Masacre de Trelew:
Cuando la memoria se convierte en justicia
“¿Quién olvida? Una vez más entra en juego el masaje a escala mundial de
los masa media. No se oye, no se lee más
que Munich, Munich. No hay lugar en sus
canales, en sus columnas, en sus mensajes, para decir entre tantas otras cosas,
Trelew” Julio Cortázar, El Libro de Manuel.
El Colectivo Acción Directa, desde Santiago de Chile, se suma a la
exigencia de VERDAD Y JUSTICIA.
40 años
se cumplieron el pasado 22 de agosto de la Masacre de Trelew, donde 19
prisioneros políticos fueron fusilados en la Base Almirante Zar por miembros de
la Marina argentina. Este 15 de octubre, tras un extenso juicio promovido
Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y en la que los familiares de las
víctimas actuaron como querellantes, se sentenció a los culpables del hecho.
Por
Pía Argagnon, desde Buenos Aires,
Argentina.
A
comienzos de 1970, la pequeña ciudad de Trelew (Chubut) era un paraíso para sus
habitantes. Rodeados por la soledad y el aislamiento, quienes vivían ahí se
sentían lejos de los sobresaltos que habían afectado a otras provincias en
aquellos convulsionados años.
No
obstante, esa calma se vio interrumpida a mediados de 1972, cuando los miembros
del gobierno dictatorial de Alejandro Lanusse decidieron enviar a un
grupo de presos políticos al penal ubicado en la vecina ciudad de Rawson.
Eran militantes de organizaciones políticas como las Fuerzas Armadas
Revolucionarias, el Ejército Revolucionario del Pueblo y Montoneros, que debían
estaban siendo alejados de ciudades como Buenos Aires, Córdoba, Tucumán o
Rosario. De pronto, la ciudad se llenó de gente que venía a visitar a los
presos, personas comunes y corrientes que visitaban a personas también comunes
y corrientes recluidas por sus ideales. El terror se disipó y la solidaridad
surgió: se creó un Comité de Solidaridad con los Presos Políticos del Penal,
quienes hacían visitas periódicas a los jóvenes recluidos y les llevan
alimentos, diarios y cigarrillos.
Pero
los militantes encarcelados tenían una misión: reincorporarse a la lucha. En
una entrevista realizada en el marco de los 40 años de la Masacre, Celedonio
Carrizo, preso político recluido en el Penal de Rawson, nos relató: “Siempre
que un militante cae, tiene que buscar la libertad por todos los medios. Por la
vía legal, primero y, de no ser posible ésta, la fuga. Dentro del Penal, se
trabajaron en distintos planes de fuga: Se trabajó un tiempo sobre la
construcción de un túnel, pero se desechó por las condiciones del terreno.
Había muchas piedras, mucha humedad, no teníamos cómo sostener las paredes.
Después hubo otro plan de fuga que era con un avión propio, pero no se realizó
porque no se pudo hacer volar el avión. La tercera alternativa era la de tomar
un avión comercial, que fue la que se optó definitivamente”.
La Fuga
El 15
de agosto del 1972, los presos políticos se tomaron el penal de Rawson y un
grupo de ellos salieron rumbo al aeropuerto de Trelew para abordar un vuelo
comercial que sería desviado a Chile. “Los compañeros que participaron en la
fuga se eligieron de acuerdo al nivel de cuadros que existía al interior del
Penal y a la necesidad de reincorporarlos a la lucha afuera, esa era la
necesidad. La cantidad de compañeros a fugarse, rondaba entre los 120, más o
menos. Si todo hubiera salido bien, nos íbamos todos”, agregó Carrizo.
No
obstante, algo falló. Una vez tomado todo el penal, los presos debían abordar
un grupo de camiones conducido por el equipo de apoyo externo de la fuga, en
los cuales se movilizarían hasta el aeropuerto de Trelew. Dichos camiones nunca
llegaron, pues las señales dadas desde el interior del penal no fueron
entendidas correctamente. Solo ingresó un vehículo de un militante que estaba
cerca del lugar, quien decidió devolverse una vez que se dio por fracasada la
operación.
