A CONSTRUIR EL CAMINO PROPIO DE LA FUERZA SOCIAL POR LOS CAMBIOS FUNDAMENTALES. NI A UN METRO DE LAS ELECCIONES Y DE LOS PIJES JULEROS DEL FRENTE AMPLIO TIRADOS A POPULARES
“Trabajan, sobre los sectores más
vacilantes de la izquierda…”
-Miguel Enríquez E.
Apenas han pasado unos meses
desde las últimas elecciones, en donde el bloque en el poder (conjunto de las
fracciones de la clase dominante) puso orden en su fundo y definió qué
coalición política del bloque político de Estado ha de dirigir el gobierno por
4 años. En dicho proceso electoral salió victoriosa la abstención, además
de los votos nulos y blancos. Más del 50% de los que pueden votar ya no
confían en las elecciones como un mecanismo eficaz para solucionar el cumulo de
demandas sociales existentes. Pese a lo anterior, se insiste en la vía
electoral y se intenta darle un carácter revolucionario a un acto que sólo
otorga legitimidad a una institucionalidad generada con la sangre de miles.
Señalar de inmediato que
esa cantidad de abstención no es sinónimo de fuerza social por los cambios
radicales. Múltiples, diversos, variados, son las causas de que millones
no voten en Chile. Cada quién podrá opinar al respecto. Una de las
principales tareas del período es sumar esa fuerza para cuestionar directamente
a la dominación.
Sin embargo, sostenemos
que bien otro es el camino que nos debe llevar a superar la dictadura del
capital (que se arropó de uniformes entre 1973 a 1989 y de civiles desde 1990
hasta hoy). Y en eso andamos. Rearticulando las fuerzas, avanzando
desde las más simples acciones teniendo como Sur la destrucción del actual
sistema de dominación. A la refundación social capitalista
hemos de oponer desde ya la refundación social socialista. Otra de las
tareas del período será levantar una constante y permanente campaña de
agitación y propaganda de las ideas y propuestas de cambio social concreto,
avanzando tras todas las demandas sociales y populares.
La rearticulación de la
Izquierda Revolucionaria ha de ocupar todos los medios posibles para desplegar
las ideas de la transformación profunda de las actuales condiciones de
vida. Esa será la principal tarea de este período: generar fuerza social
para avanzar a las tareas superiores. Como punto nodal, como centro
estratégico: la definición de que el camino electoral sólo sirve a los
intereses históricos del conjunto de la patronal.
Un
texto para meditar
A días de un nuevo Primero
de Mayo, a meses de la instalación de un representante directo del bloque en el
poder en el ejecutivo, a meses del fracaso del putrefacto circo electoral, se
emite un documento, denominado “Levantar la alternativa de los trabajadores y
los pueblos de chile.”, firmado por ukamau e izar, que se puede ver a continuación del presente análisis.
1.- El párrafo 1 del documento es un verdadero quebradero de cabeza teórico. Es como si se
hubiese intentado comenzar con algo rimbombante, con fuegos de artificio, con
frases decisivas.
Sin embargo, aquello del
bloque histórico se lo dejamos a Gramsci, para que él lo pueda explicar. Donde no salimos del asombro es aquello de, “la superestructura económica que
sustenta sus cimientos…”. Tal vez se debiese recurrir al “joven Marx” o
al “Marx maduro” o quizá al “niño Marx”, aunque incluso en todo Manual de
marxismo se enseña que la infraestructura corresponde a lo económico y desde
ahí surge la superestructura jurídico-política.
Claro que esto no es lo
fundamental. Lo fundamental es que el documento intenta expresar o
explicar que los de arriba pasan por una crisis de legitimidad: Extenso sería
abordar este punto. Sólo diremos que concurrir a votar es precisamente
otorgar legitimidad a la dominación y por otro lado, es importante comprender
que podemos repetir un millón de veces que el sistema está en crisis, pero sólo
estaremos ante una verdadera crisis nacional cuando “los de arriba ya no puedan
seguir viviendo como lo hacían hasta ese momento”, aspecto que se ve muy lejano
en el actual escenario.
