CAD, DOCUMENTOS, MC, febrero de 2010
COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA
DE LA ESTRATEGIA Y LA TÁCTICA.
“… y hay una sola forma de pelear,
nada que consolide al enemigo
todo lo que nos lleve a la unidad”
P. Milanés
El presente documento de Estrategia y Táctica, que el CAD hace llegar a todas las organizaciones hermanas de la federación, es nuestra contribución para que en conjunto
logremos desarrollar y potenciar un Movimiento Popular que logre incidir favorablemente en la lucha de clases librada en nuestra formación, en pos de la causa proletaria y popular.
La sociedad Socialista es una meta notable y ambiciosa, la que nos impele a deponer todas las reticencias que puedan entorpecer la senda que conduzca a la realización de dicha aspiración libertaria, además que nos insta a enlazar todos los aportes posibles, los grandes y los pequeños, los avanzados y los de fortalecimiento. En suma, tod@s debemos allanar consideraciones particulares, las que puedan surgir de preconcepciones o prejuicios, antiguos o nuevos, apuntando con lealtad a dar vida y cuerpo a un empeño realmente unitario, el que integre a los contingentes de las diversas orgánicas, a los independientes de izquierda y a todo el pueblo.
Vivimos momentos difíciles para el Movimiento Popular (MP) chileno. Se inicia el gobierno de la derecha política con respaldo del conjunto de la clase dominante, dándose así comienzo a la dirección política de la formación por parte de aquellos que idearon el actual tipo concreto de ‘democracia’ (una ‘democracia gorila’), formulada para dar direccionalidad y sustentación política a la refundación social capitalista sufrida por nuestro país durante la Dictadura militar. Esta refundación social apuntó y apunta a despolitizar a los ‘ciudadanos’ y ha ganado terreno en arrebatar las ganas, los deseos, de luchar por una sociedad distinta en vastos sectores sociales. Se cierra hoy el ciclo de los gobiernos de los sectores y grupos mantenedores del sistema de dominación capitalista (SGMS), de aquellos que se autodenominaban recuperadores de una cierta clase de ‘democracia’, y que algunos erradamente han caracterizado como “la otra derecha”. Estos últimos perdieron las elecciones tanto por factores propios como por el incontrarrestable poder que representa hoy la derecha política y económica, pero, por sobre todo, lo que creemos es la explicación más de fondo del avance de esta en nuestro país y que debe constar en cualquier análisis que se haga de la coyuntura y más allá de esta, es el hecho evidente que el discurso del Bloque Dominante ha calado hondo en vastos sectores sociales e inclusive populares. Ello no es casualidad y debe ser considerado en conjunto con la dinámica, más general, del alto grado de desarrollo e integración capitalista actual de nuestra formación, en su fuerte despliegue del capital monopólico dependiente transnacionalizado (CMDT).
Al nivel mundial, nuestra formación se encuentra plenamente integrada a la etapa de transición hacia la 2ª fase imperialista, aquella que pretende el Gobierno Mundial del Capital Monopólico y Transnacional. El sistema capitalista mundial logró sortear la conmoción de mediados de 2008, tanto así que todos los indicadores de producción, intercambio y financieros brindan cifras azules. Sólo se mantienen con signo negativo los precios de las materias primas, de las cuales nuestras formaciones son dependientes en grado sumo. Pero, para beneficio de nuestro flamante gobierno, el precio del cobre ya está mejorando y se mantendrá alto, por lo menos durante 2010 (Hacienda calculó, para efectos del presupuesto fiscal del presente año, un precio promedio anual por libra de US $2,27), gracias a la recuperación de la demanda del centro capitalista. Más aún, se acaba de anunciar que nuestra economía creció en un 3,9% en diciembre pasado (frente al -0,2% de diciembre 2008) y que lo hará en 4,5% este año; además, la banca tuvo ganancias en 2009 por US $2.400 millones (0,5% más que en 2008, cuando también las tuvo). Por ende, los anuncios catastróficos para nuestra economía no tienen sustento y será totalmente estéril apelar a la ‘crisis permanente del sistema’ o la mentada “prolongación de la recesión de la burbuja” para agitar el programa de los trabajadores y el pueblo. Más bien, apuntemos a la evidencia concreta que el desarrollo desigual y combinado de nuestra formación implica grandes beneficios para unos pocos y zozobra para muchos, sin esperar a que la crisis venga desde arriba a facilitar nuestra lucha.
