MIGUEL NO ERA SOLO UN PENSADOR,
ANTE
TODO ERA UN LUCHADOR REVOLUCIONARIO (*)
Andrés Pascal Allende
(…) Conmemoramos el X Aniversario de la
muerte de Miguel Enríquez en momentos en que se extiende la rebeldía popular
contra la dictadura por todo el país. Cuando recién se cumplía un año del
establecimiento de la dictadura militar en Chile, el 5 de Octubre de 1974,
murió Miguel haciendo frente a las fuerzas dictatoriales con un arma en sus
manos. Desde la clandestinidad alentaba al movimiento popular a superar la
derrota desarrollando una activa resistencia antidictatorial.
Hoy vemos que nuestro pueblo ha hecho suyo
el camino de lucha que indicara Miguel al sacrificar generosamente su vida en
el impulso de la Resistencia Popular. ¡Qué mejor homenaje puede recibir Miguel
que el que su pueblo esté hoy luchando decididamente por el derrocamiento de la
dictadura y la conquista de la democracia popular!
Miguel Enríquez fue la figura más destacada
de una joven y nueva generación revolucionaria que surgió en Chile en la década
del 60, justamente cuando el movimiento popular debió hacer frente a una
profunda crisis económica, social y política que empujaba a un hondo
antagonismo de clases en la sociedad chilena. Destacó rápidamente porque supo
expresar con gran inteligencia y convicción una nueva visión sobre la realidad
y lucha de nuestro pueblo.
En aquel entonces, tenía firme arraigo en
el movimiento popular la creencia de que el imperialismo, los grandes patrones,
y el ejército eran respetuosos de la institucionalidad democrática, de que era
posible avanzar dentro de los marcos del Estado burgués en un proceso de vastas
reformas populares que resolviera la crisis del capitalismo dependiente
chileno.
Miguel alertó que la burguesía y sus
servidores militares serían los primeros en violar la democracia burguesa para
enfrentar con la dictadura y la represión el justo reclamo popular de justicia
social. Denunció la incapacidad histórica de la burguesía chilena para resolver
la profunda crisis nacional.
Agitó ardientemente que sólo una revolución
proletaria y popular permitirán a
nuestro pueblo conquistar el progreso y la
justicia social reclamada. Llamó a luchar decididamente por la única democracia
real para el pueblo, la democracia socialista.
Pero Miguel Enríquez no era solo un
pensador; era ante todo un luchador revolucionario. De esa consecuencia
revolucionaria se desprendía la gran fuerza moral que irradiaba. Y con esa
vitalidad que tenía, se lanzó tempranamente, con arrollador entusiasmo a
construir la fuerza revolucionaria que armada social, política y militarmente
condujera a nuestro pueblo por un camino de lucha con clara vocación de poder
popular.
Miguel planteó con audacia que en Chile
había llegado la hora de hacer del sueño de la revolución popular un objetivo
presente, una realidad de lucha. Y para demostrar que ello era posible, nos
llamó a hacer nuestro el glorioso ejemplo de la Revolución Cubana.
Estos, queridos compañeros, no son meros
recuerdos históricos de lo que nos enseñó el más querido de nuestros camaradas.
No. No es historia pasada. Es el reto histórico que con dramática urgencia se
hace presente, hoy, al pueblo chileno. El pensamiento de Miguel Enríquez, la
poderosa fuerza de sus ideas revolucionarias, el camino de lucha que nos
señaló, adquieren hoy más vigencia que nunca.
Después de once años de dictadura militar
se ha demostrado que la burguesía chilena no es capaz, ni aún a costa de la más
brutal represión y explotación, de resolver la crisis del capitalismo
dependiente. Esa misma crisis abierta en los años 60 reemerge hoy con
consecuencias aún más desastrosas para nuestro pueblo. Cansados de tanta
cesantía; de tanta miseria; de tanto hambre; no dispuestos a seguir soportando
la tiranía del terror burgués, los pobres de la ciudad y del campo, los
trabajadores, y sobre todo la combativa juventud chilena, se han lanzado a una
ofensiva lucha contra la tiranía. El pueblo chileno no se arrodilla ante la
dictadura. Está de pie, luchando.
(…) Los revolucionarios también tenemos una
estrategia. Tenemos un camino de victoria que nos indicó Miguel Enríquez. Este
camino es avanzar con las masas, con la unidad, con las armas.
Miguel consideraba que la clase motriz de
la revolución es el proletariado, pero que sólo se puede generar una situación
revolucionaria cuando todo un pueblo se pone en marcha. Rescató la vocación
revolucionaria de los pobres de la ciudad y del campo, y supo percibir el
enorme potencial revolucionario que hay en la juventud chilena, situándolos
junto al movimiento obrero como los protagonistas principales de las luchas de
liberación de nuestro pueblo.