2.- Luego el documento
inserta el pie forzado, señalando que la contradicción fundamental del período
es “Capitalismo neoliberal versus Pueblo”. He aquí como después se
justifica el camino electoral como un ámbito de lucha, rematando en una
propuesta política que comentaremos más adelante. Abundando en el pie
forzado del documento, se agrega otra contradicción: “Institucionalidad
neoliberal versus Democracia Plena”.
Antes de expresar nuestra
opinión al respecto señalar que distinta será la estrategia y táctica de lucha
a aplicar según cómo definamos la contradicción principal del período.
Nuestra visión con relación a la contradicción principal del período
En las formaciones
sociales dividas en clases, como la nuestra, varias son las contradicciones
político-sociales y también económicas que agitan las aguas de la lucha
política, de las prácticas políticas. Asimismo, diversos son los ámbitos de
impacto que se suscitan entre aquellas y el conjunto del sistema capitalista
mundial y entre todas las formaciones que integran -desigual y combinadamente-
tal sistema. No obstante, en un período de variable duración y dependiendo del
contexto del combate clasista, una de las contradicciones dentro de los diversos
niveles mencionados pasa a ser la principal; la madre de todas las guerras.
Llegar a definir en pocas
palabras la contradicción principal político-social que -evidente u
ocultamente- mejor interpreta la pugna primera entre las fuerzas políticas en
la guerra encubierta que es la lucha de clases, resulta de vital importancia
para l@s revolucionari@s. Ello, por cuanto sirve como una herramienta, una
guía, un rasero, una luz que ilumina el largo y escarpado camino que ell@s
deben recorrer hacia la victoria.
Tal enunciado debe surgir
del análisis de la realidad concreta y la proyección sobre cuáles son o serán,
en definitiva, los dos grandes bloques sociales cuyo enfrentamiento determina
el carácter del período y el futuro de la lucha de clases, más allá de la
coyuntura; quienes les apoyan, podrían hacerlo o se mantendrían neutrales.
Coadyuva, asimismo, a identificar cuáles fuerzas tendrán, en determinados
momentos y períodos, una mayor importancia y cuáles serán auxiliares. En
adición, permite a los sectores del cambio social más profundo saber qué tipo y
formas de lucha tienen preeminencia y hacia dónde apuntar los dardos en contra
de nuestro enemigo.
Sabemos, por experiencia y
formación, que en las formaciones clasistas modernas es el modo de producción
capitalista: lo económico o la estructura, el que definirá -en última y sólo en
última instancia- los demás niveles y esferas de la superestructura: lo
jurídico-político y lo ideológico. No obstante, es el patrón de acumulación
capitalista, impuesto por la burguesía (traduciendo internamente su adscripción
dependiente del centro capitalista mundial) a las demás clases, ya sea por las
buenas –acuerdo interclasista, por ej. ISI- o por las malas –como el que está
en curso desde el 11/9/73-, el que plasmará de forma explícita ese modo de
producción.
