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jueves, 2 de junio de 2011

ANÁLISIS ECONÓMICO INTERNACIONAL DE SOCIALISMO REVOLUCIONARIO

Crisis de la deuda: Lo peor aún está por venir


De acuerdo con datos del FMI, de 2010, la economía de la zona del euro, tiene la mayor participación en el producto mundial, en 2010 el PIB de esta zona fue US$16,228, 230 millones de dólares, y la segunda en importancia es  Estados Unidos con US$14,657,800, las mismas cifras consideran que el producto mundial ese año fue de
62,909,274.
En otras palabras ambas regiones combinadas concentran cerca de la mitad del producto del planeta, y por ello lo que ocurra en ellas es decisivo para el conjunto de las economías del globo.
Tras la segunda guerra mundial, los Estados Unidos salieron de ella como la potencia capitalista desarrollada hegemónica, los acuerdos de Bretton Woods impusieron una arquitectura financiera global, basada en la posición dominante de la moneda norteamericana, así nacieron el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, fueron las dos instituciones que nacieron de estos acuerdos, con objeto de asegurar la liquidez y fuera responsable del apoyo a países con problemas financieros, garantizando la estabilidad de la economía mundial, los flujos de inversión y el comercio internacional. Desde entonces el dólar pasó a ser la divisa, por excelencia, del comercio y la economía internacional, respaldado por la convertibilidad en oro, además de la potencia de la economía misma de los Estados Unidos. Se garantizaba la convertibilidad del Dólar estadounidense en oro con una cotización de 35 US$ por onza (el banco emisor de USA estaba por consiguiente obligado a comprar y vender el dólar a esa cotización). En contrapartida, el resto de los bancos centrales se obligaba al mantenimiento de las respectivas cotizaciones internas a través de intervenciones en el mercado de divisas, manteniendo los márgenes de fluctuación acordados.
A partir de este momento la divisa estadounidense, cumple dos papeles, de una parte como moneda nacional, y de otra como moneda internacional, lo que en otras palabras significa que el aumento de masa monetaria en dólares, se traduce parcialmente en inflación interna, y en parte en inflación exportada al resto del mundo.
Esto permitió a los gobiernos norteamericanos financiar masivos aumentos del gasto, como en la guerra de Corea, y luego la de Vietnam, apelando a una política inflacionaria. La rápida recuperación de las economías de Europa Occidental y de Japón, y de la URSS y Europa del Este,  puso límites a la hegemonía total de los EE.UU. Los bancos centrales comprometidos en los acuerdos de mantención de las paridades, se apartaron cada vez más del sistema, aprovechando regulaciones imprecisas.
Finalmente el sistema quebró, cuando en 1971 el presidente Nixon anunció el fin de la convertibilidad total del dólar en oro. En los años que siguieron la mayoría de los países capitalistas desarrollados decidieron liberalizar sus tipos de cambio.

Aumento de la base monetaria
Para hacer frente a la crisis, salvar a los grandes bancos y grandes empresas emblemáticas, e  impulsar la demanda la Reserva Federal ha recurrido al expediente de incrementar la base monetaria en más del 150%, desde los 800.000 millones de dólares a más de 2 billones de dólares, ampliando exponencialmente la política inflacionaria, de larga data. Pero el debilitamiento del dólar, junto con el aumento del endeudamiento pueden llegar a un punto de colapso, cuando la suma de los intereses aumenta a un ritmo mayor al del crecimiento del producto interno, y de la recaudación impositiva.


El fin del sistema que había garantizado la estabilidad financiera, y acompañado el crecimiento económico capitalista, tras la segunda guerra mundial, no impidió que después de la recesión global de los setenta, el crecimiento se relanzara rápidamente. Así el PIB mundial aumentó más de tres veces entre 1969 y 2009.  Por supuesto en esos nuevos años dorados de crecimiento mundial, hubo crisis financieras y recesiones globales, algunas de gran importancia como la ya mencionada en los años 70, tras la brusca subida de los precios del petróleo, que siguió a la guerra árabe israelí de Yom Kipur. Además el endeudamiento de las familias, pero también de los estados, aumentó mucho más. En tres décadas la deuda pública de Estados Unidos aumentó 17 veces hasta llegar a los 14,1 billones de dólares actuales. Hoy la deuda total de Estados Unidos, pública y privada, supera los 76 billones de dólares, eso es, más que todo el PIB mundial. 
Las desregulaciones, privatizaciones, deslocalizaciones hacia países con mano de obra barata, el auge de los mercados especulativos de futuros y derivados, y en ocasiones, como en Estados Unidos, la rebaja de impuestos a los más ricos, condujeron a una concentración de la riqueza, que facilitó la debilidad de la demanda, preparando el camino a la crisis global. Así fue durante los años de gran crecimiento que se generaron las condiciones que han llevado al mundo a la crisis global de la “Gran Recesión”.

