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domingo, 1 de abril de 2018

SI NO HAY JUSTICIA OFICIAL PARA NELSON QUICHILLAO TENEMOS QUE MOVILIZARNOS PARA EXIGIRLA


La (in)justicia pretende que el asesino del Quichi quede impune. Ni la CUT ni la CTC serán capaces de convocar a movilizarnos para exigir justicia para el compañero, pues ambas se encuentran en manos de los mismos que prefieren acomodarse en el sistema y hacer las cosas por la “legal”, como si no supiéramos que por dicho camino los pueblos y l@s trabajador@s no tenemos nada que ganar. Sépanlo, sólo la lucha y la unidad nos permitirán hacer justicia y ejercer los derechos que la patronal nos niega

El recién pasado martes 27 de marzo, con horror nos informamos de un nuevo intento por imponer la impunidad respecto del asesinato de un trabajador chileno a manos de la brutal y paramilitarizada Fuerzas Especiales (FFEE) de carabineros. Ese día, el Juzgado de Garantía de Diego de Almagro acogía la decisión de la Fiscalía de Atacama de no continuar la investigación por el crimen del compañero NELSON QUICHILLAO LÓPEZ, ocurrido el 24 de julio 2015, cuando la referida fuerza opresora reprimía bestialmente una legítima manifestación de trabajadores en huelga de la división Salvador de Codelco.    

Y la estúpida causa argüida por la Fiscalía regional de Atacama para intentar cubrir con el manto de la impunidad éste alevoso asesinato de un obrero desarmado, a manos del sargento 2º de FFEE Marco Guerrero Martínez, fue que el proyectil fue disparado por carabineros, pero rebotó en una máquina e hirió luego al trabajador (¡¿?!).

Es decir, con tamaño sofisma no quedaría crimen a balazos en que su perpetrador no pudiera argumentar en su defensa que no quiso matar al victimado, sino que disparó para otro lado, pero la bala rebotó y terminó matando a éste último. Simplemente, esto es la aplicación –por enésima vez en lo que va corrido de estos 28 años de seudodemocracia- de la manoseada e inicua teoría de la “Bala Loca”. En realidad, a la (in)justicia oficial debiera caérsele la cara de vergüenza cuando es capaz de levantar una explicación tan huevona.

También, y eso resultaría ser lo peor, puede ser que la autoridad civil y policial crea que los huevones somos los pueblos y los trabajadores de Chile, pues hace rato que nos vienen contando el mismo cuento de la “Bala Loca” para explicar los crímenes de tant@s otr@s trabajador@s y combatientes populares: pasó con Luis Alberto Silva Jara (14 años), el 6 octubre 1988, el conocido ‘Chaca’ de la Villa Francia; con Salvador Cautivo Ahumada, el 31 diciembre 1988, joven muralista de la Brigada Ramona Parra; con Carlos Salamanca Flores, el 14 noviembre 1990, en la población La Pincoya; con José Octavio Araya Ortiz (18 años), estudiante y miembro de las Juventudes Comunistas, muerto por los pacos el 11 de septiembre de 1993, cerca del Cementerio General de Stgo.; con Claudia López Benaiges (26 años), el 11 septiembre 1998, asesinada por los pacos de un balazo en la espalda mientras participaba de las protestas en la población La Pincoya; con Daniel Menco Prieto (23 años), que el 20 mayo 1999, en el marco de las movilizaciones estudiantiles de la Universidad de Tarapacá, fue alcanzado por balines de acero disparados con una escopeta por Norman Vargas Aragón, comisario de la 1ª comisaría de carabineros ariqueña; con el cro. dirigente sindical Juan Pablo Jiménez Garrido, el 21 de febrero de 2013, etc., etc.

No puede quedar impune el paco que disparó contra el Quichi

¿Cómo se puede alegar la farsa de la “Bala Loca” en esta ocasión, en cuanto al crimen del Quichi, cuando de acuerdo al mismo parte policial los esbirros de FFEE que llegaron a desbloquear la Ruta C 183, que une la localidad de El Salvador con la mina El Salvador, tomada como medida de fuerza por parte de los trabajadores, realizaron en total 33 disparos en su contra; es decir, a propósito y teniendo al frente a trabajadores desarmados? ¡Quince de esos disparos fueron realizados por el sargento 2do. Guerrero Martínez!, de dotación de la 7ma. Comisaría de Carabineros de Valparaíso.

El paco Marco Guerrero
La misma fuerza policial reconocía que el mencionado sujeto realizó varios disparos (luego de haber negado en un primer momento haber hecho uso de su armamento), como quedó establecido en el parte. “Se hace presente que originalmente el señalado sargento manifestó ante la revisión del armamento que no había hecho uso del mismo, pero dado que no tenía el cargador explicó que se le había caído. Posteriormente, en una segunda revisión por parte del capitán Juan Serrano Perkes conjuntamente con el Gope, percibieron un fuerte olor a perfume que frente a la insistente pregunta de su jefe de sección, el teniente Roberto Bustos Rodríguez, admitió haber echo (sic) uso del arma en las 15 oportunidades señaladas”, dice el documento.  

En otras palabras, el paco Guerrero trató de esconder las evidencias relacionadas con el arma que portaba. El 25 de julio, el fiscal de Diego de Almagro, Julio Artigas, informó que había sido identificado el carabinero que efectuó el disparo que terminó con la vida de Quichillao, pero no quiso entregar su nombre: “Tenemos claridad del arma utilizada y del funcionario que efectúo el disparo, hasta el momento vamos a reservar su identidad y será informada oportunamente”, declaró. Y fue sólo gracias un programa de TVN que se supo que la identidad del usuario de la pistola asesina era Guerrero Martínez.