Finalmente,
8 militantes salieron del penal en ese vehículo rumbo al aeropuerto, mientras
los demás se quedaron llamando a taxis desde el interior del penal. Solo
consiguieron 3 taxis, en los que se subieron otros 19 presos. Al llegar
al aeropuerto, vieron que el avión que debían abordar ya había iniciado el
vuelo. Para no poner en riesgo a los compañeros que estaban a bordo, decidieron
dejar que partiera y tomar el aeropuerto, transando su rendición solo una vez
alcanzadas las condiciones que les asegurar su vida.
Los
militantes que lograron abordar el avión eran miembros de las direcciones
políticas de las tres organizaciones que planearon la fuga. Entre ellos estaba
Mario Santucho (ERP), Marcos Osatinsky (FAR) y Fernando Vaca Narvaja
(Montoneros), este último es hoy el único sobreviviente de ambos grupos de
evadidos.
El
avión que abordaron logró llegar Chile, como el plan lo señalaba, aterrizando
en la ciudad de Puerto Montt. Desde ahí fueron trasladados por funcionarios del
Gobierno de Salvador Allende hasta Santiago, lugar en el que permanecieron
hasta que el Presidente les entregó la autorización para abandonar el país y
volar con destino a Cuba.
La
Masacre
Los 19
presos fugados que permanecieron en el aeropuerto de Trelew se mantuvieron ahí
hasta que lograron pactar con un juez, en presencia de una multitud de
periodistas, las condiciones de su rendición. Entregaron las armas y se
pusieron a disposición de la justicia bajo la condición de que se les
garantizara la vida y fueran trasladados nuevamente a una cárcel pública en
presencia de abogados y periodistas. Desde un principio, las autoridades
militares no cumplieron el acuerdo: fueron bajados a mirad de camino los
abogados y periodistas que cubrían el traslado y fueron llevados a dependencias
de la Marina.
Una
semana después, en la madrugada del 22 de agosto de 1972, 16 de ellos murieron
y 3 sobrevivieron tras un confuso incidente en la Base Almirante Zar. Más
tarde, a centenares de vecinos de Trelew, Rawson y Puerto Madryn les allanaron
sus casas y otros tantos fueron detenidos por haber contribuido en los planes
de los guerrilleros. ¿Habrán ayudado los vecinos del lugar al plan de fuga
consciente o inconscientemente?, ¿Habrán intentado fugarse nuevamente los
militantes recapturados, a pesar de las condiciones en las que estaban
recluidos?, ¿Habrá sido un acto premeditado por la Marina o la Junta Militar en
represalia por la fuga?, Fueron las dudas a las que dio pie la versión oficial
entregada por la Marina en los días siguientes, las cuales pudieron disiparse
gracias al relato de los tres sobrevivientes. Lamentablemente, María Antonia
Berger, Alberto Camps y Ricardo Haidar, no pudieron vivir demasiado para
mantener la verdad en pie: los tres fueron asesinados por la Dictadura que
azotó a la Argentina entre 1976 y 1983.
Memoria
y Justicia
Después
de la larga oscuridad de la dictadura, este caso se mantuvo silenciado tras los
horrendos crímenes del terrorismo de estado. Tuvieron que pasar 35 años para
que se abriera la causa contra los responsables de la masacre. En ello,
contribuyó el contexto político y social que atravesaba la Argentina en el año
2004: un país que se levantaba tras la crisis económica, la gran movilización
social, la decisión del Gobierno de Néstor Kirchner de derrocar la Ley de
Obediencia y Punto Final, la persistencia de los familiares y amigos de las víctimas
en sus acciones por exigir justicia. También, tuvo una influencia no menor el
estreno del documental “Trelew” de Mariana Arruti, el cual despejaba algunos
enigmas que quedaron sin resolver tras las investigaciones periodísticas que en
caliente publicaron Tomás Eloy Martínez (1974) y Francisco “Paco” Urondo
(1973), y las denuncias difundidas por el documentalista Raymundo Gleyzer (Ni
olvido ni perdón, 1972).
Sobre
el juicio que se inició tras el estreno de su documental, Mariana Arruti
indicó: “Este es un juicio emblemático porque la concepción que se fue
construyendo daba como inicio del terrorismo de estado el 24 de marzo del 1976.
