La temperatura político-social
cuando se desvanece enero en Chile
Andrés Figueroa Cornejo
1. Que el gabinete presentado el
24 de enero por la hace poco electa primera mandataria por un 25 % de la
población habilitada para sufragar en Chile, Michelle Bachelet, en general,
sólo confirma el mantenimiento de la administración de un Estado clave en la
organización geoeconómica, política y simbólica del imperialismo norteamericano
para Latinoamérica.
Los nombramientos de los
titulares de cartera –una anécdota en la orientación estratégica del
ultraliberalismo de manual que gobierna al territorio más austral del planeta
desde la segunda parte de los 70 de siglo XX- fueron primero promovidos y luego
aplaudidos por el empresariado y los representantes políticos de la derecha
tradicional aún en La Moneda.
No es preciso detenerse mucho
para conocer, por ejemplo, la función que cumplirá el nuevo ministro de
Educación (¿y eventual candidato presidencial para el 2018?), Nicolás
Eyzaguirre, ex ministro de Hacienda del ex presidente y luego funcionario de la
ONU por decisión estadounidense, Ricardo Lagos Escobar. Eyzaguirre fue
designado por esos mismos poderes como asesor y consultor del Fondo Monetario
Internacional (FMI, una de las fábricas mundiales de la deuda para volver más
dependientes a las economías ya dependientes) en plena tiranía pinochetista
asediada por el movimiento popular. 12 años después, bajo los gobiernos
civiles, fue premiado con el cargo de Director Ejecutivo del Departamento para
el Hemisferio Occidental del FMI. Asimismo fue parte del directorio del canal
13 de televisión abierta de propiedad del grupo Lucsik y uno de los medios
entrañables de los sectores más reaccionarios de la Iglesia Católica en Chile.
En la misma administración de
Lagos Escobar, Eyzaguirre, ante las demandas estudiantiles por la crisis
financiera del sistema de enseñanza superior, creó una forma de crédito universitario
para beneficio de la banca privada –no existe una pública en Chile- con aval
del Estado. Es decir, Eyzaguirre es uno de los funcionarios que gatilló el
histórico movimiento estudiantil contra el lucro en la enseñanza. Al conocerse
su nombramiento, el presidente de la Federación de Estudiantes de la
Universidad de Santiago no dudó en afirmar que “Su historia lo condena”.
La mayoría de las
individualidades que completan el Ejecutivo de Bachelet tiene vínculos de
parentesco o jugaron roles determinantes en materias energéticas y mineras con
destrucción ambiental –humanidad y naturaleza- durante los últimos años. Ello
resulta absolutamente coherente con el lugar de la economía chilena en la
organización internacional del capitalismo. El país de Salvador Allende hoy se
sostiene sobre la exportación primaria de commodities ligados al extractivismo
minero y maderero (celulosa); es plataforma financiera transnacionalizada; y
por el retailer (tiendas comerciales y supermercados que obran también como financieras)
en plena expansión transfronteriza. Es decir, capital financiero concentrado
que ordena la realización del saqueo de recursos naturales, la industria de la
deuda y la especulación, la seguridad social privatizada y en crisis, y la
desregulación absoluta de la explotación del trabajo asalariado. La
desigualdad meridiana de los ingresos es sólo una manifestación de las
contradicciones sociales producidas por uno de los más audaces procesos de
acumulación y reproducción del capital en el planeta.
Claudia Pascual es la primera
dirigenta del PCCh en acceder a un ministerio en más de 40 años, efecto de la
incorporación de esa tienda al compuesto liderado por Bachelet. Se trata de la
cartera, en teoría, destacada a enfrentar las formas más excluyentes de una
sociedad patriarcal. Pascual tiene los méritos para encarar con rigor y
seriedad esa y otras tareas. Sin embargo, los ministerios no operan como
estancos autónomos de la dirección ejecutiva estratégica de un gobierno
condicionado por los dictados imperialistas. La administración del Estado
antipopular chileno funciona como una totalidad de alta unidad de sentido. Y
ello sobrepasa las capacidades e intenciones de las personas en particular.
Claudia Pascual es antropóloga y lo sabe perfectamente.
2. Que el fallo de la Corte de la
Haya, como ya se ha señalado en textos previos, ‘favorecerá’ al Estado peruano.
Pero los Estados de Chile y Perú son eslabones necesarios para el sometimiento
de América Latina a los intereses norteamericanos. De hecho, Perú y Chile no
sólo sostienen fluidos acuerdos comerciales y financieros, sino que constituyen
la Alianza del Pacífico, tratado de libre comercio impuesto por el imperialismo
Usamericano, tanto para descalcificar el Mercosur, el Unasur y cualquier intento
de acuerdo comercial sobre fundamentos simétricos entre los países de América
Latina y el Caribe en la lucha de Venezuela y Cuba por dar pasos contundentes
hacia el fin de la dependencia político-económica; como para intentar
ralentizar la expansión china en los mercados del continente suramericano.
La llamada ‘política de las dos
cuerdas separadas’ entre los Estados de Perú y Chile para referirse al
mantenimiento de una actuación paralela entre los diferendos fronterizos y las
relaciones económicas, es una expresión abstracta salida del diccionario
diplomático y no de la realidad. La realidad corresponde a los acuerdos
comerciales, la tutela norteamericana y la Alianza del Pacífico. Por eso, más
allá de gestos mediáticos y declaraciones ambiguas, los dos Estados supeditarán
el fallo favorable a Perú a sus relaciones comerciales.
De todas maneras, más allá de las
puestas en escena por arriba, por abajo, organizaciones sociales y personas han
ofrecido significativas muestras de hermandad entre los pueblos, aislando el
relato y la conducta patriotera y belicosa de grupos abiertamente fascistoides
de ambos países.
3. Que mientras la lucha de los
trabajadores portuarios remece enero de 2014 y cobra la solidaridad activa de
sus pares en Europa y EEUU a través de la disposición a boicotear el arribo de
naves provenientes de puertos chilenos que no han logrado su paralización, el
gobierno y el empresariado debieron llamar a una mesa de negociación, hasta
ahora, ‘mesa de negación’ a las demandas laborales por parte del empresariado.
En la madrugada del 25 de enero, el gobierno y los portuarios alcanzaron un pre
acuerdo que debe ser refrendado por las corporaciones. Hasta hace muy poco los
trabajadores negociaban sus demandas sin desmovilizarse, mientras el Estado empresarial
decía negociar, pero sin dejar de reprimir violentamente el movimiento.
La huelga portuaria ha afectado
las fibras sensibles de un capitalismo exportador. De ello y de su voluntad
insobornable y organización radicalmente democrática dimanan sus fueros. Como
se ha mencionado antes, la batalla de los portuarios, más allá de los pesos, ha
encarnado un capítulo ejemplar de la resistencia de los trabajadores contra el
subcontratismo y la tercerización, tendencia actualmente predominante en las
relaciones capitalistas para extraer un mayor excedente de la explotación
humana y de la expoliación de recursos naturales. Al interior del país, los
portuarios han recibido la solidaridad de otros sectores del sindicalismo en
lucha, estudiantiles y Mapuche. Y la población, en general, aprueba el combate
sensiblemente, pero de manera inorgánica.
Quedan pendientes entonces y por ahora, la firma
empresarial al pre acuerdo, la evaluación crítica del comportamiento obsecuente
de la dirección de la Central Unitaria de Trabajadores y sus consecuencias
políticas en el campo del trabajo organizado, y las potencias del pueblo
trabajador para refundar un sindicalismo de lucha, independiente de los
intereses estatales y del capital.
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