5 DE OCTUBRE, NACE EL JEFE DE LA REVOLUCIÓN CHILENA, MIGUEL ENRÍQUEZ
5 de Octubre de cualquier
año; y el Miguel espera en una esquina, fumando, como entre nervioso y sereno,
sonriendo de cuando en vez con esa sonrisa que puede abarcar el planeta...
A lo lejos divisa a la lumi y al dago, vienen desde lejos, algo traen entre manos, además de la ternura que los caracteriza... Miguel espera, pensando en que Luciano ya llegaría con el auto adecuado y con los "elementos materiales" del caso.
Luciano no cambia, piensa el Miguel, sigue viviendo su vida y la Revolución intensamente. Por el otro lado ve por la vecina orilla al Edgardo y al bautista y en ese preciso instante el Miguel aspira hondo su pucho y piensa: no me hacen caso, ellos no deben participar de esta acción, eso quedó claro después de la eterna reunión de preparación.
Estaban todos y todas extraños, por cierto, pensó que pensaba el Miguel. De pronto, frena un auto en seco, el Miguel suelta el cigarro y su mano derecha va a la sobaquera. Acto reflejo de tanto amar la vida y disponerla en pos de los más pobres y humillados de Chile.
El Luciano se baja cagao de la risa y le espeta: Miguel, hubieses visto tu rostro. Todos y todas sonríen, menos el Miguel, pues con el Luciano venía el vehículo repleto de Compañeros y Compañeras del CC y habían arribado lumi y el dago, quienes llegan con una gran torta de color rojo y negro con tres letras marcadas a fuego y para siempre...
Comienzan a cantar la canción obligada de los cumpleaños, el Miguel sonríe, enciende otro cigarrillo, ha nacido el jefe de la Revolución chilena. En medio de las risas, los abrazos, las palabrotas, el Miguel siente en su corazón que ha escogido el único camino posible y que no hay vuelta atrás.
Fraternalmente,
A lo lejos divisa a la lumi y al dago, vienen desde lejos, algo traen entre manos, además de la ternura que los caracteriza... Miguel espera, pensando en que Luciano ya llegaría con el auto adecuado y con los "elementos materiales" del caso.
Luciano no cambia, piensa el Miguel, sigue viviendo su vida y la Revolución intensamente. Por el otro lado ve por la vecina orilla al Edgardo y al bautista y en ese preciso instante el Miguel aspira hondo su pucho y piensa: no me hacen caso, ellos no deben participar de esta acción, eso quedó claro después de la eterna reunión de preparación.
Estaban todos y todas extraños, por cierto, pensó que pensaba el Miguel. De pronto, frena un auto en seco, el Miguel suelta el cigarro y su mano derecha va a la sobaquera. Acto reflejo de tanto amar la vida y disponerla en pos de los más pobres y humillados de Chile.
El Luciano se baja cagao de la risa y le espeta: Miguel, hubieses visto tu rostro. Todos y todas sonríen, menos el Miguel, pues con el Luciano venía el vehículo repleto de Compañeros y Compañeras del CC y habían arribado lumi y el dago, quienes llegan con una gran torta de color rojo y negro con tres letras marcadas a fuego y para siempre...
Comienzan a cantar la canción obligada de los cumpleaños, el Miguel sonríe, enciende otro cigarrillo, ha nacido el jefe de la Revolución chilena. En medio de las risas, los abrazos, las palabrotas, el Miguel siente en su corazón que ha escogido el único camino posible y que no hay vuelta atrás.
¡Pueblo, conciencia, fusil...!
¡Sólo la lucha y la unidad nos harán libres!
Fraternalmente,
Colectivo Acción Directa CAD -Chile
Octubre 5 de 2017
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