“Gina Haspel, de las cárceles clandestinas a
la cabeza de la CIA”
Gina
Haspel reemplazará a Mike Pompeo como directora de la CIA. Primera mujer en
acceder a este puesto en Estados Unidos, es conocida por haber sido una adepta
del uso de la tortura como método de interrogación
Gina Haspel se
podría volver la primera mujer en tomar las riendas de la CIA. Fue nominada
para el cargo este 13 de marzo por el presidente Donald Trump, para reemplazar a Mike Pompeo, quien avanzó al puesto de secretario de Estado tras la destitución sorpresiva de Rex Tillerson. Estos
cambios en el seno de la administración estadounidense recompensan a una de las
personalidades más controversiales del contra-espionaje norteamericano.
A
sus 61 años, Gina Haspel, hasta ahora la segunda al mando de la agencia de
investigación, es respetada y criticada en el seno de la CIA por la oposición
demócrata y las organizaciones de defensa de los derechos humanos, como lo dice
el New York Times. En efecto, su nombre está asociado al uso de la tortura y
del secuestro de sospechosos de terrorismo. En 2002, dirigió una de las
primeras cárceles clandestinas –o “black site”– en Tailandia.
La tortura de Abou Zoubaydah,
entre el oscuro historial de Haspel
Allí
fueron interrogados, bajo su dirección y en condiciones muy criticadas, Abd
al-Rahim al-Nashiri y Abou Zoubaydah. Este último fue sometido al suplicio del
waterboarding –simulacro de ahogo– 83 veces en un mes, fue víctima de repetidas
humillaciones sexuales y lo privaron del sueño por largos periodos. Perdió un
ojo a causa de estos tratos. Su “interrogatorio” fue, luego, citado como
ejemplo en varios informes parlamentarios que documentaban el uso de la tortura
por los agentes de la CIA.
Las
críticas cada vez más vehementes contra el uso de la tortura para obtener
informaciones de sospechosos de terrorismo frenaron el ascenso de Gina Haspel
dentro de la CIA. Además porque se comprobó que en 2005 destruyó fotos y
documentos que ilustraban las técnicas de interrogación usadas en la cárcel
clandestina tailandesa. En 2013, la senadora demócrata de Californa, Dianne
Feinstein, puso todo su peso político en la balanza para evitar la nominación
de Gina Haspel como directora de las operaciones clandestinas de la CIA.
Incluso llamó al presidente de ese momento, Barack Obama, personalmente, para
presionarlo de no ascender esta controvertida personalidad del mundo
investigativo.
El nombramiento concluye el
debate sobre la posición de Donald Trump frente a la tortura
Pero
para Donald Trump, es la dama de hierro que la agencia necesita. Cuando el
presidente republicano la ascendió como segunda al mando de la CIA, en febrero
de 2017, los defensores de los derechos humanos se sublevaron: “Esto termina
por darle más responsabilidades en el seno de una de las agencias más
importantes del Estado a alguien que dirigió una operación totalmente ilegal
(los “black sites” se cerraron y el uso de la tortura se prohibió en 2009,
NDLR)”, le declaró al New York Times John Sifton, vocero de Human Rights Watch.
En Europa, una ONG le pidió al ministerio público alemán, en junio de 2017,
emitir un mandato de arresto internacional contra Gina Haspel por su rol en el
uso de la tortura como método de interrogación.
Las
ONG se arriesgan a no saber con quién más quejarse tras el ascenso de esta
mujer a la cabeza de la CIA. Sobre todo, esta nominación concluye el debate
sobre la posición de Donald Trump frente al problema de la tortura. Durante la
campaña presidencial, dio a entender que estaba a favor y luego cuestionó su
eficacia, poco después de su llegada a la Casa Blanca, antes de volver a
cambiar de opinión a finales de 2017, asegurando que “la tortura funciona”. Con
la nominación de Gina Haspel, se adhiere al lado más duro de la CIA.
Relacionadas:
*****
No hay comentarios :
Publicar un comentario