“4 de agosto de 2011: el Día D del movimiento
estudiantil”
Luego de
tres meses de masivas movilizaciones en contra del sistema educacional chileno,
la administración de Piñera, primera de la derecha en Chile tras el fin de la
dictadura, vivía momentos complejos. La derecha dura y sus medios presionaban
contra la “emergencia social en las calles”, pero La Moneda debía combatir el
estigma del autoritarismo y la represión. La solicitud de dos marchas para la
jornada del 4 de agosto marcó un punto de inflexión en su política que apostaba
al desgaste natural del movimiento y decidió no autorizar ninguna marcha más
por la Alameda. La negativa significó “meterle más leña al fuego” y lograr un
apoyo ciudadano histórico, “era todo Chile contra Piñera”
Por Macarena Segovia
En El Mostrador –public. 4/8/16
Eran pasadas las 21
horas de un invernal jueves 4 de agosto de 2011. En la villa Laguna Azul, en
Pudahuel, los focos de las avenidas eran lo único que alumbraban a más de 400
manifestantes que antes se habían reunido en el Metro más cercano. Los
escolares, armados de tambores, mantenían encendidas las batucadas. El golpe
seco, percutado por niños y jóvenes alegraban a cientos de personas: abuelos,
padres, madres y jóvenes saltaban y gritaban con voz fuerte y firme: “El que no
salta es Piñera”. Pero también reían, aplaudían, vibraban con un momento de
catarsis colectiva que rompió con décadas de silencio y se manifestó
limpiamente ante una fuerte jornada de represión en contra del Movimiento
Estudiantil.
En
medio de la ruidosa cita, no solo se podía sentir el olor que deja el frío,
sino que también la esperanza. Un niño, en su único contoneo posible desde una
silla de ruedas, también vibraba animado por su hermana.