Crítica a Análisis Coyuntural de OCL.
Organización Comunista Libertaria.
Agosto de 2011
Durante agosto pasado, recibimos los análisis de coyuntura tanto de la OCL como del MIR. En ambos, la temática central gira alrededor del movimiento social que hoy se encuentra en alza, tratándose en ellos de aprehender en su máxima extensión y profundidad el fenómeno y de extraer las consecuencias y perspectivas para el porvenir, desde la mirada de los que luchan. Ninguno de los dos trabajos explicita que el catalizador del actual proceso de movilización social es la activa, inclaudicable y rebelde decisión de los estudiantes secundarios y universitarios en pos de romper con la pauperizada educación pública, la que les impone la burguesía y los servidores de turno del modelo actual. No lo dicen, pero es obvio que esos jóvenes son los que, en su empuje, han logrado arrastrar a parte importante del Profesorado y de los Co-docentes, además de dar cobertura a la expresión de otros sectores de trabajadores y de variadas orgánicas político-sociales.
ACERCA DEL ANÁLISIS DE LA OCL:
Al inaugurar su aporte, los compas confunden “estado de crisis” con ‘agitación social’. Y afirmamos esto por cuanto, de existir la primera situación anotada, significaría la imposibilidad de gobernar de los de ‘arriba’ y el extendido convencimiento de los de ‘abajo’ de no querer vivir como solían, ambos fenómenos aún alejados de la coyuntura. De hecho, si bien la movilización en curso ha tenido un escalamiento a través de los últimos tres meses, ella se ha expresado en varios momentos, importantes y extendidos al nivel nacional, pero restringidos a ‘jornadas’ de una gran expresión de descontento social.
De nuestra observación al texto OCL, podemos además inferir una apreciación de más largo aliento. Ella es que, dentro de ciertos límites, la agitación y las jornadas de expresión masiva de descontento actuales se han ido configurando en un símil al ciclo de “Protestas Populares” de los “80.[1] Seguramente, los sectores más consecuentes al frente de los estudiantes y de los otros sectores activados, esperan que la escalada que se implementa, aparte de sumar nuevos contingentes, lleve a incrementar cualitativamente el nivel del enfrentamiento. Lo que podría diferenciar el ciclo de movilizaciones en curso con el de los “80, no obstante teniendo en cuenta las especificidades de los diversos contextos, es la frecuencia de su despliegue: semanal, ahora y mensualmente, entonces.
Es correcto apuntar a que uno de los talones de Aquiles del actual gobierno, lo que era previsible, es la estrecha relación entre la gran burguesía y el ejecutivo y representantes de la derecha política. Cuando se suceden los casos de corrupción, de conflicto de intereses, de estafas masivas por parte del sector financiero-comercial, etc., estos rápidamente salpican a unos y otros.
¡Qué acertada la visión de un modelo político-social que posee un estrecho margen para manejar y soportar la demanda social! Efectivamente, a diferencia de la anterior y largamente recurrida práctica del ‘Estado de Compromiso’ (durante gran parte del siglo XX), a partir de la imposición dictatorial del modelo de Monopolismo-Transnacional (MT), de un carácter extremadamente excluyente y súper-explotador, se ofrece al Bloque Político de Estado una constreñida base para maniobrar políticamente las necesidades y demandas que el mismo sistema genera y reproduce. Ahora, si bien esa escasez fue sorteada con relativo éxito por la Concertación (20 años de gobierno es un lapso no menor), merced al vapuleo ideológico de la “medida de lo posible” y el recurso del ‘cuco’ (o sea, los milicos), el cuento ha sido diferente para la derecha política, toda vez que prometió “Cambios”.
En el texto, faltó agregar que la debacle política derechista podría haber sido peor, de no ser porque éste sector entregó a la discusión ciertos proyectos de ley durante el período, de los que inclusive la Concertación se abstuvo: descanso postnatal extendido, fin progresivo del 7% por descuento de salud a los pensionados, una especie de contrato para protección patrimonial de parejas no formalizadas, etc. Claro que se puede argüir que todos ellos iban con su respectivo recorte y que evidentemente buscan granjearse apoyo social, pero igualmente esas propuestas lograron calar en ciertos sectores populares y medios.
En lo concerniente a la Concertación, que actúa como Grupo Mantenedor del sistema, podemos agregar que sus aspiraciones de sobrevida y de incidencia en la coyuntura han ido confluyendo con las prácticas ideológicas del reformismo. No obstante, si bien sus direcciones siguen muy lejos de concitar algún apoyo importante entre el electorado, igualmente sus bases participan en toda la movilización y agitación social, lo que debe ser aprovechado por los sectores más consecuentes, dando cobijo a esas expresiones e incrementando de paso las contradicciones internas que esas fuerzas presentan al recrudecer el accionar del MP.
