LÍNEA POLÍTICA
CORDÓN DE ESTUDIANTES REVOLUCIONARIOS (CER).
En el presente Documento se intenta definir el papel de nuestra organización en las luchas revolucionarias del pueblo. Pretende ser una guía para la acción en cada frente de lucha, una herramienta para vincular los problemas particulares con los problemas generales de la construcción de una alternativa revolucionaria, un arma para luchar por la recomposición del movimiento popular y la construcción de poder popular. Aspira ser también un Documento que ayude a delinear una identidad política que refleje la independencia respecto al reformismo y la política pequeño-burguesa disfrazada de izquierda, que nos separe de los enemigos de clase y nos posicione junto al pueblo.
I. Introducción.
Nos encontramos en un periodo histórico de ascenso de las luchas sociales y políticas: las contradicciones sociales, anidadas y contenidas en la base misma del actual sistema de dominación, afloran y abren grietas en los muros del capitalismo. El pueblo, tras décadas de resistencia y lucha defensiva, se reincorpora y toma su lugar en el escenario político.
Grandes sectores de las masas, de los pobres y marginados, de los oprimidos y explotados, despiertan nuevamente a la vida política, con una consciencia y experiencia política fresca, dispuesta a reemprender la lucha, dejando atrás el temor y las derrotas. La juventud popular se ha volcado a las calles a combatir por los derechos del pueblo. Una nueva generación de revolucionarios anuncia la recomposición de las organizaciones populares y sus métodos históricos de combate y resistencia. En el mismo suelo donde ayer el pueblo fue despojado brutalmente de sus derechos sociales, políticos y económicos, donde la sangre de sus hijos fue derramada por los perros fascistas, donde la lacra reaccionaria y “democrática” ha roído sus huesos, brotan hoy las condiciones para la construcción de una alternativa política independiente para la conducción de las luchas revolucionarias del pueblo. La dignidad se hace costumbre: la lucha de clases ha entrado en un nuevo ciclo.
II. La burguesía y su institucionalidad política.
Los elementos esenciales de la institucionalidad pinochetista siguen intactos: la estrategia de privatización del Estado y las empresas estatales, el sistema de AFP e Isapres, el Código Laboral y las leyes de empresas, el sistema tributario y los impuestos específicos, la Constitución maquillada por Lagos, el sistema binominal y la ley de partidos políticos. La falsa y podrida democracia, que esconde la violenta dictadura de la burguesía, sólo puede entregar al pueblo salarios de hambre, viviendas indignas, un sistema de salud que no salva a nadie y una educación al servicio de los patrones. Los cambios constitucionales o las reformas a las leyes laborales, educacionales, tributarias o empresariales, no modificarán sustantivamente las condiciones de vida de nuestro pueblo. La institucionalidad y el sistema político actual es el único tipo de institucionalidad que puede ofrecer la burguesía. El Estado y sus instituciones, cumplen su función represiva y criminal con completo acuerdo de los explotadores, y la mercantilización y privatización de los derechos del pueblo, la precarización y flexibilidad laboral, se profundiza a cada paso. El cogobierno de las dos fracciones de la burguesía nacional, la Concertación y la Alianza, conforman un bloque de hierro cuando se trata de profundizar la miseria del pueblo y la juventud. La única disputa interna de la burguesía se reduce al reparto de la plusvalía, al trabajo no retribuido, que arrancan día a día a las masas trabajadoras. Pero sus diferencias se borran cuando se trata de la “unidad nacional”, de los “acuerdos”, para someter al pueblo. Los medios de comunicación y los aparatos ideológicos del estado y la burguesía, sus diarios, iglesias, escuelas, conforman una cárcel para la conciencia y vida digna de las masas. La ideología burguesa pretende destruir la memoria del pueblo y sustituir sus principios y experiencia de lucha por caricaturas históricas. La historia de los pobres y oprimidos, de los pueblos originarios, de sus organizaciones y conquistas, intenta ser borrada por el relato de los patrones de fundo y los mercaderes. Pero esta burguesía, no es más que un tigre de papel, es absolutamente dependiente del imperialismo norteamericano, política y militarmente, y de las transnacionales. Los Tratados de Libre Comercio y la apertura de mercados para los productos nacionales, sólo demuestran la incapacidad de la burguesía nacional para desarrollar una industria nacional y su afán por entregar las riquezas naturales a los saqueadores por unas chauchas. La burguesía, tanto bajo la dirección de su fracción mercantil-financiera como bajo la hipotética dirección de su fracción pseudo productora e industrial, no puede dar ninguna respuesta a las aspiraciones del pueblo.
