Grande como fueran Eugenio Lira
Massi, el Perro Olivares, Augusto Carmona o Volpone.
Este sábado 2 de agosto, a los 88 años, lamentablemente
falleció un destacado y querido periodista chileno, don Mario Gómez López.
Su deceso se registró alrededor de las
19.50 horas y estaría relacionado con la hemorragia digestiva que padeció días
atrás, cuadro que lo mantenía hospitalizado en una clínica de la capital.
Don Mario inició su carrera en la década de
los “50 y dejó su huella en la radio, principalmente en las emisoras Minería
(donde protagonizaba el “Correo de Minería”),
Nuevo Mundo y Chilena, como así también en los periódicos Puro Chile y Clarín. Luego
del Golpe, debió salir al exilio, donde realiza labores periodísticas en Perú y
México. Fuera, su principal aporte a la causa de la Resistencia antidictatorial
chilena lo realizó en el programa “Escucha
Chile” de Radio Moscú, que escuchábamos entrecortadamente y con un bajo
volumen (no fuera ser cosa que te escuchase el odiado enemigo). Al permitirle la
dictadura cívico-militar su regreso, en 1983, condujo el recordado espacio
"Reportajes en primer plano con
Mario Gómez López y su grabadora", emitido en su antigua amiga Radio
Chilena. Sus crónicas llevaron siempre el sello de la “gente de a pie, de esa que no hace noticia”, como él lo describía.
Su voz era inconfundible. Sintonizar la
radio, a la hora señalada, para escuchar esa voz profunda, segura, llena de
matices, que tenía siempre una anécdota, un dato, un información trascendente,
era casi una obligación. Luego, qué grato era leer sus artículos y sus
entrevistas a los grandes de la época. Una de las plumas emblemáticas del
mítico diario Puro Chile (donde
figuraba el famosísimo ‘enano maldito’),
junto con su hermano José y el Flaco Lira, un diario hecho con puros corazones
de chilenos, en una época combativa, de pasiones extremas, donde se jugaban
ideales de vida y se dejaba la sangre, el sudor y las lágrimas en el trabajo
diario.
De esa madera era don Mario, un maestro de
maestros, formador de decenas de periodistas que aún creen en la ética, en el
trabajo bien hecho, en los sueños y en las utopías. Un jugado por las
provincias y contrario al centralismo caníbal metropolitano; un devoto de su
querido equipo de Lota-Schwager; defensor de los derechos de los mineros de
Lota; un amigo de Neruda, de Allende y de Augusto Olivares.
En 2000, respecto de su amigo Allende y de
la reapertura de la puerta de Morandé 80, don Mario había dicho “Si Allende fue un gran reencuentro de la
historia con la justicia social, un proceso político, moral, de la familia y de
todos los chilenos, ¿nos conformaremos con una puerta abierta? Desde luego que
no”; ¡Cuán acertado en su visión!
Consultado en 2011 para qué o por qué leer,
había dicho: “Yo leí mucho para aprender,
conocer el mundo de otras épocas y también para entretenerme, y eso me hace ser
un injusto como tantos y más cultos que yo que sufrieron la presión
publicitaria, juicios a veces inauditos por sus elogios inmerecidos y otros
excelentes, como un viejo amigo mío, Manuel Guerrero, que me elogiaba
telefónicamente diciéndome que él había vendido sus libros gracias a mis
programas de radio. Una anécdota respetuosa porque en verdad era un viejo
proletario con ideas muy claras”.
El año pasado, frente a los saludos por su
cumpleaños, el 26 de enero, respondió pudorosamente: “Agradezco tanta generosidad y me alegro de haber hecho del periodismo
un arma que no mata, pero que identifica a los que son defensores de la vida”.
Hermano del también periodista José Gómez
López y tío del actual ministro de Justicia José Antonio Gómez, don Mario recibió
en 1992 el Premio Luis Hernández Parker y APES como mejor aporte al periodismo
radial. El año pasado, un extenso grupo de 150 periodistas organizó una campaña
para que recibiera el Premio Nacional de Periodismo, galardón que finalmente
fue otorgado a Alipio Vera.
Qué bueno que su familia ha anunciado que
los restos del destacado periodista serán velados en la sede de la CUT, por
cuanto permitirá que sean los trabajadores y el pueblo quienes le despidan como
se merece un demócrata y un incansable difusor de la causa popular que era don
Mario, siempre del lado de los explotados y los oprimidos.
Su voz recia y señera seguirá resonando por
siempre, con su transparencia y su honestidad habituales. Vaya para don Mario
Gómez López todo nuestro reconocimiento y la valoración por sus invaluables
aportes en el ámbito de las comunicaciones a la causa del pueblo chileno y por
su invencible compromiso social.
CAD -CULTURA Y ACCIÓN
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