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miércoles, 17 de septiembre de 2014

ADMINISTRADORA DE FABULOSAS PÉRDIDAS (AFP) PARA LOS TRABAJADORES, OF COURSE ¡NO + AFP!

LAS ADMINISTRADORAS DE FABULOSAS PÉRDIDAS (AFP) PARA LOS TRABAJADORES, OF COURSE. 

CAPÍTULO I.-

LAS ADMINISTRADORAS DE FABULOSAS PÉRDIDAS (AFP), PARA LOS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS, OF COURSE.  CAPÍTULO I[1].

-Señora Berta, sírvame una cerveza, bien helada, por favor.
-¡Los dioses han bajado del Olimpo!  Nos tenía en el olvido el querido Profesor.  Aquí ya se pensaba que había ganado algún juego de azar.
-Como dice Galeano, los trabajadores despertamos el día lunes revisando los resultados de todos los juegos de azar.
-¡Vaya, vaya!, veo que no ha perdido su agudeza y crítica social.
-Las cosas no están bien allá afuera, Señora Berta.
-¡Qué me va a decir a mi, Iñor!  A duras penas podemos sostener este local con el Viejo. Después de tantos años de trabajar en el fundo de los Jutres, de dar nuestros pulmones, comenzamos a recibir una pensión miserable, indigna, que sólo nos destinaba a esperar nuestros últimos días.  Pero, beba no más, mi querido escuchante o sino va a chambrear esa cerveza.
-¡Salud!, aunque con sus palabras, este licor sabe más amargo de lo común.  ¿Y cómo resolvieron el problema?
-Vendimos todos nuestros animalitos y abrimos este local.  Además, nuestros hijos, que viven en la capital, nos ayudan un tanto.  Sin embargo, el local se mantiene con pocas ventas y nuestros hijos nadan en deudas.
-Es una Historia que se repite a diario y en todo el país.
-Increíblemente, los días de mayor venta, es cuando a los jubilados le pagan su pensión, tan precaria como las nuestras y vienen a echarse entre pecho y espalda sus cañas de vino. Es como si mascaran sus rabias con estos caldos oscuros de la zona.

