“En una revolución se triunfa o se muere, si es
verdadera” Che
La oposición interna y el Imperio retoman en
Venezuela el modelo chileno de desestabilización político-económico-social pre
Golpe del “73, con lo cual esperan generar las condiciones para, en primer
lugar, exacerbar el ánimo de las masas; luego, quebrar la aparente lealtad de
las FFAA hacia el gobierno y el proceso bolivariano, aspirando a que ellas se embarquen
en la campaña en contra del pueblo; al mismo tiempo, tampoco se puede descartar
que los enemigos del proceso socialista no estén ilusionados con una
intervención yanqui directa y, finalmente, no se podría desechar que en su
estrategia figure la convocatoria a una invasión ‘humanitaria’ multilateral (al
uso imperial actual).
Desde éste martes 11, han salido a la
calle miles de estudiantes universitarios, trabajadores y dueñas de casa de
sectores sociales medios y altos de Caracas. Otras bataholas se han concertado en
las capitales de los estados de Táchira, Zulia y Mérida (oeste del país). Los
reclamos de los protestantes dicen relación, oficialmente, con la inseguridad,
la inflación y la falta de productos básicos. Dichas movilizaciones se han
traducido, en la práctica, en marchas sin previo aviso a las autoridades y en enfrentamientos
con fuerzas policiales y grupos de simpatizantes del gobierno. Hasta la noche
del miércoles, había una cifra oficial de tres fallecidos y dos docenas de
heridos. Y como la reacción es de armas tomar, literalmente, resulta que uno de
los muertos en Caracas pertenecía a un colectivo chavista.[1] La
prensa, en su mayoría en manos de la reacción, ha dado a conocer informaciones
mal intencionadas sobre la represión sobre esta pequeña insurrección,
exagerando las cifras de heridos y detenidos.[2]
En la presente escalada subversiva, la oposición intenta resaltar los
elementos negativos que afectan la formación, pero que son los que ellos mismos
manipulan o han deteriorado por omisión. Por ejemplo, sigue en manos de
privados la distribución nacional de alimentos y de productos de primera
necesidad, el comercio internacional, la banca, la propiedad en las diversas
áreas y niveles de la producción (y por ende, detentan las posibilidades de la
creación de trabajo y la absorción de la mano de obra).
De otro lado, el gobierno de Nicolás Maduro no ha podido/querido sortear
las dificultades económicas, dejando muchas áreas estratégicas de la economía (la
distribución nacional de alimentos, el crédito, las exportaciones y las
exportaciones, etc.) en manos de capitales privados, asociados estos a
monopolios transnacionales. Sólo un ejemplo: el gobierno no ha sido lo
suficientemente firme como para impedir el contrabando de alimentos y artículos
de primera necesidad hacia Colombia, propiciada por comerciantes y
contrabandistas profesionales, llegando a afirmarse que un 40% de los alimentos
que Venezuela importa (a precios muy subsidiados) son vendidos por dicha mafia.[3] En
todo caso, tales deficiencias se vienen arrastrando desde la presidencia de Chávez
y tiene mucha similitud con la incapacidad demostrada por la UP chilena para
imponer el control social en dichas áreas y dar los pasos necesarios para la
democracia económica. Esos son los ámbitos que, tarde o temprano, se
transforman en los resortes que la reacción interna y externa digitan para
presionar por la necesidad a la mayoría de la población, para luego dejarles
caer el golpe de Estado.
La revolución popular irresuelta hoy en
Venezuela, el país que tiene una de las mayores reservas mundiales de petróleo,
pero que no le ha impedido sufrir una inflación del 56,3% y una escasez de
alimentos cercana a un cuarto de los alimentos necesarios, debe ir hasta el
final, so pena de morir aun sin intentarlo. La dirección del Partido Socialista
Unido de Venezuela (PSUV) debe decidirse a profundizar su proceso de cambios,
apoyándose en las masas, organizándolas desde la base, democratizando el poder
político, material, económico y social. No faltan evidencias del apoyo popular
al proceso: en las elecciones regionales de 2008, el chavismo obtuvo 78,5% de
la votación y 183 legisladores (contra 21,4% y 50 de la oposición,
respectivamente);[4]
en las pasadas elecciones municipales del 8/12/13, contra los malos agüeros opositores
y de la reacción mundial, las fuerzas del PSUV incrementaron su control hasta 240
de las 337 alcaldías (la oposición sólo se hizo de 53 municipios), con una
votación nacional de 48,7% de los sufragios, a la que se le puede sumar el 5%
de los disidentes del PSUV y resultando así casi un 54%;[5] es
decir, en este último caso, las fuerzas bolivarianas casi mantuvieron el apoyo
alcanzado en las presidenciales del 14/04/13, cuando Maduro venció al testaferro
imperial Capriles con el 51,5%.[6]
El proceso Bolivariano, de Socialismo
del siglo XXI, hace rato que se encuentra en la encrucijada de avanzar y
consumarse o de seguir con su indecisión y dejar que la reacción le gane el
quien vive. Eso lo conocemos bien en Chile, puesto que fue la disyuntiva que
desde el primer día tuvo el gobierno de la UP. Esperamos, por el bien del
pueblo venezolano y de los procesos de cambio abiertos en Latinoamérica, que las
fuerzas bolivarianas triunfen, empapándose para ello del sentido de célebres frases
históricas, que nos dicen que para hacer la revolución se requiere “audacia,
audacia y más audacia” (Danton) y definirse en los marcos del epígrafe de esta
nota.
COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA – EQUIPO INTERNACIONAL
Febrero 13 de 2014
[1] Juan Montoya; AFP, 12/02/14.
[2] “Opositores
culpan a Maduro por violencia en Venezuela: ‘Este es un gobierno débil’",
EFE, 13/02/14.
[3] “Masivo
contrabando de productos básicos a Colombia agudiza escasez en Venezuela”;
EFE, 13/02/14.
[4] http://www.cne.gob.ve/divulgacion_regionales_2008/
[5] http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/elecciones-2013/131208/psuv-gana-voto-nacional-y-oposicion-triunfa-en-alcaldias-emblematicas
[6] http://www.eloriente.net/home/2013/12/09/elecciones-municipales-2013-en-venezuela/
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