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domingo, 4 de septiembre de 2011

SEPTIEMBRE SE LLAMA ALLENDE: NUESTRO MEJOR HOMENAJE LA UNIDAD DE LOS ANTICAPITALISTAS.

4 DE SEPTIEMBRE DE 1970: UNA NUEVA ESPERANZA RECORRIÓ LOS CAMPOS Y LAS CIUDADES DE CHILE.

        Hace exactamente 41 años atrás, en nuestro país, mediante el sufragio universal, la coalición de partidos de izquierda tradicional, la Unidad Popular, obtuvo la primera mayoría relativa, lo que le permitía aspirar, seriamente, a disponer del aparato ejecutivo, cúspide del Gobierno en Chile, debido a su carácter presidencialista, consagrado en la Carta Fundamental de 1925.
        Sin embargo, el triunfo de la UP, no se debió sólo al concurso de los votos que, con esperanza, depositaron obreros, campesinos, los pobres, la pequeña burguesía comprometida con los cambios sociales, en las urnas.  De igual modo, influye el error de cálculo de la burguesía, que divide en dos sus candidaturas.  Una que propone finalizar con el modelo nacional-desarrollista y otro que postula su relanzamiento.
        Recordemos, que el modelo de crecimiento hacia adentro o nacional-desarrollismo o capitalismo paternalista, estaba en franca descomposición desde 1955.  No se había generado un mercado interno de peso y el imperialismo había consolidado sus posiciones en las áreas más dinámicas de la industria, además de la propiedad del cobre en manos gringas.  Importante es señalar, los intensos grados de concentración de la industria en Chile, iniciados en la década de los ’50, fenómeno estudiado por el Careraja R. Lagos, que finalizaba con la petición de la socialización de los medios y fuentes de la producción (nosotros los de ayer ya no somos los mismos).
        El Gobierno de la Unidad Popular, en sus mil días de existencia, avanzó en el compromiso establecido en las 40 medidas de su Programa.  Nacionalizó el cobre y las riquezas naturales.  Expropió algunas industrias y profundizó la Reforma Agraria.  Por otra parte, devolvió tierras al Pueblo-Nación Mapuche.
        Hito fundamental del período 1970-1973, fue el proceso de generación de embriones de Poder Popular.  Ese Poder, se expresó en la acción directa, a través de tomas de terreno, fábricas, fundos, liceos y universidades.  Hacia 1973, el proyecto estratégico pasaba por la construcción de los Comandos Comunales y Comandos Provinciales.
        Si bien, la UP estaba hegemonizada por sectores Reformistas, su sola existencia potenciaba el quehacer de los otros sectores, los que buscaban la construcción del Socialismo por los caminos que ya habían trazado otros pueblos.
        El golpe militar de 1973, viene a resolver el conflicto de clase planteado.  El Movimiento Popular ya estaba cuestionando las bases del sistema de dominación capitalista, “los rotos le estaban tocando el potito a la legalidad”.
        La burguesía monopólico-financiera, generada en la década de los ’50 en Chile, apoyada por el Imperialismo, básicamente norteamericano, desata la violencia extrema, utilizando a las FFAA, su instrumento de fuerza monopólica, para derrocar un Gobierno que era un mal ejemplo para sus vecinos.
        Se instala una Dictadura Militar, subordinada a la burguesía monopólico-financiera, que hegemoniza al bloque en el poder.  Su proyecto histórico pasa, por modernizar Chile, convertirlo en una gran bodega, asumiendo un modelo de crecimiento hacia fuera, basado en las ventajas comparativas.
        Algunos, muchos, despistados, que se cansaron de pensar y que repiten como papagayos lo que les dicta el Reformismo, señalan que el nuevo modelo se denomina NEOLIBERALISMO.  Es tanta la desidia, que con espanto podemos leer que el ‘neoliberalismo’ se instaló en Chile hace exactamente hace 40 años. 
        El imperialismo, que se fortalece luego de la crisis de los ’70, caminaba hacia su Segunda Fase, la que se acelera con el fin del Socialismo este-europeo.  Chile, no era más que un peón dentro de esa estrategia, que en América Latina necesitó de dictaduras, para luego pasar a democracias de baja intensidad o democracias gorilas.