-El tema de la jubilación no es muy popular, no ha sido asumido en su dimensión por el conjunto de la población y por los referentes que debiesen encabezar el cambio social fundamental.
-¡Parece que la cerveza ya hace su efecto!  No me hable en extranjero, pues señorito. Recuerde que por estos lados, siempre se nos negó la instrucción, el saber, el conocimiento.  Por eso, apoyé a los muchachos que querían educación gratuita y mucho más a quienes pedían renacionalizar el cobre a la vez.
-Muy bien, Señora Berta, por ahí va la cosa.  Las demandas sociales y populares deben ser solicitadas en forma conjunta, de modo estructural, de modo permanente e ininterrumpido.
-Esa última frase se la escuché a un Compañero, hace ya muchos años, en esos tiempos en que pensábamos que la Tierra es para quien la Trabaja.
-Pues, esos tiempos han vuelto, querida Señora Berta.  Las jóvenes generaciones, unidas a las antiguas y antiguos luchadores sociales, están poniendo en marcha los más nobles ideales del cambio social, necesario para pasar del Reino del Todavía al Reino de la Felicidad.
-Siento que la nostalgia lo envuelve, querido Enseñante.  ¿Le sirvo otra cerveza?
-Otra más, para conversarla.  Este tema nos permitiría estar aquí por varias jornadas.  Lo hermoso sería contar con más parroquianos.  De esa forma, la conversación la haríamos colectiva y podríamos generar algún posible movimiento.
-Usted siempre pensando en el Movimiento.
-Comencemos con algunos datos sobre esta farra infinita, al parecer, esta borrachera eterna del conjunto de la patronal, que especulan con los fondos de pensiones, que juegan con sueldos miserables, precarios, que influyen en la edad de jubilar, obligando a muchos y muchas a seguir trabajando después de la edad de jubilación.  Y, que por si fuera poco, tienen fabulosas pérdidas y para tapar el hoyo, quieren aumentar la edad de jubilación. 
-¿Con qué contribuyen, los que especulando, generan dichas pérdidas?, querido Oyente.
-Absolutamente, con nada.  Y ahora, quieren que los trabajadores independientes, por cuenta propia, también ingresen a las administradoras de fondos de pensiones.  Y notemos, que esos afortunados, por cada 3 pesos que se imponen se quedan con 1 peso.  Sí, con uno de cada tres pesos.  Y ya perdieron cerca de US$ 28 mil millones de dólares, que significa un tercio del Presupuesto Nacional.
-Eso del Presupuesto Nacional ¿es el gasto que puede hacer el Estado en educación, salud, viviendas sociales, o asimismo, llamado gasto social?
-Muy bien, Señora Berta.
-Me informo a través de una Radio Comunitaria, que cada día tiene programas en donde ilustran a la gente.  ¿Qué pasaría si al gobierno de turno se le esfuma un tercio del Presupuesto Nacional?
-Tal vez, no mucho.  Todavía no está el horno para bollos, pero de seguro habría ruido, algunas manifestaciones.  Algo habría.  Sin embargo, a estos ladrones, especuladores, de las AFP, no les ha pasado nada, absolutamente nada.
-¿Es que la gente tiene sangre de horchata en este país?
-En parte.  Pero, fundamentalmente es producto de la dispersión, del apoliticismo.  Es el resultado de la fragmentación de quienes deben impulsar los cambios reales.  Es la instalación de las dicotomías entre lo social y lo político, lo político y lo sindical, lo estudiantil con lo sindical.
-¡Ya, ya!, no me venga con cuchufletas.  ¿Y desde cuándo existe eso de la Previsión Social?
-Entre 1915 y 1920, durante el gobierno de Juan Luis Sanfuentes, del Partido Liberal, se promulgaron una serie de Leyes Sociales, que dieron vida a la Legislación Laboral, que se fue perfeccionando durante lo que se conoce como Estado de Compromiso.
-¿Cómo cuales leyes se promulgaron?
-La Ley de la Silla, el descanso dominical y la edad de jubilación.  Las mujeres a los 60 años.  Los hombres a los 65.
-¿Y por qué estos jutres actuales quieren aumentar la edad de jubilación?
-Lo que sucede Señora Berta, es que como en todo fenómeno de la vida social, podemos extraer muchas consecuencias de un hecho.  En este caso del aumento de la edad para jubilar.
-No se me ponga latero y haga un intento de síntesis.  Lo esencial, es comprender velozmente la problemática para pasar a la acción de transformación.
-¡Salud!  Aquí claramente usted da una lección de lo que debemos hacer.  Por lo menos podemos indicar tres consecuencias, pero obviamente pueden y existen muchas más: Se traspasa a los Trabajadores los errores de administración de los fondos de pensiones.  El capital, tiene cinco años más para extraer su sangre, su alma, es decir, la plusvalía.  Y, además, le permite al Estado contar con dinero líquido para enfrentar alguna crisis al sistema económico en su conjunto.
-O sea, Iñor, que a estos carajos le importa un comino que vivamos más, gracias a los adelantos científicos y tecnológicos.  Lo que quieren es seguir explotando la fuerza de trabajo.
-Esos pensamientos los he leído en algún libro, de esos que han empezado a desempolvarse.  Recordemos que luego de 1990, a nivel planetario, esos pensamientos parecían haber ido a parar al tacho de la basura de su Señoría La Historia.
-Pues la memoria, que es la ausencia del olvido, es uno de los elementos que tenemos que mantener en pie, pese a la borrachera de la amnesia a la que hemos ido sometidos por más de 22 años.  ¿Y cómo se lleva adelante este proceso que nos afecta en forma tan brutal?
-Precisamente, la memoria nos hace malas jugadas.  Se impone el Síndrome de Estocolmo, ese que señala que recordamos sólo los aspectos positivos de un proceso negativo.  Entre el gobierno de turno, que va desde 2006 a 2010, se aprobó una reforma en que le permitió a las AFP, invertir hasta el 85% de los fondos de pensiones en instrumentos financieros en el extranjero, de alta volatilidad.
-Por lo que sé es esa Iñora de la Matthei, la que impulsa el proyecto de subir la edad de jubilación.
-Recordemos, que ella, como ministra del “trabajo”, es sólo un peón del conjunto de la patronal.  Todos ellos, no están preocupados por el monto de las pensiones de quienes jubilan.  Su objetivo es bien otro: apuntan a restaurar la tasa de ganancia del sistema que les ha dado tan pingües beneficios, y, peor aún, transferir el costo a los Trabajadores y Trabajadoras.

                                                                             COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA




[1] Nos hemos apropiado para la confección de este Capítulo I, de aportes de los Compañeros Jorge Lavandero; Manuel Riesco y Jorge Figueroa Zapata.

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