Más encima, el paco integrante de las odiadas FFEE ya había ejercido su prepotencia de manera aleve en contra de otra persona desarmada. De acuerdo a información recibida por El Ciudadano, Guerrero es la misma persona imputada en una causa por detención ilegal y torturas (“apremios ilegítimos” al decir de la justicia oficial) en la ciudad de Valparaíso. Y es que la noche del jueves 11 de julio de 2013, jornada nacional de protesta, Jorge Brito -estudiante de 5º año de Ingeniería Civil Industrial y ex presidente de la FEUTSM- participaba de un cacerolazo en las afueras de la universidad. Fue cuando Jorge, junto a otros compañeros, intentó entorpecer la detención de otro estudiante que esa manifestación se transformó en un feroz hecho represivo para él. “Un efectivo de Fuerzas Especiales me toma por la espalda, me lanzan un polvo químico directo a mi cara, y luego con aproximadamente 7 o más me llevan detenido a subirme a la micro de Fuerzas Especiales de la 7ª Comisaría. Apenas me tiraron al bus policial, caí en el piso. Un efectivo se deja caer sobre mi cuello con su rodilla mientras me daba golpes de puño en el cuerpo y mientras otro hombre me pegaba patadas en mis testículos. Me estaba ahogando mucho, ya no podía respirar, hasta que el hombre quitó un poco de peso de mi cuello, y con una bomba lacrimógena en su mano me preguntaba si quería que él siguiera o que encendiera la bomba en mi cara”, es parte del relato de Jorge.

Los gorilas lo dejaron sangrando, lleno de hematomas, los testículos hinchados a patadas, le insultaron y más encima lo acusaron de haberles golpeado. Luego de ser liberado desde la 3ª comisaría de Barón, Jorge se dirigió al Hospital Gustavo Fricke, donde fue visto por un médico cirujano plástico y un traumatólogo: herida contusa en el mentón, contusión testicular y escrotal bilateral fueron los diagnósticos.

Luego, el estudiante accedió al expediente y se enteró que el principal imputado por los abusos sufridos era Marco Guerrero Martínez, el mismo que disparó –con resultado de muerte- en contra de Nelson Quichillao.

Sólo la movilización más amplia logrará que haya justicia para el Quichi

La instancia sindical que debiera estar convocando a amplias y contundentes protestas en demanda de justicia para el asesinado cro. Nelson Quichillao y de rechazo a la pretendida impunidad oficial, la Confederación de Trabajadores del Cobre, sólo ha sido capaz de difundir una patética declaración pública. Advierte que sus próximos pasos serán acciones jurídicas y otros que “consideremos necesarios”; o sea, ¡pura paja!   

Como si para nadie fuera un misterio que el congreso es una cueva de ladrones, acomodados y apitutados, la directiva de la CTC, encabezada por Manuel Ahumada, no encuentra nada mejor que llevar el caso “a la comisión de Derechos Humanos de la cámara de diputados”. Claro, esperan convidar a su show a los juleros supuestamente de izquierda que acomodan sus culos en dicha instancia; de las mismas fuerzas que en estos 28 años de democracia callampa no han sido capaces de hacer verdad, justicia y memoria en tantos casos de atropellos a los derechos fundamentales.    

En ninguna parte del comunicado de la CTC existe un llamado a la acción, a que l@s trabajador@s salgan a la calle a exigir con fuerza y unidad la demanda por justicia para el Quichi. ¿Es que de verdad esperan que sea en los tribunales o en los pasillos de la cueva de ladrones del congreso donde se logre hacer efectiva esa sentida aspiración?

Respecto de la CUT, no se oye padre. Y era que no, si consideramos su desidia en otro caso de una “Bala Loca” causal, la del dirigente Juan Pablo Jiménez. El padre de éste cro., Juan Carlos, contaba: “Imagínate que no recibimos nada de la CUT y es el primer sindicalista asesinado en democracia (…) Imagínate que yo estaba en una actividad con los papás de los hermanos Vergara, porque JP fue asesinado el 21 de febrero y esto era en marzo. Y un periodista me dijo que por estar en esa actividad nosotros éramos violentos y por eso la CUT no nos apoyaba”.

No nos queda más que hacer hincapié en la necesaria movilización y organización desde las bases, con el apoyo de dirigentes y organizaciones jugadas por la causa popular, para avanzar en la obtención de justicia real para el cro. Quichillao y que el paco Guerrero pague por su crimen. En esto, por cierto, se debe extender el llamado a luchar por tales aspiraciones al mundo estudiantil, a las organizaciones político-sociales populares, de pobladores, de los migrantes, feministas, de los trabajadores comunes y corrientes.

Nelson Quichillao fue un trabajador, un minero eternamente subcontratado, asesinado por un paco de las FFEE sólo por pedir que la empresa mandante cumpliera un acuerdo previo. Fue una persona a la cual –como lamentablemente ocurre en nuestra tierra- se le arrebató la vida simplemente por pedir lo justo. Y se merece toda la justicia, no un poco o una en “la medida de lo posible”, sino que toda la justicia.
  
¡Verdad y Justicia Ahora Para el Cro. Nelson Quichillao!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!


Colectivo Acción Directa CAD -Equipo Sindical
Abril 1 de 2018

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