Ahora bien, como en
nuestra formación social el patrón de acumulación capitalista es el primario (o
extractivista, como le llaman algunos) exportador con ventajas comparativas,
uno que es altamente explotador de la fuerza laboral y destructor del medio
natural y social, además de súper-excluyente y discriminador, podemos extraer
que la contradicción principal pasa por el enfrentamiento que se entabla –de
una parte- por una minoría que se beneficia directamente de ese modelo de
explotación, el conjunto de la burguesía, pero no debemos olvidar que la
hegemonía dentro de ésta la detenta su fracción monopólico-financiera, siendo
por tanto la principal aprovechada del orden vigente; quienes los representan
y/o respaldan en la arena de la política –la derecha y los medios de
comunicación de ésta índole-; aquellos que les mantienen y ayudan a reproducir
aquel modelo –las fuerzas políticas y sociales que dan vida a la
Concertación/Nueva Mayoría; y la “columna vertebral” del sistema de dominación
burguesa, cuales son las FF.AA. y de orden. De otra parte, tenemos a
millones de trabajador@s explotad@s sin más, con contrato o sin él, con trabajo
estable o no, apatronados o por ‘cuenta propia’; a los cientos de miles de
pobres del campo y las ciudades; a los sectores más claros de los cerca de 550
mil cesantes; a los pequeños campesinos, propiamente tales o que están
obligados a proletarizarse o semiproletarizarse; a cientos de miles de
estudiantes conscientes de su rol transformador social; a los pueblos
originarios en pie de lucha, especialmente a las comunidades del Wallmapu; a
los jóvenes pobladores, allegados o endeudados, que demandan mejores
expectativas para ellos y sus familias en tanto ven coartadas sus posibilidades
educacionales y laborales; a los movimientos de mujeres que reclaman libertad,
igualdad y fin a la discriminación y la violencia de todo tipo; a las
organizaciones LGTBI más comprometidas políticamente; a las comunidades
sociales locales y a veces zonales, que ven afectados sus hábitats y formas de
vida a causa de la expoliación y los efectos adversos del patrón de acumulación
capitalista –se den cuenta de ello o no; a vastos sectores de la pequeña y
mediana burguesía, que ven mermadas sus posibilidades de desarrollo al estar
apremiados por deudas y falta de apoyo crediticio, por la dañina competencia de
los grandes monopolios y un mercado interno pauperizado;
etc.
En
suma, pensamos que la contradicción principal en nuestra formación pasa por
quienes se benefician, avalan y dan sostén al capital monopólico-financiero y
su infame patrón explotador y depredador, y las fuerzas político-sociales de
los pueblos y l@s trabajador@s de Chile. En una palabra: capital monopólico
VERSUS pueblos y trabajadores.
La
contradicción político-social principal en el contexto de la lucha de clases en
Chile
1973-1990:
Luego del 11 de septiembre de 1973 y hasta 1990, la contradicción principal en la
formación social chilena fue claramente Pueblo-dictadura militar.
Sin
embargo, dicha contradicción principal, acuciante, inmediata, permitió ocultar
la contradicción principal real, es decir, por una parte la fracción
monopólico-financiera (fracción más dinámica del bloque en el poder) y por otro
el Pueblo. Incluso se debe decir algo
sobre este último binomio.
A.-)
Así, la fracción monopólico-financiera, desde fines de 1974 impuso su diseño de
Proyecto Nacional al resto de las fracciones de la burguesía. De hecho, la gran mayoría de la Izquierda en
el mismo período señaló que la junta de gobierno no era más que la junta de
gobierno de la fracción monopólico-financiera. Con todo, la contradicción principal era “vista”, “sentida”, por la
presencia de las FF.AA. en las nuevas formas estatales de dominación, que tomó la
forma de dictadura militar. Incluso, se
llegó a confundir el Poder con la presencia de los 4 pinganillas.
B.-)
El Pueblo, se podía atisbar como algo monolítico, sólo dividido entre una
oposición burguesa y una oposición revolucionaria. En dicho período no existía la fragmentación
actual de la Izquierda en donde según cifras del mismo Estado, después de 1990
se aprecian más de 80 mil Organizaciones (muchas de ellas con 2 ó 3
integrantes). En dicho periodo no tenían
impacto expresiones políticas y sociales que hoy sí tienen presencia, después
de 1990, y producto de la Segunda Derrota del Movimiento Popular ocurrida desde
1986 encontraron espacio para instalarse.
Forzoso
es señalar que en ningún momento el patrón de acumulación instalado desde el
mismo 11 de septiembre de 1973 fue liberal y por ello no pudo derivar o
llamársele neoliberal. Esa
caracterización comienza a ser utilizada desde 1984 por parte de sectores de
Izquierda que ya comienzan a evidenciar su disposición derrotista y a bregar
por la salida política burguesa que se inicia en 1986 y cristaliza en
1990. Luego de 1990, todo lo que se
movía, todo lo que era negativo, era motejado de neoliberal, algo así
como antes de 1990 todo era culpa del dictador.
Sabemos
que hablar de neoliberalismo es hablar de algo inexistente y que además encubre
la verdadera contradicción principal, es decir, la hegemonía de la burguesía
monopólico-financiera, en suma, de la burguesía capitalista.
