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lunes, 13 de noviembre de 2017

CHILE LUCHA: PROLOGO A LIBRO DE GUILLERMO RODRIGUEZ Y POR LA LIBERTAD DE RAMIRO


Prólogo al libro Canción de Entresiglos del revolucionario Guillermo Rodríguez

Andrés Figueroa Cornejo


Aquí me quedo

¿Quieres saber cómo se agrupan los átomos rebeldes? La libertad y su legión. La convicción, la idea en acción y con sentido, la trama profunda e insurgente. La dinámica amorosa abriéndose brecha en medio de la noche. Las traiciones y sus ejecutores; la ejecución brillante contra los traidores.

Canción de Entresiglos es un guion cinematográfico, un fresco de época, una narración prendida del realismo social, una novela de tesis e historicidad relampagueante, la escalada esperanzadora y el espanto y los fuegos.

Como existe la literatura de los pocos que mandan, también existe la letra dura y la centella de las y los tantos convocados a desintegrar la infamia. Toda opresión organiza su desenlace. Toda opresión en Chile y más allá, adquiere formas nuevas, y formas nuevas adquiere su resistencia y promesa de superación.

Las palabras reunidas por Guillermo Rodríguez toman fuerte el corazón y la cabeza hermana de su corazón. Le hablan a usted, a los de antes que no se han ido, a quienes enhebran tercamente y ahora lo único que ofrece sentido al amor, a la vida y a la muerte: el combate viejo frente a la sumisión.

No se trata sólo de un relato de historias cruzadas que convergen rítmicamente; de un libro de preguntas actualizadas o respuestas redescubiertas. Si la verdad es la realidad y la realidad es dialéctica y concreta, entonces Canción de Entresiglos es una versión realista, verdadera, de las y los protagonistas sin nombre que, como un destello en las sombras, sabotean el orden del poder. Con incertidumbre, dudas que arden, críticas y autocríticas. ¿Puede ser de otro modo desde que la primera persona, esa conciencia remota de la humanidad en la noche de los tiempos se plantó inéditamente frente al primer amo de la comunidad y balbuceó un No?

El último medio siglo de Chile, de pueblos combinados, de mestizaje, transita mediante personajes sometidos a transformaciones dolorosas y felices, complejas, abruptas, cruciales.

Ante todo, la mujer. Independientemente de su generación, la mujer. Espuma y armadura; sabiduría y audacia; vanguardia, cumbre y regazo. Decisiva y decidora. Palabra y acto. Potencia práctica resuelta en libertadora.

Sin embargo, en las páginas venideras no hay caricaturas. No existen estereotipos ni maquetas. Los acontecimientos funcionan justificando plenamente las acciones de los personajes, y los personajes se conducen estructurando coherentemente los acontecimientos. Adoptando la forma de una obra musical clásica, los movimientos del relato están formulados secuencialmente como Preludio, Tocata, Intermezzo, Sonata y Fuga. A ratos parece una trama fílmica, la propuesta óptima para un largometraje.

Quien no esté familiarizado con el mundo de la historia reciente de la izquierda chilena, es posible que pierda algunos guiños directos respecto de hechos y sujetos provenientes de la realidad política. Guillermo Rodríguez no es únicamente un conocedor y actor exhaustivo de la política chilena, y en particular, de la izquierda revolucionaria, sus rupturas, interdictos, debacles, patologías y valores. Sabe bien del comportamiento de la minoría enemiga de los intereses organizados de los pueblos. Esto es, sabe muy bien que el poder es capaz de recurrir a todos los medios a su alcance, precautoriamente o como reacción ante las iniciativas populares, para intentar aniquilar a la disidencia consecuente o latente. Aquí se funde realidad y ficción de manera pedagógica. Las lecciones son claras para las y los luchadores sociales: jamás subestimar al enemigo y, a la vez, en los asuntos de este mundo no hay destino, determinismos de ninguna especie, ni fórmulas, ni imposibles. Asimismo, y venido de la propia historia política chilena, no será la cuadratura institucional impuesta por la opresión el lugar privilegiado donde los pueblos librarán sus luchas estratégicas. Pero ello no significa la condena de los empeños insurrectos a una suerte de resistencia eterna.

