Al nivel
global, subsiste cierta zozobra por la irresuelta recomposición del polo
capitalista europeo, el sostenido bajo crecimiento yanqui y la desaceleración japonesa
y china. No obstante éste escenario, las fuerzas que encarnan el Imperio tratan
de recuperar históricas tasas de ganancia y bregan por despejar todos aquellos
obstáculos que puedan impedirles cumplir su destino manifiesto como gobierno del
Sistema Capitalista Mundial (SCM).
Así, el
ajuste económico de las formaciones capitalistas relativamente más atrasadas de
la Europa del Euro, detrás del cual existe el deseo del capital Monopólico
Transnacional con base en el continente de estandarizarse y poder competir en
buen pie con los demás polos imperialistas, está logrando quebrarle la mano a
los Movimientos Populares (MP) que se
oponen a sus efectos.
Las
instancias donde se entienden los sectores dominantes mundiales: el G7, el Club
de París, el G20, FEM (o de Davos), etc., conjuntamente con las Instituciones
Financieras Internacionales (IFI), exigen
solidez de parte de los tres polos imperiales y ordenan el curso mundial de la
actual etapa de transición imperialista, la del Monopolismo-Transnacional.
Sin
embargo, tal avance a un renovado orden de cosas, en una profundización del
proceso más general de Transnacionalización, significa pésimas condiciones de
vida para los sectores más postergados del conjunto de las Formaciones
Económico-Sociales (FES). Por
doquier se deterioran las condiciones del empleo; para sostener la riqueza de
unos pocos sectores del centro imperial se inundan los mercados de capitales,
lo que acarrea la depreciación de las materias primas; el ingente crecimiento
económico de las potencias genera una escalada en el valor de los combustibles
y ello conduce al incremento del precio de variados alimentos, con los cuales
ya hacen su agosto los ricos productores del centro del SCM, etc.
Se ha
levantado una oleada de protestas en países islamitas, originada en la exposición
de un video y de un cómic, considerados blasfemos por el mundo musulmán y cuya
aparición busca incitar el odio de esos pueblos, para luego aprovechar el
vandalismo desatado para justificar las ‘guerras preventivas’ imperiales
desarrolladas en el área y las que vendrán. El problema para los instigadores
de esa maquinación es que les falló su intento de promoción del choque de
civilizaciones.
En medio
de una situación externa compleja, la economía chilena se puede ufanar de
cierto dinamismo y de un aumento de la productividad. Se supone que ello deriva
de altos precios de materias primas exportables y por la demanda de un reducido
segmento social. Pero la verdad sea dicha, esos logros sólo favorecen a unos
pocos, en cuyas manos se concentra la riqueza nacional y que blindados con una
democracia de baja intensidad, se han visto favorecidos por la inexistencia de un
Movimiento Popular unitario, extendido y ofensivo.
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