1990-2017:
Entre 1990-2017 pensamos que la contradicción principal en nuestra formación
pasa por quienes se benefician, avalan y dan sostén al capital
monopólico-financiero y su infame patrón explotador y depredador, y las fuerzas
político-sociales de los pueblos y l@s trabajador@s de Chile. En una palabra: Capital Monopólico vs Pueblos y Trabajadores, como ya se expuso más arriba.
Sin
embargo, es difícil que esta caracterización pueda ser asumida no sólo por el
conjunto de los Pueblos y los Trabajadores, sino que además por sus expresiones
políticas y sociales.
Lo
anterior, debido a dos factores: Primero, la segunda derrota del movimiento
popular que se inicia en 1986 y que se arrastra hasta el momento. En segundo lugar, la cristalización de la
refundación social burguesa, la cual es parte del diseño de Proyecto Nacional
que ya había configurado la fracción de la burguesía monopólico-financiera
desde fines de 1974. Ambos procesos
calaron hondo en la formación social y se suman los efectos concretos en el
conjunto de la Izquierda anticapitalista, sumida en la fragmentación y
afectada, todavía, en un sector que confía en las elecciones como motor del
cambio social profundo.
Vivimos
la más feroz de las dictaduras de la burguesía. La labor de los revolucionarios es evidenciar dicha hegemonía. Por ello, se vuelve imprescindible comenzar a
unir a quienes quieren seguir luchando, levantar demandas sociales y populares
que apunten a los niveles de vida de millones para ir generando fuerza
social. Para 2018, el MIR Rearticulación está
planteando luchar por un sueldo mínimo de $464.000.
3.-
Sobre el FRENTE AMPLIO, sólo diremos: DE TE FABULA NARRATUR, de tí la historia ya está contada.
SÓLO LA LUCHA NOS HARÁ LIBRES
MIR
REARTICULACIÓN
24 de abril, 2018
El texto de Ukamau-Izar:
Levantar la
alternativa de los trabajadores y los pueblos de Chile
El bloque histórico de las clases dominantes en Chile y la superestructura económica que sustenta sus cimientos, se encuentra en medio de una crisis de legitimidad. En la medida que el proceso ha sido exitoso desde el punto de vista macro económico, dicho éxito solo ha sido para los poderosos, acrecentando esta crisis hacia el resto de la sociedad.
El crecimiento económico y
el éxito de los grandes grupos económicos y transnacionales, es inversamente
proporcional al bienestar de la mayoría de los trabajadores y el conjunto del
pueblo. Y eso no se puede “mejorar”: el neoliberalismo funciona así. Año a año,
las mineras se expanden con nuevos proyectos contaminando nuestra tierra, las
empresas pesqueras y salmoneras arruinan nuestro mar y su biodiversidad, los
procesos industriales secan nuestros ríos y las AFP, inmobiliarias e
instituciones educacionales privadas lucran con los que deberían ser nuestros
derechos.
Esta es la contradicción fundamental del período de estabilización de la lucha de clases: Capitalismo Neoliberal versus Pueblo.
Conflicto o contradicción que surge y se profundiza día a día en la esfera de la producción material, y que explica la progresiva pérdida de hegemonía y legitimidad del régimen político.
Esta es la contradicción fundamental del período de estabilización de la lucha de clases: Capitalismo Neoliberal versus Pueblo.
Conflicto o contradicción que surge y se profundiza día a día en la esfera de la producción material, y que explica la progresiva pérdida de hegemonía y legitimidad del régimen político.
Sin embargo, la expresión
política de este conflicto fundamental se encuentra bloqueada.
Frente a esto, se han
levantado caminos alternativos a este bloqueo, en conflictos o contradicciones
secundarias, como el descontento, principalmente de las capas medias; la
movilización de muchas poblaciones por la defensa de sus condiciones de vida, y
también, la lucha por educación de los jóvenes, sobre todo de los más pobres y
endeudados, lo que ha lanzado a estos por miles a las calles durante los
últimos años.