(…) Los miristas, y como nosotros otros
destacamentos obreros y populares, hemos luchado con extraordinaria
perseverancia contra la dictadura. Que mejor ejemplo de ello que Miguel
Enríquez que en las más difíciles condiciones se mantuvo en la clandestinidad
enarbolando las banderas de la ResistenciaPopular (…).
(…) En el siglo pasado el gran profeta de
la unidad de los pueblos latinoamericanos fue Bolívar. En este siglo, el gran
maestro de la unidad revolucionaria es Fidel. Cuando el Comandante en Jefe
honró con su visita al pueblo chileno, tuve el privilegio de asistir a una
conversación entre él y Miguel. Recuerdo que en esa oportunidad, Fidel, con esa
claridad que lo caracteriza, le decía a Miguel: "Miguel, el arte de la revolución es el arte de sumar fuerzas".
Miguel hizo suya esa enseñanza. Mientras
luchaba en la clandestinidad corrió los mayores riesgos en su afán de alentar
la unidad de la resistencia antidictatorial. Construir esa unidad democrático
popular ha sido un proceso largo, no exento de dificultades, pero ha logrado un
paso decisivo con la formación del Movimiento Democrático Popular.
(…) No es posible recordar a Miguel sin
evocar su excepcional capacidad humana. Esa vitalidad y alegría que sólo podía
venir de su gran amor a la vida. No es casual que este revolucionario se
graduara brillantemente como médico. Como médico sabía que para dar nueva vida
es muchas veces necesario un parto doloroso. Al igual como el médico prepara a
la madre para el parto, Miguel impulsó al movimiento popular a prepararse
militarmente para derrotar la violencia asesina con que la burguesía pretende
impedir a nuestro pueblo la creación de una nueva vida. Desde temprano
advirtió, con un realismo y visión que muchos no comprendieron, que la guerra
de la dictadura contra el pueblo solo se puede vencerla con la guerra popular
contra la dictadura.
La situación presente en nuestro país ha
venido a confirmar dramáticamente las advertencias de Miguel. Por dos años las
grandes mayorías nacionales se han movilizado exigiendo el término de la
dictadura, recibiendo por respuesta la más brutal escalada represiva.
Lejos de contener su lucha, la respuesta
popular ha sido extender la rebeldía
antidictatorial. Una tras otra se repiten
las movilizaciones de protesta cubriendo los barrios populares de barricadas
para hacer frente a la sangrienta represión dictatorial. Duros enfrentamientos
callejeros expresan el ánimo de insurgencia popular (…).
(…) Miguel Enríquez fue un convencido del
carácter continental de la revolución, confiaba firmemente en la poderosa
fuerza de la lucha común de los pueblos latinoamericanos. Por ello, desde
temprano, hizo suyos los sueños unitarios de Bolívar y fue conmovido por el
espíritu internacionalista que tan hermosamente simbolizara la vida del
Comandante Ernesto Che Guevara.
(…) Miguel Enríquez fue y sigue siendo un
joven conductor de jóvenes. La juventud chilena no ha defraudado sus
esperanzas, ha hecho suyo su ejemplo al convertirse en la vanguardia más
combativa de la lucha democrática y revolucionaria de nuestro pueblo.
Es por ello que el MIR ha decidido rendirle
homenaje convocando, en este X Aniversario
de su muerte, a la creación de la Juventud Rebelde "Miguel Enríquez".
Un movimiento juvenil como fue Miguel. Una juventud inspirada en los más
nobles, en los más puros ideales del hombre, en los ideales libertarios, en los
ideales del progreso de la humanidad, en los ideales marxistas-leninistas. Una
juventud rebelde ante la injusticia social, enemiga mortal de la opresión, leal
a los oprimidos. Una juventud llena de amor a la vida y decidida en el combate.
Una juventud que con su acción revolucionaria haga realidad la patria
socialista que visionó Miguel.
Estamos seguros que la Juventud Rebelde
"Miguel Enríquez" marchará con honra a la cabeza de su pueblo por las
grandes alamedas que nos indicara Salvador Allende.
(*) Párrafos
del discurso de Andrés Pascal A., ex Secretario General del MIR, en ocasión del
X Aniversario de la caída en combate de Miguel Enríquez. La Habana, Cuba, 5 de
octubre 1984.
Reproducido en el libro: “Miguel Enríquez, Páginas de Historia y Lucha”. CEME, octubre 1999.
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