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miércoles, 3 de enero de 2018

REFORMA DE TRUMP: REBAJA IMPOSITIVA SOLO HACE MAS RICOS A LOS RICOS (Y AFECTARIA EL CRECIMIENTO)


“La reforma de Trump: por qué bajar impuestos no aumenta la inversión e incluso puede perjudicar el crecimiento”

El profesor Edmund Valpy, académico de la Universidad de Oxford, advierte que si alguien cree que su país va a crecer imitando la rebaja tributaria aprobada en Estados Unidos, se equivoca. Medidas como la impulsada por el presidente Donald Trump, sostiene Valpy, solo hacen más ricos a los ricos, no impulsan la inversión ni favorecen el crecimiento: “En general, la decisión de invertir no se ve afectada por los impuestos, sino por la existencia o no de buenos negocios. Y en eso influyen otras cosas, como la situación económica en general, el tipo de garantías para la inversión extranjera, la demanda para los productos que quiero producir, etc.” En Ciper Chile –public. 26/12/17

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se anotó un triunfo político al conseguir la aprobación de la reforma tributaria más profunda de su país en tres décadas. Entre otras cosas, contempla una rebaja de las tasas de impuesto a los hogares que rentan sobre US$500 mil al año (unos $25 millones mensuales) y que verán bajar sus tributos de 39% a 37%. También resultaron altamente beneficiadas las grandes compañías, cuya tasa tributaria baja de 35% a 21%. En una suerte de “perdonazo”, parecido al chileno, se les ha ofrecido a quienes tengan dineros offshore, repatriar esos recursos (mantenidos principalmente en paraísos tributarios), pagando sólo una tasa de 12,5%.

Edmund Valpy Fitzgerald es profesor emérito de la Universidad de Oxford y miembro de ICRICT (Independent Commission for the Reform of International Corporate Taxation), una organización que integra el Nobel Joseph Stiglitz y que promueve en el mundo reformas tributarias justas, efectivas y sostenibles con el desarrollo. Valpy considera que muy poco de lo que ha hecho Trump con esta reforma es compatible con esos principios. En conversación con CIPER, sostuvo que esta reforma, como todas las reducciones de impuestos para los más ricos, se basan en una idea falsa: que si la elite tiene más recursos los va a invertir productivamente.

-La evidencia es muy clara en que las bajas tasas de impuesto no tienen efecto sobre la inversión. Las razones son muy sencillas. Si alguien quiere hacer una inversión importante, por ejemplo una mina o una fábrica, se trata de un proceso que puede demorar más de cinco años en llevarse adelante y hacer que sea rentable. Entonces, que el gobierno ahora diga que los impuestos son estos, no quiere decir que no vaya a venir otro que cambie el régimen en 5 años. En general, la decisión de invertir no se ve afectada por los impuestos, sino por la existencia o no de buenos negocios. Y en eso influyen otras cosas, como la situación económica en general, el tipo de garantías para la inversión extranjera, la demanda para los productos que quiero producir, etc. Eso impulsa las inversiones. Ahora, una vez que han invertido, por supuesto las empresas pelean por pagar menos impuestos. Pero eso no tiene que ver con generar más inversión, sino con retener un pedazo más grande de las utilidades del negocio.

-¿Entonces las esperanzas que depositan las personas en que menos impuestos hagan a los más ricos crear más negocios y empleos, es un error?

-La evidencia indica que eso no va a ocurrir. Hoy las empresas norteamericanas ya tienen muchísimos recursos y los bancos tienen un exceso de liquidez, es decir, no falta dinero para invertir. Lo que les faltan son buenos proyectos. Así que la mayoría de los observadores estiman que el impacto de esta rebaja va a estar en la demanda; pero como la mayoría de los nuevos ingresos va a parar a los más ricos, tampoco se espera que ellos gasten mucho. En realidad, el alza del crecimiento que se espera no viene de la rebaja tributaria, sino del aumento del déficit fiscal, el cual se va a originar en un mayor gasto en armas. El plan de hacer grandes gastos militares es lo que está generando las proyecciones de un aumento de crecimiento en torno al 0,3% del PIB.

-Si es cierto lo que sugiere el Fondo Monetario Internacional, que la concentración de la riqueza perjudica el crecimiento, una reforma como la de Trump, que da más dinero a los más ricos, ¿puede tener un efecto negativo sobre el crecimiento, lo contrario de lo que las personas esperan?

-Sí. La concentración de ingresos tiene tres efectos negativos sobre el crecimiento: un efecto más inmediato es que al concentrar ingresos en pocas manos, los muy ricos tienen una tendencia a consumir fuera de su país. Mientras el hombre de a pie gasta su dinero a nivel local, los ricos gastan muy poco en bienes nacionales. Sabemos, entonces, que la concentración tiene un efecto deprimente en la demanda por la producción nacional. El segundo efecto negativo es a largo plazo, en la formación de capital humano, porque en la medida en que hay distribución, más personas invierten en formarse mejor, en alimentarse mejor y todo eso hace que la productividad del país crezca más rápido. Por último, diría que cuando la concentración de la riqueza crece sin freno, el contrato social entre el capital y el trabajo, entre el empresario y la población, se quiebra y conduce a inestabilidad política y desengaño.