El cuadro visto así muestra a las claras que los desafíos se avizoran aún mayores y más complejos para l@s revolucionari@s, por cuanto no sólo deberemos profundizar la lucha político-ideológica en un medio derechizado, si no que además lo haremos en medio de un relativo bienestar económico el que, a su vez, hará cada vez más difícil remontar la pelea al nivel de las necesidades y aspiraciones populares, al nivel de la subjetividad y en el combate por tratar de ganar la mente y el corazón del pueblo y los trabajadores.
La estrategia del CAD debe orientarse a la consecución de una nueva sociedad para nuestro pueblo, una que sea realmente democrática y liberadora y que debemos construir con el esfuerzo y los aportes de tod@s l@s integrantes de los Pueblos y los Trabajadores: la sociedad Socialista. Dicha sociedad se haya construida en torno al Poder Popular, que conformamos desde el presente, y además por el poder político que le emane, a partir de los cuales los Pueblos y los Trabajadores transiten hacia la sociedad sin clases ni explotación. En el camino de la lucha por el Socialismo el CAD contribuirá a la construcción de un nuevo tipo de personas y de nuevas relaciones entre ellas, más humanas y liberadoras.
Para llegar a constituirse en la vanguardia política popular a la que el CAD aspira, creemos que los revolucionarios deben contar con una estrategia que contribuya en todas sus formas y alcances a construir la fuerza social y política capaz de disputarle el poder a nuestro enemigo de clase, en todos los terrenos y prácticas políticas posibles. Pensamos que esta fuerza, el sujeto social y la fuerza motriz que llevará adelante el cambio social profundo en Chile, es la que denominamos la Fuerza Social Proletaria y
Popular (FSPP), en cuya organización y movilización autónoma el MPT debe impulsar los cambios por el Socialismo y apoyarse en ella para fortalecer su propia organización y orientación. Esta fuerza se nutre de la clase trabajadora, del semi-proletariado, de los cesantes, del campesinado pobre, de los pueblos originarios que luchan por su autonomía e identidad, de sectores de la pequeña burguesía en proceso de proletarización, de los estudiantes, de la juventud popular y de todos aquellos que quieran hacer la Revolución , hacia todos los cuales el CAD debe extender invitación y trabajar con ellos codo a codo, levantando en la práctica misma el Programa de los Pueblos y los Trabajadores.
En nuestra estrategia debemos insistir incansablemente en la interacción orgánica entre los tres niveles mencionados, pues debemos considerar las limitaciones históricas en el accionar de los trabajadores y del MP, de su accionar espontáneo y economicista, el cual ha sido históricamente cooptado e integrado por las fuerzas del sistema capitalista, por los reformistas y, desde los 80s, por las políticas de colaboración de clase de los SGMS. Otra temática a considerar, es que el gran esfuerzo de integración y potenciación de la FSPP en el seno del pueblo debe contar con que hoy en día el proceso de Refundación Capitalista llevado a cabo exitosamente por la gran burguesía, junto con la plena adscripción de nuestra formación al sistema monopólico transnacional, ha transformado profundamente el conjunto de las relaciones sociales de producción, rearticulándolas sobre bases superiores y funcionales al despliegue del CMDT. Así, en cuanto a la generación de valor, podemos observar que la extracción de plusvalía se realiza ya no sólo en el ámbito fabril como lugar privilegiado, si no en un conjunto de actividades económicas (de las cuales la industrial sigue siendo la fundamental), asistiéndose a la integración masiva del trabajo intelectual a la producción como asimismo a la expansión del sector terciario, además de la ‘tercerización’ del conjunto de las actividades económicas, por lo cual la clase obrera clásica pierde peso relativo numérico como generadora de la plusvalía, aún cuando ésta se amplíe de manera absoluta. En consecuencia, debemos dar cuenta que se amplían y profundizan los niveles de la explotación, los que afectan principalmente a los trabajadores del sector servicios, aunque, guardando cierta proporción, también recaen sobre el estrechado proletariado industrial y sobre sectores que con anterioridad se concebían a sí mismos como clases medias. Ligado a lo anterior, las grandes organizaciones sindicales de los trabajadores industriales perdieron su histórico peso y debemos pasar a considerar formas más adecuadas de organización sindical para estos, así como para los del sector terciario y para la gran masa de contratistas y subcontratistas, recogiendo en nuestro Programa las nuevas demandas que surgen con las nuevas formas de explotación y acogiendo las diversas formas organización que naturalmente se vayan dando.