Trelew, junto a otros episodios, había quedado un poco en la oscuridad porque
estaba fuera de la última dictadura, donde se masifica y se sistematiza la
represión. Justamente lo que se está demostrando en este juicio es que Trelew
no es un hecho aislado, sino que es un hecho que reconstruye una genealogía de
la represión del estado mucho más larga. Independientemente del Golpe del 76,
las prácticas represivas del estado se venían construyendo desde hace mucho
tiempo atrás”.
Arruti,
quien actualmente se desempeña como encargada del material audiovisual del
Archivo Nacional de la Memoria (Secretaría de Derechos Humanos), destaca que
las investigación llevada a cabo por la Justicia Argentina “Está entregando el
andamiaje jurídico para poder demostrar los que ya todos sabemos, lo que todo
el mundo supo siempre: que es impensable que un grupo de personas armadas que
están en un aeropuerto con cien rehenes, con la posibilidad de negociar una
salida en avión, una semana más tarde se van a intentar fugar de una base
militar en la que estaban custodiados y desarmados. No hay lógica, ninguna”.
Durante
el juicio no hubo elemento alguno que probara la versión oficial difundida por
la Marina aquella noche de 1972, y que dicha Institución sosteniendo hasta el
término del juicio. No obstante, durante éste no se confirmó que la orden haya
provenido de Lanusse, quien presidió una reunión de la Junta Militar el día
anterior a la Masacre tras conocer la decisión del Presidente Allende de no
extraditar a los 8 presos políticos que llegaron a Chile y quien más tarde
ordenó un sumario que sirvió para ocultar la verdad de los hechos y proteger
por 40 años a los responsables directos del fusilamiento de los 19 presos
políticos.
El
fallo final entregado a las 13 hrs. del 15 de octubre pasado por el Tribunal
Oral Federal de Comodoro Rivadavia (Chubut) fue prisión perpetua para Emilio
Del Real, Luis Sosa y Carlos Mandarino, como “coautores responsables del
homicidio con alevosía” de 16 presos políticos y tres tentativas en el marco de
la denominada Masacre de Trelew, lo que implicó considerar este hecho como un
crimen de lesa humanidad. El Tribunal decidió absolver a los imputados Rubén
Paccagnini, Jefe en aquel entonces de la Base Almirante Zar, y a Juan Bautista,
redactor del sumario interno realizado tras los hechos, que había sido imputado
en calidad de encubridor. A su vez, los jueces pidieron insistir en la orden de
extradición que pesa sobre otro de los imputados de la Masacre, Roberto Bravo,
quien reside en los Estados Unidos y quien habría participado directamente en
el fusilamiento del 22 de agosto de 1972.
Nómina
de Víctimas de la Masacre de Trelew:
Fallecidos:
Alejandro
Ulla (ERP)
Alfredo
Kohon (FAR)
Ana
María Villarreal de Santucho (ERP)
Carlos
Alberto del Rey (ERP)
Carlos
Astudillo (FAR)
Clarisa
Lea Place (ERP)
Eduardo
Capello (ERP)
Humberto
Suárez (ERP)
Humberto
Toschi (ERP)
José
Ricardo Mena (ERP)
María
Angélica Sabelli (ERP)
Mariano
Pujadas (Montoneros)
Mario
Emilio Delfino (ERP)
Miguel
Ángel Polti (ERP)
Rubén
Pedro Bonnet (ERP)
Susana
Lesgart (Montoneros)
Sobrevivientes:
María
Antonia Berger (FAR – Muerto en 1977)
Alberto
Miguel Camps (FAR – Desaparecida en 1979)
Ricardo
René Haidar (Montoneros – Desaparecido en 1982)
Fuentes:
Film
documental “Trelew” (Argentina, 2004) de Mariana Arruti (http://www.youtube.com/watch?v=9ZMIIuyOgBA&feature=related
)
Corto
Documental “Ni Olvido ni perdón” (Argentina, 1972) de Raimundo Gleyser (http://www.youtube.com/watch?v=9m6998edHX4
)
TELAM
(15 de Octubre 2012): “La Justicia condenó a prisión perpetua a tres acusados
de la denominada Masacre de Trelew (http://www.telam.com.ar/nota/40830/
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario