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sábado, 10 de diciembre de 2011

MIR DE CHILE: PEDAGOGIZAR LA ACCIÓN REVOLUCIONARIA.

PEDAGOGIZAR LA ACCIÓN REVOLUCIONARIA.

Algunas consideraciones para trabajar en el seno del pueblo.

“El camino es largo y desconocido en parte;conocemos nuestras limitaciones. Haremos                                                                                el hombre del siglo XXI: nosotros mismos.  forjaremos en la acción cotidiana,                                                                                 creando un hombre nuevo con una nueva técnica.”                               
(Ernesto “Che” Guevara)  
   
A modo de introducción.
La tarea de reconstruir el Movimiento Obrero y Popular y desarrollar, a partir de dicha reconstrucción, la Fuerza Social Revolucionaria en el seno de nuestra clase, debe comenzar por hacer un análisis científico sobre el cómo llevaremos a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje y aprendizaje-enseñanza de las contradicciones de clase inherentes al capitalismo y cómo reaccionar conscientemente para combatirlas. Más todavía hoy, cuando estamos enfrentados a una fase avanzada y senil del capitalismo monopólico-financiero, donde el hombre (entendido como humano, no como género) es más “lobo del hombre” que nunca.  
Tenemos un elemento que debemos trabajar acabadamente, el que hace relación con la total hegemonía ideológica de las clases dominantes. Es aquí donde NO sólo las condiciones económicas toman fuerza para explicar las contradicciones de clases, o sea, debemos hacer un análisis acabado de lo que realmente significa “El Capital” de Marx, no sólo como libro economicista como han pregonado muchos Marxoides dogmáticos y desviados, sino que lo debemos relacionar conjuntamente con la cultura como forma de dominación de una clase sobre otra. En cuanto a esto último, debemos tener siempre presente para el análisis el hecho de que la clase dominante: La burguesía, sea hoy la clase opresora del proletariado, no responde a un hecho mecánico, menos divino a la usanza del “destino manifiesto”, sino que corresponde a una serie de elemento históricos de las relaciones entre los hombres y hombres, mujeres y hombres, hombres y mujeres; y mujeres y mujeres. Ahora bien, que los proletarios del mundo seamos los vencidos de esta fase de la historia conlleva a que el bloque dominante (los vencedores) quiera hacernos creer que no hemos sido derrotados, sino que estamos en esta condición por voluntad propia. Tal ha sido el grado de avanzada y violencia de la burguesía, que nos ha hecho creer que efectivamente tal condiciones es ahistórica, eterna, es algo divino que jamás va a cambiar, lo cual corresponde a la fase más estabilizada del dominio: La paz. Al haber paz entre vencidos y vencedores, estos últimos podrán ejercer sus privilegios libremente. A pesar de que nos han introducido una paz forzada por la violencia de Estado, entre muchas otras formas de oprimir y estrangular a los proletarios mucho más para mantener el statu quo, el capitalismo siempre presenta fases o ciclos de crisis; he allí donde debemos desnaturalizar las relaciones sociales y productivas alienadas que genera este horrible sistema.
 Para desnaturalizar el sistema hegemónico desde sus cimientos, el desarrollo de la Fuerza Social Revolucionaria es indispensable. Sin embargo, esta pasa por determinadas estrategias por parte del movimiento revolucionario, las cuales obedecerán al plan político que el período nos demande. Ahora bien, debemos ser muy cautos en el sentido de aplicar la mejor forma de mostrar a nuestro pueblo todas las injusticias que vivimos a diario; cómo poder enfrentarse al gigante capitalista, cómo podemos hacer tambalear al gigante y cómo eliminar a sus siervos, o sea, cómo podemos ganar la pulsada al Estado y a sus aparatos represivos. Esta es una de las tareas fundamentales que la izquierda revolucionaria debe planificar para contribuir  al proceso de acumulación de fuerza, que a posteriori debe traducirse en gérmenes de Poder Popular que sustenten y avalen el proceso revolucionario anticapitalista, antiimperialista, de liberación nacional y por el socialismo. Además de ello, debemos enseñar desde la acción cotidiana a los demás sectores de la izquierda revolucionaria, siempre con mucha humildad; para ello la moral revolucionaria toma una fuerza tan importante como el hecho de desarrollar, desde el seno del pueblo, la Fuerza Social Revolucionaria o el Poder Popular.