Los días del euro están contados
El 1 de enero de 1999 nació el euro como moneda europea, y el el 28 de febrero de 2002 reemplazó a las primeras doce monedas nacionales. Se constituyó el Banco Central Europeo, con una política monetaria común para toda el área- Actualmente el euro es la moneda oficial en 16 de los 27 estados miembros de la UE: Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Malta, Países Bajos y Portugal.

El euro, la moneda común de la mayoría de los países de la Unión Europea enfrenta la posibilidad de dislocarse, como moneda común, en lo inmediato producto del grave problema de endeudamiento, y déficit fiscal, que afecta especialmente a los países antes llamados PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España) y ahora rebautizados como “periféricos”, pero con señales de contagio también en Bélgica e Italia.
La moneda común, que en principio funcionó aparentemente bien para todos, se ha mostrado crecientemente como un problema que agrava las crisis financieras y económicas en tiempos recesivos. Los países que tienen menor productividad en el concierto europeo, pero están atados a la misma moneda que aquellos países mas desarrollados, han perdido la soberanía nacional para resolver, al menos transitoriamente, los shocks de falta de liquidez, y caída de sus exportaciones, mediante el recurso de la devaluación de la moneda, puesto que ahora carecen de moneda nacional.

El cese de pagos de Grecia es imparable, ya sea por un plan ordenado de reestructuración de la deuda o por un default salvaje, al que pueden seguir otros países en el peor escenario.
En la lista de candidatos a la reestructuración de deuda están Irlanda, Portugal, y España, pero las clasificadoras de riesgo además han rebajado la clasificación de Italia y Bélgica.
En cualquier caso es muy difícil que se mantenga el euro, al menos en el espacio geográfico actual. Lo más probable es que algunos países se vean empujados a abandonar el euro.

A esto hay que añadir el impacto de un cese de pagos griego, sobre el propio Banco Central Europeo.  Marco Antonio Moreno  en el artículo publicado en el blog salmón “Cómo el BCE se convirtió en vertedero de toda la basura bancaria europea”, advierte que: “El Banco Central Europeo se encuentra viviendo su propia gran crisis y la posible reestructuración de la deuda griega lo tiene al borde del colapso. El guardián de la moneda única compró en secreto miles de millones de euros de activos riesgosos como ayuda colateral para apuntalar a los bancos privados de los países que han luchado por mantener a flote la precariedad de sus finanzas. El punto crucial es la caída sin freno de los activos inmobiliarios, que alcanzan descensos de hasta un 60%. Una caída que continuará, dado el estado agónico de estas economías que no logran dar señales de vida, por los garrafales errores cometidos en el pasado.”

Perdida de soberanía nacional
A la perdida de soberanía nacional. a favor de instituciones controladas por las grandes potencias europeas como Alemania y Francia, por el abandono de la moneda propia, el dracma, ahora se agregan nuevas amenazas. A cambio de prestar más dinero, se está proponiendo que sean instituciones europeas o internacionales las que se hagan cargo de temas como las privatizaciones o la recaudación de impuestos.

Lo peor aún está por venir.
Los más expuestos a la deuda griega, son  bancos alemanes y franceses, cuando se han efectuado las transferencias de los planes de salvataje, para evitar el default de Grecia, con condiciones muy duras de otorgamiento, que han incluido decenas de miles de reducciones de puestos de trabajo en el sector público, reducciones de salarios generalizadas, privatizaciones, y recortes de gastos sociales. En otras palabras no es Grecia la que recibe ayuda, el dinero de los contribuyentes, realmente va destinado al pago a los bancos acreedores. Estas ayudas no sirven para dar solución a los problemas de fondo, solo retrazan lo inevitable, a un enorme costo.
Estas medidas de austeridad brutales, que sin embargo aún se consideran insuficientes, son recesivas y Grecia sigue con crecimiento económico negativo. Además los ahorros y capitales abandonan crecientemente el país. Como resultado, cae la demanda, se reduce la base tributaria, el riesgo país aumenta y con él los intereses,  y los problemas se agravan. Cada vez más analistas, llegan a la conclusión que el país helénico ha llegado a un punto de no retorno, y que no tiene manera de pagar la deuda, al menos en las condiciones actuales. Grecia ya no enfrenta un problema de falta de liquidez si no de solvencia. Lo único que resta saber es cuando se producirá el incumplimiento de pago, y si se producirá una renegociación ordenada o un default salvaje.
Otra interrogante importante es si el impacto de la suspensión de pagos sobre los bancos expuestos, conducirá a un contagio sistémico, como el que tuvo lugar en el 2008, cuando la mutua desconfianza de las instituciones financieras paralizó el crédito, y desencadenó la recesión global.

Patricio Guzmán
Socialismo Revolucionario

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