EL JANO,
ESFORZADO MILITANTE DE LA CAUSA POPULAR Y REVOLUCIONARIA, AMANTE DEL DEPORTIVO
MCKENNA, UN COMUNICADOR DEL QUEHACER DEL PUEBLO Y LOS TRABAJADORES, NO RESISTIÓ
UN INFARTO Y FALLECIÓ ÉSTE VIERNES 24. NOS QUEDÓ DEBIENDO MUCHAS HORAS MÁS DE
CONVERSACIONES, HISTORIAS Y DE LUCHA COMÚN
A pesar del hermoso
día que hacía éste domingo 26 de octubre, con un sol dorado que arrancaba destellos
plateados sobre su superficie, la laguna Lo Galindo (o de los ‘monos’ como le
dicen ahora) estaba triste. Uno de los que crecieron a su vera había muerto
temprana y repentinamente.
En la cancha Aníbal Pinto, de Concepción y jugando
con la camiseta del Juventud McKenna, su equipo de toda la vida, falleció el
viernes 24 de octubre el periodista y militante popular Alejandro Muñoz Pérez,
de sólo 47 años.
Acongojados también y desde el mismo
viernes, acudimos cientos de amigos y compañeros a darle nuestro adiós al Jano o Negro, como muchos le conocíamos, y a acompañar a su familia en el
dolor de la pérdida irreparable. Pero en torno a la casa paterna, donde estaba
siendo velado, habían ya otros tantos amigos y compañeros; los del barrio, del
club, de la universidad, de las huestes rojinegras. Entonces, con el
transcurrir de las horas, de entre todos los dolientes brotaron muchas,
innumerables historias y anécdotas que tenían como centro al Jano, recuentos algunos
adormecidos por estos nuevos tiempos, pero que nunca morirán.
El Jano
(o Sonrisal, como asimismo se le
conoció en tiempos de la Resistencia antidictatorial, debido a su constante
optimismo), nació y se crió en el Barrio Norte de Concepción. Al igual que la
inmensa mayoría de los habitantes del querido Barrio, los padres de Jano eran
de origen campesino. Ellos llegaron desde Yumbel y Quirihue, aunque su primer
hogar lo fue en la Población Libertad, emblemática toma de terreno sobre la
cual Isidora Aguirre junto a Manuel Rojas escribieron una obra de teatro,
llevada a los escenario por el naciente Teatro de la Universidad de Concepción
(TUC), y en la cual se caracteriza ese proceso de migración campo-ciudad y la
formación de los barrios populares de la periferia urbana.
Al terminar la educación básica, donde ya
había pasado a integrar su querido club de futbol amateur Juventud McKenna,
Jano ingresó al Liceo Industrial de Concepción. Eran los años obscuros de la
dictadura cívico-militar, de la criminal represión, de la destrucción de la
educación pública en Chile. Los Liceos Humanistas fueron municipalizados y los
técnicos, como el Industrial de Collao, entregados a Corporaciones
empresariales destinados a lucrar y a formar mano de obra barata para sus
empresas.
Pero eran también los años de las sucesivas
y radicales jornadas de protesta nacional, en que la Resistencia Popular
intenta desplegar los ‘levantamientos populares’ (1983), acciones todas que rompían
la tranquilidad de cementerio que la dictadura y sus mandantes se habían
acostumbrado a imponer. En este contexto, y al igual que muchos jóvenes, Jano comenzó
a participar de la lucha antidictatorial. Empieza su militancia en una de las
bases de las Milicias de la Resistencia Popular (MRP), instancia clandestina agitativa
y de sabotaje menor, en donde confluían militantes independientes de izquierda,
socialistas y miristas. La base que integra, tras la masacre de la Vega
Monumental (Operación Alfa-Carbón), pasará
a adoptar el nombre de "23 de Agosto".
Mediaban los “80s y allí estaba el Jano, en
los Comités Democráticos (CODE) de los estudiantes secundarios del Industrial;
apoyando las barricadas que levantaban los compañeros universitarios de la UNED
(Unión Nacional de Estudiantes Democráticos), ya fuera en la Universidad del
Bío-Bío (ex UTE) o en la Universidad de Concepción, y en las noches,
defendiendo el Barrio Norte con barricadas, cortes del tendido eléctrico y
enfrentando a las fuerzas especiales de carabineros.