El Revolucionario como pedagogo del pueblo.
Debemos trabajar en el seno del pueblo con una dirección consciente que logre impregnar de rebeldía a la clase obrera y los pobres del campo y la ciudad para que podamos, de una vez por todas, acabar con la hegemonía capitalista. Para ello se transforma en una tarea fundamental el hecho de formar a los cuadros revolucionarios como verdaderos pedagogos de los explotados; educadores del pueblo que vayan forjando en el quehacer la consciencia de la organización popular como única máquina de lucha para lograr ser libres de la explotación.
Lo primero que el revolucionario, utilizando la teoría marxista-leninista debe trabajar, es enseñar dos saberes fundamentales: “saber ser” y “saber hacer”. El saber ser tiene que ver con la capacidad que cada persona tiene de aprehender a liberarse conjuntamente con el colectivo social y entregarse al proceso revolucionario. Y el saber hacer, tiene que ver con el uso que cada persona le otorga a sus “manos” para poder trabajar por la Revolución. Junto con ello, deberemos separar la educación como Marx proponía: educar a los niños y jóvenes para que fueren productivos al desarrollo de la clase obrera.  En este aspecto, se discrimina tres tipos de educación: “(1) Educación mental; (2) educación física, como la que se da en los gimnasios y mediante los ejercicios militares; y (3) educación tecnológica…”. Estas tres concepciones de educación deben ser trabajadas como un todo en el desarrollo de la Fuerza Social Revolucionaria y el Poder Popular, ya que como dijimos antes, el saber ser y el saber hacer son conocimientos fundamentales en el proceso de construcción del nuevo/a hombre o mujer que trabaje conscientemente por el socialismo.
Es importante ir generando un trabajo cooperativo, donde todas y todos puedan aportan son su saber ser y su saber hacer. Nuestra misión como destacamento de avanzada es ir contribuyendo a este proceso con el mayor sentido pedagógico que tengamos (y si no lo tenemos debemos formarnos para adquirirlo). Sobre esto, Marx nos dice: “…Nosotros estimamos que el movimiento cooperativo es una de las fueras transformadoras de la sociedad presente, basada en el antagonismo de clases. El gran mérito de este movimiento consiste en mostrar que el sistema actual de subordinación de trabajo al capital, sistema despótico que lleva al pauperismo, puede ser sustituido con un sistema republicano y bienhechor de asociación de productores libres e iguales.” Y luego continúa diciendo: “…recomendamos a los obreros que se ocupen preferentemente de la producción cooperativa, y no del comercio cooperativo. Este último no afecta más que la superficie del actual sistema económico, mientras que la primera socava sus cimientos.”
 Marx nos entrega varios elementos que nos ayudan a comprender el proceso de enseñanza-aprendizaje que tratamos en este documento. Cuando se refiere al trabajo cooperativo como excelente método de combatir y enseñar las contradicciones de clase desde las relaciones productivas, que de modo ulterior es quien oprime al hombre, y desemboca, entre otras, en forjar victoriosamente para la clase dominante, relaciones sociales altamente enajenadas por el sistema de capital hegemónico. No obstante, el plusvalor que el capitalista obtiene de la alienación del trabajo de los obreros no es el único; debe considerarse también la plusvalía del poder en cuanto a la hegemonía de la clase dominante por medio de sus aparatos aliados como el Estado, la iglesia, entre muchos otros. Por otra parte, recomienda a los obreros, o sea, a los pobres, explotados, oprimidos, excluidos, del campo y la ciudad; que se ocupen de abolir, desde la praxis y la teoría, ese sistema alienante de producción y dominación que genera al fin relaciones sociales  que benefician a la burguesía. Sobre esto, es misión de los cuadros revolucionarios apoyar al pueblo para que logre llevar a cabo esta tarea. En tal proceso es muy relevante que podamos aprender del avance que cada territorio demuestra para sistematizar errores e innovaciones y teorizar las experiencias para poder pedagogizar la acción de nuestros cuadros cada vez más acabadamente.
