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lunes, 24 de febrero de 2014

A NUESTRO CAMARADA ANDRÉS, ¡UN FRATERNAL SALUDO ROJINEGRO!


AUNQUE A LA DISTANCIA, ¡MUCHA FUERZA Y ÁNIMO!

Volvimos a ver al flaco Andrés (o Alonso o Safiro o Daroch u otros nombres de guerra) pasada la mitad de los “70, en plena dictadura militar, cuando recién salía del infierno de más de 3 años de prisión política y que había incluido ‘estadías’ en el Estadio Nacional y el campo de concentración de Chacabuco. A pesar del trance, para él no existía la recuperación o el descanso, pues corría de aquí para allá rearticulando las diezmadas huestes rojinegras, a la vez que intentaba, junto a los demás valientes de la Resistencia Popular (la ®), parar un precario trabajo político en contra del oprobio y la injusticia. Fue una época heroica, donde cada aporte de los compañeros y de la periferia amiga, por pequeño que fuese, tenía un valor precioso y sentíamos que la suma de todos ellos acortaría la obscura noche dictatorial.
Andrés hizo suyo el llamado de la dirección partidaria de “El MIR no se asila” y no se escondió en alguna embajada. Quiso continuar la lucha junto a su pueblo y entonces fue detenido, a los pocos días del Golpe, cerca de la industria donde laboraba. Tal vez (quién lo sabe), alguno de los obreros detenidos antes y flagelado diera sus señas y le identificara como integrante del aguerrido FTR, pero lo cierto es que prontamente es llevado al Estadio Nacional y torturado, como todos los demás. Largas fueron las sesiones de picana eléctrica, de golpes con objetos diversos, de dejarlo por horas colgado de brazos o piernas, de submarino ‘seco’ y ‘húmedo’, de ‘teléfono’, etc., preguntando y repreguntando lo mismo, una y otra vez, ante lo cual Andrés gritó dolor y odio, pero, como en aquel poema, guardó silencio sobre los demás camaradas. Y tiempo después, años o décadas, vendrían las consecuencias físicas y psíquicas de aquellos actos de inhumanidad y de barbarie.
Andrés era uno entre varios hijos de una humilde familia. Su infancia la pasó ahí cerca del Zanjón de la Aguada, en uno de los conventillos que se multiplicaban en la antigua periferia sur de Santiago. Fue durante la enseñanza media que despertó su conciencia de clase, al comprender que la sociedad estaba claramente dividida entre los pocos que tienen mucho y otros muchos que cuentan con apenas lo necesario, mediando entre ambos los aparatos legales y policiales que sancionan esa injusta situación. Luego de salir del liceo, entró a laborar a la fábrica textil Yarur, cercana a su población y donde trabajara también su padre. En ella fue que su conciencia social y la entrega a la causa popular fueron acrisoladas y fundidas. Eran los años del gobierno de Frei y un gran movimiento popular se agitaba y comenzaba a construir su poder.
Junto a un puñado de camaradas, simpatizantes de la revolución social y del MIR, el Flaco participa en la conformación de la base FTR de la fábrica, realizando en ella un metódico y agotador trabajo político-ideológico, acordando alianzas tácticas y en la acción con los sectores más ofensivos de la UP y de la izquierda radical con presencia entre los obreros. Entre todos lograron democratizar y unificar los sindicatos preexistentes y fueron fundamentales en la histórica asamblea de trabajadores del 19/04/71, donde estos decidieron tomarse la empresa y exigir al gobierno su estatización (el cual la legaliza al mes siguiente). Yarur sería la primera firma durante el período de la UP que pasaba a control de sus propios trabajadores. Comenzó la dura pero hermosa tarea de sostener la producción de telas para el consumo popular y pese al embargo que afectaba la llegada de materias primas y repuestos, salieron adelante, pudiendo venderlas directamente a la población en los ‘Almacenes Populares’ y hasta en sectores del campesinado organizado.
Luego, vino el Golpe y a pesar de todo el inmenso avance político y social del pueblo y los trabajadores, merced al esfuerzo diario de miles de activos democráticos y revolucionarios, como Andrés, los milicos y sus mandantes acabaron de una plumada con todo ese hermoso sueño de justicia social y de un mundo mejor para un “Hombre Nuevo”.