III. El papel del reformismo.
El reformismo, en todas sus variantes, derrotistas e izquierdistas, intenta engañar al pueblo trabajador con la posibilidad del éxito de reformas sociales y políticas a la institucionalidad burguesa. El PC, PS, MAS, PRO, etc. cumplen la misma función histórica: la contención y entrega del movimiento popular a la burguesía, el engaño del pueblo para la defensa de los explotadores y sus instituciones. Endiosan la democracia y las reformas para sembrar la desconfianza en la capacidad de combate de las masas, para hacerlas renunciar a su papel histórico. Pero la bancarrota histórica de la democracia burguesa trae aparejada la bancarrota del reformismo. La función del parlamento, los municipios y los organismos estatales es derechamente reaccionaria: las reformas al sistema actual sólo profundizan la explotación y opresión de nuestro pueblo. Casos abundan: las reformas tributarias, laborales, educacionales y constitucionales, durante los gobiernos de Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet y Piñera, no han beneficiado más que a las transnacionales, empresarios y sus clientes políticos, en contra del pueblo. Además, las migajas que ofrecen con la mano izquierda, al amparo de burócratas y conciliadores, son de inmediato arrebatadas con alzas, desempleo y pérdida de derechos políticos. El pueblo debe sepultar el reformismo, y con él, toda esperanza en la democracia e instituciones burguesas: sólo debe confiar en su rearme ideológico y en su propia fuerza histórica.
IV. Una perspectiva revolucionaria para la recomposición del movimiento popular y
la construcción de poder popular.
La única alternativa política para barrer con la burguesía y la influencia del reformismo es la recomposición del movimiento popular con una perspectiva revolucionaria, es decir, la acumulación de fuerza social y política para la lucha revolucionaria por la conquista del poder y la construcción de poder popular.
Nuestra perspectiva revolucionaria no puede surgir sino del análisis concreto de la situación social y política del movimiento popular. Ésta está marcada por la expropiación permanente de sus derechos sociales, políticos y económicos que ha ejercido la burguesía nacional, tanto durante el período de la dictadura militar gorila como en los gobiernos de “transición democrática”. El pueblo, despojado de sus conquistas históricas, ha sido arrinconado en un callejón, del que sólo puede salir emprendiendo una contraofensiva política por la reconquista de sus derechos, su libertad y emancipación definitiva. Por que lo ha perdido todo, tiene un futuro que construir.
La transición del movimiento popular desde una posición defensiva a una posición ofensiva, queda en evidencia cuando analizamos la tendencia de las recientes luchas reivindicativas del pueblo. Los focos de lucha sectorial, allí donde se levanta a pesar de la burocracia y la represión estatal, parten con un carácter defensivo que tienden a desdibujarse en la marcha. La mayoría de las veces terminan en la derrota. Pero, sobre todo desde las movilizaciones de Magallanes y, plenamente, en el caso de las movilizaciones estudiantiles, la lucha reivindicativa sectorial termina engendrando una lucha política territorial que la supera y profundiza. Esta tendencia determina el camino de la lucha revolucionaria del pueblo: la incorporación de cada vez más amplios sectores de las masas a la lucha política reivindicativa es el único camino para superar la fragmentación de las luchas del pueblo. La fase histórica actual del proceso de recomposición del movimiento popular confirma la transición hacia la lucha sectorial combinada con la lucha política territorial. Y es en esta dirección que la construcción de poder popular se muestra una posibilidad real y concreta.
La táctica revolucionaria del pueblo para la acumulación de fuerza social y política en el período actual debe considerar dos momentos: uno de conservación y expansión de la lucha sectorial y otro de unificación y concentración de las demandas sectoriales en una lucha política territorial. La unificación de las luchas y reivindicaciones históricas del pueblo en organismos territoriales de lucha constituye así una fase histórica del proceso de construcción de poder popular y de recomposición del movimiento popular.
V. Tareas del movimiento estudiantil revolucionario.
Las tareas de los estudiantes revolucionarios se derivan de las tareas generales de la lucha revolucionaria.
