1.-
Junto a la cumbre Celac-UE, que acoge a unos 40 jefes de Estado y de
gobierno de Latinoamérica-el Caribe (LAC) y Europa, Santiago acoge
este fin de semana a unas 400 organizaciones reunidas en una nueva
Cumbre de los Pueblos. La primera, le sacará brillo a los acuerdos
económicos entre las partes, lo que viene bien a los gobiernos
populares de Cuba, Ecuador, Bolivia y de otros países menos dotados
de riquezas por parte de la naturaleza. De otra parte, los
alternativos se centrarán en lo que debiera ser una amplia
integración social entre los pueblos de las diversas formaciones. La
contradicción surge cuando pensamos en que debieran haber sido los
gobiernos populares-nacionalistas los que debieran haber expuesto
este último tipo de integración y cuando ellos, muchas veces,
avalan ciertos acuerdos e inversiones que acaban
siendo desastrosas para sus propios pueblos;
2.-
El gobierno chileno, de clara factura burguesa, regalará souvenirs a
los invitados extranjeros con caracteres mapuche. Resulta
contradictorio que tales recuerdos se ofrezcan en momentos en que el
Estado chileno reprime con todo a las comunidades en pie de lucha del
Wallmapu, cuando dos líderes mapuche de la CAM cumplen más de 70
días de huelga de hambre líquida en prisión (Héctor Llaitul y
Ramón Llanquileo) y cuando se avizora una intensificación de la
guerra de baja intensidad sobre el territorio alzado;
3.-
A regañadientes, Piñera y su gobierno no podrán aparecer
haciéndose parte de la campaña anti-cubana que lanzan estos días
la UDI y la gusanería de Miami, a propósito del asilo cubano a los
autores del ajusticiamiento de Jaime Guzmán y de la venida de Raúl
Castro. Lo simpático es que Piñera debe entregar al líder cubano
la presidencia pro tempore
de la cumbre;
4.-
Si bien el comercio entre la UE y LAC se ha más que duplicado en la
última década, para alcanzar unos €200.000 millones (US$280.000
millones) el año pasado, y Europa es el principal inversor
extranjero en LAC, esta cumbre encuentra a los europeos enfrentados a
la oposición del MERCOSUR para destrabar un acuerdo de libre
comercio que haría peligrar la industria instalada acá (muy poco
nacional, debemos decirlo). Sin embargo, las inyecciones de activos
para adecuar a las economías relativamente más atrasadas del viejo
continente a la etapa de transición imperialista en curso,
devaluarán sin asco las exportaciones de LAC y de todas las
formaciones periféricas y dependientes, contra lo cual sólo cabría
una mayor integración entre nuestros pueblos, pero lejos de los
términos del capitalismo y del modelo extractivista
primario-exportador vigente en la región.
Ojalá
que en la Patria Grande se agiganten las lucha política populares y por la democracia efectiva al
interior de nuestras formaciones y avancemos a paso seguro hacia la unidad
latinoamericana desde la óptica de la soberanía, la solidaridad y
la justicia social, materias que tanto hemos tardado en llevar a la práctica.
CAD
-Equipo Internacional
Enero
2013
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