En este punto es destacable que cada cuadro de la Revolución tenga el absoluto convencimiento de que es un pedagogo del pueblo, es un ejemplo en el territorio, es un líder natural que direcciona en la teoría-papel, pero por sobre todo en la práctica cotidiana como veremos más adelante. Sobre esto, podemos usar como ejemplo al Che, ya que, según L. Turner Martí: “Desde el punto de vista teórico el Che estudió agentes y factores del proceso de socialización así como su dinámica, con los subproductos psíquicos y sociales implicados. Utilizó formas organizativas  para llevarlo a cabo, entre las que se distinguen sus conferencias en la Universidad Popular Radial, las intervenciones con dirigentes administrativos y políticos, las charlas con los trabajadores, obreros y profesionales, las cartas, los artículos periodísticos”. Y luego continúa con algunos elementos que nos servirán de guía para practica la pedagogía Revolucionaria en el seno de la clase: “…en cada una de estas intervenciones afloran determinados principios:
·         La asequibilidad en correspondencia con la edad, el grupo social y la características territoriales;
·         Partir de un hecho concreto, analizarlo, argumentarlo y presentar sus contradicciones;
·         Incluirse como parte del grupo humano con el que trabaja, ser uno más;
·         Partir de la enseñanza que el propio grupo da y utilizarlo como base para el nuevo aprendizaje;
·         Poner de manifiesto las constantes contradicciones que se generan;
·         Unir a lo racional del análisis, lo emocional que actúe en los sentimientos;
·         Unir a lo objetivo la dosis subjetiva del optimismo hacia el desarrollo social;
·         Vincular cada suceso con su repercusión social trascendente a individuo.”
Además de todos estos aportes que tomamos de Libia Turner M. sobre el pensamiento pedagógico del comandante Che Guevara, debemos enseñar aspectos de ética y moral revolucionaria en la población para generar el hombre nuevo, un hombre y mujer que estén altamente preparados para trabajar en un territorio con un poder revolucionario como nos diría Santucho, que sea respuesta rebelde al poder burgués impuesto que es aceptado casi como un contrato de libre acuerdo entre dos partes (ricos y poderosos Vs trabajadores explotados). Debemos tener en cuenta, eso sí, que “… el individuo humano no puede encasillarse dentro de moldes rígidos donde se clasifiquen sus méritos separadamente y se sumen aritméticamente los números de clasificación parcial para dar el total, pues es un todo…”, no obstante, el mismo Che nos resume algunas de las características que la persona que deba dirigir al nuevo poder del pueblo tiene que tener como un deber moral revolucionario las siguientes características que debemos desarrollar en nosotros y en el pueblo:
·         “…interés por el desarrollo de la clase obrera del país;
·         Coordinación con todos;
·         Decisión y autoridad para resolver los  problemas;
·         Abarcar el conjunto de la producción y trato personal con las masas;
·         Saber mandar objetivamente por sus conocimientos;
·         Hacerse seguir por su ejemplo;
·         Conocer la teoría de la planificación;
·         Seguir capacitándose constantemente;
·         Olvidar el más mínimo interés personal;
·         Anteponer el cumplimiento de las leyes y deberes a la amistad personal;
·         Saber valorar a los hombres (y las mujeres) por sus hechos objetivos;
·         Unir  la disciplina a la audacia e iniciativa revolucionaria;
·         Cooperar al desarrollo técnico y político de los obreros;
·         Comprender que las verdades científicas del movimiento revolucionario deben ser completadas por el trabajo constante y objetivo, teniendo en cuenta la realidad, y trabajar sobre ella con el arma de la teoría.”
 (L. Turner Martí)
Es importante que sepamos, primero que todo, asimilar individualmente y junto a los compañeros de la izquierda revolucionaria todas estas características para irradiarlas con la acción revolucionaria. Ya que sólo en la medida que enseñemos con el ejemplo, podemos construir las bases, los  cimientos de una educación de clase que abra los ojos de los explotados y genere una consciente rebeldía para ir caminando a paso firme hacia la construcción de un poder dual que contradiga a la clase hegemónica y el poder de los pobres y los explotados se vaya construyendo con una dirección intelectual, moral y práctica; con firmeza y sin vacilaciones, acentuando siempre en mostrar las contradicciones de clase que el capitalismo genera por su esencia excluyente y controlado por una minoría.
Para finalizar este punto, nuevamente citaremos al Che para aportar a formar al revolucionario, al cuadro político-militar como pedagogo de los pobres del campo y la ciudad: “…teoría y práctica, decisión y discusión, dirección y orientación, análisis y síntesis, son las contraposiciones dialécticas que debe dominar el administrador revolucionario.”