Junto a la convicción antipatriarcal, el ecosocialismo, el internacionalismo de los de abajo, la crítica al relato posmoderno y a los manuales atemporales de cómo hacer revoluciones; la novela integra virtuosamente la voluntad independentista del pueblo nación mapuche.
Una obra que ofrece preguntas es mucho más actual y eficaz que otra que arriesga las mismas respuestas que no nos han permitido emanciparnos.

Ante la transformación del ser en tener, y del tener en parecer; ante la espectacularización de la mercancía y su topografía y ordenamiento monumentalizado, ante las nuevas y las viejas formas de la alienación y del disciplinamiento social, la novela de Guillermo postula un ‘otro lugar’; un tiempo-espacio donde la lucha social y sus individualidades sí, efectivamente, le salen al paso a la continuidad pasiva de la reproducción de las relaciones sociales capitalistas.

Frente al miedo a la libertad anclada en la república del silencio mediante las estrategias del poder producidas premeditadamente por la falsa consciencia, por la comodidad del embotamiento fatalista y contemplativo, por la naturalización incuestionable del enlace amo / esclavo, Canción de Entresiglos rebate, recrea las posibilidades de su derrumbe, nos dice en distintos momentos que la vida está en otra parte.

Contra toda ilusión, el relato no fetichiza a la juventud como el sujeto puro y exclusivo que superará las opresiones realmente existentes. Las generaciones diversas se condicionan mutuamente para la transformación necesaria. La hebra contradictoria de la historia se desenvuelve, colaborándose tras un objetivo que demanda el concurso del devenir ampliado de todo un pueblo.

Aquí me quedo. Con las y los de abajo y sus intereses reprimidos por los pocos que mandan. Con las debilidades nuestras y con nuestras luces. Con la incertidumbre y las preguntas por resolver en la práctica que se vuelve teoría y nuevamente práctica. Aquí me quedo. En la risa con sentido y en el dolor profundo que el combate cotidiano frente al capital provoca que un día sea distinto que el otro. Aquí me quedo. Tan lejos de la institucionalidad y sus ficciones, y tan cerca de la promesa de la creación de las fuerzas propias blindadas con proyecto y proyección, con ejército rebelde, mestizo y popular, con la imaginación política que jamás se resigna a un orden de cosas cuyos límites ya muestran hace tanto su dentadura podrida e inhumana y que hoy por hoy, sin exageraciones apocalípticas, amenaza por segundo la supervivencia de las especies y del planeta.

En la foto, Guillermo Rodríguez, gentileza de Marucela Ramírez
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Por la libertad de Mauricio Hernández Norambuena: Las armas de la solidaridad

Andrés Figueroa Cornejo


“Nadie que haya aliviado el peso de sus semejantes habrá fracasado en este mundo”.
Charles Dickens


La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y Sociales reúne a distintas organizaciones del territorio popular organizado. No se trata de una entidad uniforme políticamente. De ahí su riqueza, amplitud y potencias.

En el marco de la campaña por la Vida y la Libertad del ex combatiente antifascista chileno y ex miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), Mauricio Hernández Norambuena, prisionero desde hace más de 15 años en Brasil en una cárcel de alta seguridad y bajo un régimen especialmente cruel de sometimiento penal, se pronunciaron diversas entidades que hoy conforman la Coordinadora de DDHH y Sociales.

“Él tiene el derecho de pedir y nosotros tenemos la obligación de apoyarlo”

Alicia Lira es la Presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados/as Políticos/as de Chile (AFEP). Mientras se derrumbaba la tarde en Santiago de Chile señaló que “como mujer que resistió la dictadura y como dirigente de DDHH no puedo quedarme al margen de exigir, ya sea la extradición de Mauricio al país u otra fórmula que termine con el calvario que sufre en Brasil. Más todavía, cuando nosotros vemos en nuestro país la impunidad existente en materia de DDHH y el trato privilegiado que reciben los victimarios de crímenes de lesa humanidad. Adherimos a todas las demandas que considera la campaña por la libertad de Mauricio. En la dictadura nosotras vivimos lo duro que era viajar a ver a nuestros familiares presos políticos que estaban en regiones. Aquí estamos frente al daño psicológico y moral tanto de Mauricio como de su familia. Él tiene el derecho de pedir y nosotros tenemos la obligación, como resistentes de una dictadura cívico-militar y dirigentes de DDHH, de apoyarlo.”

-No es un misterio para nadie que tú votarás en las próximas elecciones por el candidato presidencial de la Nueva Mayoría, Alejandro Guillier. ¿Cuál debería ser su posición explícita respecto de la impunidad y del caso de Mauricio Hernández?

“Nosotros le exigimos al candidato de la Nueva Mayoría que asuma las demandas históricas de nuestro país. Aquí no llegamos a la democracia con un lápiz y un papel como algunos quieren hacer creer a la sociedad. Aquí existió una resistencia que adoptó todas las formas de lucha. Por eso durante la dictadura la Asamblea de la Civilidad (componenda del llamado “centro político”) marginó al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y al Partido Comunista (PC), y con la venia de EE.UU., pactó esta democracia con la derecha y la dictadura. Y por eso hoy le exigimos a Alejandro Guillier que se pronuncie positivamente sobre el caso de Mauricio y sobre los compañeros que aún están en el destierro por luchar en contra de la tiranía.”

“A los 7 u 8 días de estar en la cárcel incomunicado, yo creo que estuve casi al borde de la locura”

Ángel Sanhueza pertenece a la Corporación Memoria Borgoño. Afirmó que “Nosotros tuvimos compañeros del MIR que vivieron la misma situación que Mauricio en Brasil hace cerca de 20 años atrás, y logramos que fueran trasladados a cumplir sus condenas en Chile. Hoy están en libertad”.

-¿Por qué crees que Mauricio, no?

“Tenemos la sensación de que en Chile existe una suerte de ‘mano negra’ que impide que una situación similar pueda ocurrir en el caso de Mauricio. Es extraño que durante más de 15 años, y considerando que actualmente participa del gobierno de Bachelet el Partido Comunista (tienda donde militó originalmente Mauricio), no se haya hecho nada para cambiar las condiciones del compañero.”

Por otra parte, Pablo Ruiz es miembro del Observatorio Internacional por el Cierre de La Escuela de Las Américas del Ejército de los Estados Unidos (SOA Watch).

-¿Qué hace tu formación en Chile?

“En el país la entidad consiste en una coordinación de diversas organizaciones de DDHH, donde destaca la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), que desde hace alrededor de una década realizamos acciones con el fin de que Chile abandone el entrenamiento de militares en La Escuela de Las Américas. Hemos hablado con varios ministros de Defensa, pero ningún gobierno ha tenido interés de retirar a los cadetes de la Escuela Militar, oficiales, soldados de bajo rango y hasta generales de allí. Tanto los aparatos de Inteligencia de la Dictadura militar (DINA, CNI), como los uniformados de las administraciones civiles continúan bajo el influjo ideológico directo de los intereses de Estados Unidos. Colombia, México, Perú y los principales aliados políticos de EEUU, no sólo hacen negocios, sino que también mantienen la misma complicidad militar. Ahora bien, La Escuela de Las Américas es uno de los tantos brazos injerencistas de Estados Unidos. El Fuerte Aguayo fue financiado por el Comando Sur. Allí se estableció un centro de entrenamiento supuestamente ‘para la paz’ en el 2012. Antiguamente el argumento que empleaba el Estado para recibir asesoría estadounidense fue ‘el comunismo’, ‘la subversión’. Hoy los pretextos son la ‘lucha contra el narcotráfico’, ‘las misiones de paz’, las catástrofes naturales. De hecho, en julio de este año en Chile hubo una nueva conferencia de ejércitos americanos donde Estados Unidos hizo de cabecera. A propósito de la Conferencia, se hicieron ejercicios de comando en Paraguay, otros que denunció el presidente Evo Morales en Bolivia, y de marines en las costas chilenas. Existe una serie de entrenamientos y de ejercicios militares de los cuales nuestro país sigue participando. Desde los DDHH, nosotros sabemos que históricamente EEUU no es un garante de ellos. Por un lado, EEUU dice que está comprometido con los DDHH, pero en la realidad, prácticamente no ha firmado ninguno de los tratados del ámbito en la OEA; no ha firmado el Estatuto de Roma; mantiene Guantánamo; y continúa ejerciendo y fomentando la tortura. Y ‘el terrorismo’ para los EEUU son los movimientos sociales, la gente que lucha por los cambios.”

-Hace poco ustedes denunciaron que Chile es el segundo país que recepciona mayor “apoyo” militar de EEUU en Latinoamérica.

“Después de Colombia que tiene convenios y asistencia militar de los EEUU, con nueve bases en su territorio, y donde ya conocemos los niveles de violencia estatal en contra de los liderazgos sociales en esa nación. Entonces, que los militares partan a ‘aprender’ a La Escuela de Las Américas no ha significado ningún avance en materia de DDHH. Por el contrario.”

-El monopolio de las armas es parte orgánica del Estado capitalista en Chile.

“Si bien ahora mismo en Chile los militares no participan directamente en la resolución de los conflictos sociales, obviamente que si tuviéramos un cambio político importante que favoreciera a nuestro pueblo, los militares darían un nuevo golpe de Estado. Las Fuerzas Armadas siguen siendo los garantes del sistema socio-económico imperante.”

-Ustedes ya tienen experiencias solidarias con Mauricio en el cuerpo…

“Cuando todavía era presidente de Brasil Lula, él hizo una visita a Chile, y nosotros organizamos una protesta en la población Joao Goulart, donde le realizamos un homenaje al ex presidente brasileño cuyo gobierno fue víctima del golpe de Estado de 1964. Los terrenos de esa población fueron precisamente donados por Joao Goulart. Y allá fue Lula da Silva. Hicimos la manifestación por la libertad de Mauricio, y nos llevaron presos a todos.

Yo considero que uno de los peores errores de los gobiernos de Lula y de Dilma Rousseff fue no colocar un freno a los sectores conservadores, tanto en el mundo militar, como en la clase política. Ese sector es el que con más saña ha querido a Mauricio destruido. La misma cosa pasa en Chile. Bachelet, a pesar de ser la presidenta, se muere de miedo ante las FFAA. Podría haber destituido al Director de Carabineros por la escandalosa corrupción que hay en esa institución. Lo mismo podría hacer con el General Oviedo. Sin embargo, tanto en Brasil como en Chile, los presidentes se han contenido de usar todas sus prerrogativas para solucionar los graves problemas que sufre el pueblo. Y en el caso del PT brasileño, donde Dilma incluso estuvo presa en dictadura, podrían, por lo menos, haber expulsado a Mauricio y en general, mejorado las condiciones carcelarias. La inmensa mayoría de quienes están presos en Brasil son pobres.”

-¿Y Mauricio?

“Mauricio fue un luchador en contra de la dictadura militar. En Europa a nuestros compañeros en el exilio les dieron protección, visa, trabajo, los consideran héroes, porque allá saben qué fue el nazi-fascismo. Y Pinochet representó lo peor de la humanidad. Pero en Brasil y otros lugares ha sido difícil ese reconocimiento. Mauricio, independientemente de que la gente esté o no de acuerdo con él, debe tener condiciones carcelarias humanas. Él ha sido torturado por más de 15 años con un régimen especial de aislamiento prolongado. Yo mismo estuve durante 20 días incomunicado en la cárcel por razones políticas. El presidio con incomunicación está considerado como un acto de tortura. Y afecta psicológicamente. Para mí fue muy duro. A los 7 u 8 días, yo creo que estuve casi al borde de la locura. Perdí la noción del tiempo. Traté de inventarme una rutina para sobrevivir. Cuando me llevaban al baño me robé pedazos de periódicos. En la pared escribí un listado de canciones. Fue horrible.

Sobre Mauricio, el Estado de Chile no ha hecho nada. Y eso da rabia, porque el gobierno, por un lado muestra condescendencia con los criminales de la dictadura, y por otro aplica represalias en contra de los luchadores sociales. Hay que recordar que existen personas que aún sufren el exilio, que se encuentran en la clandestinidad. Yo creo que cualquier gobierno debiera hacer lo humanamente posible para que a los ciudadanos, en cualquier lugar del mundo que estén presos, por lo menos les sean respetados sus derechos humanos. En el caso de Mauricio, lo más natural es que el gobierno interviniera y que Brasil lo expulsara hacia Chile, si es que no se puede conseguir su libertad.”