Estos tres conflictos, al
desarrollarse, han derivado en una cuarta contradicción, que es la expresión
principal, en este momento de desarrollo de la situación política, de la contradicción
fundamental entre capitalismo neoliberal y pueblo: Institucionalidad neoliberal
versus Democracia Plena, que engloba tanto el conflicto o contradicción entre
el actual régimen político y la demanda por participación de distintos sectores
sociales, así como el conflicto entre las condiciones tremendamente poco
equitativas en que operan los grandes grupos económicos frente a la población
común y corriente, y los costos que esta última debe pagar en términos de
deterioro de sus condiciones de vida.
La resolución de esta
contradicción principal, que en última instancia no puede ser resuelta en el
capitalismo, en la coyuntura política a favor de los intereses populares –en
alianza con otros sectores sociales- es una aproximación indirecta que nos
puede permitir atacar, desde la superestructura, por decirlo así, aspectos
estratégicos de funcionamiento del neoliberalismo, y remover los cerrojos que
dificultan la organización y lucha independiente de los trabajadores.
Los mecanismos que
protegen al capitalismo neoliberal también son institucionales y pueden ser
removidos, por lo que una ampliación “participativa” de la democracia, a través
de representantes legislativos, mecanismos plebiscitarios, actos administrativos
o de una Asamblea Constituyente, podría efectivamente derribar algunos de sus
pilares de sustentación.
Es por esto que avanzar
hacia la convergencia de organizaciones políticas populares como IZAR y Ukamau
es un requerimiento histórico.
La construcción de un bloque histórico alternativo.
La construcción de un bloque histórico alternativo.
Surgimos de la experiencia
de organización de miles pobladores, a su vez trabajadoras y trabajadores, y de
jóvenes estudiantes nacidos de familias trabajadoras a lo largo de todo el
país. Somos entonces organizaciones de los pobres urbanos y de los trabajadores
precarizados. Ukamau es la expresión de las luchas y organización de
trabajadores, en cuanto pobladores, que desde hace décadas vienen en un proceso
de articulación. En tanto, IZAR, proviene de las luchas estudiantiles de las
primeras década de los dos mil. Ese es nuestro contenido de clase y es la
experiencia que podemos aportar, en este momento, como organizaciones y como
movimiento social, tanto a la lucha de clases en el país, como a la
conformación de este bloque contra-hegemónico.
Si queremos que el sector
dominante de este bloque contra-hegemónico sean los trabajadores organizados y
el pueblo, debemos entonces comenzar a unir nuestras experiencias y construir
un programa de lucha que convoque al conjunto de los sectores populares a
luchar.
Izquierda posible. Las
alianzas en función del conflicto o contradicción principal, y de la necesidad
de construir el bloque contra-hegemónico.
La contradicción o
problema, a estas alturas, no es Derecha versus Nueva Mayoría. Eso es un error
y forma parte del engaño necesario para seguir manteniendo el régimen político
inalterado. Ambas, en alianza estratégica, están juntas en el régimen político,
son las coaliciones del duopolio y son las que construyeron esta democracia
restringida. Pero, la derecha siempre ha sido minoritaria social y
electoralmente, y ese es el problema que ha tenido para gobernar.
El agente político
hegemónico de las clases dominantes fue la Concertación. Fue ella la que
ideológicamente subordinó a los trabajadores y a los sectores populares al
proyecto histórico del capitalismo neoliberal -por ello logró gobernar más
tiempo que la misma dictadura-, y es por ello que sigue siendo el principal
factor de estabilidad del régimen político.
Sin embargo, las contradicciones
propias del neoliberalismo y las luchas emprendidas por nuestro pueblo han
provocado la pérdida relativa de la base social a la Concertación, de pilar en
el pacto PS-DC, con notoria expresión electoral en las últimas elecciones y en
los miles de chilenos que regularmente colman las calles de nuestro país.