Cómo pedadogizar la acción revolucionaria en el seno de la clase.
Nuestra tarea, en cuanto que parte de la llamada izquierda Revolucionaria, como Marxistas-Leninistas y como humilde destacamento de avanzada; es construir, desde la práctica diaria, un gigante popular que logre vencer al monstruo capitalista que nos oprime, explota y excluye hace ya setecientos años y contando. Como ya dijimos, esto debe ser planificado por una carta de intervención táctica que nos permita hacer que nuestro proyecto revolucionario permee en la clase obrera y los pobres del campo y la ciudad y que nos lleve a cumplir todos nuestros propósitos. Es importante que entreguemos elementos a la población analizando de lo complejo a lo simple, para comprender de mejor medida las condiciones en las que vivimos hoy, hasta llegar al porqué del hecho. No obstante, es necesario, a nuestro juicio, no solo planificar plataformas abstractas de lucha, sino que es científicamente necesario planificar una acción pedagógica en la implementación de las políticas revolucionarias, donde el trabajo en el seno del pueblo es fundamental. Más aún, tal trabajo: lento, arduo, sigiloso; debe realizarse con la práctica-ejemplo como eje. Nuestra vida cotidiana debe estar imbuida del plan político y la moral revolucionaria para irradiar a la población nuestro amor por el pueblo con sus reivindicaciones históricas y nuestra fuerza para acompañarlos en todas las tareas que sean necesarias hasta alcanzar la victoria.
La educación del pueblo, en primer lugar debe estar fuertemente apuntada hacia una educación de clase. Es fundamental tarea para nosotros el trabajo de “desnaturalizar” las relaciones sociales que imperan hoy con el modelo hegemónico y relacionarlas intrínsecamente con la violencia que el capitalismo genera para nosotros. Debemos construir una práctica educativa que apunte hacia la deconstrucción del modelo hegemónico de cultura que impera hoy por hoy, con relaciones sociales fuertemente alienadas por el sistema comercial y financiero del capitalismo en su fase actual. Para ello, deberemos contextualizar siempre lo que entregaremos, sea como teoría o como práctica revolucionaria, apuntando hacia enmarcarnos en las circunstancias históricas que estén ocurriendo, o lo que es lo mismo, analizar científicamente el tiempo político en el que nos encontramos.
No podemos generar aprendizaje-enseñanza y enseñanza-aprendizaje desde una lectura ajena a la vida que llevan las personas del espacio geográfico-social donde nos desenvolveremos como cuadros en toda la extensión que ello significa, ya que el hecho de intervenir un sector de la población es una tarea compleja que requiere un estudio acabado de las relaciones sociales del lugar, los enemigos a los que nos enfrentaremos, entre muchos otros factores que escapan del tema a tratar en este documento. Además de contextualizar el proceso de Enseñanza-aprendizaje y aprendizaje-enseñanza, debemos sistemáticamente analizar, desde el método dialéctico, a quiénes nos dirigimos; a quiénes queremos que llegue aquel mensaje revolucionario de lucha, reivindicación, movilización, etc. Sobre esto, Ernesto “Che” Guevara nos entrega claros elementos para hacer algunos aportes: “Son dos las conclusiones sobre los métodos para educar al hombre: la primera es que deben ser nuestros propios métodos, y la segunda, que deben ser métodos y técnicas nuevos. Esto responde a la regularidad de que la educación del hombre es un fenómeno clasista e histórico-concreto” (para mayor detalle sobre esto, ver el libro: El pensamiento pedagógico de Ernesto Che Guevara. De Libia Turner Martí).
