“(…) ni sus comentarios, ni la represión, ni las balas, podrán acabar con la justa rebeldía de los Pueblos.”
Germán
Caniguante. Joven Mapuche, Estudiante de Filosofía, y parte de la
Federación Mapuche de Estudiantes – FEMAE Valparaíso
A pesar de no tener televisión, por no ser de mi gusto, y por encontrar
que es un gasto innecesario, por las redes sociales, siempre me entero de “lo
que está pasando“, del “cahuín de la semana“, y también, me
entero de las “polémicas“. La semana pasada, asistiendo a la insistencia
de mi madre y una amiga, navegando por las redes sociales, me encuentro con la
siguiente frase: “Yo pienso que ha trabajado muy bien su cuerpo Alexis
Sánchez pero… Él es feísimo, es horroroso ¡Es horrible! ¡Es un indio horroroso!
Y el otro, (Arturo Vidal), es horroroso, y penca y engreído”. Palabras
emitidas, por la ya -lamentablemente- conocida señora María Luisa Cordero,
quien no solo se ha hecho fama por sus dichos, sino por su poca ética y
profesionalismo como “Doctora”.
Luego de leer y, posteriormente, escuchar estas palabras, invadido un
tanto por la impotencia al saber que éstos son los tipos de comentarios que se
emiten en horario familiar por la televisión abierta, se me vienen a la cabeza
muchas ideas y recuerdos, de los cuales, me quedo con los siglos de resistencia
de los pueblos originarios de nuestra América morena. Reflexionando durante
varios minutos, se me vienen unas cuantas palabras para la señora María, las
que trataré de resumir en las siguientes líneas.
Señora María, gente que pensaba como usted, fue protagonista de una de las
masacres más terribles que ha azotado a nuestros pueblos originarios, y que
lamentablemente la historia ha olvidado. No olvidemos que la historia la
escriben “los vencedores”. Con estas masacres, me refiero a la ya
conocida (desde la educación formal): “Pacificación de la Araucanía” en
territorio Chileno, y la “Campaña del Desierto”, por el otro lado de la
cordillera, en territorio Argentino.
Lamentables procesos históricos que terminaron con la usurpación casi
total del territorio Mapuche Ancestral (Wall Mapu), generando un hacinamiento y
arreduccionamiento despiadado de los Lof (familias) Mapuche, y finalmente, con
la forzada emigración, de Padres, Madres, y familias completas a la ciudad.
Esto, debido al empobrecimiento producido después del despojo. También, esto
provocó, que nuestros abuelos, dejaran de hablar su Mapuzungun y dejaran sus “costumbres”,
debido al racismo en las grandes ciudades.
Por lo tanto, hoy, escuchar estos dichos, de parte de gente que
representa lo que comenté anteriormente, me provoca un rotundo rechazo y una
reacción al momento, con el fin de defender y respaldar a las personas que
usted ha descalificado, haciendo referencia despectiva a sus rasgos indígenas y
tez morena.
Hoy, los Sánchez, los Vidal, los Beausejour, los Salaz, los Zamorano; son
los Leftraru, los Kilapan, los Kalfulikan, los Catrileo, los Lemun, los Melinao
de ayer. Hoy, ellos, son mis abuelos, mis antepasados, que tuvieron que emigrar
a la ciudad, obligados, y que fueron sometidos a trabajar como mano de obra barata,
transformándose así, en los hijos de la desigualdad de nuestros días.
Desigualdad sustentada por un modelo económico y político despiadado y
desgarrador
Hoy, yo defiendo a los Sánchez, a los Vidal y a los Beausejour de la
selección Chilena de fútbol, cual defiendo a mis abuelos y a mis hermanos. Y no
los defiendo por representar la nación que pasó por sobre la mía, sino porque
ellos vencieron a la historia. ¿Acaso no es motivo de alegría, que
quienes le doblaron la mano a la pobreza, estén triunfando hoy mundialmente?
