“A cinco años de la muerte del
dirigente sindical
Viuda de Juan
Pablo Jiménez y la lucha por esclarecer su asesinato: ‘La Justicia en Chile no
ha hecho nada’”
Ximena
Acevedo relata a El Ciudadano lo que ha significado la batalla por obtener la
verdad tras el crimen contra su esposo y el respaldo que ha sentido por parte
de la organización social que la alienta a mantenerse firme. "La meta de
él era poner fin al subcontrato, lograr condiciones dignas de trabajo, un
horario en que pudieran llegar a su casa a ver a sus hijos, compartir con su
familia. Ahí está la clave de que su nombre siga vivo", recalca
En El Ciudadano –public. 21/2/18
A cinco años de la
muerte del dirigente sindical Juan Pablo Jiménez, quien también oficiaba de comunicador social en la radio
comunitaria Enrique Torres, aún no se logran esclarecer las dudas que rodean su
deceso. La verdad judicial se ha quedado en que fue una “bala loca” la que
acabó su vida, pero los hechos materiales dan cuenta de un asesinato.
Una
primera causa cerrada culpando a un joven de 16 años de la población La Legua,
y una segunda suspendida de forma provisoria, advierten el escaso avance de la
investigación. A pesar de eso la familia se mantiene firme en la lucha por
encontrar la verdad y a los culpables de la muerte del trabajador
subcontratista, que fue hallado por sus compañeros en el patio de la empresa
Azeta con un tiro en la cabeza.
Por
lo mismo, este miércoles 21 a las 19:00 horas, en diferentes regiones del país,
están convocadas marchas en conmemoración del quinto aniversario de su
asesinato.
Ximena
Acevedo y sus dos hijos, de 14 y 7 años, se mantienen firmes a pesar del dolor
que significa la partida de su compañero y la “falta de voluntad” que
perciben de los órganos de Justicia para cumplir con su labor. “Hablan de
que fue una bala loca, pero ni en la mejor película de ficción uno puede
encontrar una verdad como esa”, sostiene en conversación con El
Ciudadano.
Junto
con ello destaca y agradece el apoyo que han recibido “de los
estudiantes, los secundarios, los trabajadores y un montón de organizaciones”. “Sin
ese apoyo es imposible, una familia sola no puede llevar una causa de esta
magnitud”, reflexiona.
“Uno
espera que, por ejemplo, el caso de Juan Pablo sea el último, pero la cosa
sigue. Esto es amedrentar a quienes están luchando por algo justo, es
callarlos”,
denuncia Ximena Acevedo.
A cinco años de la muerte de Juan Pablo, ¿cómo se ve el hecho con la
perspectiva del tiempo?
Es
complicado aún, en lo personal, porque está la sensación -que todo el mundo
tiene- de que no hay esclarecimiento de su partida. Si te soy sincera, hace
unos días que vengo complicada anímicamente porque uno espera que con el paso
del tiempo la cosa se aclare, pero entendemos que mientras no haya voluntad de
la Justicia eso no va a pasar. Nosotros como familia tratamos de hacer lo que
esté a nuestro alcance, a veces no sabemos qué más hacer… investigar por las
propias, salir a la calle. Sigue esta sensación amarga que nos deja cerrar
ciclos. Seguimos con la herida abierta.
¿Se sienten pasados a llevar por la Justicia?
Claro
que sí, porque no vemos voluntad de aclarar las cosas. La Justicia en Chile no
ha hecho nada. La primera investigación da por culpable a un joven de 16 años
que en ese minuto no tenía nada que ver. Hablan de que fue una bala loca, pero
ni en la mejor película de ficción uno puede encontrar una verdad como esa. En
la última audiencia de la primera causa, el fiscal nos dijo que había una verdad
judicial por sobre una verdad material; ellos mismos claros que en el papel se
podía demostrar esto pero que realmente nadie está convencido que eso fue lo
que pasó con Juan Pablo. Por eso yo me siento súper dolida, yo trato de llevar
una vida donde seas respetuoso con los demás, de respetar las leyes, de enseñar
a mis hijos de esa manera. Pero cuando pasan estas cosas piensas que tienes
leyes que te van a ayudar, pero eso no ha pasado ni en el caso de Juan Pablo ni
en muchos otros. Nunca le tomaron el peso a lo que significaba este asesinato
tan brutal.
Ustedes han sostenido una campaña para obtener la verdad. ¿Siguen
las fuerzas para continuar adelante?
Yo
agradezco el apoyo que hemos tenido de los estudiantes, los secundarios, los
trabajadores, de un montón de organizaciones. Sin ese apoyo es imposible, una
familia sola no puede llevar una causa de esta magnitud. Estamos contactados a
través de redes sociales con muchos grupos que están organizados en diferentes
partes del país; dime si eso no es lindo. Lo positivo que podemos sacar de todo
esto es que esta historia ha podido unir a un montón de organizaciones y
personas.
¿Ha sido permanente el apoyo?
Sin
el apoyo de ellos, que están dispuestos a salir a la calle a luchar por Juan
Pablo, no sería posible, y creo que ha sido así porque siento que él representa
a un trabajador chileno, que se levanta a las 6 de la mañana y llega a las 10 u
11 de la noche a su casa. Él simboliza y representa a la gente común y
corriente, por la labor que realizó. A veces vemos a dirigentes sindicales que
se dejan convencer bajo ciertos argumentos, pero la meta de él era poner fin al
subcontrato, tener condiciones dignas de trabajo, un horario en que pudieran
llegar a su casa a ver a sus hijos, compartir con su familia. Ahí está la clave
de que su nombre siga vivo.
“Esto es amedrentar a quienes
están luchando por algo justo, es callarlos”
¿Cómo ves al mundo de los trabajadores?
Siento
que ha habido un retroceso muy grande, porque las cosas no han mejorado y,
lamentablemente, han empeorado. A través de los compañeros tenemos noticias que
nos dicen que no hay respeto por los derechos laborales en Chile, y hay tantas
cosas que se pueden hacer: Se puede pagar lo justo, se puede tener un horario
decente y eso no pasa en Chile. Veo que cuanto más trabaje una persona y más
gane el empresario, mejor para ellos. A pesar de eso hay una organización de
los trabajadores más fuerte, la gente se está organizando.
¿Sientes
que existe similitud con el caso de Macarena Valdés?
No
deja de ser doloroso porque una persona que lucha por sus ideales y su gente,
que termina asesinada, da una muy mala señal como país. ¿Qué esperamos para el
día de mañana? Uno espera que, por ejemplo, el caso de Juan Pablo sea el
último, pero la cosa sigue. Esto es amedrentar a quienes están luchando por
algo justo, es callarlos.
¿Cómo
ven en adelante las acciones para esclarecer la muerte de Juan Pablo?
Nosotros
nos preguntamos qué más podemos hacer como familia. Y buscando la respuesta
estamos, no vamos a dejar la lucha por Juan Pablo de lado; al contrario, vamos a
continuar. Lo último que ha pasado es que nos llegó una carta del señor fiscal
donde nos avisan que la causa ha pasado a un archivo provisorio porque no han
habido resultados de las diligencias que habíamos pedido nosotros, y me dice
que si tenemos algún testigo, alguna pista, que la hagamos llegar. Es irónico y
te deja con esa sensación de injusticia. Nuestra intención es hacer el esfuerzo
para esclarecer el caso de Juan Pablo. El que se convoque una marcha es muy
importante porque la gente no ha olvidado; no somos una familia que está
luchando sola, hay más gente detrás y eso lo agradecemos mucho.
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