¿Por qué el 9 de septiembre hay que marchar del cementerio al centro de Santiago? (2017, septiembre)
Andrés Figueroa Cornejo
Artículo escrito con ocasión de la Tercera Marcha al Revés. Por no perder vigencia
lo difundimos para hacer el llamado a la CUARTA MARCHA AL
REVÉS, DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE, EN DONDE NOS HEMOS DE REUNIR DESDE LAS 10:00 EN
EL PATIO 29 DEL CEMENTERIO GENERAL, FRENTE A MIGUEL ENRÍQUEZ, Y DESDE LAS 11:00
MARCHAREMOS POR RECOLETA HACIA LAS ANCHAS ALAMEDAS
1. Para quienes persiguen
cambiar la vida y el actual orden de cosas, la memoria no puede
monumentalizarse ni agotarse en una simple evocación nostálgica. Para las y los
insumisos, la memoria es historicidad actualizada. Que no museo, que presente y
futuro.
Por eso marchar desde el
centro de Santiago de Chile hasta el cementerio general para conmemorar a las y
los luchadores sociales que cayeron desde el 11 de septiembre de 1973 hasta hoy
mismo, constituye una mera puesta en escena de lo que fue. Es un momento
necesario, pero insuficiente.
(Y quienes cayeron por la
libertad desde el 11 de septiembre de 1973 hasta ahora mismo, son reflejo
disruptivo de los que cayeron mucho antes, en los pliegues relampagueantes de
la historia de los pueblos en lucha. La desobediencia de los oprimidos es un
resultado histórico, movimiento real en alza, momentos cruciales y rompientes
de la normalidad sistémica. Ensayos del porvenir.)
2. Los ritos son tan
importantes que es preciso modificarlos según el aquí y el ahora. En cambio,
marchar desde el cementerio general hasta el centro de Santiago, esto es, desde
la memoria hasta el lugar donde simbólicamente se condensa “lo público”, “lo de
todos”, es un ejercicio que sí completa el circuito con sentido de la voluntad
transformadora, tanto de los que cayeron y que con nosotros van, como de los
que enfrentan las actuales opresiones con el objetivo de superarlas. De lo contrario,
la marcha habitual al cementerio general se vuelve un simple espectáculo de
repertorio inofensivo. El espectáculo de la caminata del derrotado. El fetiche
anti-histórico de la fatalidad quieta, fija. La reiteración incesante de la
muerte. Pura impotencia.
Pero los pueblos no van
tras la muerte. Son en latencia la promesa de la nueva vida o de la vida por
fin socializada.
¿Dónde quiere la
oligarquía chilena a la disidencia social más resuelta? En el cementerio. ¿Y
cuál es su terror callado o explícito? Que los plebeyos, los humillados y
ofendidos, se hagan del poder político y terminen con su dictadura centenaria.
El amo sólo tiene sentido cuando existe el esclavo. Ante la liberación del
esclavo, se desmorona la condición del amo. Asimismo, el amo, en medio de su
derrumbe, por fin comprenderá que ya liberado el esclavo, el mismo amo se
libera. En ese momento “no se da vuelta la tortilla” (lo que equivaldría a
mantener las mismas relaciones de poder con los sujetos invertidos nada más).
La emancipación del esclavo asalariado o sometido al gran capital, jamás puede
ser un acto de venganza. Tiene que ser un proceso libertario de todo el género
humano. Libre el esclavo, entonces el amo se disuelve en la angustia de su
propia libertad desnuda.
3. La lucha histórica
entre opresores y oprimidos se ofrece sobre todo en el campo simbólico y
cultural, de acuerdo a las relaciones de fuerza concretas y específicas que
trazan la actual fase de dominación en Chile. Las y los oprimidos, las y los
comunes, a diferencia de los opresores, bajo las relaciones sociales
capitalistas, no pueden alcanzar el poder desde la hegemonía de su propio
desenvolvimiento económico hasta llegar a destronar paulatinamente a la minoría
mandante, sino que sólo puede realizarse desde la consciencia práctica de su
devenir emancipatorio. Por eso la creación de estrategias populares en contra
de las sofisticadas relaciones de alienación y de disciplinamiento social está
a la orden del día. Y los fenómenos ligados a la alienación y al disciplinamiento
social no se limitan únicamente a la población en general. Lo realmente grave
es que se reproducen entre quienes se autodenominan desde progresistas hasta
revolucionarios. Por ejemplo, el patriarcado, el autoritarismo, formas
solapadas o abiertas de racismo y discriminación, se practican ampliamente
entre las izquierdas institucionales y no institucionales. En consecuencia, el
combate cotidiano en contra de la alienación individual y social debe
enfrentarse antes que en ningún otro sitio, en los activos organizados que
persiguen la superación de dominio del capital, la explotación y
súper-explotación humana y la destrucción suicida de la biodiversidad. También
los sujetos rebeldes deben llegar a ser libres. La humanidad colonizada
multidimensionalmente por la ideología del capital no puede contener en sí
misma las huellas de una civilización nueva.
4. Aunque parezca apenas
un gesto, marchar desde el cementerio hasta el centro de Santiago, en realidad
es una de las tantas formas de ir saboteando lo establecido desde y por los
pocos de arriba. Esos pocos, ya lo sabemos, nos quieren lo más lejos posible
del sitio que resume lo público y lo político. El Estado capitalista chileno,
uno de los más hábiles del continente, únicamente quiere clientes,
consumidores, usuarios, y operadores funcionales a sus intereses. No es ningún
problema para el régimen prevalente que la minoría activa de vez en cuando
espectacularice su calendario de derrotas, la cual, a su vez, se corresponde al
calendario de las victorias del opresor.
Por eso el 11 de
septiembre (este año, el domingo 10 de septiembre) hay que marchar de la memoria
al poder, del cementerio al centro cívico de Santiago. No por capricho ni
irrespeto. Sino que para ir rompiendo en el ámbito simbólico y de la
consciencia de la propia rebeldía, la exclusividad oligárquica de la política.
Por los derechos sociales
y populares de las y los trabajadores asalariados y de los auto-explotados; de
las mujeres, de los indígenas, de los migrantes, de la disidencia sexual, de
los jóvenes sin porvenir y de los viejos-jóvenes, de los empobrecidos, de los
ambientalistas, de los colectivos de DDHH, de los intelectuales que producen
conocimientos desde los intereses de los de abajo, de los adoloridos, enfermos
y esperanzados, de los cristianos de la opción por los pobres, de los
desesperados y de los felices en la alegría desafiante de toda la vida que nos
queda por imaginar y crear.
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