 De este modo, siguiendo con la línea de interpretar a quiénes nos dirigiremos con la acción revolucionaria, es muy importante aterrizar lo teórico a la práctica, ya que es un poco etéreo hablar de todas estas cosas sin trabajar con el ejemplo. Una cosa es cuando directamente entregamos y recibimos conocimientos en el seno de la clase, vale decir, cuando hacemos talleres, trabajamos en radios populares, hacemos escuelas de formación, mesas de debate, foros, entre muchas otras formas de generar enseñanza-aprendizaje y aprendizaje-enseñanza; y  la práctica traducida en el ejemplo revolucionario-combativo, que históricamente ha demostrado dar positivos frutos para el avance del pueblo. Las experiencias revolucionarias del mundo, nos han demostrado que este es un poderoso método para educar a la población. La conjugación de ambos trabajos nos llevará a alcanzar la victoria estratégica de generar simpatía y adhesión del pueblo a la lucha revolucionaria. Ambas situaciones, deben trabajarse con sumo cuidado en la población, sabiendo potenciar una por sobre la otra cuando sea necesario, o aplicar ambas a la vez dependiendo de la correcta lectura que hagamos sobre las necesidades del territorio en que él nos desenvolvamos y el periodo de la lucha de clases en el que nos encontremos. Sobre esto, analizaremos dos situaciones concretas, que conceptualizaremos con un propósito didáctico, que llamaremos: “enseñanza-acción” y “enseñanza-cognición”:
Enseñanza-acción.   
La enseñanza-acción es un método para educar ideológicamente a la población en un sentido práctico, pragmático si se prefiere, en el cual se demuestra con hechos concretos que con la fuerza y el convencimiento de la población, sumado a una organización consciente y una férrea disciplina, podemos combatir al enemigo de clase y sus aparatos represivos. Al respecto, Paulo Freire nos dice: “El nuestro es un trabajo que se realiza con personas, pequeñas, jóvenes o adultas, pero personas en un permanente proceso de búsqueda. Personas que se están formando, cambiando, creciendo, reorientándose, mejorando, pero porque son personas, capaces de negar los valores, de desviarse, de retroceder, de transgredir”. Con la acción revolucionaria, aplicando un método pedagógico, podemos “transgredir” los valores nefastos que el capitalismo nos ha impuesto en su estructura hegemónica.
Este método se lleva a cabo por medio de la acción revolucionaria traducida en operaciones (otros le llamarán “acción directa”). Aquí toma rol protagónico, a nivel de estrategia, la correcta conducción política o dirección consciente del Partido Revolucionario para saber dónde, cómo y cuándo operar; de qué manera deben ser realizadas las operaciones para que causen simpatía y adhesión entre la población y podamos construir, en el seno de la clase, una consciencia de que el enemigo: el capitalismo, no es invencible, sino que podemos hacer tambalear a este gigante con pies de barro. El papel de las organizaciones de defensa del territorio o milicias populares acá toman valor agregado, ya que ellas son las que llevarán a cabo este tipo de operaciones en la base del pueblo: en la población, el trabajo, la universidad, el colegio, entre otros frentes.

