
M. E.
ENTREVISTA DE PRENSA A MIGUEL ENRÍQUEZ (*)
Conferencia
de Prensa – 8 Octubre de 1973
Pregunta: A su juicio ¿por qué cayó el
gobierno de Chile?
Respuesta de ME: La crisis del sistema de
dominación que hacía años venía desarrollándose en Chile, cristalizó en el
ascenso al gobierno de la Unidad Popular, agudizando la crisis interburguesa y
multiplicando el ascenso del movimiento de masas. Esto generó condiciones que
permitían, si se hubiera utilizado el gobierno como instrumento de las luchas
de los trabajadores, culminar en la conquista del poder por los trabajadores y
en una revolución proletaria. Pero el proyecto reformista que ensayó la UP se
encarceló en el orden burgués, no golpeó al conjunto de las clases dominantes,
con la esperanza de lograr una alianza con un sector burgués, no se apoyó en la
organización revolucionaria de los trabajadores, en sus propios órganos de
poder, rechazó la alianza con soldados y suboficiales, y prefirió fortalecerse
al interior del aparato del Estado capitalista y en el cuerpo de oficiales de
las FFAA buscando sellar una alianza con una fracción burguesa. La ilusión
reformista, permitió a las clases dominantes fortalecerse en la superestructura
del Estado y desde allí iniciar su contraofensiva reaccionaria, primero
apoyándose en los gremios empresariales, luego en la pequeña burguesía y
finalmente en el cuerpo de oficiales de las FFAA entonces derrocar
sanguinariamente al gobierno y reprimir a los trabajadores. La ilusión
reformista la pagaron y pagan hoy cruelmente los trabajadores, sus líderes y
partidos, que trágica y heroicamente la defendieron hasta el último minuto,
confirmando dramáticamente hoy, la frase del revolucionario francés del siglo
XVIII Saint Just: "Quién hace revoluciones a medias no hace sino cavar su
propia tumba".
Pregunta: ¿El fracaso de la izquierda, en
su opinión, cancela por un largo período la lucha por el socialismo en Chile?
Respuesta: No nos parece el momento de
revivir antiguas diferencias en el seno de la izquierda, pero a la vez, nos
parece necesario que los trabajadores y la izquierda obtengan todas las
enseñanzas que la experiencia chilena entrega, para nunca más incurrir en
errores. Por ello preciso: en Chile no ha fracasado la izquierda, ni el
socialismo, ni la revolución, ni los trabajadores. En Chile, ha finalizado
trágicamente una ilusión reformista de modificar estructuras socioeconómicas y
hacer revoluciones con la pasividad y el consentimiento de los afectados: las
clases dominantes.
Ahora bien, la lucha lejos de cancelarse,
recién comienza. Será larga y dura. El movimiento de masas y la izquierda no
han sido aplastados. En las nuevas condiciones, la fortaleza de los
trabajadores, del conjunto de la izquierda y de los revolucionarios, primero
golpeados, recomponiéndose después, tiende otra vez a acrecentarse, al sumarse
ahora sectores de la pequeña burguesía a la lucha contra la dictadura, ayer
enardecidos en contra de la UP como reacción a la sangrienta represión fascista
de la Junta y frente a las medidas antipopulares y regresivas impuestas por
ella. Progresiva, pero sólidamente ahora, irá desarrollándose cada vez más una
vasta resistencia popular a la dictadura fascista.