Nuestra estrategia de configuración como referente y a la vez de constructor del MP no puede desechar el amplio acerbo de experiencias en la lucha de clases del pueblo chileno, todas las cuales sólo pueden ser aprovechadas en la medida en que exista una vinculación orgánica cada vez mayor con los diversos componentes de él. Así, si establecemos como un principio el que la organización popular a la que aspira ésta federación se apoya en el desarrollo del Poder Popular, no podemos ni debemos dejar de lado la rica experiencia que significó la construcción de los embriones de contrapoder durante el período prerrevolucionario que encarnó el gobierno popular, entre 1970 y hasta el ‘Golpe’. Debemos aprender de este importante proceso y de todas aquellas formas de organización y de lucha más ofensivas, las que sabia e históricamente nuestro pueblo ha ido desplegando: desde las Sociedades de Resistencia y de las Mutuales, de fines del siglo XIX, hasta las más recientes, como las formas autonómicas de lucha recreadas por los pueblos originarios, así como las implementadas por el movimiento estudiantil secundario de los 2000, pasando por todas las formas de lucha antidictatorial, etc., etc. Consideramos que la centralidad de la construcción de la FSPP se encuentra en el desarrollo orgánico de todas las formas del Poder Popular, desde su inicial y embrionario despliegue como contrapoder a la clase dominante, hasta el nivel en que llegue a convertirse en el eje del nuevo orden socialista.
El CAD hace suyas las luchas y las demandas de los Pueblos Originarios de Chile en pos de sus derechos, siendo ellos parte esencial en la formación de la FSPP , en la perspectiva de la construcción de una forma histórica de Socialismo en nuestro país. Además, en la nueva sociedad se ha de garantizar constitucionalmente su autonomía Nacional-Territorial y Cultural.
Debemos considerar como estratégica la defensa de los derechos humanos, aquellos conculcados ayer y los que ven amenazados hoy, recordando siempre que ¡Nadie está olvidado, Nada está perdonado! La definición de tales derechos debe ser ampliada a todas las formas de la libertad individual y social, con su ejercicio y por la defensa de ellos. Así como aseguramos el respeto hacia todos los seres humanos, también lo debemos extender hacia los animales y al medio ambiente. Tal como aspiramos a poner fin a la oposición del Hombre con el Hombre, también lo hacemos frente a la del Hombre con la Naturaleza.
Nuestra estrategia deben recoger todas las formas de solidaridad activa con los procesos de lucha popular y revolucionaria de América Latina, tendientes a la construcción de la “Patria Grande”, como asimismo con el conjunto de las luchas populares, anticoloniales y antiimperialistas de todo el mundo.
Si bien los procesos por el socialismo que históricamente han logrado triunfar constituyen un aporte original y nos sirven de referencia, no debemos pretender copiarlos o estirarlos a conveniencia para decir que acá se pueden replicar. Detengámonos antes en comparar la realidad de cada formación, centrándonos en las diferencias existentes entre las estructuras sociales y caracterizando con empeño el grado de solidez de los aparatos estatales implicados, luego extraigamos aquellos aportes más pertinentes. En este sentido, el CAD debe esforzarse por avanzar en una caracterización lo más completa y profunda posible del Estado chileno en su actual fase de desarrollo, puesto que ello nos llevará a contar con una estrategia mucho más acabada y eficaz, la que apunte a los flancos más débiles de nuestro enemigo. Ahora bien, sabemos que las organizaciones que integran el MPT prevén diversos medios y formas de provocar la crisis del sistema de dominación, siendo unas más radicales que otras, sin embargo nos asiste la confianza que contribuyendo cada una en la lucha general por el Socialismo, sin sectarismos y otras lacras del pasado, podremos aportar a una estrategia común que podamos ofrecer a los explotados y marginados de nuestro pueblo. Si bien no podemos exigir a nadie más de lo que puede, tratemos de ser consecuentes y potenciemos aquellos aspectos de la estrategia que nos sean asequibles
y donde podamos aportar con un mayor énfasis.
