La crisis terminal del sistema educacional chileno, creado hace más de 30 años por aquellos criminales que hoy vuelven a estar en el gobierno y perfeccionada por quienes hace poco lo dejaron, requiere de la movilización general de los estudiantes y trabajadores para su transformación en una educación verdadera al servicio del pueblo y los oprimidos. Y esa necesidad ya encuentra respuesta. La reciente ola de movilizaciones estudiantiles ponen a la orden del día la contradicción de una sociedad que educa a su pueblo para el beneficio de los patrones y que se cansó de migajas.
Como es de esperar el gobierno de Piñera y los empresarios, responde con lumas y guanacos la protesta popular. Consecuentemente con su política policíaca y su deseo de profundizar la miseria popular, defienden la reforma educacional que junto a la Concertación diseñaron para consagrar definitivamente la privatización del sistema educacional chileno. Los organismos de los estudiantes, como la Confech , se ve sometida constantemente a la presión del gobierno y los partidos políticos burgueses; el PC sienta sobre los estudiantes a sus camarillas de burócratas y domina la Confech y los centros de alumnos con su lógica electorera. Con esto los llamados “izquierdistas” no hacen más que detener la movilización con sus mañas negociadoras y traicioneras. Es así como la Confech se ve controlada por la política burguesa y la burocracia, y con ello, las perspectivas revolucionarias de los estudiantes, destruidas. Copan las instancias de discusión, rebajan las demandas, instrumentalizan las movilizaciones y con ello abren paso a la derrota. Frente a esta realidad debemos oponer la más fuerte resistencia, contra el reformismo político y estudiantil debemos oponer una política revolucionaria que conquiste un verdadero sistema de educación para los trabajadores del país.
El petitorio de la Confech es una muestra de cómo los dirigentes reformistas intentan hacer calzar las reivindicaciones genuinas del movimiento estudiantil en los marcos de la política burguesa. Embellecen las demandas para disminuir sus “efectos no deseados” en el sistema y de este modo no atacar sus causas estructurales. Sus “principios” están llenos de eclecticismo y abstracciones. Su único principio real es la ambigüedad y la colaboración con los patrones a fin de “regular, dentro de lo posible” este sistema de opresión y desigualdad: la educación al servicio de los empresarios.
¿“Democratización” o Co-gobierno universitario?
La idea que los dirigentes de la Confech presentan como “democratización” no es más que la defensa de la democracia burguesa, legalista y proteccionista de las instituciones. Se limita a otorgar y “garantizar” espacios de participación, que, dado el carácter de la administración de la educación chilena, es decir, jerárquico, elitista, anti-democrático, etc., no pasan de ser instituciones burocráticas, temporales y con un mínimo sino nulo poder de decisión. Las instituciones de representación universitaria (los centros estudiantiles por ejemplo) que si bien sirven de medio en la lucha popular no pueden ser considerados como el objetivo exclusivo de nuestras demandas, ni el medio idóneo para reclamar las necesidades obreras del resto de los funcionarios universitarios, recalcando la importancia de crear instancias de formación, discusión y concientización política de clase para los educandos y trabajadores. Para asegurar la autonomía es preciso un co-gobierno de la educación, y no "instancias democráticas" que degeneran, puesto que la experiencia así nos ha indicado, en eternas mesas de diálogo y/o participación que se diluyen tan fácilmente como se crearon. Que decante en la producción de un “programa nacional de acción” para establecer los requerimientos del país y sus diversos actores sociales. La solución positiva a la falta de democracia en las escuelas, liceos y universidades, pasa por el co-gobierno de los estudiantes, profesores y trabajadores, sólo así la dirección de las instituciones se encamina seriamente para conforman un proyecto en beneficio de la enorme mayoría del país, con su autogobierno las escuelas y universidades conforman un proyecto social y educativo en respuesta a las necesidades del pueblo, y no a la minoría capitalista que hoy es dueño y administradora de la educación.
Lucha contra la educación privada, lucha contra el capitalismo
Bajo esta petición se esconde el temor de la Confech para apuntar a la educación gratuita y estatal. El “fin al lucro” se lo proponen todos; así como los curas piden el fin del mundo. Cada reformilla tanto de los gobiernos burgueses como de los sectores políticos vinculados a ellos, “critican” el lucro. Pero ¿critican la estructura del sistema de educación privado o sólo las ganancias excesivas de los empresarios de la educación? ¿El problema se resuelve con “mayor regulación” por parte de un Estado controlado por los mismos dueños de los establecimientos, de los mismos empresarios? Sólo un gobierno de los trabajadores puede brindar una educación estatal, laica y gratuita para la totalidad del pueblo chileno, que no se funde en la propiedad privada. Y es por eso que la lucha contra la mercantilización de la educación es la lucha contra el capitalismo.