El centro la actividad política de los estudiantes revolucionarios debe consistir en la construcción de un movimiento estudiantil revolucionario popular, independiente de la burguesía y el reformismo, para la transformación revolucionaria del sistema educacional capitalista, sus lógicas de enseñanza, instrucción y producción de conocimiento e ideología, su carácter de clase, elitista y autoritario, y su sustitución por una educación al servicio de las necesidades sociales y económicas de las masas y de la emancipación política del pueblo. Para ello, es necesario que los sectores populares y de clase del movimiento estudiantil rompan con el reformismo pequeño-burgués reconociendo el campo estudiantil como un escenario de la lucha de clases.
Por otro lado, la política independiente de los estudiantes revolucionarios debe tender lazos orgánicos reales con el movimiento obrero y popular. El movimiento estudiantil revolucionario, como parte del movimiento popular, debe fortalecer su recomposición, la construcción de organismos territoriales y la extensión de la lucha política reivindicativa, por medio de la movilización activa y las jornadas de protesta popular. En las luchas revolucionarias del pueblo debe construirse el movimiento estudiantil revolucionario.
VI. Principios de construcción del Cordón de Estudiantes Revolucionarios (CER).
El Cordón de Estudiantes Revolucionarios, se plantea la constitución de una organización estudiantil revolucionaria, que no sólo sepa ir al ritmo de los acontecimientos políticos para unificar al pueblo en la lucha por la construcción de poder popular y de transformación revolucionaria de la sociedad capitalista, sino que también se plantee el problema de la lucha revolucionaria como el de la lucha de clases, que incluso se trasluce en el movimiento estudiantil, en apariencia tan simple y homogéneo. La construcción de un movimiento estudiantil revolucionario es la única forma histórica posible para superar el problema de dirección política del movimiento estudiantil, esto es: el de la vinculación y unidad real, orgánica, con el movimiento popular para la conquista de educación, salud, vivienda y transporte dignos y gratuitos y de su emancipación política del capital y la burguesía.
En primer lugar, apostamos a construir una línea política revolucionaria de intervención que permita la unificación de los revolucionarios y sectores de clase y populares al interior de movimiento estudiantil. La construcción del Cordón de Estudiantes Revolucionarios debe dar respuesta a esa necesidad política: comenzar una experiencia de unificación de los núcleos de estudiantes movilizados con orientación revolucionaria, de construcción de una alternativa revolucionaria de conducción para la conquista de las demandas del movimiento estudiantil y de organización de fuerzas de combate para la recomposición del movimiento popular y la construcción de poder popular. En suma, encarnar, dar una fisonomía política a los sectores de clase, populares, del movimiento estudiantil, para dirigir las luchas políticas y dar una orientación que las vincule orgánicamente con el movimiento popular.
En segundo lugar, consideramos necesarios desarrollar una forma de organización que permita el combate y la lucha, con todos los métodos y medios a nuestro alcance, por las demandas históricas y la dignidad del pueblo. Una organización basada en una estructura horizontal que potencie el trabajo colectivo, y que tenga un modo de funcionamiento que, otorgando completa libertad interna para la discusión y la crítica, nos permita actuar unitariamente, es decir, cuyo funcionamiento se base en el centralismo democrático.
En tercer lugar, trabajamos para levantar una plataforma de lucha que nos permita participar, fortalecer y tender vínculos reales con las luchas por la liberación de nuestro pueblo. Para levantar una perspectiva de lucha reivindicativa al interior del movimiento estudiantil que apunte generar una dirección revolucionaria en su interior para la vinculación con el movimiento popular y luchar activamente por las reivindicaciones históricas y coyunturales del pueblo, fortalecer sus organismos territoriales de lucha para la
ecomposición del movimiento popular y la construcción de poder popular.
En cuarto lugar, apostamos a la unidad política de la izquierda revolucionaria, tanto alinterior del movimiento estudiantil como al interior del movimiento popular.
CORDÓN DE ESTUDIANTES REVOLUCIONARIOS
NOVIEMBRE, 2011.
EL COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA, ORGANIZACIÓN FEDERADA AL COMANDO POR LOS DERECHOS SOCIALES Y POPULARES (CODESOPO), NO SÓLO DIFUNDE ESTE ARTÍCULO DE LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS DEL CORDÓN DE ESTUDIANTES REVOLUCIONARIOS, SINO QUE SE HACE PARTE DE SUS PRINCIPIOS Y COMIENZA A CAMINAR JUNTO A LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS DEL C.E.R.
DICIEMBRE 18 DE 2011.
No hay comentarios :
Publicar un comentario