Enseñanza-cognición.
Enseñanza-cognición es un método que nos sirve para educar al pueblo con un sentido ideológico, al igual que el método anterior, sólo que este tiene características de NO ser tan práctico – aunque no se trata de sólo sentarse a discutir- , sino que se evoca mucho más al desarrollo cognitivo y organizativo de la población donde nos insertemos; genera una consciencia de la explotación y de todas las injusticias que a diario vivimos; genera una base de apoyo a la lucha revolucionaria el que se debe ir conduciendo hacia crear, desarrollar y/o impulsar una mujer o un hombre que trabaje en pro de la revolución. No obstante, sobre todo, su función es potenciar la organización de la población para ir forjando la Fuerza Social Revolucionaria en el pueblo y el Poder Popular. Al respecto, Paulo Freire nos dice: “Es a partir de este saber fundamental: cambiar es difícil pero no imposible, como vamos a programar nuestra acción político pedagógica, sin importar si el proyecto con el cual nos comprometemos es de alfabetización de adultos o de infantes, de acción sanitaria o de formación de mano de obra técnica” la labor en este caso se avoca a crear lo que el Che llamaría el Hombre (o mujer) nuevo/a. hemos conceptualizado de esta manera el método porque lo que se intenta construir es una lucha consciente e ideológica de la población, para lo cual es necesario, a priori, forjar el desarrollo cognitivo de las personas.
Acá, de igual forma, toma importancia absoluta e indispensable el Partido Revolucionario por su rol de dirección consciente de un territorio determinado. Los revolucionarios “debemos ser como una gota de pintura que se diluye en un vaso con agua, la idea es teñir el agua, disolvernos con el pueblo (ya que somos del pueblo); NO debemos ser como una gota de aceite que cae en un vaso con agua, ya que aunque el aceite se vea que está allí, aunque es parte del conjunto, jamás se logrará diluir con el agua”.  
El tipo de trabajo concreto que se realiza en este método es la construcción de la llamada “retaguardia”, la cual NO sólo la comprenderemos como un apoyo a la lucha revolucionaria, sino que es el sustento en la guerra de clases, es el apoyo que generamos cognitivamente y organizativamente de la gente, del pueblo, los trabajadores, los pobres de la cuidad y el campo. Es por ello, la importancia de levantar frentes en diversos ámbitos: Indígena, estudiantil, poblacional, de trabajadores, campesino, etc. para ir diluyendo nuestra pintura con el pueblo y teñirlo de la lucha revolucionaria. Escuelas populares, radios populares, murales, foros, conferencias, ollas comunes, construcción de viviendas, limpieza del barrio, asambleas barriales, comunales o locales, etc. todas estas expresiones del trabajo en el seno de la clase, potencian la organización de ésta, y por ende, potencian la lucha por sus reivindicaciones fundamentales: salud, vivienda, trabajo, educación, etc.
No debemos desarrollar aislados ambos métodos expuestos, ya que no son excluyentes, sino que, como dijimos anteriormente, se debe ser lo suficientemente dialécticos en el análisis del territorio y del estadio de la lucha de clases, para trabajar y potenciar uno por sobre otro método, o aplicar ambos con la misma fuerza, dependiendo el nivel de avanzada que tenga el territorio. Ambos métodos deben conducir a la población a luchar por sus reivindicaciones, adoptar una consciencia de que somos explotados y esa explotación no es algo  ahistórico, sino que, el hecho de tener una clase dominante, el producto de cambios sociales donde los pobres fuimos vencidos por unos pocos. Esta es tarea del partido revolucionario ante todo, ya que ella es quien está inserta directamente en el territorio y es quien mide el estado de ánimo y lucha de las masas.
Debemos hacer un esfuerzo para trabajar conscientemente la pedagogía revolucionaria para avanzar en la adhesión del pueblo a la lucha centenaria antiimperialista, anticapitalista, de liberación nacional y por el socialismo, demostrando con hechos concretos, fuertemente planificados, que el enemigo es absolutamente vencible y vulnerable a los métodos del pueblo organizado. Desarrollarnos como cuadros implica aprehender a usar este método, para generar un nuevo aprendizaje en la población, que contribuya al desarrollo del nuevo hombre y mujer revolucionario/a que necesita nuestra clase para alcanzar la victoria.

  ¡¡DE LA PEDAGOGÍA REVOLUCIONARIA A LA ACCIÓN REBELDE DE LAS MASAS; DE LA ACCIÓN REBELDE DE LAS MASAS A LA VICTORIA FINAL!!
PEDAGOGIZANDO LA ACCIÓN REVOLUCIONARIA:     
¡¡A DESATAR LA CRISIS DE LOS PODEROSOS!!

Movimiento de izquierda revolucionaria                             
MIR de Chile
Secretariado  Nacional
diciembre del 2011
         


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Por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria - MIR de Chile

http://www.chile-mir.org

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