¿Qué hubiese pasado, si los Sánchez, los Vidal y los Beausejour, no hubiesen
sido “buenos pa’ la pelota“? Lo más probable, es que no hayan logrado
ingresar a estudiar una carrera universitaria. Lo más probable es que, se hayan
convertido en mano de obra barata para este sistema desigual. Lo más probable
es que, hayan terminado en las drogas, en el alcoholismo, en la delincuencia;
hoy opio de las poblaciones más marginadas de Chile. Lugar de donde vienen
ellos y que no creo que usted conozca.
Muchos podrán criticar que, como Mapuche, esté apoyando el éxito de la “Selección
Chilena de fútbol“. Bueno, a ellos les contesto, que me hace muy feliz, que
ellos porten la sangre y fuerza Mapuche. Esa fuerza, que nos llevó a doblarle
la mano a la Corona Española en el parlamento de Quilín. Esa fuerza, que nos
llevó a doblarle la mano al Estado Chileno, en el parlamento de Tapihue. Esa
fuerza que, después de todos los procesos históricos a los cuales hemos sido
sometidos, hoy nos mantiene aquí, en nuestra tierra; algunos en el campo,
algunos en las poblaciones de las ciudades. Pero aquí, al fin y al cabo.
¿Acaso, no son rostros Mapuche, los que vemos en aquellas canchas, doblando la
mano al destino? Todos sabemos sobre el negocio y los intereses de los privados
detrás del mundial, pero no olvidemos que allí también está el fútbol, que es
una herramienta que debemos reivindicar, porque es del pueblo. Pero bueno, ésta
es otra discusión y es para otro momento.
Probablemente, usted, señora María, no sabe o no entiende las cosas a las
que me refiero, porque me imagino que es de la generación que estudió historia
con Villalobos, el mismo que dice que los Mapuche son “cochinos, flojos,
borrachos, etc.”. No creo que entienda pues, me imagino, que pertenece a
aquella generación, que cree que por haber estudiado en la Universidad, alcanzó
un “estatus” social superior en nuestro país. Aquella, que por tener un
“cartón“, y tener los espacios para hablar públicamente, creen poder
referirse a la gente como quieren. Pues yo, vengo de la generación que aprendió
de sus abuelos, de la generación que respeta a los demás, de la generación que
estudia historia con Galeano, de la generación que está aprendiendo, hablando,
y enseñando el Mapuzungun, de la generación que no soportará este tipo de
dichos y que responderá con fuerza y convicción. Soy de la generación que diez
veces vencerá, igual que mis antepasados, y liberará de la desigualdad y la
opresión al Pueblo Mapuche, a los trabajadores, campesinos, y a todos los
pueblos originarios de nuestra América morena.
Decidí escribir esta carta abierta, en fecha de solsticio de invierno, de
nuevo ciclo, de Wiñol Tripantü. Donde me he tomado el tiempo de reflexionar
sobre cómo estoy haciendo las cosas, sobre cómo estamos haciendo las cosas. Y
así mismo es como estamos haciendo las cosas, con valor y fuerza, porque somos
Mapuche aquí y con quien se nos cruce.
Inche Mapuche ngen, y cuando veo salir el Sol, veo el rostro de mis
hermanos; de mis abuelos; de mis Padres; de los Presos Políticos; de los niños
y niñas que son baleados y reprimidos día a día por defender lo justo; puedo
ver tu lucha, hermano/a, y ver la mía. Mi apellido, Caniguante (Kaniw Antü),
significa “Reflejo del Sol”, por lo tanto aquellos mismos reflejos los veo en
mi rostro, y me acompañan día a día en mi camino.
Finalizo esta carta, pensando que con mis líneas y pensamiento,
represento a miles de jóvenes Mapuche y no Mapuche, que se sintieron pasados a
llevar con sus dichos. Pensamiento que, le digo desde ya, nunca cesará, pues,
ni sus comentarios, ni la represión, ni las balas, podrán acabar con la justa
rebeldía de los Pueblos. Feley.
¡Inche Kaniwantü Mewlen pingen, ka tañi kupalme mongey!
¡Mapuche petu mongeleiñ!
¡Marrichiweu!
Publicado en Mapuexpress, 23/06/14
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