“¿15 años por un secuestro, cuando incluso por un intento de homicidio las penas son menores? No se entiende.”

Melisa de la organización Raíces de Resistencia explicó que su colectivo “en sus inicios se organizó con varios colombianos en torno a la importancia de los Acuerdos de Paz firmados en La Habana entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Una paz que debe ser con derechos, con justicia social, con reparación a las víctimas del conflicto, etc. Con los años se nos agregó gente de España y un hermano mapuche. Paulatinamente hemos comenzado a trabajar sobre el tema de los migrantes que vienen a Chile. Y con los migrantes económicos, a esos que les toca trabajar más duro.”

-¿Cómo observan lo que sucede con Mauricio Hernández?

“En Colombia nos ocurre algo parecido con Simón Trinidad, uno de los comandantes de las FARC que está recluido y totalmente aislado en una cárcel de EEUU a la que fue extraditado con cargos de narcotráfico que nunca se le han podido probar. Simón Trinidad fue hecho prisionero por la retención involuntaria de tres empresarios contratistas, pero que ya se sabe que eran agentes de Inteligencia de Estados Unidos. Las retenciones tenían la finalidad de financiar a la insurgencia.

Eso sí, acá en Chile tiene aristas distintas. Mucha gente ve como “terroristas” a quienes lucharon contra la dictadura, sin entender las causas políticas de las acciones que emprendieron. Mira tú, que el actual gobierno de Colombia, que es de derecha, aun así logró sacar un acuerdo con la insurgencia de las FARC, y con un reconocimiento de lucha armada histórica. Al respecto, acá es más complejo porque no existe ese reconocimiento por parte de Estado chileno con las luchas del FPMR y del MIR. Por eso veo más complicado el caso del compañero Mauricio Hernández. Aquí el Estado no da cuenta de los contextos que provocaron la resistencia armada en la dictadura. Creo que Mauricio mínimamente debiera tener los mismos beneficios carcelarios. ¿15 años por un secuestro, cuando incluso por un intento de homicidio las penas son menores? No se entiende.”

Patricio Véjar es miembro de la Comunidad Ecuménica Martin Luther King, “una comunidad cristiana que trabaja el tema de los DDHH en un sentido muy amplio. Somos parte del Foro del Derecho a la Educación; de la campaña Yo No Quiero Transgénicos; de Chile Mejor sin TLC; etc.”

-¿Qué consideración tienen de la situación de Mauricio?

“Entendemos que la justicia nunca es venganza. Nos parece que los sistemas judiciales de América Latina se preocupan más de la sentencia que de la justicia. En consecuencia, que Mauricio viva en su país de nacimiento es un derecho legítimo que demandar. De hecho, está contemplado en todos los tratados internacionales al respecto. Por lo menos Mauricio debiera estar en una cárcel chilena, cerca de sus raíces y de su familia. Todos los derechos humanos están basados en la dignidad del ser humano, toda vez que en general los sistemas carcelarios buscan el aniquilamiento y la desintegración de la persona. Por eso estamos por la libertad de Mauricio.”

Por su lado, Pablo Villagra, parte de la agrupación Hij@s indicó que “hemos seguido largamente la situación injusta en que se encuentra el compañero Mauricio. Como también estamos enterados de que su estado de ánimo no afloja y ha enfrentado dignamente la prisión. Una prisión que entendemos como mucho peor que en otras partes del mundo. De tal modo que apoyamos que rápidamente sea cambiado del régimen carcelario que padece. Ese es el primer paso para garantizar la vida del compañero.”

El pasado 23 de octubre, los familiares y solidarios/as con la libertad de Mauricio fueron hasta La Moneda a exigir un pronunciamiento de la presidenta Michelle Bachelet que resuelva favorablemente la causa del ex luchador antifascista cautivo en Brasil. Se le hizo entrega de una carta al respecto. Todavía esperamos.
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