Quiso formar parte de la reconstrucción
política del movimiento popular chileno, luego de la derrota político-material de
1973. A mediados de los “80s, su compromiso lo lleva a integrar las filas del MIR.
Se incorpora a ésta organización revolucionaria a pesar de que había sido fuertemente
golpeada por los aparatos represivos y lo hace en la época en que toda su
dirección en el sur de Chile y en Concepción es aniquilada, el 23 de agosto de
1984, demostrando que de verdad y sin temores estaba por levantar la
alternativa más consecuente con el proyecto histórico del pueblo y los
trabajadores. Lamentablemente, a partir de 1985 y sobre todo desde 1986, dicha
organización revolucionaria comenzó a vivir un proceso de divisiones y de
sucesivas fragmentaciones. Una minoría de traidores y de pusilánimes, se
subordina a fines de los “80s con un modelo de transición pactada entre la
oposición burguesa, la derecha y la dictadura. Jano, como muchos de su
generación, se resistió a aquello y siguió siendo "rojo y negro",
participando de diversos intentos infructuosos por la reconstrucción orgánica
del mirismo.
Ya en los “90s y con un gran esfuerzo
económico, Jano ingresó a la Universidad de Concepción a estudiar periodismo,
carrera de la cual se tituló años más tarde; más de los que quisiera, pero es
que cada tanto debía suspender para poder trabajar en un oficio familiar: la
instalación de cerámicas. Por su misma condición de clase y por historial de
combatiente consecuente, nunca logró abrirse paso en el periodismo profesional
y remunerado de estos tiempos de la democracia de baja intensidad. Trabajos
esporádicos y mal pagados no le permitieron desarrollarse profesionalmente,
teniendo que subsistir del viejo oficio aprendido de su padre.
No obstante, durante su paso por la U de Concepción,
Jano parió a medias con otros estudiantes comprometidos una organización
política consecuente y que perdura hasta nuestros días: los Consejos
Estudiantiles, con presencia en las directivas de las federaciones
estudiantiles de la misma U de C y en la UBB, y que se perfila como una de las
vanguardias del movimiento estudiantil que lucha infatigablemente por una
Educación Pública al servicio del pueblo.
Si bien no logró acceder al periodismo
‘profesional’, Jano hizo lo suyo en torno a la difusión de las ideas y las
informaciones del campo popular. Así, heredero de un antiguo transmisor de la
Radio Villa Francia, que fungió en otro tiempo como emisora nada menos que de
la Radio Liberación (de la Resistencia Popular), formó a diversos grupos en el
uso de esta herramienta de la comunicación alternativa. Realizó diversos
programas radiales, dentro de los que resaltaban los deportivos, con transmisiones
desde las canchas del Barrio Norte. También, participó en programas de la Radio
Voz de la Mujer, del mismo Barrio, así como en la fundación del periódico El
Quinto, que alcanzó a perdurar un par de años.
Hace un par de años, el Negro había sufrido
un pre-infarto, que lo tuvo al borde de la muerte. Los médicos le dijeron que
no podía jugar más futbol, su afición deportiva favorita; era mucho pedirle.
Ese viernes 24, quiso estirar un poco las piernas, pero las ganas, el calor y
la inactividad prolongada fueron más fuertes que su corazón. Cayó desplomado en
medio de la cancha y de allí ya no se levantó.
Eran las 15:00 del domingo 26, cuando Jano
salió por última vez desde al hogar paterno, envuelto su ataúd en los pliegues
de la inmortal rojinegra. La laguna Lo Galindo, con tristeza, se despidió de él
y del millar de acompañantes que, en una larga caravana de automóviles y
microbuses, iban a dejar al familiar, al amigo, al compañero, a su última
morada. Las calles de la ciudad de Concepción vieron ondear las banderas del
MIR, de la Resistencia Popular y del Club de los amores del Jano, y al paso del
cortejo nadie quedaba indiferente y las gentes y los otros vehículos saludaban
su paso. Se hizo una detención en el local del Deportivo McKenna, cercano a la
vía férrea que otrora nos conectaba con Tomé. Finalmente, la columna de unas 7-8
cuadras de largo, encabezada por nuestro compañero, desembocó en el antiguo Cementerio
General de Concepción.
Allí en la necrópolis, bastantes personas declamaron emotivos
mensajes de despedida al querido Alejandro. Pero, a varios de sus compañeros
nos remeció y nos quedará grabada para siempre la sencilla, emocionada y
certera frase con la cual su dolida madre nos definió al hijo adorado que partía: “¡JANO ERA PURO PUEBLO!”.
COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA VIIIa
Octubre 26 DE 2014
No hay comentarios :
Publicar un comentario