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viernes, 22 de agosto de 2014

MIGUEL ERA UN IRRECONCILIABLE CON LA INJUSTICIA (HOMENAJE A 40 AÑOS DE SU CAÍDA EN COMBATE –X)



HOMENAJE DEL NANCHO A MIGUEL ENRIQUEZ

CUANDO ME ACUERDO DE MIGUEL (*)

Hernán Aguiló M.,
Octubre 2001

Cuando me acuerdo de Miguel, no puedo dejar de pensar que todo ser humano y en particular los que en algún momento han participado en la lucha política y social, están recibiendo diariamente los estímulos de la injusticia que provoca el desarrollo del capitalismo y más ahora que la globalización de la dominación de las grandes trasnacionales se ha extendido hasta el último rincón del planeta. 

Miguel era un irreconciliable con la injusticia. Los valores y la práctica de su padre, que siempre puso su conocimiento y capacidad creadora al servicio de la salud y educación de los chilenos, sin buscar nunca el lucro, fue sin duda un referente muy positivo en el desarrollo de Miguel como hombre y revolucionario. 

Para ser un irreconciliable con la injusticia como lo era Miguel, se tenían que enlazar los valores heredados y aprendidos en su núcleo familiar, su gran sensibilidad social, su enorme capacidad para comprender y analizar la realidad y su práctica permanente para transformarla. De ahí nace su consecuencia revolucionaria y su compromiso con la clase obrera y los pobres de la ciudad y el campo. De la conjunción de estos elementos se nutre su capacidad de conductor y su compromiso inclaudicable por una sociedad superior, donde el poder se sustentara en una verdadera democracia popular.


Es cierto que a Miguel, como a todos los que participamos en la lucha política y social de la década de los sesenta y principios de los setenta, nos tocó vivir un momento que estaba plagado de esperanzas. Soñábamos y veíamos que estaba cerca el socialismo, que con ello se terminaría con las causas que provoca el enriquecimiento de una minoría y el empobrecimiento y marginación de la mayoría. El socialismo era una realidad en casi la mitad del planeta. Nosotros criticábamos su institucionalidad política, porque comprendíamos que no daba paso y por el contrario aplastaba la verdadera democracia popular por la luchábamos. Sin embargo, Miguel y ninguno de nosotros, imaginábamos que como consecuencia de esa falta de democracia se iba a generar desde el interior del propio socialismo real una fuerza contrarrevolucionaria que posteriormente se sumaría a la fase globalizadora actual de la dominación de las grandes trasnacionales. 

Fue en esa situación histórica, de gran avance de las fuerzas democráticas y populares en Chile y en el mundo, donde Miguel tiene un gran papel protagónico en el nacimiento del MIR como instrumento conductor de la clase obrera y el pueblo por su liberación.

Miguel, cae combatiendo, tratando de reorganizar el MIR y la Resistencia Popular en los inicios de la dictadura Militar y en el inicio de la gran contrarrevolución mundial. Creo no equivocarme que en su afán por impedir el retroceso de las fuerzas de la transformación social, Miguel al igual que todos nosotros sobrevaloramos la capacidad de reorganización del MIR y de organización de nuestro pueblo. Fue esa sobrevalorización que en parte explica las sucesivas derrotas del MIR y la Resistencia.

Pero estos errores tácticos, que costara con la vida del propio Miguel, no pueden ensombrecer la esencia de su vida en la lucha contra la injusticia. Es cierto que hoy no existen las condiciones en las que vivió Miguel, pero estoy seguro que puesto en las actuales circunstancias, igual seguiría siendo un irreconciliable con la injusticia. Su razón de vivir, su entrega por la organización de los desposeídos, nunca se dejó arrastrar por mezquinos cálculos respecto a las correlaciones de fuerzas o si estaba cerca o lejos la liberación. 

Hoy, Miguel no estaría suplicando migajas provenientes de EE.UU y del resto de los países centrales donde se concentra la acumulación de la cacareada globalización y modernidad de la minoría, como hacen no sólo los que siempre han sido aliados incondicionales de las grandes trasnacionales, sino muchos dirigentes que incluso fueron parte del campo popular y desgraciadamente del propio MIR. 

Estoy seguro, que habría sido no solo un crítico de la institucionalidad actual y su modelo económico entreguista, sino que además habría desenmascarado a los que administran esa institucionalidad y se alinean en forma incondicional a la política agresiva y terrorista de los EE.UU.
 
En estos días hemos sido sorprendidos por una acción terrorista en el corazón del imperio del terrorismo. Nadie puede estar de acuerdo con la muerte de personas inocentes y que nada tienen que ver con la globalización del empobrecimiento y con la política agresiva de los EE.UU. Pero el no estar de acuerdo, no puede traducirse que lo que corresponde es aliarse, conspirar y generar redes de inteligencia con el centro del terrorismo mundial, como lo han hecho la mayoría de los gobiernos de América Latina y que en cierta medida han estado encabezados por el Gobierno de Chile.

Todos sabemos que los gobiernos de los EE.UU. durante el siglo que acaba de terminar, mataron a millones de personas indefensas, en Vietnam, Centro América, Medio Oriente y en otras partes del mundo. En el caso de Chile, la CIA tuvo una participación decisiva antes y después del golpe militar. Y ahora han iniciado su accionar terrorista en Afganistán y continúan apoyando el terrorismo del Estado de Israel contra el pueblo Palestino.

Miguel, con su gran sensibilidad social, con los valores humanos heredados de su familia, jamás habría estado de acuerdo con acciones terroristas donde murieran personas inocentes. Pero por su práctica irreconciliable con la injusticia y por su compromiso por terminar con las causas que la provocan, sabía muy bien cuáles eran los sectores sociales y políticos que debían formar la gran alianza liberadora. 

Seguramente que su esfuerzo principal estaría hoy día abocado a construir una alianza y un acuerdo programático que unieran a las clases y sectores políticos que están por la globalización, pero la globalización de la justicia, contra el entreguismo y contra la transnacionalización no sólo de nuestra riqueza principal que es el cobre, sino además por recuperar para Chile y nuestro pueblo las empresas productivas y de servicios que fueron creadas con el esfuerzo de todos los chilenos y cuyas enormes ganancias terminan concentrándose fuera de nuestras fronteras.  


(*) El presente discurso en homenaje a la caída de Miguel Enríquez en combate, fue leído por su autor, ex dirigente del MIR, durante un acto organizado por la Agrupación de Familiares, Compañeros y Amigos de los Miristas caídos en su lucha contra la dictadura, el 6 de octubre de 2001. Santiago de Chile.



MIGUEL VIVÍA EN UNA CASA CON VISTA A LA ESPERANZA

Miguel vivía en una casa
con vista a la esperanza,
era un compañero del curso de la aurora.

Casi todos repetimos
menos él
que se fue a estudiar la primavera
allá donde sólo llegan los valientes,
aquellos que recibieron en silencio la tortura,
aquellos que callaron para que otros vivieran.

Miguel vivía en una casa
con vista a la esperanza,
ahora, cuando ya se ha marchado,
nosotros debemos habitarla.


José María Memet

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