Agitar las demandas populares en todos los terrenos y ámbitos debe ser una constante para nuestras fuerzas, toda vez que nunca se han resuelto (ni lo serán en los marcos de la sociedad de clases) las demandas que exigen una existencia más digna para todos nuestros pueblos y trabajadores. El CAD debe ser el primero en agitarlas y organizarlas, a pesar y en contra de todos los intentos que se puedan realizar para cooptarlas, tanto por parte de gobierno derechista como por los SGMS.
Consecuentemente con lo anterior y como una de las tareas más inmediatas, debemos insertarnos en toda la medida de nuestras fuerzas en las dinámicas sociales de manera de potenciarlas, acrecentando la FSPP aunque sea en una mínima medida. Sabemos que los conflictos sociales forman y formarán parte integral del desenvolvimiento de la vida nacional, con demandas y luchas por parte del pueblo trabajador y del pueblo-nación Mapuche. Asimismo, debemos apoyar a aquellos sectores que buscan sobrevivir frente al impacto de la “modernización” impulsada por la gran burguesía, de integración al carro de la llamada “globalización”; es decir, nuestra absorción por parte de los CMDT en bien de sus amos, los grandes capitales transnacionales.
Debemos prepararnos para agitar, preparar, convocar y ojala conducir, todas las fechas que signifiquen hitos en las luchas y demandas de los pueblos y de los trabajadores: 8 y 29 de marzo, 1° de mayo, Matanza de Corpus Cristi en junio, conmemoración de los 119 durante julio, Septiembre, etc. Serán nuevos momentos de luchas que esperamos contribuyan a ir recomponiendo la alternativa social popular.
Por supuesto, debemos contribuir y/o al menos solidarizar en las otras movilizaciones, las que vayan surgiendo al fragor de las peleas y las demandas sectoriales y geográficas: los estudiantes secundarios y universitarios; las huelgas y movilizaciones de los trabajadores contratados y de los subcontratistas, públicos y privados; las acciones de las diversas organizaciones de deudores, etc. Será labor de la todo el CAD realizar la organización e implementación de lo descrito.
La táctica frente a la entronización de la derecha en el gobierno debe ser orientada primeramente a limitar el ensanche de sus bases sociales y políticas, mientras que nos esforzamos por impedir que pueda cooptar y comprar a sectores populares. Desnudemos frente al pueblo la falsa preocupación de los representantes políticos de la burguesía por los desposeídos, apoyando toda movilización por mejoras salariales, pensiones, asignaciones, etc.; organicemos la lucha y organización en contra de los despidos que se comenzarán a producir en el sector público; agitemos la defensa de los escasos logros sociales alcanzados hasta aquí y avancemos en su profundización; esforcémonos por levantar al interior del MP la defensa de la Salud , la Vivienda y la Educación públicas, impidiendo cualquier atisbo de privatización de ellas, lo mismo que respecto de las empresas que permanecen en el área estatal (CODELCO, ENAP, FFCC, etc.).
Debemos avanzar en cuanto a la verdad, la justicia y la memoria acerca de las violaciones a los DDHH, ocurridas en Dictadura y las más recientes, negándonos a cualquier “Mesa de Dialogo”, acuerdos espurios, leyes de ‘Punto Final’, la compra de los familiares y organizaciones por parte del Bloque en el poder, libertad a los inculpados de las FFAA y de orden, la criminalización de las demandas y de las organizaciones populares y de los Mapuche, contra la aplicación de la ‘Ley Mordaza’, etc. Apoyemos y elevemos a un rol más activo a las organizaciones ligadas a la defensa y reivindicación de los DDHH, entendidos estos como se señaló más arriba en la Estrategia. En este ámbito, sería conveniente levantar una Comisión propia de DDHH.
Consecuentemente con la idea de poder irradiar el Programa del CAD, además de impulsar la lucha ideológica y política en el seno del MP, debemos realizar todos los esfuerzos conjuntos por mejorar y aumentar la entrega de algún periódico y de otras publicaciones. Otro tanto debemos hacer respecto de las otras formas de transmisión de la información: radial, televisiva, virtual, ciclos de cine, etc., tanto al interior como en el exterior de Chile. Recojamos el máximo de aquello que los diversos sectores, frentes, regiones o provincias quieran transmitir.
