“No jueguen con nuestro
Dolor
He guardado un
profundo y doloroso silencio al enterarme de los últimos días del gobierno
anterior. Me siento en duelo. Si rompo mi silencio autoimpuesto se debe al
hecho que se me hace insoportable que las más altas autoridades de un gobierno
democrático realicen actos de tal envergadura, como es el burlarse del dolor de
quienes precisamente lo dimos todo para recuperar la democracia.
Estimo que lo sucedido con Punta Peuco es
una falta de respeto cruel con el dolor de las víctimas y con nuestra sociedad.
Quien gobernó fue Michelle Bachelet y ella es la que debe dar las explicaciones
de lo sucedido. Ella tuvo 4 años para hacerlo, pero hoy resulta evidente que no
tuvo las ganas ni la voluntad política.
No obstante, considero que también son
responsables los gobiernos de la Concertación, de la derecha y de la Nueva
Mayoría. ¿Hasta cuándo se deja en las espaldas de las víctimas la
responsabilidad de portar la bandera de los DD.HH?
Una sociedad sana políticamente, debiera
tener como bandera el respeto incondicional a los DD.HH., por cuanto la
evolución de la humanidad así lo demanda. En esto, no hay dos opiniones ni
colores políticos. Lo anterior no es motivo ni materia de discusión en los
países desarrollados con democracias maduras, donde los valores como la verdad
y justicia no están en entredicho, países donde los culpables condenados por la
justicia son severamente castigados cuando vulneran estos derechos
preexistentes.
Sobre las responsabilidades que le competen
al demócrata de última hora, Jaime Campos, con relación a su gestión, solo
puedo agregar que, si el presidente hubiese sido un hombre, no habría actuado
de la misma forma, ni mucho menos habría comentado su actuación como lo hace
ahora. Se ha retratado de cuerpo entero.
No son estos precisamente los valores y
señales que debemos dar a las próximas generaciones, si se pretende instaurar
un modelo de sociedad en el que no existan ciudadanos de diferentes categorías,
donde no exista racismo, y con inmensas desigualdades como la las que existen
en estos momentos.
Yo no soy la mujer símbolo a la que pueden
usar para mandar recados sobre los delincuentes que han vulnerado los DD.HH., o
la mujer símbolo con la cual se comprometió Bachelet al cierre de Punta Peuco,
como si esto fuera una cuestión personal. Cuando debería ser toda la sociedad
que a gritos pide su cierre. Que lejos estamos de la comprensión en plenitud de
los DD.HH.
Personalmente, me encuentro vejada, triste y apenada, solo me queda la esperanza que algún día mi país sea distinto.”
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¡Juicio y castigo sin beneficios
a los genocidas!
¡Verdad, Justicia y Memoria!
¡La sangre de l@s nuestr@s jamás
será negociada!
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