Hace ya
años que la prensa atlantista nos repite incansablemente que el presidente
sirio «Assad-usa-armas-químicas-contra-su-propio-pueblo». Pero, a la luz de lo
que declaró el secretario de Defensa estadounidense James Mattis, todo eso son
fake news. Al igual que las «armas de destrucción masiva» de Saddam Hussein,
esta historia, que inunda las columnas de los periódicos desde hace 5 años, es
pura propaganda de guerra
Esta declaración
tendría que haber ocupado la primera plana en todos los diarios occidentales.
Pero sólo ha aparecido en la revista Newsweek [1]. El 2 de
febrero de 2018, durante su encuentro con la prensa, el general James
Mattis, secretario de Defensa de Estados Unidos, declaró que, aunque él «pensaba»
que Damasco ha usado armas químicas contra su propio pueblo, nadie en el
Pentágono tiene prueba alguna de que tal cosa haya sucedido.
La
anécdota es interesante. El periodista, que conoce personalmente al general
Mattis, lo ha oído expresar off the record –o sea,
en privado– su aversión hacia el mito de las armas químicas sirias. Y
le ofrece la posibilidad de repetir eso… en público. Veamos la
transcripción, publicada con cierto retraso, de este encuentro.
Pregunta: ¿Hay
pruebas de que se hayan utilizado armas con cloro, pruebas de armas con cloro?
Jim
Mattis:
Yo pienso que sí.
Pregunta: No, yo
sé, lo he oído a usted.
Jim
Mattis:
Yo pienso que han sido utilizadas en varias ocasiones. Y es, como usted
sabe, una categoría algo diferente. Es por eso que he descartado el sarín,
como algo diferente… sí.
Pregunta: Entonces,
hay pruebas creíbles de que el sarín y el cloro…
Jim
Mattis:
No, no tengo pruebas, no específicamente. No tengo pruebas. Lo que
estoy diciendo es que otros grupos en el terreno, ONGs, combatientes en el
terreno, han dicho que el sarín ha sido utilizado. Así que estamos
buscando pruebas. No tengo prueba alguna, ni creíble, ni
no creíble.
Fuente: “Media Availability by Secretary Mattis at the Pentagon”,
Press Secretary, Departement of Defence, 2 de febrero de 2018.
Al
principio de la guerra, la República Árabe Siria solicitó a la ONU que
investigara en el terreno sobre el uso de armas químicas por parte de
los yihadistas. Los inspectores no encontraron nada sólido. Pero
en agosto de 2013, los países que respaldaban el proyecto de la
Hermandad Musulmana revirtieron la acusación y afirmaron, basándose solamente
en una información de la Unidad 8200 del Mossad (el órgano israelí de
inteligencia y operaciones especiales), que el Ejército Árabe Sirio acaba de
masacrar 1 500 civiles en la Ghouta [2] con una mezcla de gases que
incluía el sarín.
Como
garante de la buena fe de Siria, la Federación Rusa propuso entonces la
adhesión de ese país a la Convención sobre la Prohibición de las Armas
Químicas. Moscú y Washington llevaron a cabo juntos todo el proceso de
destrucción del armamento químico sirio, incluyendo la destrucción de los
agentes precursores, o sea de las sustancias necesarias para fabricar
armas químicas.
Pero
eso no puso fin a las acusaciones sobre el uso de armas químicas. A pesar
de que el Pentágono supervisó directamente la destrucción del armamento químico
de Siria, la prensa atlantista seguía afirmando que el Ejército Árabe
Sirio estaba utilizando ese tipo de armas. Varios medios, como el anglosajón Bellingcat
(cuyo director es empleado del Atlantic Council) [3] y el diario
francés Le Monde [4] son fieles divulgadores de esa fake new.