Después de la primera y brutal arremetida militar, entre el “73 y el “75, recién a fines del “76 el MIR logra una mínima, aunque muy débil, articulación. Esta se afianzaría desde el “77 y entre otras condicionantes, debido a la libertad de varios miristas desde la cárcel. Fue entonces que, andando por el centro de Santiago, nos encontramos con Andrés. Conservaba su habitual paso rápido, a la par que su labia, pero estaba muy delgado, fumaba mucho y en su mirada se advertía esa premura del que sabe que el tiempo es muy corto y que queda tanto por hacer. Se fue caminando por Compañía, hacia el poniente, no sin antes asegurarnos que la lucha sería larga, pero que igual triunfaríamos.
Vendría a continuación el período de acumulación acelerada de fuerza político-material y de surgimiento de una combativa franja dentro del renaciente movimiento popular, despuntando los “80. Sobre esa reactivación, el MIR asentó su estrategia de Guerra Popular y en sus marcos reorganizó una fuerza de valientes compañer@s relacionada con el aspecto material más ofensivo. Allí se destacó nuestro compañero, que se multiplicaba, junto a su compañera Elisa, por hacer avanzar la lucha popular en todos los planos del enfrentamiento y con todos los medios posibles. Lamentablemente, insuficiencias y errores en la aplicación de la estrategia general y en la concepción del trabajo material, junto con subestimar la eficacia represiva del enemigo, condujeron a éste al encuadre y aniquilamiento de la mayor parte de la columna resistente. Ante ello, muy a su pesar, Andrés debió salir al exilio junto a Elisa, cuando ya la represión les pisaba los talones.
Al filo de este apresurado y obligado viaje, otro compañero (Pepe) pudo divisar al Flaco, de nuevo en el centro capitalino. Era una tarde de apuros, nublada y fría. Sólo tuvieron tiempo de comunicarse, de una a otra vereda y mediante los gestos necesarios, que las fuerzas del enemigo estaban cerca y que debían seguir su camino sin más. En todo caso, ese avistamiento nos aseguró que Andrés seguía con vida, aún en medio de tantas muertes. Poco restaba para que se iniciara el primer ciclo de Protestas Populares, donde se hubieran potenciado todos los enormes esfuerzos que previamente habían desangrado al MIR y a la ®.
Suecia fue el destino de los perseguidos, donde retomaron rápidamente las tareas partidarias. Desafortunadamente, para ellos y para el movimiento popular chileno, tres años después el MIR inicia un proceso de fracturación y dispersión, lo cual provocó una profunda pena al Flaco. No obstante, con Elisa, incansables luchadores, deciden adscribirse temporalmente a otra fuerza izquierdista. Es al poco tiempo de conocido lo anterior que Andrés debe enfrentar un nuevo desafío, esta vez contra un letal cáncer gástrico, el que le da una contienda peor que los milicos, pero Andrés, aunque mal herido, sale airoso. La pareja volvería a Chile a fines de los “80, para encontrarse con un país y una gente que habían cambiado mucho. Intentan algunos negocios, sin mayor fortuna, y deciden retornar a Europa con los hijos de antes y del exilio, sólo para hacer visitas esporádicas al país natal. En varias de esas vueltas nos habíamos encontrado con él Flaco y Elisa, en medio de las marchas por las todavía inalcanzables demandas por Verdad y Justicia.
Hace poco, con gran aflicción, una compa nos transmite que la garra del maldito cáncer nuevamente amenaza la salud de nuestro entrañable hermano y compañero. Como él está lejos, no nos es posible darle el abrazo cariñoso que se merece. Sólo podemos hacerle llegar estas letras y compartir con tod@s l@s que nos escuchan que Andrés, el siempre consecuente Flaco del MIR y de la ®, uno de los incansables luchadores por la Revolución y el Socialismo, está combatiendo otra vez por la vida y que le deseamos, con todo el corazón, harto ánimo para que vuelva a triunfar y así nos podamos reencontrar. Entonces, conversaremos hasta el amanecer, como antes, acordándonos de todos aquell@s compañer@s querid@s y de tantos momentos emotivos e inolvidables.     

¡COMPAÑERO ANDRÉS, MUCHA FUERZA, PORQUE LA LUCHA CONTINÚA Y PUCHA QUE HACE FALTA GENTE COMO TÚ!

COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA – CHILE
Febrero 24 de 2014

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