POR UN MODELO PREVISIONAL AL SERVICIO DE LOS TRABAJADORES
Tras
varios meses de conversas y propuestas, el 4 de noviembre de 1980 el entonces
ministro del Trabajo, el inefable José Piñera, terminaba de convencer
a los miembros de la Junta Militar (liderados por Pinochet) de dar luz verde a
un inédito y rapaz sistema previsional privado, de capitalización individual y
que rompería con el antiguo modelo de reparto. Se establecían allí una modalidad
y una institucionalidad que ya habían sido estudiadas a mediados de los “70 en
las oficinas de ODEPLAN e insinuadas años antes por unos economistas de la
Universidad de Chicago ('Chicago Boys') en las páginas de “El Ladrillo”, documento fundacional publicado
meses antes del Golpe (después de este, libro de cabecera de los golpistas) y que
hace tres décadas y media sentara las bases para el desarrollo del modelo de
libre-mercado; en rigor, del predominio del Capital Monopólico-Financiero (CMF)
en nuestra Formación Económico-Social (FES).
El nuevo modelo previsional,
establecido por el DL 3500, surgió a continuación de la reforma laboral. Ambos empeños
estuvieron a cargo de un empoderado José Piñera, quien completaba con ellos las
transformaciones en el ámbito de las relaciones laborales inscriptas en las siete
“modernizaciones” de la dictadura del capital monopólico y que anunciara
Pinochet en Chacarillas, en julio de 1977
Luego
de 30 años de su implantación, paradójicamente un 1º de mayo, de 1981,
el sistema de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) luce como una de
las reformas económicas capitalistas clave de los últimos decenios y una de las
principales contrarreformas con que la dictadura cívico-militar agredió a los trabajadores.
No sólo cuenta con 9 millones de afiliados, ahorros por US$ 150 mil
millones y una rentabilidad real anual promedio del 9%, la cual sólo beneficia
al gran capital que las maneja, sino que también se ha transformado en un “invento”
chileno que han copiado otras FES en donde campea el despliegue del CMF, sobre
todo de carácter dependiente (Centroamérica, Perú, África, etc.) o del ex 2º
mundo (Este Europeo).
En un comienzo, hubo que hacer varios
cambios sobre la marcha al reaccionario sistema. Bajar el encaje exigido a las
AFP, que era de 5%, por cuanto su mantención hubiera implicado la quiebra de todas
las AFP. También se cambió la estructura de las comisiones; por ejemplo, había
una comisión que se cobraba sobre el fondo y que afectaba relativamente al
afiliado, por lo que los dueños decidieron implantar comisiones sobre la
cotización. En un principio, las inversiones de los fondos de pensiones estaban
restringidas a letras hipotecarias y depósitos a plazo en los bancos de la
plaza. Tras la crisis del “82, y con el fin de apuntalar el despliegue del CMF interno,
se autorizó a las AFP a invertir en acciones nacionales y a partir de 1990 se
permitió poner los ahorros previsionales en activos en el extranjero.
Las inconveniencias del modelo quedan en evidencia si consideramos que del
11,5% que entrega cada trabajador a las AFP, un 10% va al fondo de
capitalización individual y un 1,5% va a gastos de administración, donde tal
gasto corresponde en realidad a un margen que varía entre un 11 y un 21% del
monto que administran, pese a que en promedio solo entregan un 8% de rentabilidad
(fondo C). Esto último es incomprensible, puesto que en cualquier otro
servicio un consumidor no estaría dispuesto a pagar por él, más de lo que
recibe a cambio, acá sin embargo está
obligado a hacerlo por ley; secundario a la tercerización del trabajo en los
tiempos del CMF, las pensiones actualmente no sobrepasan en promedio los $170
mil, pese a que hemos tenido un periodo de más de 30 años en los cuales ha
habido altas rentabilidades para las AFP y en el cuál la industria no han sido
capaces de entregar mejores pensiones a los chilenos; el Banco Mundial señala
lo sorprendente que Chile tenga, a través de su sistema de AFP exportador de
capitales, porcentajes equivalentes a los que se manejan en países
desarrollados. Esto en contraste con el hecho de que la mayoría de los
gobiernos de los países en desarrollo luchan por atraer e incrementar la
inversión privada, los activos del sistema de pensiones chileno, como
porcentaje del PIB, rivalizan con los de los EEUU y el Reino Unido. Ello, cuando
podemos constatar las tremendas carencias existentes en infraestructura en nuestro
país, las que podrían verse subsanadas utilizando fondos frescos, de largo
plazo y a tasas muy convenientes.
El
mismo premio nobel de economía (2008), Paul Krugman, afirmó hace un
tiempo que EEUU no sufrió consecuencias más graves en la última crisis
financiera (2007-2009) gracias al hecho de no adoptar el modelo chileno de AFP
y que la decisión de los estadounidenses evitó que se cayera en una Gran
Depresión. Por otro lado, el economista también aprovecho de elogiar el aumento
del gasto fiscal por parte de los gobiernos, que en diversos países contribuyó
a amortizar el golpe de la crisis.
Como única salida factible al tema y
una idea que viene tomando fuerza, es la de retornar a un mejorado sistema
previsional universal, solidario y de reparto, como el que propone el Movimiento
Sindical por la Seguridad Social y la Previsión (más conocido como No a la AFP).
Universal significa que la responsabilidad del Estado debe ser asumida en un
primer nivel de pensión universal, denominada Pensión Básica (PB). Respecto a
los valores de las pensiones, estiman que la PB debe tener uno inicial igual al
sueldo mínimo, monto que se incrementará de acuerdo al crecimiento de la
economía. Solidario significa que estará financiado por las cotizaciones de los
trabajadores y de los empleadores. A ello se debe agregar que en el caso de las
mujeres se debe integrar el abono de un año de imposiciones por hijo, por parte
del Estado. Una entidad de este
tipo, pública y administrada sin fines de lucro, agregaría transparencia al
sistema, reduciría enormemente los costos, restringiría la concentración económica
y el control por grupos económicos de los recursos de los trabajadores, además
de aportar al verdadero desarrollo económico para las grandes mayorías
nacionales.
El Movimiento
Sindical antedicho está convocando a una gran
movilización en contra del modelo de AFP, para el próximo sábado 5 de octubre.
Es una buena oportunidad para unir esta demanda a las demás que el pueblo y los
trabajadores han estado agitando en el último tiempo y que buscan acabar con la
herencia de la dictadura cívico-militar, legado que tan cómodamente han
seguido administrando la ex Concertación y la derecha.
¡SÓLO
LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
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