-En su experiencia, ¿qué medidas tributarias impulsan la inversión?

-Una buena idea es desgravar, con más rapidez, las inversiones que crean empleo. En vez de bajar el impuesto a las utilidades que quizás se invertirán (pero no lo sabemos), se puede premiar la inversión real y sobre todo la inversión que crea empleos. Otro factor que influye mucho en políticas de inversión es distinguir correctamente entre empresas grandes y pequeñas. Las transnacionales pueden evadir los impuestos con mucha facilidad, no necesitan más rebajas tributarias. Las pequeñas y medianas empresas tienen muchas más dificultades y sabemos que son las que crean el empleo. En ese sentido hay que tener claro que cuando los sistemas permiten la elusión y la evasión tributaria de las grandes corporaciones, no solamente perjudican a los pobres, sino a la empresa pequeña y mediana nacional que tiene que pagar todos los impuestos.

-Y si no es a través  de impuestos, ¿cómo se ayuda a que la economía se recupere?

-Lo que demandan los inversores es más certidumbre. Y eso es lo contrario de lo que ocurre hoy en Estados Unidos. Y la segunda cosa que hace falta es infraestructura. La capacidad productiva de la economía norteamericana está casi completamente ocupada y aunque Trump habla mucho del plan de infraestructura, no ha propuesto nada en serio en ese campo.

-¿A qué sector específico ayuda esta rebaja?

-La reforma tiene dos metas claras: beneficiar a las inmobiliarias, que es el gremio de Trump. Y a empresarios que lo apoyan. El segundo objetivo es el de beneficiar, si puede, a los empresarios en general y si es que es posible, a los pequeños empresarios. Pero obviamente no va a beneficiar a la gente de recursos modestos que son víctimas del desorden económico de los Estados Unidos y que son su base electoral. A ellos lo único que les puede dar Trump –y se los está dando en grandes cantidades– es alimento “cultural”, a través de cuestiones de religión, de nacionalismo y de raza. Esa estrategia es muy clara y no es la primera vez que gobiernos de este tipo juegan con los prejuicios y los miedos.

Impacto internacional

Valpy argumenta que la  agresiva reforma se ha sostenido en una idea falsa: que las empresas norteamericanas “pagan más impuestos que nadie”.

-Ese es uno de los lemas más importantes del gobierno de Trump, pero no es cierto. Primero, porque la tasa real que pagan las empresas depende, más que de la tasa misma, de cuántas excepciones tienen. ¡Y tienen muchísimas! Por otra parte, la carga que soportan en materia de seguro social es más baja que en cualquier otro país occidental.

Valpy advierte, además, que pese a que los efectos económicos no van a ser los esperados, el ejemplo de Estados Unidos puede tener un efecto político en Latinoamérica, pues animará a los que ideológicamente luchan siempre por menores impuestos, a que sus países imiten a Trump. El tema es importante para Chile, pues la reforma tributaria de Michelle Bachelet, que de acuerdo a al Banco Mundial se concentró en el 1% más rico, estuvo en el foco de las críticas de Sebastián Piñera, quien llegó a prometer que esta reforma sería uno de sus primeros cambios cuando llegara al gobierno.

Valpy dijo a CIPER: “La rebaja le va a dar más ánimos y más respaldo a quienes argumentan, en cada país,  que la tasa sobre los impuestos debe ser lo más baja posible. Y en ese sentido, creo que el efecto demostración, es decir el efecto político, va a ser más importante que el efecto económico”.

-¿La rebaja en Estados Unidos puede llevar a capitales norteamericanos invertidos en América Latina a regresar a su país?

-Los capitales que probablemente regresarán serán los que se encuentran en paraísos tributarios. Probablemente, Panamá se verá perjudicada. Pero como señal, la que da Estados Unidos es mala para la comunidad internacional, pues incita a competir por rebajas de impuestos. En ese sentido  me parece que se le puso poca atención a una importante noticia de la semana pasada: la carta que escribieron los ministros de finanzas de Inglaterra, Alemania, Francia, España e Italia, al secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Terner Mnuchin, criticando abiertamente al gobierno norteamericanos por su reforma fiscal. En mi experiencia, no recuerdo una carta como esa y demuestra la importancia del asunto. Los gobiernos europeos están muy enfadados. Buscaban una mayor cooperación internacional en cuestiones de impuestos y se había avanzado bastante en los últimos años en la cooperación entre gobiernos. Esto lo ha mandado al traste.

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