Mientras el binomio Concertación-Reformismo apuesta a un Plebiscito y a la reforma constitucional, los que efectivamente parecen destrabar la impasse política desde ‘arriba’, la izquierda revolucionaria (IR) y vastos sectores de avanzada del MP han levantado la lucha por un movimiento por la Asamblea Constituyente, lo que implica una elevación en el nivel político-ideológico y organizativo desde ‘abajo’. Obviamente, ésta última iniciativa tendrá un carácter rupturista en la medida de la convicción proletaria y popular de su dirección, la que a su vez debe tener conciencia que tal construcción de fuerza social es un pilar más dentro de una estrategia de enfrentamiento más amplio y en todos los terrenos contra nuestros enemigos de clase. Por esta vía, más integral y profunda, será posible liquidar cualquier intento de acuerdo por ‘arriba’ y avanzar en pos del cambio social profundo.
El Reformismo hace lo suyo, siendo interesante en el período observar como sus dirigentes de base, al interior del movimiento estudiantil (ME), se ven en la necesidad de ajustar su paso a las demandas del conjunto de las fuerzas movilizadas, no pudiendo desatender los acuerdos en cuya determinación priman sectores revolucionarios. No ocurrió así durante la “Revolución Pingüina” del 2006, donde rápidamente aquella ‘enfermedad senil del Comunismo’ infectó y abrumó a ese otro gran movimiento.
Seguramente, mucho antes de llegar a un 1% de aprobación al gobierno (y como está ocurriendo),[2] el Bloque en el Poder, las fuerzas del Imperialismo, los gobiernos del centro del Sistema Capitalista Mundial (SCM) y la Iglesia, unos y otros o todos juntos (dependiendo ello del grado de peligro y los sectores del Bloque afectados), darán los pasos necesarios para lograr un acuerdo por ‘arriba’ con los más dóciles, amagando cualquier intento serio de disputa de su poder. No obstante, será labor de los revolucionarios tratar de llevar el enfrentamiento hasta el final o, por lo menos, hasta dejar simientes para el siguiente ciclo de alza del MP. Es en este bregar que se pueden abrir fisuras entre los miembros del Bloque en el Poder y al interior del Bloque Político, y entre estos y las fuerzas del Imperialismo y decimos esto, por cuanto las contradicciones entre las fuerzas de la reacción no se expresan abiertamente en tiempos de paz social, sobre todo cuando el SCM se encuentra bajo la égida del MT; es el recrudecimiento de la guerra de clases la que las hace expresarse en rigor.
Si bien concordamos con el texto, acerca que el MP en curso tiene un recorrido de más de una década, no podemos negar que luego del triunfo electoral de la derecha se produjo un reflujo de él de casi un año. Sólo la movilización por mejoras salariales de los trabajadores del sector público, de noviembre-diciembre, vino a romper esa declinación. Luego se sumaría la lucha de los magallánicos, de los sectores afectados por el 27-F y rematando, el ME, el cual renace en mayo, justo cuando el gobierno creía que todo era calma. En este ciclo de movilización en curso, se notó desde la partida una impronta de independencia de clase y de mayor radicalidad, comparado con otros desde 1990, lo que ha llevado a dificultar (no a perder) la iniciativa política gubernamental. Al avanzar tan raudamente, la inmensa ola de agitación social descolocó al Reformismo y a los Grupos Mantenedores, impidiéndoles incidir sobre sus determinantes y sólo pudieron atinar a un seguidismo del movimiento. Pero, como todo lo bueno tiene su fin y ya parece llegar la hora de las ‘mesas de diálogo’, las fuerzas de la Concertación, que son expertas en esto del muñequeo y del aplacamiento social, nos demostrarán nuevamente todo su garbo.
En esta estrategia más global de aplacamiento de la demanda y la lucha social, el Bloque Político resaltará las medidas que sean más inocuas para ellos, mientras que todo el aparato ideológico y mediático ‘olvidará’ toda otra impetración. Es decir, dependerá de los sectores populares el que la lucha por las reivindicaciones más rupturistas siga vigente y ordenando estas la agenda del MP.
La IR, luego de la importante derrota de 1986; con un grado extremo de fragmentación; con una pobre inserción en los frentes sociales; enemistada o muy alejada entre sus diversas expresiones, sencillamente se ve impotente de articular alguna dirección más preclara al frente del MP o, al menos, de entregar alguna orientación frente al proceso. No obstante, nos asiste la convicción que del presente ciclo de agitación social extendida, surgirán los sujetos de renovados contingentes revolucionarios. En todo caso, en oposición a lo asegurado por el texto y como en el tango, “que 20 años no es nada” parece ser un lema común de los constructores de futuro.[3]
Quizás antes de dar “audaces saltos”, tanto en el desarrollo de nuestras fuerzas como en nuestra incidencia en la coyuntura, deberíamos atender a la necesidad de potenciar la unidad, en la praxis y en lo orgánico, entre las fuerzas de la IR. Sólo después de alcanzar cierto grado de cohesión, de fortaleza, podríamos apostar a dar dichos saltos sin temor a caer en el vacío.