Para
tratar de acabar con ese rumor, la ONU y la Organización para la Prohibición de
las Armas Químicas (OPAQ) crearon un mecanismo investigador conjunto. Después
de recopilar gran cantidad de datos, desde Nueva York y Viena, esa
instancia se negó a verificarlos en el terreno –ni siquiera aceptó
recoger muestras in situ. Mientras tanto, los debates
subían de tono en el Consejo de Seguridad, donde todos podían observar la
evidente influencia del número 2 de la jerarquía de la ONU, el
neoconservador estadounidense Jeffrey Feltman [5], sobre la embajadora de
Estados Unidos, Nikki Haley. Finalmente, Rusia tuvo que emitir
5 vetos ante las mentiras occidentales sobre ese tema [6].
En
el momento del supuesto ataque químico de Khan Cheikhun, Estados Unidos
aseguró con todo aplomo que tenía pruebas de que el gobierno sirio era el
responsable –pruebas que, según lo que acaba de declarar el general
Mattis, nunca existieron– y, como represalia, bombardeó la base aérea
siria de Cheyrat.
El
secretario de Defensa Robert McNamara reconoció hace tiempo que
Estados Unidos mintió para justificar su guerra de agresión
contra Vietnam. Colin Powell, secretario de Estado bajo la administración
de George W. Bush, confesó haber mentido al Consejo de Seguridad de la ONU
para justificar la invasión contra Irak, etc. Pero las confesiones siempre
vienen después de haber hecho correr ríos de sangre y cuando los que
confiesan ya no están los cargos que los pusieron en posición de hacer
lo que hicieron. Y a nadie ha tenido que rendir cuentas ante la justicia.
Al
igual que en el derecho comercial estadounidense, los dirigentes de
Estados Unidos pueden declararse en quiebra, no pagar sus deudas
y volver tranquilamente a los negocios como si nada hubiese sucedido.
Por
primera vez, un secretario de Defensa en funciones ha refutado las
actuales mentiras de Israel, de su propia administración y de la OTAN.
A pesar de que Mattis tuvo la precaución de precisar que él estaba
personalmente convencido de la culpabilidad de Siria, su declaración
refuta las justificaciones de los bombardeos israelíes contra Siria,
que supuestamente tenían como objetivo la destrucción de armas químicas.
La
declaración de Mattis desmiente también al secretario de Estado Rex Tillerson y
a la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley. Y suena
además como una advertencia para los 23 ministros de Exteriores que,
el 23 de enero, nuevamente acusaron a Siria de haber utilizado
armas químicas [7] y que además se pronunciaron por la «democracia»
en el Levante… a condición de que Bachar al-Assad no pueda
presentarse nuevamente a una elección presidencial y ganarla.
Fuente
Al-Watan (Siria)
Al-Watan (Siria)
Notas:
[1] “Mattis Admits There Was No Evidence Assad Used Poison Gas on His People”, Ian Wilkie, Newsweek, 8 de febrero
de 2018.
[2] La Ghouta es el cinturón verde de Damasco, la capital siria.
Nota de la Red Voltaire.
[3] Brown Moses, cuyo verdadero nombre Elliot Higgins, participa
también en la asociación Propaganda or Not?, que acusa a diversas
fuentes, como la Red Voltaire, de ser instrumentos del Kremlin.
Ver «La campaña de la OTAN contra la libertad de expresión», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
5 de diciembre de 2016.
[4] Basándose en una afirmación groseramente falsa, Le Monde
acusa a la Red Voltaire de ser una fuente no confiable. Ver «La verdad sobre las “fake news”», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 16 de
enero de 2018.
[5] «Alemania y la ONU contra Siria», por Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria), Red Voltaire,
28 de enero de 2016.
[6] «Estados Unidos sigue mostrando su incapacidad para admitir la realidad en la ONU»,
por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 21 de noviembre de 2017.
[7] «Partenariat international contre l’impunité d’utilisation d’armes chimiques», Réseau
Voltaire, 23 de enero de 2018.
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Colectivo
Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Febrero 22 de 2018
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