“Si muchas cuestiones nos separan, con
certeza nos une al menos la defensa de los Derechos Humanos y la defensa de los
pobres de los campos y ciudades de Chile. No es por coincidencia que en
nuestras filas dentro y fuera de Chile contamos con un significativo número de
cristianos y sacerdotes católicos”. Miguel Enríquez, carta al cardenal Raúl Silva
Henríquez, abril de 1974.
Junto con finalizar
la jornada del pasado domingo 16 falleció, a los 87 años de edad, monseñor
Carlos Camus Larenas, un cristiano consecuente como pocos, quien llevaba internado
varias semanas en la clínica de la UC a consecuencia de afecciones propias de
su edad, agravadas por un derrame cerebral.
El actual obispo de Linares, Tomislav
Koljatic, al informar de la noticia, afirmó que Camus "tuvo una mirada
profética en momentos de mucha confusión, (…) de mucho sufrimiento en el país, (…).
Él se la jugó también a costa de sí mismo, corriendo muchos riesgos, para
defender la vida, la verdad y la justicia y eso, evidentemente, es un legado
que será recordado para siempre y entra a formar parte en esa legión de
pastores que en Chile han sido personalidades importantísimas en construir la
patria que todos amamos y queremos mejor".
El cuerpo de Camus reposa ya en Linares, diócesis
donde sirvió desde 1976 hasta su retiro. En esta localidad, estimuló el
desarrollo de una iglesia más cercana con el pueblo y asentada en la labor
social de las comunidades de base, tanto en las ciudades, como en los sectores
campesinos. Además, rechazó la presencia de Paul Schaefer en la zona de
Linares-Parral y reveló las injusticias protagonizadas en la ex Colonia
Dignidad. Asimismo, fue vital su apoyo a los trabajadores que llevaran a cabo
una de las primeras huelgas en dictadura, durante la construcción de la central
hidroeléctrica de Colbun-Machicura
Sobre su rol post Golpe del “73, el mismo
Carlos Camus declaró, años más tarde: “por fin pudimos reunirnos todos los
obispos, casi un mes después del golpe; cada uno llegó preocupado por algún
caso de atropello de la dignidad humana, creyendo que eran situaciones
aisladas. Cuando fuimos escuchando los relatos de unos y de otros, y
especialmente de Santiago, donde fue necesario organizar rápidamente el Comité
Pro Paz, nos dimos cuenta que el problema era mucho mayor”. Luego, el 1 de
marzo de 1974, los obispos chilenos le eligieron por unanimidad como secretario
de la Conferencia Episcopal (cargo que ejercería con gran firmeza y valentía
hasta 1976) y un mes después, en la asamblea plenaria, emitieron un documento
en el que denunciaban la situación de los derechos humanos, las injusticias
económicas y sociales, la falta de libertad, especialmente de los sindicatos y
universidades y los asesinatos y desaparecimiento de personas. Fue en esa época
cuando el cardenal Silva detuvo un documento condenatorio a la dictadura
chilena, el que traía la firma del mismo papa Pablo VI. De ello, el cardenal se
arrepentiría hasta el fin de sus días.
Su visión del crítico acontecer nacional,
lo llevaba a no callar las injusticias. Cuando en 1985 pidió públicamente a
Pinochet que tuviera un gesto de grandeza, como el de O’Higgins, y renunciara
al poder, se volvió a encender la rabia de sus acusadores, que ya hacía rato lo
tildaban de ‘Cura Rojo’.
Con la partida de Carlos Camus, poco a poco
y con mucha pena, debemos agregar, se va terminando con toda una generación de
pastores de la iglesia que fueron fieles a su pueblo, a sus convicciones y a una
aplicación humanista del amor cristiano: Fernando Ariztía, Alfonso Baeza,
Pierre Dubois, Jorge Hourton, Roberto Bolton, entre otros.
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!
COLECTIVO
ACCIÓN DIRECTA – CHILE
Marzo 18 de 2014
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