Es por ello que la derecha
busca una reformulación de la institucionalidad neoliberal dentro de sus
marcos. Buscan un reoxigenar del acuerdo nacional mediante un reacomodo del
pacto de gobernabilidad. Ya han hablado de un "gran acuerdo nacional
económico", además de la reforma a la extensión de los años de duración
presidencial y la cantidad de representantes en el Congreso. Esto, claramente
solo maquilla la constitución del 80', quitándole la firma de Lagos, que hizo
modificaciones el 2005. En general, esto busca según su análisis, compartido en
parte por la Nueva Mayoría, que haciendo estas modificaciones se podrá
recuperar parte de la legitimidad social perdida en los años de la transición,
además de preservar cuidadosamente la estructura institucional antidemocrática
del neoliberalismo.
Ahora, uno de los primeros
pasos para contribuir a la crisis de la Nueva Mayoría, a su colapso y a su
división, es construir una alternativa electoral por fuera de ella, que permita
y tensione el corrimiento de las fuerza efectivas de izquierda que buscaron una
alternativa en ella, pero no encontraron el anidamiento de honestidad política
y estratégica necesaria. Alternativa electoral, que debe formar parte de la construcción
del bloque contra-hegemónico. Esta Alternativa es el Frente Amplio.
Esto implica fortalecer el
Frente Amplio, que logre agrupar a todos aquellos movimientos ciudadanos,
asamblearios, humanistas, ecologistas, marxistas, progresistas y
revolucionarios que están comprometidos con una reforma profunda al régimen
político, cuyo carácter sea anti-neoliberal y democrático. El Frente Amplio
debe traducirse tanto en fuerza social en las calles, a la vez que también en
una fuerza electoral. El Frente Amplio indudablemente va a tener
contradicciones en su interior, pero se debe construir a partir de los acuerdos
comunes, que no son pocos a estas alturas. Al interior del Frente Amplio
debemos construir la izquierda posible identificada con los ideales del
socialismo y que claramente aspire a transformar profundamente el orden actual,
siendo protagonistas los pobres de la ciudad, los trabajadores y sectores
medios empobrecidos.
El camino propio o
circunscrito exclusivamente a los trabajadores y sectores populares puede ser
atractivo, pero es sectario e inviable electoralmente.
Debemos dejar claro cuál
es nuestro camino y nuestro proyecto y dar la lucha ideológica al interior del
Frente Amplio, para ganar a otros sectores a nuestras posiciones y nuestras
propuestas; la Izquierda Posible.
Es en este contexto que
tiene sentido y viabilidad la confluencia política de nuestras organizaciones.
De lo contrario, cualquier iniciativa de reformas políticas parciales se
realizará sólo con los actores que actualmente participan del régimen político.
Esto lo planteamos en el
entendido de que un bloque contra-hegemónico deberá incorporar necesariamente,
en la coyuntura actual, expresiones políticas representativas de los sectores
perjudicados por el neoliberalismo: Trabajadores, pobladores, mujeres,
estudiantes, etc. Sí. Pero también clases medias e incluso sectores
empresariales no monopólicos, los que de igual modo son discriminados en el
acceso a los bienes, a los servicios y a la calidad de vida que demanda una
sociedad justa y necesaria.
Por otro lado, no habrá
unidad ni alianzas posibles si no se basa en la construcción conjunta de un
programa. Un proceso de construcción colectiva es una herramienta del trabajo
de alianzas, y puntualmente es en el tema de pobladores y estudiantes populares
que podemos aportar y lograr que otros sectores hagan suyos también nuestros
puntos de vista.
Nuestro llamado entonces
es abierto al conjunto de la dispersa izquierda revolucionaria. Avancemos desde
nuestros puntos de acuerdo y en los tiempos propios de cada organización al
necesario proceso de convergencia de nuestro sector. Sabemos que el camino es
largo, pero la necesidad de nuestro pueblo y las posibilidades del momento
político exige de los revolucionarios saber resolver los obstáculos y avanzar
hacia la unidad. Es en las calles, con los trabajadores, pobladores y
estudiantes, con las mujeres, los pueblos originarios y las más diversas luchas
de nuestro pueblo donde nos encontraremos.
La convergencia de los
revolucionarios la hacemos en las Calles!
Izquierda Anticapitalista Revolucionaria - IZAR
Ukamau
Izquierda Anticapitalista Revolucionaria - IZAR
Ukamau
Abril 2018
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