Basta de migajas: ¡educación gratuita para el pueblo!
La petición abstracta de "fin al lucro" queda al igual que la “autonomía”, en la indefinición. Es necesario, que la educación no sólo deje de ser “mercancía” sino que esté al servicio del pueblo independiente de lo que pueda pagar por la educación, es decir, la educación debe ser gratuita, laica y estatal. El negocio de las universidades y colegios privados es producto de la escasa cobertura que tiene la educación “pública” y del afán por crear nuevos “mercados” allí donde sea posible. El actual modo de financiamiento descansa en el endeudamiento eterno de los estudiantes para las universidades y los bancos, que ven en al alumno como millones de pesos en deudas. El sistema de becas y créditos no elimina la carestía, las becas en general son escasas y las intentan eliminar permanentemente; además cubren cierta cantidad de la deuda, fomentando la ruina de muchos y el enriquecimiento de unos pocos. Por ende, no se le debe exigir al gobierno y a los administradores capitalistas de la educación un mejoramiento de la becas y los créditos, afirmando su carácter privado; debemos avanzar hacia el acceso popular a la universidad, gratuito y laico, que sólo se construye mediante el co-gobierno y la garantía de que es el pueblo y no sus opresores quienes deciden el tipo y modo de educación que quieren. Los criterios empresariales deben ser reemplazados por criterios populares, donde el desarrollo íntegro y pleno de los hijos del pueblo se anteponga a su calificación como simple mano de obra. El pueblo necesita más matriculas, mejor preparación técnica e intelectual, más cultura y educación, para construir independiente y conscientemente su futuro.
Contra todos los mecanismos de selección: por un sistema de bachillerato nacional
La crítica a la PSU no es nada nuevo, es en realidad una “petición mínima”. Pero la Confech , con sus abstracciones y ambigüedades no habla de la necesidad urgente de sencillamente eliminar todos los mecanismos de selección que separan al pueblo de la universidad. Los ricos y los patrones siempre han tenido sus universidades. La garantización del derecho a la educación está todavía por conquistarse para el pueblo. Sólo una institución fundada en la división más profunda de la sociedad, en las contradicciones de clases, necesita seleccionar, discriminar y dividir.
El petitorio "rechaza" este medio de selección, en cambio propone su cambio por otro sistema, que, dado el carácter clasista y burgués de la educación chilena, será sólo un mecanismo análogo. La PSU debe ser eliminada y no “sustituida”. El “nuevo sistema de selección” no debe ser sino el que permita la incorporación definitiva de los hijos del pueblo a la educación técnica e intelectual. La nueva política de acceso que propone en abstracto la Confech no da ninguna respuesta concreta. Necesitamos ampliar significativamente el número de matrículas y generar un sistema de bachillerato nacional donde todos puedan incorporarse y desarrollar sus facultades.
Las próximas movilizaciones: a superar el reformismo
No es extraño que la CUT , el Colegio de profesores y la Confech , que todas las organizaciones controladas por el PC y la Concertación , definan este año como de movilización y lucha. Deberían agregar: movilización electoral. El estilo burocrático de la Confech sólo pretende instrumentalizar con fines electoralistas la lucha por una educación al servicio del pueblo, señalándole plazos y ritmo; dictándole el cómo y el Porqué.
Pero esto no significa que debamos restarnos de estas movilizaciones. Debemos profundizar las demandas y reivindicaciones, promover la participación más amplia y revolucionaria, pero siempre denunciando al reformismo y demostrar que la organización y lucha verdadera, para la real transformación revolucionaria de la educación chilena, puede conseguir la victoria.
Debemos vincularnos con los trabajadores más humildes, con el conjunto del pueblo y los oprimidos, con los sindicatos, con las asociaciones de empleados y funcionarios, a sus bases, superando las barreras de las cúpulas burocráticas. Así mismo, si la Confech no posibilita la vinculación entre las federaciones, si no permite la discusión en las bases, si impone plazos y petitorios mediocres, debemos sobrepasarlos, impulsar coordinadoras y asambleas que unan las demandas de los estudiantes y no de sus dirigentes y partidos burgueses; que los estudiantes exijan en la acción, desde los paros y tomas, y no desde los sillones de comisiones traidoras y mesas de negociación a espaldas de las bases. Debemos recuperar nuestras organizaciones estudiantiles, y si es necesario, crear nuevas formas de organización y lucha, que nos lleven a la victoria.
FRENTE ESTUDIANTIL
REVOLUCIÓN PROLETARIA
Mayo, 2011
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Publicado por Revolución Proletaria para REVOLUCIÓN PROLETARIA el 5/04/2011 09:15:00 PM
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