Es axiomática la afirmación del texto acerca de la necesidad de la construcción de programas sectoriales. Pero, ¿Quién/es los elaborará/n?, ¿Cómo se logrará instalarlos?, ¿Quién/es les dará/n contenido?, ¿Quién/es lo/s agitarán?, son todas ellas cuestiones que requerimos prontamente responder, si es que no queremos quedarnos en la mera declamación. Ahora bien, es fácil notar que todas ellas pueden aclararse mientras logremos contar con algún grado de incidencia al interior de los frentes sociales, en la cantera de los antiguos, actuales y nuevos contingentes del cambio social más profundo, en el mismo lugar donde se debe ir dando la construcción del instrumento unitario de la IR.
Efectiva y coincidentemente con el texto de la OCL, el avance del MP y el engrosamiento de sus filas se pueden alcanzar llevándole al enfrentamiento abierto y directo con los intereses de la gran burguesía monopólica, dependientemente aliada al capital transnacional. Al respecto, es de una necesidad vital que el ME en curso logre concitar la unidad en la lucha de vastos sectores de trabajadores, de los pobladores, de los pobres de la ciudad y del campo, del conjunto del pueblo, con el fin tanto de cuestionar las bases del sistema y a sus sostenedores, como para que, en la práctica, aprendan lo que demorarían años de aprendizaje teórico. En el despliegue de su ofensiva, cuando el conjunto del pueblo se enfrenta con las fuerzas de la patronal, se va forjando el sujeto del cambio revolucionario.
No nos parece que debamos derribar nada que no exista. Para nosotros, ‘neoliberal’ es una categoría que no tiene expresión o asidero en la realidad.[4] Antes bien, con la más amplia unidad y lucha de los sectores de avanzada del MP, debemos apuntar a los pilares materiales y políticos que sostienen el sistema de dominación y explotación; en suma, llamamos a combatir el dominio de las fuerzas que sustentan hoy en Chile el Capitalismo Monopólico-Financiero Transnacional. Sólo la lucha más resuelta y decidida, en todos los ámbitos y niveles del enfrentamiento de clases, puede iluminar la senda histórica del conjunto del pueblo, evitar acuerdos espurios en nombre de él, capitalizar las reformas que de verdad interesen y sean expresión de las necesidades de sus integrantes. Lo demás son caricaturas de revolución.
[1] Otro aspecto no explicitado en el texto OCL es que el MP carece hoy, así como durante gran parte de los “80, de un auténtica vanguardia revolucionaria, instancia en la cual se pueden integrar todas las luchas, en todos los niveles y terrenos del enfrentamiento y que posibilite su necesaria continuidad política y estratégica. De hecho, esta carencia puede explicar en gran parte la implementación de ‘ciclos’ de enfrentamiento, con los que se pretende, en ausencia de tal vanguardia, dar con atajos dentro de la lucha de clases.
[2] En una encuesta de agosto, presentada la primera semana de septiembre, Adimark GfK señala que aún sigue bajando la aprobación de Piñera, 27% y subiendo su desaprobación, 68%. Para el gobierno como tal la cosa no es mejor, obteniendo un 25 y 70%, respectivamente. La Concertación la saca peor, con 17 y 71% en cada caso, mientras que la Alianza obtiene en tales apreciaciones un 22 y un 66%. No se identifica ni con el gobierno ni con la oposición un 37% de los encuestados, cuando en julio esa cifra era de un 37%. Es decir, se incrementa en el conjunto de la formación un rechazo al conjunto de la “Clase política” y al modelo que ella representa.
[3] La historia del movimiento revolucionario mundial es vasto en ejemplos de vanguardias que debieron sortear varias décadas antes que sus respectivos movimientos populares alcanzaren el triunfo. Una muestra: el PC chino tenía escasos 300 miembros en 1922; casi tres décadas después, mediante una multitudinaria y acertada Guerra de Liberación, dirigían a su pueblo a la victoria.
[4] Para mayor ahondamiento sobre nuestra crítica del artefacto ideológico “neoliberalismo”, ver nuestros trabajos: “¿Globalización Neoliberal o Nueva Fase del Imperialismo?”, “Otra vez acerca del Concepto ‘Neoliberalismo’” y “El Monopolismo Transnacional, Etapa de Transición a la Fase Imperialista II, y el Proceso de Transnacionalización”, en www.acciondirectachile.blogspot.com
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