años con un régimen especial de aislamiento prolongado.
Yo mismo estuve durante 20 días incomunicado en la cárcel por razones
políticas. El presidio con incomunicación está considerado como un acto de
tortura. Y afecta psicológicamente. Para mí fue muy duro. A los 7 u 8 días, yo
creo que estuve casi al borde de la locura. Perdí la noción del tiempo. Traté
de inventarme una rutina para sobrevivir. Cuando me llevaban al baño me robé
pedazos de periódicos. En la pared escribí un listado de canciones. Fue
horrible.
Sobre
Mauricio, el Estado de Chile no ha hecho nada. Y eso da rabia, porque el
gobierno, por un lado muestra condescendencia con los criminales de la
dictadura, y por otro aplica represalias en contra de los luchadores sociales.
Hay que recordar que existen personas que aún sufren el exilio, que se
encuentran en la clandestinidad. Yo creo que cualquier gobierno debiera hacer
lo humanamente posible para que a los ciudadanos, en cualquier lugar del mundo
que estén presos, por lo menos les sean respetados sus derechos humanos. En el
caso de Mauricio, lo más natural es que el gobierno interviniera y que Brasil
lo expulsara hacia Chile, si es que no se puede conseguir su libertad.”
“¿15
años por un secuestro, cuando incluso por un intento de homicidio las penas son
menores? No se entiende.”
Melisa
de la organización Raíces de Resistencia explicó que su colectivo “en sus
inicios se organizó con varios colombianos en torno a la importancia de los
Acuerdos de Paz firmados en La Habana entre el gobierno y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC). Una paz que debe ser con derechos, con
justicia social, con reparación a las víctimas del conflicto, etc. Con los años
se nos agregó gente de España y un hermano mapuche. Paulatinamente hemos
comenzado a trabajar sobre el tema de los migrantes que vienen a Chile. Y con
los migrantes económicos, a esos que les toca trabajar más duro.”
-¿Cómo
observan lo que sucede con Mauricio Hernández?
“En
Colombia nos ocurre algo parecido con Simón Trinidad, uno de los comandantes de
las FARC que está recluido y totalmente aislado en una cárcel de EEUU a la que
fue extraditado con cargos de narcotráfico que nunca se le han podido probar.
Simón Trinidad fue hecho prisionero por la retención involuntaria de tres
empresarios contratistas, pero que ya se sabe que eran agentes de Inteligencia
de Estados Unidos. Las retenciones tenían la finalidad de financiar a la
insurgencia.
Eso
sí, acá en Chile tiene aristas distintas. Mucha gente ve como “terroristas” a
quienes lucharon contra la dictadura, sin entender las causas políticas de las
acciones que emprendieron. Mira tú, que el actual gobierno de Colombia, que es
de derecha, aun así logró sacar un acuerdo con la insurgencia de las FARC, y
con un reconocimiento de lucha armada histórica. Al respecto, acá es más
complejo porque no existe ese reconocimiento por parte de Estado chileno con
las luchas del FPMR y del MIR. Por eso veo más complicado el caso del compañero
Mauricio Hernández. Aquí el Estado no da cuenta de los contextos que provocaron
la resistencia armada en la dictadura. Creo que Mauricio mínimamente debiera
tener los mismos beneficios carcelarios. ¿15 años por un secuestro, cuando
incluso por un intento de homicidio las penas son menores? No se entiende.”
Patricio
Véjar es miembro de la Comunidad Ecuménica Martin Luther King, “una comunidad
cristiana que trabaja el tema de los DDHH en un sentido muy amplio. Somos parte
del Foro del Derecho a la Educación; de la campaña Yo No Quiero Transgénicos;
de Chile Mejor sin TLC; etc.”
-¿Qué
consideración tienen de la situación de Mauricio?
“Entendemos
que la justicia nunca es venganza. Nos parece que los sistemas judiciales de
América Latina se preocupan más de la sentencia que de la justicia. En
consecuencia, que Mauricio viva en su país de nacimiento es un derecho legítimo
que demandar. De hecho, está contemplado en todos los tratados internacionales
al respecto. Por lo menos Mauricio debiera estar en una cárcel chilena, cerca
de sus raíces y de su familia. Todos los derechos humanos están basados en la dignidad
del ser humano, toda vez que en general los sistemas carcelarios buscan el
aniquilamiento y la desintegración de la persona. Por eso estamos por la
libertad de Mauricio.”
Por
su lado, Pablo Villagra, parte de la agrupación Hij@s indicó que “hemos seguido
largamente la situación injusta en que se encuentra el compañero Mauricio. Como
también estamos enterados de que su estado de ánimo no afloja y ha enfrentado
dignamente la prisión. Una prisión que entendemos como mucho peor que en otras
partes del mundo. De tal modo que apoyamos que rápidamente sea cambiado del
régimen carcelario que padece. Ese es el primer paso para garantizar la vida
del compañero.”
El
pasado 23 de octubre, los familiares y solidarios/as con la libertad de
Mauricio fueron hasta La Moneda a exigir un pronunciamiento de la presidenta
Michelle Bachelet que resuelva favorablemente la causa del ex luchador
antifascista cautivo en Brasil. Se le hizo entrega de una carta al respecto.
Todavía esperamos.
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