Sobre nuestra táctica de alianzas políticas, afirmamos que ningún acuerdo se puede establecer con los explotadores y sus representantes. Tampoco se pueden allegar acuerdos con los representantes de la Concertación ni de los otros SGMC, tales como los MEO, los Navarro, etc., a no ser que sean beneficiosos para avanzar en la constitución de la FSPP y por las demandas populares, pero tendrán un alcance circunstancial y que no impliquen bajo ninguna circunstancia una limitación a la autonomía del CAD y del MP; no obstante, si se pueden establecer acuerdos y alianzas con militantes y simpatizantes de las bases de tales sectores. Con respecto al reformismo, en la base del PC existen muchos militantes consecuentes, que se están cansando de las políticas ya ni siquiera Reformistas de su Dirección, sino que claramente traidoras y entreguistas. Debemos estar llanos también a trabajar en conjunto con las demás fuerzas y coordinaciones de la izquierda no reformista, que hoy están vigentes y combatiendo a este lado de la trinchera. En cuanto a las alianzas sociales, el CAD debiera extender la invitación más amplia a trabajar a todas las organizaciones que representen a los explotados y excluidos por el sistema. Sólo sí desarrollamos una política propia, autónoma e independiente, de lucha social y política ofensiva, el CAD podrá presentarse como un polo de agrupamiento para los trabajadores y los sectores populares, inclusive atrayendo a las bases consecuentes del reformismo y de la Concertación. Contando con tales políticas y prácticas, sumando nuevos contingentes de trabajadores, estudiantes, pobladores, cesantes, dueñas de casa, pueblos originarios, y no dejándonos sumar para proyectos fracasados y malintencionados, podremos remontar el período de cuasi postración actual del MP chileno. Para establecer formalmente nuestros acercamientos y alianzas, con las demás organizaciones sociales y políticas, creemos que dichas tareas debieran recaer en una organización federada.
Consecuentes con nuestro objetivo central de acumulación de la FSPP , impulsemos todo lo ofensivo en el seno del MP. En este contexto, lo electoral debe enmarcarse en un plano táctico, entendiendo que lo estratégico pasa por formas más contundentes y eficaces de combatir al sistema de dominación capitalista.
Será necesario incidir en la lucha política e ideológica que se abre en torno al tema del Bicentenario. La convocatoria a levantar un gran movimiento de los pueblos y los trabajadores, que rescate esa temática para sus fines y necesidades históricas propias, es un gran desafío para el MPT. Proponemos transformar tal supuesta celebración en una dinámica de reivindicación social y política amplia, donde la plataforma mínima de lucha sea el documento que hiciéramos llegar a las organizaciones hermanas, al finalizar el 2009, llamado “PLATAFORMA PARA UN BICENTENARIO DEMOCRÁTICOPOPULAR PARA CHILE, LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES”, el que por supuesto debe ser enriquecido con el aporte de tod@s. En él se convoca a los pueblos y los trabajadores a adscribir y a luchar, entre otros aspectos no vistos en la presente propuesta, por: desarrollar un gran proceso que conduzca a establecer una Asamblea Constituyente y una subsecuente Constitución democrática; un programa antiimperialista en lo económico, político y cultural, y por un Estado latinoamericanista y fraterno con todos los pueblos y gobiernos democráticos; la defensa de nuestros hábitats y por un desarrollo realmente sustentable; real Soberanía Alimentaria y una subsecuente Seguridad Alimentaria; creación de un nuevo Código Laboral, que resguarde los derechos de todos los trabajadores; un Estado que provea justicia al servicio de las mayorías, además de Educación, Vivienda y Salud públicas gratuitas y de calidad; democratización de las FFAA y de orden, implementando planes y programas que respeten los DDHH en su formación; juicio y castigo a todos los culpables de violaciones de los DDHH entre 1973- 2009; condiciones dignas para tod@s l@s trabajadores y también para l@s jubilad@s y montepiad@s; políticas para el estímulo y desarrollo de las pequeñas y medianas empresas; medios informativos y culturales en manos públicas, con control social. Sabemos que todas estas aspiraciones, así como de otras medidas democrático-populares que debemos incorporar, sólo serán conquistadas gracias a la más profunda unidad de los sectores auténticamente anticapitalistas y antiimperialistas de nuestro país.
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