        Lo sucedido el 11 de septiembre de 1973, nos debe hacer entender que los caminos son otros, que son más largos, que debemos educar y educarnos en la experiencia, en la memoria dura, que nos fortalece.  No podemos caer en el mismo sendero.  Por eso, cada paso que demos, por diminuto que sea, debe estar encauzado en la construcción de un Poder Popular que aplaste a la reacción, en todos los planos.
        Sin caer en las explicaciones históricas a “lo nariz de Cleopatra”, que busca explicar los procesos históricos en las famosas individualidades, es necesario detenerse en el Compañero Salvador Allende. 
        El Camarada Salvador, vivió toda su vida enmarcado en los rigurosos límites de las políticas reformistas.  Sin embargo, su último día de vida, lo vivió con intensidad, como lo viviría un Revolucionario.  Su ejemplo inmortal, su impecable trayectoria política, su vida entregada a mejorar la calidad de vida de trabajadores, campesinos, mujeres y niños, lo elevan por sobre la actual podredumbre, donde no existe política, sino que plena farándula.
        Algunos, lo convierten en icono del Reformismo.  Otros, le endosan la causa de la derrota del Movimiento Popular.  Los más, lo esconden, pues saben que es un peligro, ya que agita esa memoria rebelde, que se expresa en cada acción anticapitalista.
          El sistema de dominación capitalista nos lleva la delantera.  Nosotros, dispersos, cuidando la “parcelita”, tratando de imponer nuestros puntos de vista.  Mientras tanto, los que viven y sufren la explotación, no encuentran los canales por donde poder expresar el legítimo descontento.
          Algunos apuestan a lo social, no contaminándolo con lo político.  Otros apuestan a la politización de lo social.  Algunos apuestan a la fuerza social revolucionaria.  Otros, apuestan a lo electoral.  Otros, apuestan al camino autónomo, fuera del espacio de la legalidad burguesa.  Unos apuestan al formato ochentero, otros privilegian la protesta en los centros cívicos.  Y así, un sinnúmero de variantes, luego de la Segunda Derrota del Movimiento Popular signada en 1986, cuyos efectos son notorios todavía.
        Es por lo anterior, que la idea de Federación, que busca potenciar los esfuerzos aislados, es, pensamos, uno de los posibles caminos de rearticulación. Una Federación en donde todas las Organizaciones mantengan su naturaleza, bajo el principio “de cada quien según sus capacidades” Nuestro principal objetivo, hoy, es despertar al dormido, que a veces somos nosotros, para luego pasar a su organización.  Recordemos que todavía no remontamos la desarticulación del Campo Popular, que debe estructurarse tras la defensa de todas las Demandas, todas las luchas, todos los sueños.  Lo que viene después todos lo pergeñamos.  Pese a todo, la primera tarea, que es de esfuerzo, tenacidad, perseverancia, es a la que debemos abocarnos en lo inmediato.  Vivimos todavía un período de reflujo de la lucha de clases, en donde incluso hacer política o prácticas primarias, pasan por políticas revolucionarias.  Es más que evidente que los Trabajadores y las Trabajadoras, la pequeña burguesía, todavía siguen atrapados bajo las “delicias del capitalismo”, pagaderos en módicas cuotas mensuales.
        Hace exactamente 41 años, los Pueblos y los Trabajadores, fueron a las elecciones, pensando en que ese camino abriría las condiciones al Socialismo.  Pensando en que la burguesía, la patronal, respetaría la decisión mayoritaria.  Sabemos cómo concluyó esa experiencia. 
        De todos y todas, depende que no se vuelva a repetir.
        Este 11 de septiembre debemos impulsar la Protesta Popular “DESDE LA MEMORIA HACIA LA VICTORIA” y participar en el acto unitario de las fuerzas sociales y políticas anticapitalistas en el Patio 29.


¡A CONSTRUIR PODER POPULAR DESDE LO COTIDIANO!

¡SÓLO LA LUCHA Y NUESTRA UNIDAD NOS HARÁ LIBRES!

¡NUESTRO MEJOR HOMENAJE A LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS CAIDOS EN COMBATE EN POS DEL SOCIALISMO, ES REEMPLAZARLOS EN ESA LUCHA!

COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA.
SEPTIEMBRE 04 DE 2011.


“SEPTIEMBRE SE LLAMA ALLENDE”.

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